Fabrício Marques
Mahuaçu – Brasil, 1965.
Poeta, periodista y docente de teoría literaria. Ha sido director y miembro del consejo editorial del Suplemento Literário de Minas Gerais entre 2009 y 2012.
Ha publicado en poesía: Marquises (‘Marqueses’, 1992), Samplers (2000), Meu pequeno fim (‘Mi pequeño fin’, 2002) y A fera incompletude (‘La fiera incompleta’, 2011); y en ensayo: Aço em flor: a poesia de Paulo Leminski (‘Acero en flor: la poesía de Paulo Leminski’,2001) y Dez conversas (entrevistas com poetas contemporáneos) (‘Diez conversaciones. Entrevistas con poeta contemporáneos’,2004), y en literatura infantil: O pequeño livro dos recordes (2013) y O zoológico da Sofia (2013).
Además, organizó para la Universidad Federal de Minas Gerais los libros Sebastião Nunes (2008) y Papel pasado. Antología poética de Libério Neves (2013).
Todos los poemas aquí consignados han sido traducidos
al español por Renato Sandoval.
Cómo mueren ellos
Por alguna extraña razón, la expresión “muerte de un poeta”
siempre suena más concreta que “vida de un poeta”. Tal vez porque
tanto “vida” como “poeta” sean palabras casi sinónimas por tan
positivamente vagas. De otro lado, “muerte” -incluso en tanto palabraes
casi tan definida como la propia producción del poeta, o sea, el
poema, cuyo rasgo principal es el postrer verso. La obra de arte, consista
en lo que consista, discurre siempre hacia el final, que define su forma
y le niega la resurrección. Después del verso final de un poema ya no
sucede nada, solo la crítica literaria. Así, siempre que leemos a un
poeta, participamos de su muerte, o de la muerte de su obra.
Joseph Brodsky, a propósito de Mandelstam
Al final de la Segunda Guerra
Vicente Huidobro entró con las tropas aliadas a Berlín.
Años después, a consecuencia de sus heridas de guerra,
sufre un derrame cerebral y muere.
De acuerdo a sus deseos es enterrado en una colina
frente al mar.
Su hija escribe en el epitafio:
“Aquí yace el poeta Vicente Huidobro.
Abrid esta tumba.
-Al fondo se ve el mar.”
*
Rilke un día cogió rosas
para una joven egipcia
y se hirió la mano
por accidente
con una espina.
La herida agravó la leucemia que venía sufriendo.
Al final de la agonía
no quiso más sedantes.
Él mismo dejó escrito el epitafio:
“Oh Rosa, pura contradicción…”
*
El sacerdote Gerard Manley Hopkins
quemó un día toda su producción poética.
Siete años después rompió sus votos de renuncia a la poesía.
No resistió al tifus.
y dijo sus últimas palabras:
“Soy feliz. Soy tan feliz.”
*
Problemas cardíacos se llevaron a Marianne Moore,
la de los ojos azules.
Ezra Pound encomendó una misa en su memoria
durante la que pudo leer los versos de What are years:
“Eso es mortalidad,
eso es eternidad.”
*
Para Dylan Thomas la poesía era
aquello que lo hace reír, llorar o aullar,
aquello que arruga las uñas de su pie,
lo que lo lleva a desear eso,
o aquello,
o nada.
Él desembarcó en Nueva York.
Al subir al ómnibus que lo llevaría al aeropuerto,
dirige su pulgar hacia abajo como para decir que las cosas no
van bien.
Días después, un colapso.
El poeta se desmaya y es llevado a su casa.
Al día siguiente, despierta y dice que tiene que salir para tomarse
un trago.
Media hora después vuelve y
dice: “Acabo de toma 18 whiskies puros; creo que un récord.”
Una mañana entra en coma.
*
Ezra Pound
primero fue acusado de traición por el tribunal del distrito de
Columbia.
Se entregó en Génova a militares norteamericanos.
