martes, 4 de octubre de 2016

BEÑAT ARGINZONIZ [19.200]


BEÑAT ARGINZONIZ

Beñat Arginzoniz (Bilbao, 1973), estudió psicología y psicoanálisis, y es desde hace diez años librero de profesión. Sus libros, desarrollados en un intenso lenguaje poético, son siempre una mezcla de géneros, entre sus últimos títulos publicados están: Manifiesto poético y otros escritos (2008), Reflejos de Andalucía (2011), Jai Alai (2012), Pasión y muerte de Iosu Expósito (2012), Un mundo para Marina (2014), La herida iluminada (2015), El libro de los espantos (2016), este último ilustrado por Pablo Gallo y Oscuro animal celeste (2016).


"Beñat es el último poeta, el poeta donde ya no quedan poetas", diría Leopoldo Mª Panero en el prólogo a Las voces de la nada, (2002).


EL GALLO DE ORO INCORPORA A SU CATÁLOGO DOS OBRAS DE BEÑAT ARGINZONIZ

07 Julio 2016

Los dos últimos títulos editados por El Gallo de Oro Ediciones están firmados por el autor bilbaíno Beñat Arginzoniz. 

El primero, El libro de los espantos, no es sólo un diálogo entre la imagen y el texto, sino un diálogo con el lector. En cada una de sus páginas se le enfrenta a lo terrible y a lo irremediable, como si se mirara por fin en el último espejo. Allí donde lo imposible se abre paso y la vida nos muestra su verdadero rostro, según se puede leer en la sinopsis de la obra.

El ilustrador Pablo Gallo pone imágenes a los textos de Arginzoniz: el resultado es un libro singular, un ejercicio donde el horror y la belleza se confunden en forma de juego macabro. "46 dibujos espantosos míos junto a 46 textos espantosos suyos", dice Gallo en su blog.

El segundo, Oscuro animal celeste, es la nueva entrega poética de Beñat Arginzoniz tras 14 años. Este poemario largamente fraguado está prologado por José Fernández de la Sota. He aquí un fragmento: "La poesía es una flor extraña. La que contienen estos versos oscuros y brillantes de Beñat Arginzoniz pertenece también a esa extraña botánica de flores raras. Oscuro animal celeste parece un libro escrito más allá o más acá de la vigilia. De ahí su naturaleza excéntrica, porque la poesía —como nos recordaba el propio autor en su ensayo La herida iluminada—, no se escribe en un estado normal de vigilia, sino que es necesario estar más dormido o más despierto. El resultado, entonces, emparenta con los ricos universos simbólicos de poetas como García Lorca o Antonio Gamoneda". 

El Gallo de Oro inició su andadura hace poco más de tres años editando solo poesía, pero su catálogo también informa sobre las apuestas realizadas en el campo de la narrativa y del ensayo. 



EN EL PUENTE DEL ALAMILLO

Cuando pasabas el aire
se rizaba de alegría
y el agua se estaba quieta
por ver si te reflejaba.
Por ver tu cara divina
Reina de Andalucía
hasta el balcón de las nubes
las estrellas se acercaban.
Cruzaste el puente llorando
y el río se desbordaba.
Cruzaste como un lucero,
la noche se iluminaba.
Las flores hablaban solas
temblando en la maravilla.
Y los peces asomaban
sus grandes ojos ahumados
para robar tus suspiros
con sus espejos de plata.
Por ver tu cara divina
puso el cielo un diamante
de luz sobre tu mejilla.
Cruzaste el puente soñando
mientras el mar se dormía.
Cruzaste el puente llorando
Reina de Andalucía
y el amor era un velero
con perfiles de agonía




[los ojos de la escalera (algunos poemas) - Beñat Arginzoniz]

Estuve vivo, ya lo sé, pero ahora
déjame olvidar,
                      porque estoy muerto
y qué silencio: no hay
hombres aquí, ni sol, y somos
los muertos como enfermos. Pero es mejor
este hospital con flores que caen
y se deshacen, es mejor
el cementerio a este suplicio
que la luna repite en otros ojos:
              esa existencia
que se arrastra y sufre
suplicando innoble desde el fondo; y no quisiera
saber otra vez más de los labios
que en la tumba aún me hablan y son
nuevo frío, son despertar, porque estuve
vivo, ya lo sé, pero ahora
déjame olvidar.

