viernes, 14 de junio de 2013

FRANCISCO PIMENTEL [10.081]


Francisco Pimentel "Job Pim"
Poeta y humorista venezolano
Caracas, 1 Septiembre 1889 - Caracas, 12 Agosto 1942.

Francisco Pimentel Agostini (Job Pim) (1889- 1942)

Por Mireya Vásquez Tortolero


BIOGRAFIA

Francisco Pimentel nace en Caracas el 01 de septiembre de 1889. Fueron sus padres Francisco Pimentel Anderson y Margarita Agostini Caspers. Se sabe que su familia tuvo una gran formación intelectual. Su bisabuelo materno, Santiago Rafael Agostini, incursionó en el periodismo y llegó a ser director de una revista satírico-política llamada El Diablo Asmodeo. Por su parte la madre colabora en el Cojo Ilustrado y en la revista La Semana y su padre fue crítico y fabulista, miembro de número de la Academia Venezolana de la Lengua. Esto llevó a que el joven Pimentel creciera dentro de un ambiente familiar que estimuló su afición por la literatura. Aprendió idiomas (inglés y francés) con su padre. Entre 1909 y 1912, realizó estudios de derecho que no llegó a culminar, ya que durante este lapso comprobó que su verdadera pasión y vocación era la literatura. 
Aunque fue un destacado poeta lírico como lo demuestran los versos de su obra Graves y Agudos, editada originalmente en 1940, su inclinación literaria estuvo hacia lo humorístico. En 1911 se inició en el periodismo en El Nuevo Diario que dirigía el doctor Diógenes Escalante. Al poco tiempo colaboró en El Universal, dirigido, para ese momento por el poeta Andrés Mata, después en La Esfera y en El Imparcial, dirigido, este último, por Leopoldo Landaeta. Fue fundador, junto con Antonio José Calcaño de El Heraldo y colaboró en éste lo mismo que en El Universal hasta su muerte. Escribió, también, en El Cojo Ilustrado, Élite, Caricaturas, Fantoches y La Revista, en diversas secciones casi todas en versos, y algunas en prosa. En 1918, fundó una revista llamada Pitorreos, dirigida por él y administrada por Antonio José Calcaño. A los tres meses, gracias a su gran éxito, la convirtió en diario, esta vez asociado con Leoncio Martínez (Leo) y con la colaboración de José Rafael Pocaterra. Fue un diario que tuvo mucho éxito; a través de las páginas de este órgano de prensa, se proyectó Francisco Pimentel (Job Pim), como un vehemente opositor al régimen de Juan Vicente Gómez, hasta que el 17 de enero de 1919, por orden del presidente, fue suspendido y allanado el local, destrozados los archivos y Francisco y Leoncio llevados a La Rotunda de Caracas. Así dieron inicio sus prisiones que duraron nueve años en tres lapsos de tres años cada una, con pequeños paréntesis de libertad, en cuyos momentos reanudaba su misión como periodista. 
Durante la última prisión, a causa de habérsele presentado un dolor de estómago agudo y constante -principio de la enfermedad que le causaría su muerte- se logró que lo pasaran al Hospital Militar, donde estaban otros presos, entre ellos don Casimiro Vegas, padre de María Luisa, la que fue después su esposa. En esta época escribió unas coplas al coronel Jorge García; aún allí florecía su ingenio y triunfaba su espíritu. Con las siguientes coplas correspondió el Jobo a una inesperada gracia que le concedió el Alcaide de La Rotunda, permitiéndole que aprovechara los servicios de un dentista, que había ido a terminar un trabajo a Lucas Manzano, para que se mandara a hacer una plancha dental: 




“Señor alcaide y guardián:
siempre fue la gratitud
la más excelsa virtud
que los mortales tendrán:

Darle gracias, pues, me toca
y las doy con efusión;
pues si el favor fue en la boca
me llegó hasta el corazón.