Estuvo seis meses preso en una jaula para animales.
Después fue considerado legalmente insano
y estuvo doce años internado.
Liberado, va a Italia,
rumbo a ángeles sombríos e inquisidores.
En su lápida solo está escrito:
“Ezra Pound”
*
El comerciante Cesário Verde,
ya profundamente debilitado,
sin ánimo escribe a un amigo:
“¿Me curo? Sí, tal vez. ¿Pero cómo quedo yo?
Una piltrafa, un remedo, un canasto roto,
me entra la lluvia, me entra el viento en el cuerpo destartalado.”
Tiempo después, su hermano, en la cabecera de la cama, le pregunta:
“¿Quieres alguna cosa?”
“No quiero nada. Déjame dormir.”
Y esas son las últimas palabras del hombre de negocios.
*
Esenin
se ahorcó
luego de haberse cortado las venas
y de escribir con su propia sangre:
“Si morir en esta vida no es nuevo,
tampoco hay novedad en estar vivo.”
*
Marina Tsvietaieva
también se mató.
Sepultada en una fosa común,
en un lugar desconocido.
*
Hart Crane
amó los aires del Caribe
y los mares de cualquier calibre.
En un viaje de barco
regresando de México a Nueva York,
después de bebérselo todo,
desde la cubierta
se tiró al mar.
*
Emily Dickinson insistía en la soledad.
Raramente salía de casa
y vivió veinte años como ermitaña.
De ella solo existe una fotografía, tomada a los 17 años, con un
vestido negro.
No conversaba con extraños.
Sufrió algunas crisis nerviosas.
Una asistente a su funeral
escribió en su diario:
“Una paz imperturbable en la hermosa frente.”
*
Joseph Brodsky
recibió una pena de cinco años de prisión por parasitismo social.
Compró una Lettera 22 portátil para empezar a escribir en inglés,
y así estar más próximo a Wystan Hugh Auden.
Un ataque al corazón en su departamento de Brooklyn.
*
Edward Eastlin Cummings
fue voluntario en Francia en la Primera Guerra.
Preso, estuvo tres meses
detenido e incomunicado
en un campo de concentración.
Un ataque al corazón, en Madson,
yentoncessefueparasiempre
*
Jubilado del Departamento de Regadío,
a Konstantinos Kavafis
se le diagnosticó un cáncer a la garganta.
A causa de una traqueotomía perdió la voz,
a partir de lo cual empezó a comunicarse por billetes
escritos.
Su salud se agravó.
Al cabo de una larga agonía, murió el día en que cumplía
70 años.
Lo recordaban con un sombrero de paja fumando con una larga
boquilla.
*
René Char escribió cierto día:
“La poesía me robará la muerte.”
*
Con el rostro surcado de arrugas
a causa del exceso de
alcohol, bencedrina y sol,
Wystan Hugh Auden
fue a Viena a leer poemas en una velada.
Después, se recogió a un hotel, donde murió.
*
Paul Celan
fue enviado a un campo de trabajos forzados
en la Segunda Guerra.
Tenía tendencias autodestructivas,
manías de persecución
y ataques de amnesia.
Cierto día escribió:
“Vivimos bajos cielos sombríos y…
son pocas las personas.
Es por eso que
existen
tan pocos poemas.”
Se arrojó al Sena.
*
Rimbaud
abre un almacén en Harare
y le escribe a la madre:
“Ahora no estoy bien de salud.
La pierna derecha, al menos,
está atacada de várices que
me hacen sufrir bastante.”
Le pide a la madre que
compre medias elásticas
para várices
(las de seda son las mejores)
Durante doce días
16 porteadores se turnan cargando
a Rimbaud
en una litera
a través de 300 kilómetros de desierto.
Envía un telegrama a su madre:
“Van a amputarme la pierna.
Peligro de muerte.
Negocios importantes
por resolver.”
