Juan Carlos Miranda Ponce
(Quito, Ecuador, 1975) Escritor, Artista escénico & Gastronómico.
Estudió Ciencias del Lenguaje y Literatura en la Universidad Central del Ecuador. Dramaturgia en el Teatro Experimental de Cali-Colombia con Enrique Buenaventura. Danza contemporánea en la Compañía Nacional de Danza. Poéticas de la Gastronomía con el maestro Terry Araujo. Participó con sus obras performáticas en espectáculos de Varieté en arte contemporáneo y gastronomía en varias ciudades de Venezuela, Colombia, Ecuador, Chile, Perú, Argentina, Nicaragua, Cuba. Premio Internacional de poesía Heraldo de Vallejo, otorgado por la Alcaldía de Santiago de Chuco y el Instituto nacional del libro y la lectura del Perú, 2002. Becario de la Fundación Pablo Neruda, Santiago de Chile, Valparaíso, Isla Negra.
Ha publicado Poemas del No-Mundo, Editorial Regina 1999, Quito Cosmología de la carne, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 2000. La letra con sangre entra, Ediciones Látigo, 1era edición 2005, Quito, 2da edición Editorial Big Sur Argentina 2009. Las cuatro estaciones del frío, Ediciones de la línea imaginaria, 2009. Quito Extraterritorios, MDE 2011, Quito Refractario en altamar editorial Big Sur, Argentina, 2011. Antología Seis poetas contemporáneos del Ecuador. La Habana-Cuba centro cultural Dulce María Loynaz MDC 2012. Refractario en altamar, Premio nacional de poesía para las artes MDC, 2012 Quito. Lumínica y otros delitos, Premio de poesía del Gobierno del consejo provincial de la provincia de Pichincha 2013. Parte de su libro Helio ha sido traducido al inglés, portugués, francés y alemán.
Refractario en Alta Mar
Arte de la Poesía
"Un poeta debe conocer diversas leyes implacables"
J.A. Valente
Borro tu rostro
eclosión de tinta adyacente
el navío no se hunde en la tempestad
rescato tu nombre
y el eco me responde el sagrario del silencio
quietud de marioneta
redibujo tu rostro
te presiento
autorretrato fallido.
Fernando Pessoa Nace Frente a la Opera de Lisboa
En el día más caluroso del tiempo
Tres lobos blancos en la sombra de lobo negro…
Quijote y el Otro Abismo
A Michelle
Conocí a una mujer
que deduce la geometría en los molinos de viento
en qué dirección viaja el fuego en su abrazo
espero en sus muslos una bandolina
mi armadura no se compara con el acero de Toledo
has cabalgado durante varias vidas
para llegar a sus ojos y no salir jamás de su ceguera
cuanto amo en ella la argamasa de la locura.
Carabelas en Yucatán
Desde el Palacio Azul se conspira
contra el devenir del tiempo
bajo la pirámide
el jaguar inserta sus colmillos
en la tabla bizárrica del universo
el joven navegante
soñó que desafiaba
a los dioses míticos
del océano
Columbus
es hora de zarpar
antes que los marineros
se embriaguen
hoy es un magnífico día
para descubrir
el veneno emplumado
de su sangre
bajo el cielo
del último sacrificio.
Síndrome de Coral
Cantador
derrotero de azafrán y roble
coronado
cinto del burdel
conviviste desde los doce años
en campamentos tribales
escueto
miras al arcano mayor
escondido en la guitarra
los niños juegan
villanos enmascarados
desde la torre de marfil
escucho tu zapateo
en el retablo salado
de la tempestad
poeta de acertijos
Camarón de la Isla
por qué tuviste temor al minotauro
muerto
en la arena
viñedo
aljibe.
El Péndulo de Redding
Viajabas dentro del anillo
lago de Constanza
hoy olvidaron tu nombre
mástiles
sumergidos
por el mercader de seda
incertidumbre
cicatrices devoran tu piel
agujero de péndulo
Oscar W. persuadido por su fantasma
remite rostros desde la cárcel de Redding
hoy llegaron tus cartas.
Música Iraní
Latitud de tranvías sobre el techo vertical del mundo
oquedad cobriza tus ojos ciegos
- háblame sobre el vacío de la piedra -
el vuelo cóncavo de las aves
cómo te sanaste de aquel recuerdo
turbia el agua debajo de tus pestañas
- háblame sobre la aritmética de Bach -
porqué no quieres escuchar el fluido de las olas
dentro del torrente de tu frente
el rey moro luego del festín
no tuvo piedad con el cuarteto de música iraní
/no hables
/concéntrate en la composición de la quimera.