Otro tiempo en este "hotel"
me dejé la dentadura,
y no me dejé la piel
porque la tengo muy dura.

Y aunque el compensar no abunda,
usted resarce; es sencillo:
lo que perdí en La Rotunda
lo encuentro en el Manzanillo.

Mas yo vengo tan errado
hace diez años y pico
que quizás me perjudico
con los dientes que he logrado:

pues dirán, lógicamente:
"Si el Jobo antaño mordía
teniendo monda la encía
¡cómo morderá al presente!"

Pero la intención fue buena
y tenga certeza plena,
mi custodio y coronel:
cada vez que dé un mordisco,
lo recordará Francisco
Pimentel”. (p.14)




Ni aún estando preso dejó de escribir ya que de La Rotunda se conocen sus mejores poesías líricas y El Balance de Eva. Desde la cárcel, traía siempre algunas composiciones, que el propio autor las calificaba de tono "grave".





BRINDIS DE AÑO NUEVO

Mozo que en esta noche de Año Nuevo
por la plaza pletórica circulas,
y la fuga de año te divierte,
sin ver que algo de ti también se fuga;
tú que auguras el año venidero
de placer y fortuna,
y cuando dan las doce campanadas
y el cañonazo clásico retumba,
sientes un raro anhelo de expansiones,
de fraterna ternura,
y en medio de los seres de tu afecto
alzas la copa embriagadora, escucha, a pocos pasos,
en ese antro dantesco, La Rotunda,
allí en esa anacrónica Bastilla 
donde el buitre feudal los tiempos burla,
hay hombres que se arrastran esta noche 
entre un chocar de hierros que espeluzna:
segregados del mundo sin derecho, 
sin sentencia ni culpa;
muertos para el bullicio de la vida,
vivos para el silencio de la tumba.
Hombres de cuyos ojos apagados,
en esa hora hará brotar la angustia
el manantial de lágrimas
que no logró arrancarles la tortura.
Que están pensando en un hogar sin sombras, 
y en una anciana de pupilas turbias
que alza las flacas manos suplicantes
hacia un Dios de piedad que no la escucha.
Mira un momento las humanas larvas
que desde sus covachas se saludan:
--¡Otro Año Nuevo hermano!
--¡Dios nos saque con vida de esta tumba!
¡Que ni siquiera pueden abrazarse, 
confundir su amargura,
ni decirse la mágica palabra,
ni mirar cómo rasga la penumbra, 
la generosa chispa que se enciende
cuando dos pechos de varón se juntan!
Piensa en esas gargantas
que una mano fantástica estrangula;
en esas frentes donde sopla el hálito
que las almas arruga;
en esos hombres que esta noche lloran
en la torre feudal de una República,
en el trágico pozo
donde un sátrapa bárbaro sepulta
a los que haciendo un masculino gesto
dieron la espalda a la ralea eunuca…
Piensa un instante, y luego,
Bebe tu copa y tu festín ranuda. 

La Rotunda, diciembre 13, 1919 (pp.35-36)   







10 DE JUNIO

Hoy es el santo de mamá;
tiene tres hijos en prisión;
¡cómo estará su corazón;
yo sólo sé cómo estará!

Eta mañana al templo fue
y allí estará desde la aurora!
¿a qué santo le ruega ahora?
¿tendrá siempre la misma fe?

La iglesia está cerca de aquí
Ruega por nuestra libertad:
¿el Dios de amor y de piedad
la oirá esta vez? Puede que sí…

La miro: ruega y llora al par,
de hinojos ante la Señora:
¡Oh la Madre que ya no llora
mirando a las madres llorar!

La triple cruz de su dolor
con mansedumbre heroica lleva:
piensa que es una ruda prueba
a que la somete el Señor…

¿Qué ha de probarte Dios a ti,
si te conoce a perfección?
Tu heroísmo, tu abnegación
sabe: ¿Él no fue quién te hizo así?