En la iglesia vacía,
delante del féretro
con el cuerpo mutilado de Rimbaud,
solo
la madre
y la hermana.
*
Después del almuerzo,
César Vallejo se acuesta
para “descansar unos instantes”,
pero ya no se levanta.
Los médicos no logran
diagnosticar la enfermedad
que lo consume.
Llama a su mujer y le dice:
“Cualquiera que sea la causa
que tenga que defender
ante Dios,
más allá de la muerte,
sé que tengo un defensor:
Dios.”
Prolongada agonía.
*
Lector de la emperatriz Augusta de Alemania, en Berlín,
Jules Laforgue cae en cama
víctima de la tuberculosis.
Vive en apuros económicos.
Toma opio para soportar
la infección pulmonar.
Nueve personas acompañan
sus restos mortales:
entre ellos,
su esposa,
su hermano
y cinco poetas.
*
Charles Baudelaire
tiene salud frágil
y dificultades materiales.
Acreedores y oficiales de justicia
le siguen siempre la pista.
Sin dinero
para pagar el hotel donde vivía,
sin dinero
para cortarse el pelo,
visita la iglesia de Saint-Loup,
se tambalea y cae.
Arde en fiebre.
El médico diagnostica
hemiplejia,
lo que causa
afasia y agrafia.
Prolongada agonía clarividente.
*
Voluntario y enfermero independiente,
Walt Whitman
visita y se ocupa
de miles de soldados
heridos en los campos de batalla
de la Guerra Civil.
Después, hace su testamento,
compra un lote en el cementerio y
construye un pequeño mausoleo.
El médico diagnostica neumonía.
Sábado de garúa.
Autopsia de muerte:
neumonía,
tuberculosis,
nefritis,
esteatosis hepática,
piedra en el riñón,
quiste adrenal,
abscesos tuberculares
y paquimeningitis.
Algunas de estas enfermedades
probablemente fueron
contraídas durante
el contacto con soldados.
Cierto día escribió:
“Me entrego a la tierra para crecer de la hierba que amo;
si me quisieras de nuevo, búscame bajo la suela de tus botas.”
*
Por diferentes caminos
todos ellos persiguieron
la gran palabra nueva.
-Mañana luminosa deshuesada sin ruido.
Ahora nos dormimos
y en nuestros sueños ellos corren
desconociendo fronteras
bajo un sol difícil.
Como eles morrem
Por alguma estranha razão, a expressão ‘morte de um poeta’
sempre soa mais concreta do que ‘vida de um poeta’. Talvez porque
tanto ‘vida’ como ‘poeta’ sejam palavras quase sinônimas, de tão
positivamente vagas. Por outro lado, ‘morte’ –mesmo enquanto
palavra- é quase tão definida quanto a própria produção do poeta,
ou seja, o poema, cujo traço principal é o derradeiro verso. A obra de
arte, consista no que consistir, corre sempre para o final, que define
a sua forma e lhe nega a ressurreição. Depois do verso final de um
poema não vem mais nada, só a crítica literária. Assim, sempre que
lemos um poeta, participamos de sua morte, ou da morte de sua obra.
Joseph Brodsky, a respeito de Mandelstam
No final da Segunda Guerra
Vicente Huidobro entrou com as tropas aliadas em Berlim
Anos depois, em conseqüência de suas feridas de guerra
sofreu um derrame cerebral e morre
De acordo com seus desejos é enterrado numa colina bem
diante do mar
Sua filha escreve no epitáfio:
“Aqui jaz o poeta Vicente Huidobro
Aberta a tumba
-ao fundo dela se vê o mar”
*
Rilke um dia foi colher rosas
Para uma jovem egípcia
E feriu-se na mão
Por acidente
Com espinhos
O ferimento agravou a leucemia de que sofria há tempos
Ao fim de dolorosa agonia
Não quis sedativos
Ele mesmo deixou escrito o epitáfio:
“Rosa, ó pura contradição...”
