MILA HAUGOVÁ
(ESLOVAQUIA, 1942) es ya desde hace años una figura imprescindible de la poesía femenina eslovaca. Además de ser la poetisa eslovaca más traducida en el extranjero, es asimismo la más fecunda de ellas. Durante tres décadas se ha aferrado pertinazmente a las palabras que la ayudan a vivir, y en forma de colecciones poéticas las ofrece a su editor. Los libros de poemas Barro herrumbroso (Hrdzavá hlina,1980), Superficie cambiante (Premenlivý povrch, 1983), Posible ternura (Možná neha, 1984), Días puros (Čisté dni, 1990), Amor inmemorial (Praláska1991), Nostalgia (1993), La dama del unicornio (Dáma s jednorožcom, 1995), Alfa Centauri (1996) son prueba de ello. No se puede, sin embargo, utilizar su fama como argumento tautológico para explicar la publicación de sus nuevas obras (Krídlatá žena, Mujer alada, 1999; Atlas de arena, 2001), hace falta, por el contrario, explicar su fundamentación interna: en efecto, Haugová se adentra cada vez más, busca asociaciones y afinidades en el reino de las plantas y en la Antigüedad clásica, en la memoria de la humanidad y de la cultura europea, para de nuevo implantar en nuestra memoria su conocimiento actual del mundo, que, según ella, no se diferencia gran cosa en lo referente a las cuestiones esenciales de la vida y la muerte humanas. El lector se enfrasca con un placer melancólico en la lectura de sus angustiosos versos de carácter meditativo y busca en ellos paralelismos con su propio destino (Atlas de arena, 2001; Jardín cerrado /de la lengua/, 2001). Quizás también la confrontación de su yo poético con los mitos clásicos (Orfea o Desfiladero invernal, ............2003), así como la confrontación entre nuestra percepción y su mirada al mundo, su modo de acercarnos a algo lejano, que no está relacionado con nosotros, pero de lo que, si ella no nos lo recordara, no alcanzaríamos a percatarnos, esta desaceleración en la premura de la vida cotidiana hacen de su obra auténtica poesía. En el que es hasta ahora su último libro, Archivos del cuerpo (2004), la autora renueva la poesía eslovaca con una mirada peculiar, aguda y penetrante al ser femenino, lo cual se corresponde también con el aspecto formal de sus versos: no se trata de logros radicales, sino de una articulación madura de los temas y del modo de plasmarlos.
Text
Genotexto I
... registros temblo-ro-sos.
encaje de sangre reseca;
red de agua con miles de entradas.
Genotexto II
... pájaro... dirección originaria de los caminos, pre-
figuración del aliento, raíz de la luz.
bajo el leve movimiento del ala de la mano, el mundo re-
clinado. el tiempo en la boca de la luz.
la oscuridad con un vector de sueño; espíritu ante el abismo
de uno mismo. mujer-pájaro deseo. temblor.
Genotexto III
des-garrados por el mismo sueño
mutuo. blood on the blade. animal cósmico
llamando a la reconciliación; aceptar la propia sangre des-
conocida.
Genotexto IV
... polo de la inaccesibilidad.
lejanas y frías tierras;
topacio,
corindón,
diamante (di-amante).
“... te mando un saludo de todo corazón...”
desde el país de la reina Maud.
(desde el cuerpo intacto del diamante.)
Genotexto V
... pájaro herido. en silencio agita las alas.
en un patio vacío levanta remolinos de polvo; no hay valor
para dispararle, ni esperanza de salvarlo...
Genotexto VI
... oscura puerta de la lengua;
en la boca in-
exactas ternuras,
des-trozo im-
penetrables sonetos.
Genotexto VII
... estás aquí. el mundo te horroriza.
y lo que más, aquello que más amas.
Dios nos busca en nuestras in-
cesantes huidas.
... la insignificancia del escondite...
Genotexto VIII
... el tiempo de Dios es diferente a nuestro tiempo;
nosotros, puestos (¿traducidos?)
en su lengua (espacio de amor)
vemos sólo el brillo de su ojo, una prueba poco consistente;
un lago en medio del mar... (tiempo para el amor)
Dios nos busca...
Genotexto IX
... en la oscuridad más absoluta. con los ojos vendados;
¿ciego de sí mismo? mi regularmente interrumpida
angustia; amor. in-terminable camino de caminos.
(cara a cara con el otoño de 1992 –) ¿es mío todo
lo que estoy mirando? ¿creerme de nuevo? (más adelante
sólo percibida por un sueño, estrechada por las alas (de las cejas);
a-traída hacia ti, que tienes un nombre
tierno como un cuchillo.