  
  
  
Desde el infierno de la dicha llega hasta mí 
el cadáver de tu risa, 
y es como si todo fuera 
una interminable secuencia de pies y cigarrillos, 
un cine desesperado con máscaras de olvido 
y rótulos de neón: 
                           no había 
nadie en aquel cuerpo, estaba 
vacía la calle, dije, cuando supe 
en aquel demasiado donde brilla lo inefable 
que yo también era un muerto y esperaba como Ellos 
la paga del soldado, la última caridad 
de tu Yo-imposible, cuando caída 
una vez más mi mano y rotas 
todas las personas malolientes del verbo, supe 
que sólo era posible tu desprecio, esa ofrenda 
de amor, esa plegaria 
donde acoger la muerte y la limosna de oro falso 
escupida por los labios del presente. 
  
  
  
  
UN ASESINO EN LAS CALLES (versión)

Así mataba yo. 
Así mataba un hombre sin cabeza 
viviendo a costa del asesinato. 
Así mataba yo cuando vosotros erais 
intérvalos en mi agenda y una fecha 
en mis ojos de asesino: 
  descarga 
de vez en vez sobre las torpes figuras 
que avanzan por la calle 
oscuramente aferradas a un sentido que no hay. 
Así goza un cuerpo 
viviendo sin esfuerzo a costa de otros cuerpos, 
y matando bajo el cielo entero, 
             rezando 
para saber al fin de tu susurro, para 
saber al fin de tu sollozo 
y que la sangre nos absuelva del pecado de la vida. 
  
  
  
  
Tú has llegado hoy a ese lugar 
que es algo así como una representación fantástica 
o el misterio inaprehensible de una vida 
donde se mueven ingenuos los hombres 
confusos acerca de sí mismos, 
            o bien 
simplemente grotescos, feroces como un resucitado 
que no acabara nunca de despertar. 
                    Pero has llegado 
y a pesar de todo esres:- en los pliegues, 
en los espasmos de nadie inconfesables, 
                           y callas 
la vergüenza secreta de tu alma. 
Otorgando a ese cielo de desprecio, a esa órbita vacía 
por completo de tu imagen, una tras otra 
las palabras indecibles de una infancia desenfrenada 
que hoy vuelven como embalaje extraño, las horas 
perdidas como en haro que ya en humo se disuelven, 
                                          porque es verdad, 
es verdad que ha llovido, 
es verdad que no ha cesado desde entonces, desde el día 
en que alguien sin saber ya cómo y aun perdiendo su vida hizo 
de tu gesto una promesa, 
      y desde entonces 
recorres frenéticamente el camino de Nadie, porque quién, 
quién sabe si no es cierto, si aquello no era, 
si no fue lo Otro: 
                         la despedida, la barraca alejándose todavía 
bajo la inmensa lluvia, bajo la lluvia, bajo la lluvia entera, 
y en la cuneta extraviada 
      La Obra, 
de nombre, quizá Melancolía. 








Del libro Pasión y muerte de Iosu Expósito, Ediciones El Gallo de Oro, Bilbao 2014.
Ilustración de Florentino Aramburu Eguizabal, Detritus