*
O sacerdote Gerard Manley Hopkins
Um dia queimou toda a sua produção poética
Sete anos depois quebrou o voto de renúncia à poesia
Não resistiu ao tifo
E disse suas últimas palavras
“Sou feliz. Sou tão feliz”
*
Problemas cardíacos levaram Marianne Moore,
A de olhos azuis
Ezra Pound encomendou uma missa em sua memória
Durante o qual pôde ler os versos de What are years:
“Isso é mortalidade,
Isso é eternidade.”
*
Para Dylan Thomas a poesia era
aquilo que o faz rir, chorar ou uivar,
aquilo que arrepia as unhas do seu dedo do pé,
o que o leva a desejar fazer isso,
ou aquilo,
ou nada.
Ele desembarcou em Nova York
Ao subir no ônibus que o levaria ao aeroporto,
faz com o polegar para baixo o sinal de que as coisas não
vão bem.
Dias depois, um colapso.
O poeta desmaia e é levado para casa
No outro dia, ele acorda e diz que precisa sair para tomar um
drinque.
Meia hora depois volta e
diz: “acabo de tomar 18 uísques puros; acho que é recorde”.
Numa manhã entra em coma
*
Ezra Pound
Primeiro foi acusado de traição pelo tribunal do distrito de
Columbia
Entregou-se em Gênova a militares norte-americanos.
Ficou seis meses preso em uma jaula para animais
Depois foi considerado legalmente insano
E ficou 12 anos internado
Liberto, vai para a Itália
Rumo a anjos sombrios e inquisidores
Em sua lápide apenas escrito
“Ezra Pound”
*
O comerciante Cesário Verde
já profundamente debilitado,
sem ânimo escreve a um amigo:
“curo-me? Sim, talvez. Mas como ficou eu?
Um cangalho, um canastrão, um grande cesto roto,
entra-me a chuva, entra-me o vento no corpo escangalhado.”
Tempos depois, seu irmão está à cabeceira do leito e pergunta:
“queres alguma coisa?”.
“Não quero nada. Deixa-me dormir”,
e essas são as últimas palavras do homem de negócios.
*
Iessiênin
enforcou-se
depois de ter cortado os pulsos
E escrito com o próprio sangue:
“se morrer nesta vida não é novo,
Tampouco há novidade em estar vivo”
*
Marina Tzvietáieva
Também se matou
Sepultada em túmulo comum
Em local desconhecido
*
Hart Crane
Amou os ares do caribe
E os mares de qualquer calibre
Em uma viagem de navio
Voltando do México para New York
Depois de tomar todas
Pulando do convés
Atirou-se ao mar
*
Emily Dickinson insistia na solidão
Raramente saía de casa,
E viveu 25 anos como ermitã
Dela só existe uma única fotografia, feita aos 17 anos, num
vestido preto
Não conversava com estranhos
Sofreu algumas crises nervosas
Uma visitante de seu funeral
Anotou em diário:
“uma paz imperturbável na bela fronte”
*
Joseph Brodsky
Recebeu uma pena de cinco anos de prisão por parasitismo social
Comprou uma Lettera 22 portátil para passar a escrever em inglês,
E assim ficar mais próximo de Wystan Hugh Auden
Um ataque de coração, em seu apartamento no Brooklyn
*
Edward Eastlin Cummings
Foi voluntário na França na Primeira Guerra
Preso, ficou três meses
detido e incomunicável
em um campo de concentração
Um ataque de coração, em Madson
elásefoijamaisprasempre
*
Aposentado do Departamento de Irrigação,
Konstantinos Kaváfis
Teve diagnosticado um câncer na garganta
Por conta de uma traqueostomia perdeu a voz,
passando daí por diante a comunicar-se por meio de bilhetes
escritos
Sua saúde agravou-se.
Ao cabo de longa agonia, morreu no dia em que completava
70 anos.
