martes, 4 de junio de 2013

NANA GUTIÉRREZ BONELLI [10.010]


Nana Gutiérrez Bonelli
 (Arica 1924-1985) Poeta chilena. 
Nana Gutiérrez, empezó a escribir desde muy joven y pudo a lo largo de su vida publicar una buena cantidad de libros, de los cuales se detacan: "Manos arriba" (1968), "Por el rabo del ojo" (1970) leido por Pablo Neruda para la televisión italiana, "Abril" (1971), "Calendario" (1972) obra traducida al italiano, inglés y francés, "Luna llena" (1974), "Tiempo de palomas" (1975), etc. 

También escribió en conjunto con el autor argentino Marco Denevi. Sus antipoemas fueron recopilados en "The South America of the Poets" con traducción a varios idiomas. A pesar de ello, es difícil en la actualidad conseguir alguno de sus trabajos.

Se debería rescatar del injusto olvido la obra de Nana Gutiérrez y tendría que ser prioridad del pueblo de Arica, en el norte de Chile, lugar de residencia de esta notable poetisa de línea rupturista, creativa, que se ganó el respeto de gigantes de la poesía como Pablo Neruda y Nicanor Parra. Cultivó la anti poesía, donde mostró una aguda sensibilidad social con un exacto toque de ironía en alianza con un fino humor irreverente. Tras la familiaridad y reconocimiento propio en la voz de la poeta, surgen las lecturas posteriores pues sus textos amenos y jocosos, invitan a seguir siendo leídos y pensados, de manera que su sensibilidad penetre en cada anhelo, miedo, duda y por que no burla justificada, lo cual privilegia el trabajo de esta autora. Fue una activa movilizadora cultural y ayudó a promocionar a muchos jóvenes poetas en la década de los setenta. Murió a los 61 años.


La (anti) poesía de Nana Gutiérrez 


PIE EN TIERRA

La eternidad
la
eternidad qué
me importa
a
mí la
eternidad !
Yo
quiero
volar
en esta
realidad.





Ojo!

Han de saber ustedes
que no hay nada más deplorable
nada más fastidioso
que las señoritas poetisas !
Estas señoritas han invadido el mundo
han invadido los círculos literarios
han hecho morir del corazón,
a varios catedráticos !
Las hay de todos colores
y de todas tallas:
Poetisas de bigote
Poetisas sin escrúpulos
Poetisas con faltas de ortografía
Poetisas flacas como
agujas de costureras tristes.
Poetisas de terror de editoriales !
Poetisas que persiguen
a los Premios Nacionales
Poetisas madres de familia
Poetisas que van por las calles
ubicando a sus víctimas
Poetisas lolitas
Poetisas beatniks
Poetisas con pantalones
(capaces de volver loco a
cualquier Poeta del gremio)
Poetisas que escriben con el dedo
Poetisas recién dadas de alta

del Hospital Psiquiátrico
Poetisas en tratamiento perpetuo
Poetisas capaces de odiosos recitales
Poetisas a punto de suicidarse
Poetisas de vuelta del suicidio
Poetisas picadas de viruela
Pero Ojo ! Señores, todas ellas
terminarán con esta
maquiavélica invasión
con esta lluvia
con este vendaval
con este azote
con esta nueva especie atómica
acabaran les digo
Con todos los Géneros Literarios !
¡ Dios Mío !.-




VERANO

Me parece de
pronto que el 
Verano está
ahí en la
mirada
redonda de mi
perra en los
cabellos finos de
la ducha quizás
en la prematura
muerte de
alguna
mariposa ahí
en las
cosas más
amarillas o
más
simples.



Semblanzas Profundas: Nana Gutiérrez Bonelli

Este nana-artículo busca rescatar de los anaqueles la imagen y genio de una destacada mujer, valiente poeta, irreverente e irónica, locuaz y profunda. Rupturista, orgullo de Arica y las letras nacionales. 