Genotexto X
... entre, en y con nosotros;
lo frágil, a-menazado de muerte
por el tiempo, por nosotros, por la desesperación de la piel,
porque nos pertenecemos, el cuerpo in-visible desde a-
fuera, el amor, culminado, único, in-
aplazable.
Genotexto XI
... sumamente atractivo.
sumamente presente. no tienes nada que re-
procharme. duermes como yo, hecho un ovillo (un niño en el útero).
justo eso es lo que me gusta de ti, dices.
Genotexto XII
... en-amorarse más allá de la frontera de la mortalidad; la boca,
los ojos, la frente, el estigma cubierto de rocío (la ternura del sexo),
haz una marca bajo la piel, antes de que te ex-
pulsen del paraíso,
aquí no hay lugar, en el que te puedas
esconder; en-
carnación del cuerpo de la luz (¿estás en él? –),
sólo el amor es el tiempo de lo aceptado;
oculta horizontal de una vertical;
risa del alma;
tierno terror de un cuerpo visible...
Genotexto XIII
…en un sueño profundo recuerda la posición
fetal; asomarse desde el tiempo en forma perfecta;
hombre con máscara de pájaro, ajustado yelmo de plumas;
sobre el sueño velan árboles de calaveras, sombras de luz
ancestral (pirámides), se olvida la crueldad y la tristeza;
despierta la serpiente en la frente de Akenatón; abre
la luz, los poemas; don para los cautos que están alerta…
Genotexto XIV
... catedral de diorita. nosotros
somos lo frágil, nuestro tocar ese origen primi-
genio –santuario eterno. somos nosotros los que podemos rompernos,
perecer, no el amor. nuestro tacto se puede perder, podemos
abandonar la catedral, dejarla atrás. podemos fingir
que no existe, pero eso no la
afecta. se alza aquí para nosotros desde tiempos in-
memoriales. stonehenge. piedras visibles de lo in-
visible.
Genotexto XV
... tan tarde... pájaros en las cunas del viento...
el pálido encaje otoñal... el monumento del plumaje...
bajo el párpado de la piedra duerme el corazón de la oscuridad. cada día mengua
mi luz... algo infantil con frente pálida
teme futuras tristezas. a través de la baja ventana
de noviembre contempla los sueños la aciaga luna.
Ecrive
“Ich weiss, wo du meinen Arm berührt hast.”
L. Wittgenstein
… dejar todo o-
culto en la palabra; la arrogante luz
de la oscuridad; música de profundas vocales;
incesto de sonidos; palabras palpablemente im-
palpables; el olor del sexo
de la lengua; gestos de manos acariciantes;
fervor (¿sólo mío?),
camino en ti como una egipcia;
una mano en ti, otra alrededor de
ti; aquí, ahora (en la frase que nos
designó Dios), nos amamos sin una sola palabra.
11.11.1992
(del libro Nostalgia)
De la materia angelical
1
... sin previo aviso
se precipita sobre nosotros. es cercano
y taciturno. espacio
torturador, desnudo como un muro...
2
... y nos arrastra entre
corrientes petrificadas. hacia potentes
contracciones, hacia el centelleo de los minerales,
confluir con la esencia de aquello
que nos es más ajeno. que nos
niega...
3
... tras la adhesión del cuerpo. arrastrarse
por suelos empedrados (angustia).
la exactitud del sacrificio de uno mismo, en él
otros aspectos de la llama, cuando el mal
regresa, es peor que aquello que
hubo antes...
4
... tocan la acabada
hendidura identificada con el muro,
sobrepasa la medida del movimiento
descuidadamente planeado, donde
hay puertas, umbrales, jambas...
5
... antesilencios del desierto, cuerpos,
la realidad del agua es en su permanente
abandono forma, eliminación
del centro, acecha nuestro error,
puede aparecer en cualquier momento y
en cualquier lugar...
6
... aquí aspiramos heridas,
cicatrices arrastradas hacia dentro (tres
líneas de la vida en la palma de la mano). quiero
una abertura en el muro, con un cálido abrazo
abrir tus blancas ventanas...
7
... esto exige un regalo para sí mismo, el muy
diluido veneno del sacrificio de uno mismo,
un ejercicio de paciencia, mantener
esto en un estado de atención inerte,
que se moverá tras el despertar de
la meta...