Recordavam-no de chapéu de palha fumando uma longa
piteira
*
René Char escreveu certo dia:
“a poesia me roubará a morte”
*
Com o rosto sulcado de rugas
por conta do excesso de
álcool, Benzedrina e sol,
Wystan Hugh Auden
Foi a Viena ler poemas numa noitada.
Depois, recolheu-se a um hotel, onde morreu.
*
Paul Celan
Foi enviado a um campo de trabalhos forçados
Na Segunda Guerra
Tinha tendências autodestrutivas,
Mania de perseguição
E surtos de amnésia.
Certo dia escreveu:
“Vivemos sob céus sombrios, e...
são poucas as pessoas.
É por isso que
existem
tão poucos poemas.”
Jogou-se no Sena
*
Rimbaud
Abre um entreposto em Harar
E escreve para a mãe:
“Agora não ando bem de saúde.
A perna direita, pelo menos,
está atacada de varizes que
me fazem sofrer bastante.”
Pede à mãe que
compre meia elástica
para varizes
(as de seda são as melhores)
Durante 12 dias
16 carregadores se revezam carregando
Rimbaud
em uma liteira
por 300 quilômetros do deserto
Envia um telegrama para a mãe:
“vão amputar-me a perna.
Perigo de morte.
Negócios importantes
a resolver”
na igreja vazia,
diante do caixão
com o corpo mutilado de Rimbaud
apenas
a mãe
e a irmã
*
Após o almoço,
Cesar Vallejo se deita,
para “descansar uns instantes”,
mas não se levanta mais.
Médicos não conseguem
diagnosticar a doença
que o consome
chama a mulher e dita:
“Qualquer que seja a causa
que tenha a defender
diante de Deus,
mais além da morte,
sei que tenho um
defensor”
demorada agonia
*
Leitor da imperatriz Augusta da Alemanha, em Berlim
Jules Laforgue cai de cama,
vítima de tuberculose.
Vive em apuros financeiros.
Toma ópio para suportar
a infecção pulmonar.
Nove pessoas acompanham
seus restos mortais:
dentre eles,
sua esposa
seu irmão
e cinco poetas
*
Charles Baudelaire
Tem saúde frágil
E dificuldades materiais
Credores e oficiais de justiça
vivem em seu encalço
sem dinheiro
para pagar o hotel onde morava
sem dinheiro
para cortar o cabelo
visita a igreja de Saint-Loup
cambaleia e cai
arde em febre
médico diagnostica
hemiplegia,
o que causa
afasia e agrafia
Demorada agonia clarividente
*
Voluntário e enfermeiro independente,
Walt Whitman
visita e toma conta
de milhares de soldados
feridos nos campos de batalha
da Guerra Civil
Depois, faz seu testamento,
compra um terreno no cemitério e
constrói um pequeno mausoléu,
Médico diagnostica pneumonia
Sábado de chuva fina
Autópsia de morte:
pneumonia,
tuberculose,
nefrite,
esteatose hepática,
pedra no rim,
cisto adrenal,
abscessos tuberculares
e paquimeningite.
Algumas dessas doenças
provavelmente foram
contraídas durante
contato com soldados
Certo dia escreveu:
“me entrego à terra pra crescer da relva que amo,
se me quiser de novo me procure sob a sola de suas botas”
*
Por diferentes caminhos
Todos eles perseguiram
A grande palavra nova
- Manhã luminosa desossada sem ruído
Agora nós dormimos
E em nossos sonhos eles correm
Desconhecendo fronteiras
Sob um sol difícil
Caminata
A Paulinho Assunção
Soy un hombre sin retrovisor.
Camino todos los días
temprano en la mañana por las calles de la ciudad.
Personas personas personas
suben y bajan, me atraviesan.
Soy un hombre fuera de la cebra.
Caminar, paraíso portátil sujeto a multas.
En cada expedición diaria
acumulo accidentes y algunos desastres.