Hoy es su santo. Fue a pedir
por sus tres hijos. Como antaño
brilla hoy su fe. ¿Tampoco este año
el buen Jesús la habrá de oír?

Y hacia el lúgubre torreón 
cuando salga se volverá
para enviarnos su bendición:
¡Aquí estamos los tres mamá!
¡Cómo estará tu corazón!

La Rotunda 10 de junio de 1921  (p.42)


Y en los intervalos de libertad, entre uno y otro encarcelamiento, reasumía sus composiciones en tono "agudo", de sano humorismo. En una época tituló sus diarios y festivos versos: Crónicas Jobiales.


  
                      LEO

Es lumbrera en agraz que ya fulgura
con más brillo que muchos soles viejos;
hábil artista en la caricatura
y, en cuestiones de letras, irá lejos.

Pero en su desgarbada contextura
no se advierten siquiera estos reflejos. 
y  es tanta la fealdad de su figura
que al mirarlo sollozan los espejos.

Y a pesar de todo esto, y aunque es feo
(no el de la Luz Eléctrica) este Leo
es una “buena ficha”, y tan buen “tipo”

Que de seguro no se enfadaría
si le pidiera su fotografía
para un escapulario contra el hipo. 
1911

Nota: Publicado en El Universal bajo el pseudónimo de “M.R. Williams”  





ELOGIO DEL ADJETIVO

¡Dios te salve, adjetivo, mitad de la Gramática,
que mantienes del mundo la difícil estática! (...)
 Tú eres grano de incienso que alimenta la llama
del turíbulo eterno de los aduladores,
halagas el amante corazón de la dama
y esponjas el orgullo de los altos señores.

En ripio transformado, sirves a los poetas
que la Métrica adusta con sus reglas tortura, 
por ti los versos cojos caminan con muletas
y las frases anémicas ensanchan la cintura.
Los difuntos te acogen también como los vivos;
tú velas sus defectos, sus virtudes amplías,
y ofrendas el tesoro de los superlativos
para los epitafios y las necrologías.

En Roma tu eficiencia las tormentas conjura;
¡cuántas veces el César su cólera declina,
por un sabio adjetivo que Petronio murmura
a la crédula oreja del hijo de Agripina!

¿Qué mucho que contados literatos modernos
vociferen a todos los vientos que chochean=
tú seguirás reinando por los siglos eternos,
mientras sobren volúmenes y falten las ideas. (...)

¡Oh señor adjetivo! Concédeme tus dones,
tus sonoros epítetos y calificativos,
y amontona en mi tumba sapientes inscripciones
pletóricas de títulos y de superlativos.

Caracas, 1912  ( p. 102)
                                  

                                                                                                                                                     
Cecilia Pimentel (1959), en la Introducción a las Obras Completas, afirma “A pesar de tan severas y tenaces persecuciones, imprimió siempre a sus escritos un ferviente amor a la libertad, combatiendo sin tregua en su estilo, al parecer festivo, la tiranía de Gómez. Irreductible en su dignidad de patriota y de hombre, soportó una vida de pobreza y de privaciones, sin claudicar jamás” (p.14)
                                                                                                                                                                            
Al morir Gómez, fue designado cónsul de Venezuela en Valencia (España), cargo que desempeñó hasta el comienzo de la Guerra Civil Española (1936), cuando el canciller Esteban Gil Borges le ordenó regresar al país. Después de la guerra (1939) volvió a España, pero su estado de salud le obligó a regresar a Caracas en 1940, donde reanudó su actividad periodística hasta su muerte. Muere en Caracas, el 12 de agosto de 1942, a los 51 años de edad.