Geiser
A Ulises
Habito la escritura de tu despojo
acorazado en el fondo de la tasa de café árabe
es abismo de tu laberinto
el paraíso se esconde
los ojos del tigre seducen
Mr. Dédalus se despide frente al espejo de la lluvia
hace un acercamiento de su antiestética
Aquiles su mejor enemigo
comprenderá lo suscitado
en el bosque de maple
se divisa un diminuto geiser
es el corazón de Mr. Dédalus
bailando en al disfrazada oscuridad.
Ángel
Levitaré en quietud
en la cima del monte de los Olivos
probaré
el madero cortante.
Poemas de Helio
Vibrátil
a Jacko Pastorius
Cuando la gravedad de la frecuencia sin sonido/ viaje en tus dedos/ la partitura de las ilusiones combustione el frío frenético en tu fiebre de licores y noches sin fin/ dibujarás sobre el viento la humedad salada/ el anhelo de cariciar los vestidos de la abuela/ el rocío en la seda de sus plantas/ su palabra en brizna de xilófono y canto/ el vuelo de teclas sobre tu mundo ardido/ casi desapareciendo en el lugar más aislado de los témpanos de hielo y sangre.
Estaré en tu frente como un pequeño arpón encendido/ soplando las llamas que danzan y retuercen el reflejo de un espejismo retráctil/ acústico.
Cuidaré de ti/ aguardarás que el día te domestique con sus ansias/ no habrá preguntas insomnes sobre el silencio/ acordes de la lluvia planeando el dédalo de tu cielo/ no gritarás tu nombre sin nombre.
Levantaré tu costado para que la música se impregne en cuerpo y estallido/ sinfonía dando oxígeno y músculos a un pulso amenazado por una enfermedad sin rostro.
Cuando la gravedad de los signos de forma y policromía a tus dedos/ lograrás conversar con la piel del árbol/ sanará los huesos rotos/ nuevamente tu ojo de cíclope cantará la lágrima encendida.
Las olas
Poética en danza aerodinámica
a Virginia W.
Tres escenas fragmentadas
1. El Faro
2. Naufragio Escarlata
3. Iridiscente
El faro
Un arco de fuego ardía en el borde del horizonte, y a su alrededor el mar lanzaba llamas doradas…
Desde la arena, el cuerpo de Rhoda, gime y contorsiona lenta su acústica oquedad. Descansa. Escucha los veleros de otras islas. La música es el paradigma del océano en penumbras.
Toda su piel está imantada al solar, repta, gesticula, arrastra cabeza, piernas, manos. Sufre de ceguera, busca el faro de la incertidumbre en una danza equívoca de provocada intemperie.
El destiempo emerge en el espiral cósmico del caracol. Abre y cierra los ojos. Buscará la salida a otro oleaje de espinadas efervescencias, flota su cuerpo al borde de la playa, donde está el faro de la otra danza?
Naufragio Escarlata
El choque de las olas al romper llegaba a sordos golpes, como maderos al caer sobre la playa…
El cuerpo de Bernard, emerge desde la profundidad del silencioso grito, salta para tocar el astro herido del túnel zigzagueante. Todo es vértigo y velocidad sincronizada, sus brazos, hélices de otra maquinaria, donde la danza provoca una extraña máscara sin gesto.
Diagonales dentro de un cuadrante onírico, la marea violenta es el cuerpo, la sal de la partitura combustiona los enjambres de saltos y caídas repitiéndose una y otra vez, como fotogramas ilustrando el fin de los días
El cuerpo del naufragio es el pájaro escarlata que no cesa de anhelar el arrecife de la música.
Iridiscente
Rodeado de un círculo dorado, el espejo mantenía la escena inmóvil, como si en su ojo fuera eterna…
La máquina de escribir es un cuerpo destruido por el cuerpo lumínico de Neville, las páginas recrean el autorretrato de la luz equidistante. El mar perfora la sombra de las letras, detrás del escenario sin dimensiones habita una mujer giganta como la ola de la danza invernal.
Ecos diluidos en el vacío de la música. Fosforescente líquido el aguaje profundo de la osamenta que baila en el destierro de luz y sombra, qué es el mar. Quién es el naufragio. Cómo se puede bailar bajo el agua oscura del desierto.
Tridente lastima la superficie dorada de la ola. Soy la ola que inunda la esfera.
Te espero desde el humo de tu cigarro enloquecido.
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