8
... y de nuevo los importunos espejos,
la cara de mi cara sorprendida
por el sueño, la máscara (sobre la máscara), la fuerza
del pausado (agotamiento), como nunca
(repetición), como un ala (bi-
furcación)... de la materia
angelical dar, querer, tomar...
9
... en el frío del dolor, espacios infinitamente
brillantes, con el cuerpo roto
sigue la apertura y liberación
de la respiración, camina en el vacío absoluto.
predice un gesto inmediato...
10
…ampliación del espacio dentro de unas fronteras
desesperadamente negadas. una línea.
la señala con la boca y de nuevo se deja caer
sola (en sí misma), grita a través de espacios
abiertos vacíos (el sueño de la materia:
con precisión hiriente crearlo
de nuevo, a partir de pedazos, de ruinas…
del rocío?)
11
... ¿se vuelve aquí la vida contra
sí misma? ¿detenida sólo por la mano del ritual
o la oración? sin estirpe, sin memoria,
en un único punto nombrado ahora (dos
líneas rectas se cortan...) me desvío
del camino preestablecido y eterno...
¿Pero qué clase de manuscrito es éste?
(del libro Mujer alada)
Traducción de Patricia Gonzalo
To My Daughter About Love
I can't tell you anything about that,
but one day your journey'll stop outside a door,
and you won't have time to take even your clothes,
you won't be able to greet mother or father,
nameless you'll receive a name,
you'll open,
in the sudden brief fissure you'll see
dark, inscrutable waters,
reflection of a hazy star,
that which you love, unknown,
and all you'll manage is to
slightly part your lips.
Translated from the Slovakian, Haugová's poem is deeply personal and manages to capture some very specific details of feelings and emotions about love. This poem appears in Six Slovak Poets from Arc Publications, where the original Slovakian text of the poem sits next to the translation.
The following is a poem by Mila Haugová from Scent of the Unseen, translated by James Sutherland-Smith:
TO WITHSTAND EVIL
Alfa lives on. She sleeps less.
She hardly dreams. She loves much more.
She blooms in the wastefulness of autumn.
Her sight weakens.
She suffers a silent, deaf mating.
She is afraid.
A man in a circle of evil. Around his neck, blood.
Alfa conceals herself from him, the household serpent hides away.
Can one withstand evil only with evil?
Alfa steps out over the world precipice.
Her brow is furrowed. Her hands are devoted
to movement; she dresses wounds, buries
the dead, comforts abandoned children,
cultivates healing herbs in her garden,
plucks fruit, waters the parched earth,
wanders beneath the trees at night,
intercedes with the long dead.
Far from her the man is lost in a labyrinth of faces.
It’s Sunday. Alfa draws breath, her hands folded
in her lap like thousands of women before.
She does not pray. What she sees and knows
is too much for God. She has to bear it alone.
She holds on to loneliness, the world, morning …
From Scent of the Unseen Arc Publications: Visible Poets Series 2004.
I can't tell you anything about that,
but one day your journey'll stop outside a door,
and you won't have time to take even your clothes,
you won't be able to greet mother or father,
nameless you'll receive a name,
you'll open,
in the sudden brief fissure you'll see
dark, inscrutable waters,
reflection of a hazy star,
that which you love, unknown,
and all you'll manage is to
slightly part your lips.
Translated from the Slovakian, Haugová's poem is deeply personal and manages to capture some very specific details of feelings and emotions about love. This poem appears in Six Slovak Poets from Arc Publications, where the original Slovakian text of the poem sits next to the translation.
The following is a poem by Mila Haugová from Scent of the Unseen, translated by James Sutherland-Smith:
TO WITHSTAND EVIL
Alfa lives on. She sleeps less.
She hardly dreams. She loves much more.
She blooms in the wastefulness of autumn.
Her sight weakens.
She suffers a silent, deaf mating.
She is afraid.
A man in a circle of evil. Around his neck, blood.
Alfa conceals herself from him, the household serpent hides away.
Can one withstand evil only with evil?
Alfa steps out over the world precipice.
Her brow is furrowed. Her hands are devoted
to movement; she dresses wounds, buries
the dead, comforts abandoned children,
cultivates healing herbs in her garden,
plucks fruit, waters the parched earth,
wanders beneath the trees at night,
intercedes with the long dead.
Far from her the man is lost in a labyrinth of faces.
It’s Sunday. Alfa draws breath, her hands folded
in her lap like thousands of women before.
She does not pray. What she sees and knows
is too much for God. She has to bear it alone.
She holds on to loneliness, the world, morning …
From Scent of the Unseen Arc Publications: Visible Poets Series 2004.
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