ALGUNOS TEXTOS

Antes de dedicarse a la poesía humorística, Francisco Pimentel fue un gran poeta lírico. De esta arista son sus primeros poemas. Una muestra de ello es:


NOCTURNO ROMÁNTICO

Bajo la sideral melancolía
del silencioso y desolado cielo,
deshojaba lloroso un violoncelo
el sollozo fugaz de una elegía.
Evocaba el doliente ritornelo
convulsivos gemidos de agonía,
y en la callada noche se sentía
llorar un angustioso desconsuelo
¡Oh amarga desventura de aquel canto
que expresaba el romántico quebranto
de un alma moribunda! Tu hondo duelo.
tortura aún mi oído con su acento,
y hay más angustia en el fugaz lamento,
y es más triste el doliente ritornelo

(1910)       






EN TU SOMBRERO

Sobre el áureo milagro de tu pelo,
--florilegio de luz, seda y fragancia—
hace su aristocrática elegancia,
tu sobrero de claro terciopelo.
Su lujosa estructura indica el celo
de alguna hábil modista de importancia
que lo copió de un figurín de Francia.
Sobre el ala sumida en desconsuelo,
un ave azul parece que suspira,
y en su pupila –artística mentira—
fulguran melancólicos destellos.
¿Sabes por qué suspira? De seguro
Que le parece el terciopelo duro
Y sueña con posarse en tus cabellos. 

(1910)



¡Qué poemas tan modernista! Suave, sutil el tratamiento de cada uno de los elementos que trata.        
  Sobre el áureo milagro de tu pelo,
--florilegio de luz, seda y fragancia—
Su lenguaje preciosista, esas imágenes sensoriales que le da al poema una belleza inigualable. A pesar de lo anterior y reconociendo la belleza de su poesía, a Francisco Pimentel se le conoce fundamentalmente por su obra humorística que se desarrolló bajo el seudónimo de Job Pim, la cual lo hace uno de los más importantes humoristas en verso que ha dado Venezuela. Junto a Leoncio Martínez (Leo) y Aquiles Nazoa, representa a uno de los más importantes poetas y humoristas del siglo XX venezolano.



CARAOTAS CON TROPEZONES

Una especie de encuesta
“El Heraldo” hace poco ha abierto en esta
“galletera” ciudad, y el tema ha sido
éste: ¿Cuál en su speaker preferido?,
y como de costumbre, nuestra gente
a la escueta cuestión no se ha ceñido, 
y nadie ha respondido simplemente:
“Yo prefiero a Perico,
por las razones que en seguida explico”,
sino que cada quien su fallo imparte:
“Estos los buenos son, y éstos los malos”,
y sin razón ni autoridad reparte
a aquéllos, flores, y a los otros palos.
¿Qué tal si en un certamen de belleza,
los votantes perdieran la cabeza,
y en vez de concretarse a la cuestión:
“Fulana es la más bella, en mi opinión”,
agregan al voto;”Perenceja
es corcovada y Menganita, vieja,
y Zutana un jamón?”
Si pudieran hacer estos vejámenes,
a palos se acababan los certámenes.
Pues bien, cuando se escribe
que un perifoneador
es malo, y muchas veces que es peor,
se lesiona a un señor que de eso vive, 
pues si la empresa se llevara de est
le quitaría el puesto. 
Caramba, no hay derecho, que yo sepa,
a amenazarle a un infeliz la arepa
 por animadversión o por capricho;
y además ¿quién ha dicho
que para propagar 
la bondad de un artículo cualquiera,
un auto, un cigarrillo, una nevera,
es necesario ser un Castelar?
Compadezcamos a esos compatriotas
procurando que en nuestras opiniones
no encuentren ellos esos tropezones
para las caraotas.


