miércoles, 5 de junio de 2013

RICARDO MUJÍA LINARES [10.036]


RICARDO MUJÍA LINARES

Periodista, Escritor e Internacionalista.
Ricardo Mujía Linares nació el 24 de octubre de 1861 en la ciudad de Sucre. Pertenece a la rama genealógica de una prestigiosa familia de Bolivia. Hijo de 
Ricardo Mujía y de Rita Linares, que era nieta del presidente José María Linares y consanguineo de la famosa poetisa María Josefa Mujía.

Tuvo una educación bastante privilegiada porque el padre puso a su disposición una maestra particular, que le enseñaba principalmente el arte de las letras.
Mujía aun adolecente empezó a enseñar las materias de Literatura e Historia en el colegio Junín de Sucre, que bien lo había ganado por concursos de méritos. Acostumbraba ser el mejor amigo de sus alumnos. Era un maestro de verdad que trabaja por el gusto de enseñar y por una dedicación amable a sus alumnos. Inclusive se manifestaba con clara atención a no ser renumerado por sus servicios pedagógicos.

Cuando contaba con 24 años de edad se graduó como abogado con especialidad en Derecho Civil en la Universidad de Sucre, en 1886. Su tesis era una de las más brillantes de la época y le sirvió para obtener halagos de toda índole por personajes jurisconsultos. Más tarde dictaría en la Universidad de San Francisco Xavier la cátedra de Derecho Internacional. Con respecto a su personalidad de Mujía, el filósofo boliviano Francovich recordaba con una delicadeza del maestro con las siguientes palabras: "Yo conocí a don Ricardo en su vejez, cuando era profesor de Derecho Internacional en la Facultad de Derecho, cuando yo comenzaba en enseñar en ella. Era un gran señor. Un auténtico poeta. Recitaba maravillosamente. Tenía la bondad de un patriarca".
Años más tarde después de haber realizado la tarea de profesor y catedrático, era nombrado Rector de la Universidad de Sucre y tiempo después es elegido Miembro de la Corte Suprema de Justicia de Sucre.

Además de un talentoso pedagogo fue un periodista de extraordinario análisis. A fines de siglo XIX, las hojas de los periódicos en Sucre y el resto del país no solían consignar los nombres de sus directores y redactores. Se concretaban a enunciar en forma general que tenían un editor responsable. Con igual maestría redactaba en prosa y en verso sus notas de prensa. A ciencia cierta se sabe que Mujía junto al tradicionalista Miguel Ramallo dirigió entre 1897 y 1899, el semanario "El Duende", que aparecía en la ciudad de Sucre solo los días domingos,en dichas columnas se publicaba diversos artículos salidas de la pluma de este personaje; en este tiempo el contenido de sus escritos parece obra de un poeta pasado que de un contemporáneo. Cuando Mujía se trasladó a Oruro y La Paz, fundó publicaciones similares en ambos centros urbanos, bajo los nombres de "El Loro" y "El Gallo", respectivamente. Ambos órganos de prensa se desarrolaban bajo un tinte humorístico.

Hasta ese entonces no se había fundido de tan complejo modo el genio literario con la política en MUjía. Su incursión en el desarrollo político boliviano fue regeneracionista; se puede decir que una vez triunfante el Partido Liberal en la Revolución Federal de 1899 que le ascendió al poder, ocasión en que fue llamado Mujía por el presidente Panda para que sea su Secretario. Todo el interés esta en las masas y en la cara de MUjía, semejante a la voluntad de un hombre enérgico y nostálgico de las cosas. Ocuparía al poco tiempo la Oficialía Mayor del Ministerio de Instrucción Pública, en la que proyectó reformas en la organización educativa y donde aplicó métodos que estaban dirigidos a beneficiar la instrucción pública del país.

El gobierno liberal en esos tiempos necesitaba de hombres de trayectoria diplomática, a éste requerimiento de responsabilidad internacional acudió con el máximo de su honestidad: Desempeñó los nombramientos asignados de manera sucesiva desde el rango de Primer Secretario de la Legación de Bolivia en el Brasil, Encargado de Negocios ante el Gobierno del Perú durante siete años; Ministro Plenipotenciario en la República del Paraguay, en igual forma lo hizo en el Uruguay.

Después del deceso del inminente diplomático Emeterio Cano y Benavente que estaba en misión en el Paraguay, Mujía prosiguió sobre bases establecidas las negociaciones de litigio con ese país. En efecto en 1910 se acreditó al diplomático Mujía en el Paraguay, a fin de gestionar la anulación del Tratado Pinilla-Soler. "El negociador boliviano no pudo desde luego entrar en acuerdos con la Cancillería asuncena, a causa de la guerra civil que se hizo endémica en aquel país".