21

No importa con qué medios, no importa con qué fines, los niños son corrompidos. Los niños han crecido y envejecido viviendo en el engaño. Yo noté sus cuerpos pútridos y me pregunté si acabaría igual. Traga saliva y escupe, en esta vida tendrás lo que te mereces.Los pacifistas nos dan pena. Eskorbuto somos realistas y violentos cuando hay que serlo, porque violencia es todo. Hace falta violencia. Cada día estoy más seguro. Eskorbuto es un personaje al que nosotros damos vida, pero cuando uno de nosotros deje de estar vivo Eskorbuto dejará de existir. Eskorbuto ya no tiene amigos, ni en Bilbao ni en Santurce ni en ningún sitio, ningún amigo. Conocidos sí, tramposos, mentirosos… esperan de nosotros que les demos el cielo, pero ¿de qué vais? Nosotros somos gente como todo el mundo. La muerte siempre ha bullido en nuestras cabezas. Es como un presagio, creo que pronto vamos a acabar con nuestras vidas. Nos hemos dado cuenta y no nos sirve el haber vivido. Hay algo que algunos llaman destino, el ayer, el hoy, el mañana, parecen escritos. Algunos lo llaman casualidad, nosotros lo llamamos tragedia. Vamos creciendo y nos van limitando, acaban con todo lo que has soñado, y eres lo que te queda. La realidad es una broma, una broma de Satán seguramente. Joder, la muerte es terrible. Antes no estaba tan asustado con respecto a la muerte, ahora le tengo miedo. Quisiera saber cosas sobrenaturales o algo así, tener una esperanza. Yo no siento odio, yo no siento amor, no siento nada. Ya no soy ni la sombra de lo que era. Las cosas se han complicado, quizá por pensar más de la cuenta, por pensar demasiado. Pero soy como un niño, tengo rabietas pero no tengo maldad. Me molestan las cosas pero yo no odio. Yo mismo me he complicado la vida y ahora me siento tan enfermo, tan mal…, y ahora que quiero curarme ya no puedo hacerlo, ya no hay posibilidades. Este es un mundo enfermo pero hay que aportar algo, no aportes la maldad de dejarlo peor. Déjalo un poco mejor, aunque tú no lo vivas. Hay que seguir con la moral alta aunque nosotros estamos ya contagiados, y aún hay quien dice que nos lo merecemos, pero los chavalillos todavía no. Estamos acabados pero en su día pudimos hacer algo, siempre esperé morirme antes de hacerme viejo, pero luego llega la muerte y déjate, la muerte es algo muy real.


31

Yo nací un buen día en la margen izquierda del Nervión. Antes aquí en Santurce se podía vivir, estaba el pico del Serantes, había árboles y ahora sólo hay hierba seca. Al puerto bajábamos por las rocas a bañarnos, ahora no se puede acceder ni a la orilla, lo han destrozado todo. Me gustaba el deporte, el fútbol, también estuve remando en las traineras del pueblo, subíamos al monte, se podía vivir. Pensaba que las cosas podían ser mejores, lo creía de verdad. Tenía muchas ilusiones, pocas esperanzas pero muchas ilusiones. Pero luego la heroína está al alcance de la mano, en cualquier esquina tienes un camello. Creíamos que todo sería diferente. Al principio estuvo bien, pero yo personalmente no aconsejaría que se metieran, de verdad, no aconsejaría. No hay futuro para ti ni futuro para mí en este mundo. Y en la música quizás sí hicimos algos, nosotros hemos dejado un legado donde demostramos que todo está podrido y nadie afronta nada. Todos quieren asegurar su futuro donde ni siquiera hay presente y así la juventud se hace despreciable. Hartos de mentiras, a gritos, y con la verdad por silencio, hemos recorrido nuestro camino, ¿…que no tenemos razón?, ¡qué importa! El tiempo nos dará la razón, mañana todo estará viejo y nosotros estaremos muertos. En mis labios ya no hay sonrisa y mis ojos en el espejo reflejan la losa. No hemos hecho nada de lo que tengamos que arrepentirnos ni nos hemos arrepentido después por no haberlo hecho. Tonterías sí, muchas, pero en su momento tuvo que ser así. Yo era muy gamberro, me refiero al rock y a la manera de vivirlo, casi como una religión, y aquello lo veo ahora y me doy cuenta de que fue la única verdad. Te hablan de libertades, te juzgan según sus leyes, quisieron engañarnos, nos trataron como si fuéramos una mierda. Lo hemos pagado, cualquier otro grupo en nuestro lugar lo habría dejado. Es duro pero es la vida que hemos elegido, hemos seguido adelante con honestidad y mucha gente lo ha entendido. Creo que el rock es algo serio, tuvimos la oportunidad de cambiar algo; la juventud siempre tiene razón porque es vitalidad, es vida. Ahora estamos cansados, simplemente con existir ya es suficiente, ahora estamos verdaderamente agotados. Somos muy de la calle, ¿entiendes?, y la calle quema, sólo con existir ya es mucho. ¿Qué diría a quien me escuche?: que no se deje manejar, que no se venda nunca, que su ilusión vale más que cualquier cosa que le puedan ofrecer. Ahora hay muchos chavales a los que les gusta Eskorbuto, son como un ejército, yo los llamo eskorbutines, sin niñatos, lo digo en plan cariñoso, son niños de trece  dieciocho años, ellos no pintan nada, no tienen el poder de los mayores, nosotros tampoco pintamos nada, no tenemos ningún poder político, pero esos chavales tienen cojones y eso es lo que importa. ¿Qué diría a quien me escuche?: dejad que los niños se acerquen a Eskorbuto.