Su hermana afirma que El había sido el cronista en versos de la ciudad, aún más: de Venezuela, narrando a diario cuanto en ella sucedía: todas las peculiaridades nuestras; dando vida a los tipos urbanos …”(Pimentel. 1959, 20)







TRANVÍA DE CATIA


Desde hace varios días,
tenemos otra línea de tranvías
de suma utilidad
pues a Catia va a unir con la ciudad.
Esto a la empresa le ha salido encomio
y el argot popular ha enriquecido:
en efecto, es de todos bien sabido
que, como en Catia se halla el manicomio,
los que hasta ayer veían
algún tipo chiflado.
“¡Ten cuidado con Catia!” le decían,
Pero esto no era muy disimulado
Y la frase ha ganado en ironía;
Hoy se le da de loco lo patente
A cualquiera diciendo simplemente
--“Mira que ahora hay tranvía…”
Pero sucede ahora
algo que a los catianos encocora,
y es que toda la gente caraqueña
al presente se empeña
en estrenar la línea recién hecha,
y el carro lleva tantos peregrinos
que los pobre vecinos
no han podido montarse hasta la fecha,
y como si no hubieran puesto el carro
tienen que usar las de batir el barro.
Esto de irse a Catia todo el mundo
excepto los de allá, da la razón
a cierto pensamiento muy profundo
no sé si de un francés o un alemán; 
y es que allá no están todos los que son
ni son tampoco todos los que están.
Y los catianos, si no cambia esto
tendrán que publicar un manifiesto
en el que esté expresada
la Doctrina de Monroe, aplicada
a conseguir en sus tranvías puesto,
y parodiando a los americanos
decirnos: “¡Catia para los catianos!”




Fue grande su compenetración con el medio ambiente venezolano y principalmente con el caraqueño. Supo echar mano de cualquier tema, el cual criollizaba,  y a través de sus versos llegó a sus lectores con sencillez y gusto. De la misma manera que Aquiles Nazoa nos pasea por las calles de Caracas, Job Pim, dice Jesús Semprún, que Os llama a su lado y os invita a pasear por Caracas. Os va mostrando cuanto encuentra al paso, con ademanes frívolos, amables, corteses, con frases empedradas de chistes cuyo condimento acaba por desterrar de vuestros ánimos el azoramiento. (Pimentel.1959,21)





NOCTURNO DE FIN DE AÑO

Esta noche,
esta noche toda llena de “palitos”, de bocinas y de música jazzbándicas
esta noche de Año Viejo que por fin nos abandona
con bronquitis y sin plata;
a pesar de los avisos
que nos dan los entendidos en finanzas,
como siempre en nochebuena de Año Nuevo,
gozará toda Caracas.
Los acordes desacordes de una bulla
mucho más que wagneriana,
hecha a base de cornetas, de victrolas, de electrolas,
y de radios de onda corta y de onda larga;
los cocteles, esa gama de colores y sabores y perfumes,
con escala
que hasta un santo subir puede
(sobre todo si en la escala está la Santa).
Y la luz de las bombillas que se apiñan a millares
en la Plaza;
y el mirar de las mujeres
que no entienden una jota de finanzas,
y la prueba es que llevaban una simple falda corta
en los tiempos de bonanza
y hoy que estamos en la era del recorte,
llevan una
llevan una
llevan una regia falda larga…
Todo hará que el caraqueño se entusiasme y se embarulle,
que se olvide del mañana,
que “eche fiados” dondequiera,
de licores, de vehículos, de hallacas,
y le pida cuatro “lajas” al longánimo Donzella
que, si acaso, las verá en Semana Santa.
Y amanezca
con el hígado en la boca, sin el “diario” de la casa, 
y con un “violín” de pueblo, 
y un “ratón” de ocho cilindros que le brinca en las entrañas.  
 Dentro de su humorismo, supo Job Pim dictar lecciones de moral, sus escritos encerraban sabias moralejas a la altura de los más serios tratados. Hacía crítica  humorística dentro de la seriedad de sus planteamientos. Podremos acá un ejemplo de ello:





SOBRE EL TEATRO NACIONAL


Como el conflicto actual ha acaparado
la pública atención ,
muy poco en estos días se ha tratado
de los asuntos de la población.
Hay uno sin embargo,
que por su trascendencia capital,
amerita un capítulo y muy largo
del cual ahora quiero hacerme cargo:
el teatro nacional.
La obra criolla teatral estaba muerta
desde el tiempo en que enormes zaperocos
armaron el Gallero como pocos,
El Santo de Mamerta
y algunas más con que nos divertía
Ramírez, cuando el pobre aún vivía.
Y hoy cuando varios lustros han pasado
y el teatro nacional vuelve a nacer,
resulta, al menos en mi parecer,
que en estos lustros nada se ha ilustrado
y hoy tiene menos lustre aún que ayer.
Es muy cierto que, en muchas ocasiones,
los chistes de antes eran vulgarones,
de factura ordinaria;
pero los chistes de hoy apesadumbran;
son más vulgares que los que acostumbran
los búlgaros del vulgo del Bulgaria.
Epigramas he oído
que ruborizarían a una cosaco,
(Conste que si al cosaco en danza saco,
es que tengo entendido
que el cosaco es el hombre más curtido).
¿Y quién tiene la culpa? ¿Los autores?
No, queridos lectores.
Si el público no fuera tan estulto
y a lo vulgar no le rindiera culto,
los autores cuidaran de seguro,
de que fuera su estilo algo más puro.
Hay que ver lo que goza nuestra gente
con un chiste indecente,
y en cambio le parece una pamplina
la ironía más fina.
Y como los autores saben esto,
no elaboran siquiera un chiste honesto;
¿qué el sentimiento artístico se estraga?
¿y qué importa si el público es quien paga?
Probado está que cuando el arte chilla
es cuando hay más dinero en la taquilla.
En fin, si nuestro teatro nacional
no se puede escribir de otra manera,
mucho mejor es que otra vez se muera
de anemia u otro mal;
pues si seguimos por el mismo atajo
los cómicos saldrán hasta en camisa
y habrá obra tan lisa,
en que salga un actor, nos suelte un ajo
y el público se muera de la risa
y el teatro, de placer, se venga abajo.  




Francisco Pimentel no sólo escribió versos e hizo humor, también se destacó como fabulista. Según Key Ayala (1955), la Fábula se escribió en Venezuela desde tiempos remotos. Don Andrés Bello llegó a practicar este pequeño género en castiza lengua castellana. Pero no fue muy utilizada por los escritores venezolanos. Para el crítico antes mencionado: La fábula venezolana no andaba libre, entregada a sí  misma, sino aliada al género costumbrista, a la sátira social o política, o salpicada de una lengua despreocupada y picaresca. (Ayala, K. 1955, 1061). El padre de Job Pim, don Pancho Pimentel resultó ser un gran fabulista, pero en la fábula que precedió a Francisco Pimentel (padre) estaba presente la sátira y además cumplía una función docente, principalmente para los niños, por lo que no gustó mucho a los jóvenes escritores de las primeras décadas del siglo XX, ya que lo tenían por infantil y poco digno de las altas musas. Don Francisco, según Key Ayala (1955) buscó reponer la fábula en el nivel alto de un género literario dotado del prestigio que maestros le infundieron.(p.1061). Esa fue la herencia de Job Pim, quien hizo, entre otras, traducciones de las fábulas de Juan Pedro Clarín de Florián (1755-1794), escritor dramático y novelista francés. Una de ellas es la siguiente





LA AVISPA Y LA ABEJA

La avispa una mañana
llamó a la abeja “hermana”
y la abeja enfadada, dijo: --Amiga,
yo quiero que me diga
¿de dónde saca usted tal parentesco?
--¡Caramba, tanta vanidad me crispa
--replicóle la avispa--,
¿No ve que a usted en todo me parezco?.
Alas, corpiño, talle
son lo mismo en las dos, y hasta un detalle
demuestra nuestra idéntica  extracción:
exacto es mi aguijón.
--Cierto –dijo la abeja—
a su aguijón el mío se asemeja:
pero en el uso está la diferencia:
la de usted es un arma de insolencia;
de defensa es la mía, 
y mientras yo trabajo con paciencia,
usted a todo el mundo desafía:
¿somos hermanas? Dígalo en conciencia…