Recien el lO de octubre de 1912, propuso Mujía declarar de común acuerdo, entre ambas partes, la caducidad del Protocolo Pinilla-Soler, ya sea por medio de una Acta de Cancillería o por un simple intercambio de notas, en el que se dejaría constancia de tal resolución. Se fundamentaba el Ministro boliviano en que el árbitro nombrado era insustituible que habiendo renunciado a raíz del laudo de 9 de julio de 1909, anuló plenamente el acuerdo, que así mismo eran insustituibles los ministros Cano y Domínguez, que debían negociar un tratado principal, y que la muerte del primero de ellos hacía también imposible su cumplimiento.

No obstante del desarrollo de los resultados sobre la cuestión de límites con el Paraguay en lo que respecta al Chaco, el ajuste preliminar que precisaba en "no avanzar ni innovar las posesiones", entró en caducidad de hecho por dos razones:por la renuncia del juez árbitro y por el vencimiento del plazo en su perfeccionamiento del pacto. Por esta situación Bolivia gestionó y obtuvo su caducidad expresa mediante el Protocolo MUjía-Ayala de 6 de abril de 1903; por el que en este convenio las dos naciones se comprometían negociar un tratado definitivo de límites en el término de dos años, ya sea por arreglo directo o por el arbitraje juris.

En ese sentido, ambas partes establecieron que "mientras se lleve a cabo el arreglo directo o se pronuncie el fallo artibtral -dice el arto 4° - seguirá en vigencia el statu-quo estípulado en el acuerdo de 12 de enero de 1907, declarando ambas partes no haber modificado sus respectivas posiciones desde aquella fecha". En tanto la cláusula 5 declaraba la caducidad del Acuerdo Pinilla-Soler.

En todo ese tiempo, comprendido entre 1907 y 1913, no surgió ningún desacuerdo sobre los alcances del statu-quo, es decir, que no se presentó la oportunidad de interpretarlo; pero, a partir de ese último año, Paraguay adopta el plan de excluir el derecho de Bolivia en el Chaco en un juicio posesorio.
El statu-quo solo regía sobre las dos zonas de arbitraje señaladas en 1907; esto era, desde el paralelo 20° 30' al norte hasta donde alcancen sus títulos, y al occidente, entre los meridianos 61° 30' Y 62° de Greenwich. Todo el resto del Chaco, situado al sud del paralelo 20° 30' Y al oriente del meridiano 61° 30'; quedó implícitamente fuera del litigio, entregado a la plena soberanía del Paraguay, y en consecuencia libre de todo statu-quo.
Los argumentos del Paraguay en la conferencia se expresaron de esta manera: 1­La interpretación retroactiva del statu-quo de 1907 por el de 1913 mediante el cambio de la palabra "posesiones" por "posiciones"; 2- El Decreto de 28 de julio de 1913, interpretativo del acuerdo MUjía-Ayala; 3- El Acta Protocolizada de 20 de mayo de 1921 y otros documentos posteriores de su cancillería dirigidos a Bolivia, en las cuales se mantiene ese criterio uniforme, sin que de la otra parte se hubiera contradicho; y 4- La naturaleza misma del statu-quo que lo hace necesario solo en la parte litigosa"
Aclarando el término posesiones por posiciones, el Protocolo Ayala-Mujía, coadyuvó en la interpretación retroactiva, en que las partes declararon no haber innovado ni avanzado las posiciones desde 1907 hasta 1913.

Mujía nuevamente se trasladó a Asunción en marzo de 1915 para reiniciar las negociaciones con el Plenipotenciario paraguayo Fulgencio R. Moreno, quienes en el mes de julio firmaron un nuevo Protocolo prolongando el de 1913 hasta el 28 de julio de 1916, "en cuyo plazo los negociadores deben conducir sus gestiones ya sea ajustando un arreglo directo, o un Tratado de Arbitraje".

Las negociaciones tuvieron lugar a base de este protocolo, Mujía después de intercambiar la memoranda con su similar paraguayo, entregó una obra titulada 
"Bolivia-Paraguay" (tres tomos de exposición, cinco de anexos y una cartera de mapas), trabajo bien documentado y sin duda una de las mejores investigaciones en el campo del derecho público que había producido el país.

El Protocolo Ayala-Mujía fijaba el término de dos años para llegar a un tratado definitivo, sea por arreglo directo o por arbitraje. Cuando se encontraba en pleno proceso de negociaciones con el Paraguay, Mujía fue invitado por el presidente Gutiérrez Guerra para ocupar el Ministerio de Gobierno y Fomento (15 de agosto al 11 de diciembre de 1917). Por Decreto Supremo de esta última fecha se haría cargo de la conducción de las relaciones internacionales, fungiendo como canciller hasta el día 16 de ese año.