Por Daniel Rojas


A Nana Gutiérrez Bonelli, este nana-artículo que busca rescatar de los anaqueles la imagen y genio de una destacada mujer, valiente poeta, irreverente e irónica, locuaz y profunda. Rupturista, orgullo de Arica y las letras nacionales.
Nana, anti-poeta de Arica contribuyó arduamente a la cultura de nuestra ciudad, motivó a otros artistas, participó en congresos logrando reconocimiento internacional, publicó junto a destacados escritores de Latinoamérica y el mundo y logró que su obra fuese traducida y publicada en más de seis idiomas. 
Tenia un particular concepto de si misma y se mostraba frente a sus pares creadores, tal como lo señala en su trabajo “medida de la soledad” lo cual reafirma Andrés Sabella en el prologo que hiciera al poemario de la escritora, titulado “Manos Arriba”: y larga como un árbol con ansias de llenarse de relámpagos, un metro setenta para medir la soledad, delgadísima con lectura y cultura. El fragor de Nana, sus ideas de humor negro e imágenes nuevas, foráneas a lo que se tendía a considerar como el catálogo poético, rompió con cuanto molesto punto común y frase hecha se topó en su camino, y en el fluir de su desacramentalizado lirismo, no dejó poetisa con cabeza.
En el concepto de Nana, a veces duro pero no por ello menos justo, había que dar crédito y descrédito a quien se lo merecía, y en ese devenir, resulta justo hacer la distinción entre mujer poeta y poetisa, siendo esta última una parodia light de la primera, una impostura o figura a la moda que podía pasar desde la gruppy a go go de los premios nacionales de literatura a la niñita bien, discutiendo de arte en un salón de té. De tal manera que el problema del género, el rol atribuido a la mujer por una sociedad falocéntrica y el complejo ambiente literario no menos condicionado por esa lógica que va del machismo a la misoginia, fue otro punto de lucha en que Nana demostró junto a otras poetas como Rosario Orrego de Uribe, María Monvel, Gabriela Mistral, Olga Acevedo, Alicia Galaz Vivar y Aída Moreno Lagos, entre otras destacadas; que el poder creativo y literario, no es patrimonio exclusivo otorgado por la diferencia de un cromosoma.
Actitud trágica y desafiante, sonrisa esplendida, plena de soledad y reflexión ante la comedia humana, condición que sus compañeros en los avatares del lirismo y la prosa debieron reconocer, Lafourcade la incluyó en su polémica y dispar antología del nuevo cuento chileno, lo cual la ubica en la generación de 1950 junto a autores de inmensa trayectoria como José Donoso, Jorge Edwards y Guillermo Blanco entre otros. También formó parte de la Antología de la Poesía nortina de Mario Bahamondes, fechada en 1966.
Por otra parte, Coloane, nuestro Jack London dijo -ha nacido el nana-poema, una autora disparando contra los prejuicios y Nicanor Parra, el consagrado maestro de los artefactos dramáticos, en su afán deconstruccionista, le regaló el título de su obra que vió la luz en 1968. En esta, Nana despliega con intenciones catárticas, el cinismo de Diógenes y la contratextualidad bulle con anhelo de bajar de las mechas a los poetas del Partenón. No se extraña en cada una de las páginas en que sus nana-poemas revientan al mundo, la sátira amarga a la elegía, al rito pulcro de la confesión, a la loa gratuita y homilía fúnebre. Asistimos al fin de los discursos oficiales, el descreimiento ante la comunicación esteriotipada, los tropos añejos y esos grandes ídolos de barro. Como señalara Sabella con acierto, Cruel ante aquellos que sin verdad vital, intentan verdad poética.
Sobre la obra de Nana
Nana, cuenta entre sus títulos, Calendario, obra que realizó junto al peruano Winston Orrillo, Correspondencia que también la llevó a trabajar en diada, en este caso, con Marco Denevi, novelista argentino, no hay que olvidar funeral del poeta, donde colaboró con Selden Rodman, historiador y traductor al inglés de Neruda y Borges. Finalmente su poemario más conocido, Manos Arriba, es el que nos ocupa en esta ocasión.
En Manos arriba, desde un principio, Nana nos provee de una visión intimista que nos empuja de bruces a la melancolía, pérdida y arrebato. En medida de la soledad, el hablante lírico se confunde con la poeta y su perspectiva del dolor. La dosis exacta del abandono y quien busque una respuesta de quién fue o estuvo tras las palabras, hallará en esos pasajes, los más privado del ser, su desamparo.
A manera de autoconfesión, el poema inaugural de la obra, ahonda en un intuitivismo precioso y de gran calidad humana, allí subyace el afán de comunicarse con uno mismo y con un memorable anticlímax que apacigua toda expectación del lector, un tímido “amen” nos remite al requiescat in peace del solipsismo.