Entre las fábulas originales del autor tenemos:






EL VIOLÍN Y EL CONTRABAJO

Un violín fanfarrón y atrabiliario,
aunque no era ningún estradivario,
cierta noche de fiesta
interpelaba así desde la orquesta
al grueso contrabajo, su vecino:
--Paréceme injusticia manifiesta
que donde vibra un noble concertino,
encanto de selecta concurrencia
haya tenido un necio la ocurrencia
de poner tan estúpido instrumento
que lo que hace es roncar como un cochino,
sin dulzura, sin gusto, sin acento.
No veo la importancia de tu cargo:
uno que otro compás, y sin embargo,
tienes el desparpajo
de ostentar este nombre: contrabajo.
--Amigo,-- respondióle en tono grave,
el otro—yo sé bien que no soy suave,
ágil ni aristocrático,
y que acaso mi acento no es simpático,
por lo cual no podría 
entonar la más simple melodía:
y pues comprendo así cuán poco valgo,
considero muy justa tu protesta:
pero ¿qué hacer? El director de orquesta
no prescinde de mí… será por algo…  

Se puede observar cómo la fábula en manos de este escritor se convierte en un medio educativo.






LA ZORRA Y EL LORO

Con ganas de comerse una gallina,
cierta zorra ladina
se disfrazó de pavo;
mas, por descuido o por coquetería,
sin cubrir dejó el rabo
que era lo más bonito que tenía.
De este modo ataviada,
Al gallinero fue la muy taimada,
Y tocando a la puerta
Pidió le fuera abierta
Para dar un saludo a sus parientes.
Y como es una cosa cierta
que las gallinas son muy inocentes,
y el gallo andaba en viaje de negocios,
aquellas avecillas sin cautela
por distraer sus ocios
 a abrir se preparaban la cancela.
Mas, por fortuna, un loro que allí había
y era un bicho muy ducho y vivaracho,
se fijó en el penacho
que el visitante por detrás lucía.
Y la zorra esta vez tuvo un fracaso
Pues el loro gritóle al seudopavo:
--¿Pavo con ese rabo?
¡Yo me voy por si acaso!. 


Pimentel le da un sentido venezolanista a sus fábulas, las adapta a nuestro medio, ofrece características nacionales. Sus personajes son tan venezolanos como él mismo.  Solo un humorista como "Job Pim" pudo escribir un soneto tan maravilloso como el que tituló Desahuciado




Desahuciado

Me han visto nueve médicos. Los nueve,
de nuestra Facultad ornato y gala.
Los nueve encuentran mi salud tan mala,
que me debo morir en plazo breve.

Congestión en el hígado, y no leve;
bronquitis, de la tisis antesala;
un riñón de su puesto se resbala
y el colon no funciona como debe.

Yo morir no me siento... Pero ¿cómo
nueve sabios así de tomo y lomo
se van a equivocar sobre mi suerte?

¿Que me debo morir? ¡Venga la muerte!
¡Todo antes que dejar en la berlina
a media Facultad de Medicina!  




CONCLUSIÓN

Se ha dado una visión general de Francisco Pimentel (Job Pim), quien a través de sus versos llega a ser crítico, poeta, humorista, traductor y hasta escribe algunas cosas en prosa, pero es por medio de su poesía como recorre varios caminos dentro de la literatura y se desarrolla como magnífico humorista. Con su verso sencillo trasmite grandes enseñanzas, relaciona su accidentada vida con las cosas más simples de la naturaleza humana y del entorno que le rodea, sin llegar a ser sarcástico y por ello hace reír a sus lectores, y su obra resulta fresca y amena. Cabría decir, además, que su humorismo fue la enseñanza que dejó a grandes escritores de este género como Aquiles Nazoa y Miguel Otero Silva.

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