Su periodo fue breve en el Ministerio, pero Mujía no quiso dejar pendiente la cuestión con el Paraguay, por esa razón volvió a plantear la reanudación de las negociaciones pero esta vez en otro escenario, y para ello habló cordialmente con el Plenipotenciario, Moreno, quien más después se trasladó a La Paz para reiniciar las conferencias (7 al 17 de junio de 1918), en donde el negociador de Asunción propuso un Acuerdo, objetable desde todo punto de vista para el Gobierno boliviano; "para responder con amplitud suficiente al Dr. Mujía, el Dr. Moreno tuvo necesidad de tiempo, y el plazo en que debían ser terminadas las negociaciones, fue prolongado mediante un nuevo Protocolo (1916), y luego por Actas que los negociadores firmaron en 1917 y 1918.
Finalmente no hubo ni arreglo directo ni el arbitraje previsto para el caso de que el arreglo directo se considerara imposible; pero el compromiso relativo a la cláusula del statu-quo subsistía y también la controversia respeta a la observancia de dicho compromiso.

En agosto de 1917 Mujía es invitado por el presidente Gutiérrez para hacerse cargo del Ministerio de Gobierno y Fomento. El paso por este Despacho fue fugaz y hasta se diría sin mucha trascendencia porque de inmediato es designado por decisión del mismo gobierno Ministro de la cartera de Relaciones Exteriores y Culto (Decreto de 1 de diciembre de 1917). No habiendo permanecido mucho tiempo en ese Portafolio de Estado, dimitiría a su cargo el 16 de diciembre del mismo año. En estos dos ministerios no pudo ligarse íntegramente al tiempo, de no haber sido por los nombramientos que le hicieron los gobiernos de turno para que asuma las direcciones de importantes misiones diplomáticas.

Salió en misión como Ministro Plenipotenciario para asistir a la Convención Internacional que habría de realizarse en Montevideo, durante la presidencia de Batle y Ordoñez, siendo que en abril de 1917 celebra el Convenio Ampliatorio del Tratado de Derecho Procesal y de la Tramitación de Exhortos (suscrito en el Congreso Sudamericano de Derecho Internacional Privado, realizado en Montevideo el 11 de enero de 1889). De la misma manera suscribió el Convenio para el Reconocimiento de Títulos o Certificados de Estudio, que daba facilidades a los estudiantes uruguayos y bolivianos. Su labor negociadora prescribe en la celebración del Convenio de Arbitraje General Obligatorio, que pese a la resistencia de varios países signatarios, llegaron a suscribir el acuerdo. Naciones que se habían adherido a la Convención de julio 29 de 1899 y signatarios de la de 18 de octubre de 1917, ambas ajustadas en La Haya con el fin de obtener la solución pacífica de los conflictos internacionales. También firmó la Convención de Cabotaje, con el objeto de facilitar a los buques de sus respectiyas banderas el comercio de cabotaje.

En 1920 nuevamente es enviado como Plenipotenciario a la República Argentina, donde es recibido con lazos fraternales por la sociedad bonaerense. El diplomático Juan César Salinas Lozada, quien hasta entonces cumplía de Encargado de Negocios de Bolivia en ese país, tuvo la ocasión de entregarle la Embajada de Bolivia en Buenos Aires.

De vuelta al país se dedicó a sus actividades pedagógicas y literarias enseñando hasta el día de su fallecimiento, el 12 de noviembre de 1934.

Su trabajo intelectual tiene rastros, tal es que en 1881 publicó en Buenos Aires su primer libro Ensayos Titulares, cuya edición se agotó rápidamente. En 1898, en Sucre publica Poesías Líricas, y también aportó obras que tuvieron éxito en el Teatro Nacional. El mismo año publicó en La Paz Penumbras. En el certamen nacional de 1896 ganó el primer premio con su Soneto publicado en Barcelona. En 1909 obtuvo la distinción del primer premio con su obra Himno a Chuquisaca, recordando al Primer Centenario del 25 de mayo. En 1913 fue premiado con la Violeta de Oro en los juegos florales, y en 1925 es premiado con la Flor Natural y la Banda del Gran Saber.






LA CREACIÓN DE BOLIVIA

Fragmentos del canto lírico en el Centenario de la
República,
6 de agosto de 1925


Cuando en el campo de Ayacucho un día
Extinguióse el fragor de Las batallas,
Quedaron libres el Perú y Colombia
Y en cimiento granítico afirmada
La libertad de Chile y Los destinos
De Las bellas repúblicas del Plata.
Solamente en el seno
Del Nuevo Mundo un corazón sangraba.
Era el inmenso corazón herido
De Los pueblos ind6mitos de Charcas.
Entre sus riscos, en sus hondos valles,
En Las enhiestas cimas escarpadas,
Luchaban Los audaces guerrilleros
Contra la valerosa hueste hispánica,
Que allí encontró el asilo más seguro
Para fortalecer su fe en Las armas,
Lugar propicio para alzar trincheras
Y sostener el trono del Monarca...