UNA ROSA DESMAYADA

    El sol ya asomaba por el mar.

   ‒Parece un incendio ‒dijo Roberto.
   ‒O los restos de una batalla ‒dijo Iosu.
   ‒O el carmín de labios de una prostituta ‒dijo Roberto.
   ‒O un caballo destripado ‒dijo Iosu.
   ‒O una menstruación ‒dijo Roberto.
   ‒O un gigante herido ‒dijo Iosu.
   ‒O un insecto aplastado ‒dijo Roberto.
   ‒O una cabeza degollada ‒dijo Iosu.
   ‒O una mancha de vino tinto ‒dijo Roberto.
   ‒O un pájaro en llamas ‒dijo Iosu.
   ‒O un corazón de vaca ‒dijo Roberto.
   ‒O una fuente de sangre ‒dijo Iosu.
   ‒O un puro Montecristo ‒dijo Roberto.
   ‒O una rosa desmayada ‒dijo Iosu.
   ‒Hay que joderse, encima eres poeta.



NUNCA SERÉ LO SUFICIENTEMENTE RÁPIDO

‒Eres rápido.
‒La verdad es que sí, en parado he llegado a coger tres moscas a la vez. Pero nunca seré lo suficientemente rápido.
‒¿Para qué? ¿Para darle más caña a la guitarra?
‒No, para escapar de la muerte. Antes creía que si la tenía siempre frente a mí no podría sorprenderme. Ya sabes, viviendo al límite tienes siempre la muerte cerca, cada día puede ser el último, te das cuenta muchas veces, lo sabes y lo aceptas, cuando vas muy pasado y te metes en la cama, sabes que te puedes quedar ahí, que a lo mejor ya no despiertas, sientes de verdad que puede pasar, es una cosa que les ha ocurrido a muchos, pero estás tranquilo, tienes miedo pero estás tranquilo porque de alguna manera lo aceptas, es difícil de explicar, es como si un perro te estuviera ladrando, si tienes frente a ti a un animal peligroso, es mejor mirarle de frente, quedarse quieto, no huir…
‒Creo que te entiendo. Pero entonces no necesitas ser más rápido como dices.
‒Sí, porque antes no lo sabía.
‒¿Saber qué?
‒Que yo soy la mosca.




COMO UN INSECTO CIEGO

Hay un misterio inexplicable, indescifrable, en la destrucción de un hombre. En su suicidio sistemático, meticuloso, matemático. Hay algo parecido al amor o al crimen, algo invisible y perfecto. Hay una voluntad oscura e implacable, una mano ciega que lo lleva lejos, lejos, y lo conduce como a un niño o un insecto ciego, hacia la luz.