Viudo melancólico, otro poema de los veintidós que componen esta producción, nos pone de cabeza ante la alteridad y la añoranza, como Bolaño decía al referirse a su poeta predilecto Nicanor Parra, en él hay mucho tumba, mucho cementerio y luego más tumba, en Nana también percibimos esa oscuridad, pero no en un sentido moral o gravado por una visión maniqueísta del mundo y sus relaciones, sino como lo más normal, lo propio ante nuestra precaria condición. Es una medida de soledad pero del otro, la necesidad de ese cuerpo, ese aliento que desnuda un abismo de costumbre y paridad, ante quien fuese compañero del alma. Este viudo melancólico, posee imágenes sugerentes que revelan lo infantil del miedo y la ternura del dolor en pasajes como: A veces se ríe y se tapa la boca. Le avergüenza que descubran que en los dientes lleva el nombre de la muerta o En la frente, lleva un letrero que dice: "—ayúdeme! Tengo miedo a la oscuridad"—
Los Nana-Poemas por su parte, forman en "Manos Arriba" una trinidad del absurdo, parecen casi pequeños diálogos de Ionesco y cada uno, curiosamente apunta a satirizar un punto común del arte y el circuito de la comunicación, en Nanapoema lunar, el blanco es el mensaje poético, la forma en que a lo largo del tiempo se ha construido estéticamente la lírica, la inspiración y los elementos que son materia prima y loa del vate; el mar, el desierto, los bosques y la luna alba y cristalina, que Nana, como buena abjuradora desfigura, valiéndose de su propia imagen. Su autoconcepto abofetea a la tradición al señalar que Selene no es más que una mueca infernal de su rostro, postrada ante la ingenuidad de los que se cobijan bajo esa luz. Luego, en nanapoema para un pintor surrealista, ajusta su mira y acribilla al artista, al emisor de esa digresión poética. Sin tapujos ataca a los movimientos y sus excentricidades, los manifiestos y existencias erráticas que paren la cultura, dioses de limo tras el papel y lienzo, finalmente en nanapoema para un recién presentado, el caído en sus letras es el remitente, el público mismo, acostumbrado a la pasividad, con expectativas formales y una estructura tacita que guía sus pasos en la comunicación al punto de volverlo algo tedioso y resabido, aquí también se vislumbra una postura crítica ante las relaciones humanas permeadas por los códigos de la cortesía.
Finalmente un gran poema titulado Para Dios 1967 simula un diálogo distendido con la última figura piadosa, en ella se temporaliza el stress del eje inmóvil a la luz del desasosiego mundano, la mejor forma de mostrar lo burdo cotidiano e inane de nuestro proceder, en una especie de confesión inversa, la poeta se vuelve el hombro fraterno y comprensivo de quien todo debiera sintetizar y comprender.
En medio de sus repetidas manifestaciones ambiciosas o hipócritas, sonara tu voz fuerte y segura y les dijeras: "—No les doy nada; nada les concedo!
Ingénienselas, rebúsquenselas, arréglenselas como puedan.
Yo apenas soy DIOS, no soy un mago! Y por ultimo, bájenme de esta cruz
Me canse de estar colgado"—
Claro que hay mucho más en la literatura de esta autora, en “Manos arriba” tenemos por qué escribo, el par para divorciados y divorciadas, colegial contemporáneo, Los poetas, las poetisas y denuncia, entre otros. Todos anti-poemas bastante actuales, capaces de resumir la lucha diaria del chileno y en forma cabal, del latinoamericano postmoderno, atravesado por multiplicidad de discursos asesinado por el cielo y los códigos. Otras obras recomendadas de la autora son: Insectario y el libro "por el rabo del ojo" elogiado en Italia por Pablo Neruda.
Para ser justos, sólo queda señalar que la obra de Nana resuma versatilidad, coraje y desparpajo lo cual la hace doblemente arriesgada y fértil, no se queda en la fórmula archiconocida y tampoco en el escándalo, escarnio o gratuidad del recurso que sorprende quizá una o dos veces al lector para luego volverse otra receta y tedio más. Nana apuesta a un distanciamiento estético, no entregar de buenas a primeras todo la potencia del contenido y para ello usa como primer aliado lo conocido, la retórica popular y lo que todos pensamos en algún momento pero no tuvimos el acierto o valor de espetar. De esa forma, tras la familiaridad y reconocimiento propio en la voz de la poeta, surgen las lecturas postreras, pues sus textos amenos y jocosos, dotados de melancolía y ternura, invitan a seguir siendo leídos y pensados, de manera que su sensibilidad penetre en cada anhelo, miedo, duda y por que no, rabieta sincera y burla justificada, lo cual privilegia el trabajo de esta autora, su dimensión aún vigente, capacitada para madurar y seguir abriendo puertas a una conciencia que se rehúsa a creer de buenas a primeras, en la mediocridad de las formas impuestas y los canones vetustos.


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