Entonces, Sucre, rayo desprendido
Del sol de Las victorias, que
irradiara En Pichincha, en Junin y en Ayacucho,
Rayo de luz, de Gloria, de Esperanza;
Del cerebro del dios americano Nacido,
como Palas.

Del cerebro de Júpiter Tonante,
Para infundir serenidad y calma,
Fuerza y virtud al pueblo combativo
Sucre, el Mesías de Las nuevas Patrias
Surgió en Las sombras de tamaña angustia
Y ante el brillo fulgente de su espada
Se disiparon ellas, fugitivas,
Como la noche, cuando el día avanza.

El lago transparente de Los Incas
"Es el!" clamo, cuando sus linfas dares
Cruzó, como Jesús el Tiberiades
Aquel ser de conciencia inmaculada.
E1 Mururata y el lllampu altivos
Y el lllimani, en cuya cima blanca
Deja el sol, al morir, su postrer beso
Desprendiendo Las raudas cataratas
De sus nieves eternas, exclamaron:
"Es el, es el". Las nubes agrupadas
Deshilaron Las perlas de sus túnicas
Para tejer el IRIS, cuyas franjas
De color de oro, de color de sangre
De color de Los bosques de esmeralda,
Parecían formar una bandera,
Que, viendole llegar, le saludaban!

"Es el" gritaba el cóndor, desplegando
Su ala pujante, como un ave heráldica,
Que siente la ansiedad de suspenderse,
Para elevar al cielo sus nostalgias,
Para saciar su angustia de infinito
sobre el dolor de la miseria humana!

Fue uno solo el latido de Los pechos
Uno solo el anhelo de Las almas
Cuando el Gran Mariscal, par vez primera
Posó la firma planta
En Los dominios de la Real Audiencia
De Charcas, tierra que también llamaban
Alto Perú, par Las andinas cumbres
Que cierran horizontes con su audacia
Y que esparcen sus cúpulas de nieve
Lo mismo que un collar que se desgrana.

Y el alma de aquel astro
Como un efluvio penetró en Las almas:
"Fijad vuestros destinos!

El Pueblo es soberano! El Pueblo manda!" -
Así vibró su voz y en Las conciencias,
Como una flor, se abrió la Democracia!

Y en este pueblo que hay se nombra SUCRE,

Aquí, donde el Monarca estableciera
"La Audiencia Real de Charcas", renombrada
......
Tronó el grito primer que despertara
A Los pueblos de América, clamando
Independencia! Libertad y Patria!

Y proclamaron libre, para siempre,
El solar de la tierra Alto-Peruana!
"Aquí fue", dice nuestra gesta heroica.
"Aquí nació una patria"
Dirá también la Historia, cuando el tiempo,
Borrando nombres e inscripciones vanas,
Levante la Verdad de entre Las ruinas
A1 pedestal de eternas as enseñanzas !





TOMA MI ALMA

Toma mi alma, Se¤or! La ves enferma
de nostalgia incurable:
Recibela, Señor! y hay que se duerma.
Toma mi alma! La caja que la encierra
ya está vieja, y el frio la ha rajado;
cubierta de miserias de la tierra,
su aspecto causa pena o desagrado...
Dentro de ella, la pobre prisionera
se asoma a las rendijas, para ver fuera
quien lanza al viento, doloridas notas,
y mira... que se fue la Primavera,
y que sobre la nieve, una quimera
va agonizando, con las alas rotas...

Toma mi alma, Señor! Si nada espera:
si el amor la rechaza; si la arroja
la Fortuna con rudos empellones
a la miseria, al lodo, a la impureza,
y si no hay quien la acoja,
que hará de sus postreras ilusiones
que tiritan de frio y de tristezas?

Deténla en el camino... Toma mi alma, Señor!
ya es débil hoja que arrastra del dolor el
torbellino... Haz de ella lo que quieras...
cualquier cosa...! algo que ruegue, y que
rogando llore... una gotita de agua, que se dore
con el sol, en el seno de una rosa... el beso, que
una estrella fugitiva deje en la linfa azul de la
laguna... Una caricia pálida de luna sobre una
frente mustia y pensativa...

Roto caudal de bruma, que se pierde en vaga
lontananza... Impalpable caricia de la espuma...
Manto suave... soplo de esperanza... Huella de
mariposa en la olvidada flor de Las praderas...
Haz de mi alma, Señor, lo que Tú quieras! Haz de
ella. . . lo que quieras... cualquier cosa...!









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