TÚ PRIMERO

Iosu dijo: Este pueblo duerme. Nadie lucha por nada. Si te caes te pasarán por encima. Es mejor que golpees tú primero. Y lo dijo todo seguido, sin pausas, en un solo soplo de aire.




LA LIBERTAD QUE DESTRUYE EL MUNDO

Dicen que se vuelve, se vuelve siempre, como un Perro
tras las huellas del dolor. Se vuelve al lugar del crimen, se
vuelve al lugar del amor, se vuelve siempre, en una especie
de asimilación por reiteración, al lugar definitivo donde
quedó grabada la marca insoportable del horror. Y es ex-
traño, pero allí donde sólo la muerte habla y nada queda
por decir, aún es posible cerrar los ojos y descansar, olvi-
dando la sentencia, olvidando por un momento la rúbrica
absurda desde la que el presente deniega la vida y acredita
el fracaso. Sí, es extraño.

He vuelto, después de veinte años, he vuelto como se
vuelve de los sueños, helado, mudo, desnudo como el cie-
lo, irreal como un perro. Y entro al cementerio, puerta del
infierno o de Ia gloria, y camino entre tumbas y más tumbas.
Veo un gato, veo un pájaro, veo una araña, veo una mosca.
Veo huesos, sombra, polvo, hombres, mujeres y niños acu-
mulados en los quicios del olvido. Y camino entre cruces
y más cruces, intersección donde confluyen el espacio y el
tiempo, la sabiduría y el amor...mierda.
Nombres y más nombres de gente que ya no existe y
que acaso alguna vez estuvieron vivos y soñaron con la
vida. Vivos en la muerte de la vida, muertos en la vida de
la muerte, yo qué sé, un relámpago entre dos eternidades
de silencio. Fechas y más fechas (1923-1962) (1973-2013)
(1961-1992) (1960-1992), Ia vida es un paréntesis entre
muerte y muerte, una flor absurda. El viento, el soplo que
apaga ta vela, la bruja que barre las hojas muertas con la
escoba gris del tiempo, hojas que al pasar clausuran con
su risa seca una broma pesada.

Cierro los ojos e imagino la caligrafía imposible de
los sueños, imagino lo que fue y lo que debió haber sido.
Porque tal parece que eso que llaman vida sólo puede ser
vivido a través del engaño, a través del sueño o el delirio,
y que su única estructura es la esperanza. ¿Hay mujeres en
ía tumba?¿Es la muerte como un vino? La esperanza...
porque la vida es sólo un estado de espera.

Pero aquí ya no hay espera ni esperanza, aquí ya no hay
dicha ni desdicha, y el dolor de la existencia desaparece
bajo el consuelo de unos párpados inmensos que dejan
marchar el día.

Y me paro junto a una tumba y recuerdo una vez más.
Una vez más abro y cierro la herida, abanico incompren-
sible de la vida:

Te estoy viendo por última vez, sentado junto a los
más viejos del barrio, recibiendo las cartas: corazones, ca-
ballos, reyes..., te veo encender un cigarrillo tras otro,
como dicen que espera el condenado, con el vidrio de los
ojos velado por el vaho de la muerte, como dicen que se
espera cuando ya sólo el humo reglamenta la vida: lúcido,
por fin despierto, mirando al otro lado. Y advierto que
la muerte esperada es mucho más cruel que la que llega
de improviso, disfrazada o de puntillas. Te estoy viendo
ahora, ensayando tu ultimo gesto para la eternidad: aspiras
hondo y sueltas el humo sobre las cartas, borrando por un
momento la partida.

–Eh,Iosu... ¿Qé haces ahí jugando al mus?
–Nada, ya ves, estoy haciendo tiempo para perder el
tiempo, jugando con estos chavales...
–¿Chavales?
–Sí, claro, ¿no ves que aquí yo soy el más viejo? ¡Tengo
casi cien años!

Te escucho reír.
Tu risa es la libertad que destruye el mundo.






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1 comentario:

  1. Hola te dejo mi blog de poesias por si quieres visitarla
    gracias
    http://anna-historias.blogspot.com.es/

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