Soy un hombre sin manijas.
Cruzando los semáforos del planeta.
Córdoba, Cádiz, Arpoador, Belvedere.
Qué mundo este
indiferente al espectáculo
de alguien caminando
sin saber a dónde va.
Me encuentro perdido.
Me equivoqué de calle, de mí.
Perdido, me encuentro.
Voy lluvia fina
voy día claro.
Apuro mis pasos,
voy no paro.
Pero qué mundo este.
Un día hasta me confunden
con un automóvil.
Caminhada
A Paulinho Assunção
Sou um homem sem retrovisor.
Ando todos os dias
logo de manhã, nas ruas da cidade.
Pessoas pessoas pessoas
descem e sobem, me atravessam
Sou um homem fora da faixa
Andar, paraíso portátil sujeito a multas.
Em cada expedição diária
acumulo acidentes e alguns desastres
Sou um homem sem maçaneta
Cruzando os semáforos do planeta
Córdoba, Cádiz, Arpoador, Belvedere
Que mundo esse
indiferente ao espetáculo
de alguém a caminhar
sem saber pra onde vai.
Encontro-me perdido.
Errei de rua, errei de mim.
Perdido, encontro-me.
Vou chuva fina,
vou dia claro.
Apuro meus passos,
vou não paro.
Que mundo esse
Um dia ainda me confundem
com um automóvel
En la estación
Dos o tres de nosotros, en el silencio
del desasosiego, ávidos y primeros,
se embarcaron, silbidos largos, silbidos breves
-el interlunio listo para llegar al finacomodados
en asientos contiguos.
Dijo el más viejo:
“Este viaje no lleva a ninguna parte,
pero no puede parar.”
Aun no teniéndolos, veía antílopes en la planicie,
sueltos, aéreos, levitantes,
fuera del alcance de la memoria.
Por un hilo de sueño el más joven
escondía su tesoro en la ensenada,
entre una ola y la otra.
Hasta que un movimiento brusco los traslada al carril
junto al tren, en dirección al camino más largo,
corazón emplumado, impropio con el escarnio
esparcido en el aire, en principio opaco, que aún pueden
–el más viejo y el más joven–
respirar.
Na estação
Dois ou três de nós, na calada
do desassossego, ávidos e primeiros,
embarcaram, silvos longos, silvos breves
–o interlúnio prestes a chegar ao fim–
acomodados em poltronas próximas
Disse o mais velho:
“esta viagem não leva a parte alguma,
mas não pode parar”
Mesmo não os tendo, via antílopes na planície,
soltos, aéreos, levitantes,
fora do alcance da memória
Por um fiapo de sonho o mais novo
escondia seu tesouro na enseada,
entre uma onda e outra
Até que um movimento brusco recoloca-os nos trilhos
junto com o trem, em direção ao caminho mais longo
coração em plumas, impróprio ao ludíbrio
espalhado no ar, em princípio opaco, que ainda podem
–o mais velho e o mais novo–
respirar
Pasar a pájaro
Pasar a pájaro
de ave a ave,
con avidez
de pasos rápidos,
propicio a aventuras
en vías
aviesas
longilíneas,
de tarde en tarde,
aeroviarias
pájaro
listo para cantar
en clave de sol
con entradas suaves
de velocidades
varias
ve lejos
ve libre
ve veloz
pájaro que cambia de aire
como quien cambia de párrafo
rasca el cielo
veloz que incendia
pájaro en la vena
Passar a pássaro
Passar a pássaro,
de ave a ave,
com avidez
de passos rápidos,
propício a aventuras
em vias
avessas
longilíneas,
de longe em longe,
aeroviárias
pássaro
prestes a cantar
em clave de sol
em prestações suaves
de velocidades
várias
vai além
vai ao léu
vai veloz
Pássaro que muda de ar
como quem muda de parágrafo
arranha o céu
veloz que incendeia,
pássaro na veia
.
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