Valentin Iremonger (1918 - 22 de mayo de 1991) fue un irlandés diplomático y poeta.
Nació en Dublín y se incorporó al servicio diplomático. Se desempeñó como embajador de Irlanda en Suecia, Noruega, Finlandia, India, Luxemburgo y España.
OBRA:
On the Barricades (1944, with Robert Greacen and Bruce Williamson) Reservations (1950), Horan's Field and Other Reservations (1972), and Sandymount (1988). In 1945 he won the Æ Memorial Prize for a manuscript collection of poems. He was poetry editor of the literary magazine Envoy from 1949 to 1951.
Editó, con Robert Greacen, Contemporary Irish Poetry (1949), y Irish Short Stories (1960).
Traducción por Jorge Fonderbrider y Gerardo Romano
ESTA HORA SU VIGILIA
Elizabeth, gélidamente tendida,
un día de primavera, nos sorprendió
con su rígida dignidad y la serenidad
de sus manos que sujetaban una cruz negra.
Con el libro y la vela y un platillo de agua bendita
nos recibió en el cuarto con la persiana baja.
Sus ojos estaban singularmente cerrados y nos arrodillamos tímidamente
advirtiendo el mechón de su cabello sobre la almohada blanca.
Esa noche nos encontramos junto al muro derrumbado
en el campo detrás de la casa donde yo vivía
y hablamos sobre eso, pero no pudimos hallar la razón
por la que nos dejó a nosotros, a los que tanto había querido.
Muerte, sí, entendíamos: algo relacionado
con la edad y la decadencia, cuerpos decrépitos; pero aquí había
uno vigoroso, distante y recatado,
uno vigoroso, distante y recatado,
que no respondía a nuestros furtivos suspiros.
A la mañana siguiente, al oír al sacerdote decir su nombre,
me escapé, ya convencido,
y lloré con mis siete años contra el muro de piedra de la iglesia.
Durante dieciocho años no pronuncié su nombre
hasta este día otoñal cuando, con un ventarrón,
un vástago cayó del otro lado de mi ventana, con sus ramas
manchando con rebeldía el verde del césped. De pronto, recordé
a Elizabeth, gélidamente tendida.
THIS HOURE HER VIGILL
Elizabeth. frigidly stretched,/ On a spring day surprised us/ With her starched dignity and the quietness/ Of her hands clasping a black cross.// With book and candle and holy water dish/ She received us in the room with the blind down./ Her eyes were peculiarly closed and we knelt shyly/ Noticing the blot of her hair on the white pillow.// We met that evening by the crumbling wall/ In the field behind the house where I lived/ And talked it over, but could find no reason/ Why she had left us whom she had liked so much.// Death, yes. we understood: something to do/ With age and decay, decrepit bodies:/ But here was this vigorous one, aloof and prim,/ Who would not answer our furtive whispers.// Next morning, hearing the priest call her name, / I fled outside, being full of certainty, / And cried my seven years against the church's stone wall./ For eighteen years I did not speak her name// Until this autumn day when, in a gale,/ A sapling fell outside my window, its branches/ Rebelliously blotting the lawn's green. Suddenly, I thought/ Of Elizabeth, frigidly streched.
CLARA VISIÓN DE VERANO
Cargado de hojas el jardín se espesa otra vez.
El sol y los árboles las admiran, perezosamente.
Coles y claveles, en hileras y canteros, gotean cansadamente
y allá lejos las colinas, como perros sedientos, agazapados,
claman por agua.
claman por agua.
Amor, quién murmura que todo está en orden
en esta tarde de verano, cuando nada se mueve,
ni siquiera las moscas, extrañamente,
ni siquiera las moscas, extrañamente,
mientras descansamos en el césped, aquí debajo del peral,
observando indolentes inclinarse a las hojas, a las sombras
sin duda alargarse.
observando indolentes inclinarse a las hojas, a las sombras
sin duda alargarse.
Pero no siempre será verano -no para nosotros; vendrán malos tiempos
en los que tú y yo veremos con envida viejas fotografías,
recordando cómo estábamos, ahí al sol, mirando como dioses,
mientras los días de nuestras vidas, como un fruto, maduraban
y se pudrían, y cómo, junto al lago,
y se pudrían, y cómo, junto al lago,
su superficie calma, un atardecer de agosto, caminando, reíamos
mientras el amor deslizaba sus brazos entre los nuestros
y alegremente seguíamos la senda que nos mostraba por el lecho
del valle de la vida.
y alegremente seguíamos la senda que nos mostraba por el lecho
del valle de la vida.
Habrá entonces mucho que recordar, cuando los días,
como húmedas hojas del verano tardío,
como húmedas hojas del verano tardío,
no crujan bajo nuestros pasos ningún otro verano espere
al cabo de un nuevo año con delicadas ropas para vestirnos
a nosotros cuya sutil belleza hace tiempo habrá languidecido;
a nosotros cuya sutil belleza hace tiempo habrá languidecido;
y el brillante verdor de la Naturaleza remendará
nuestros corazones con angustia cada día en que agosto atraviese
las ramas con luz del sol, cuando las hojas reciban
nuestros corazones con angustia cada día en que agosto atraviese
las ramas con luz del sol, cuando las hojas reciban
voluptuosamente las caricias del viento del sur
año tras año agonizante.
Y sin embargo la declinación de cada nueva estación,
la deserción de cada día, quiebra sólo nuestra esperanza
y no nuestro valor, sano y salvo en el profundo refugio
de nuestra conciencia; los arbustos y los altos árboles florecen
y caen inconscientemente derrotados en tanto el hombre,
maduro por completo, cuyo orgullo lamentan los ángeles,
la deserción de cada día, quiebra sólo nuestra esperanza
y no nuestro valor, sano y salvo en el profundo refugio
de nuestra conciencia; los arbustos y los altos árboles florecen
y caen inconscientemente derrotados en tanto el hombre,
maduro por completo, cuyo orgullo lamentan los ángeles,
observa al amor apagándose algún lánguido atardecer,
sin nadie alrededor, que llega el invierno y no queda combustible,
las luces no funcionan, el alquiler no se ha renovado,
y que el verano es unas sílabas apenas recordadas.
sin nadie alrededor, que llega el invierno y no queda combustible,
las luces no funcionan, el alquiler no se ha renovado,
y que el verano es unas sílabas apenas recordadas.
Clear View in Summer
Heavy with leaves the garden bushes again/Sun, and the trees admire them, lazily./ Cabbages and carnations, drills and beds of them, droop tiredly/ And far away the hills, like dry dogs, crouching, squeal for water. / Love, who is it whispers everything is in order/ On this summer afternoon, when nothing moves, not even the flies, strangely,/ as we relax by the lawn, here under the pear-tree, watching idly/ The leaves declining, the shadows surely lengthen.// But it won't be always summer - not for us; there are bad times coming/ When you and I will look with envy on old photographs,/ Remembering how we stood, there in the sun, looking like gods,/While the days of our lives, like fruit, swelled and decayed,/ And how by the lake,/ Its surface, one August evening, unchipped, walling, we laughed/ As love slipped his arms through ours and we gladly followed/ The path he showé"8 us through life's valley running.// There'll be much to recall then, when, like wet late summer leaves,/ The days under our tread don't rustle, no other sui imer waiting/ Around the turn of a new year with rich clothes to grace us/ Whose subtle beauty will have long since languished;/ And Nature's flashing greenness will stitch up our hearts with anguish/ Each day when August with sunlight riddles the branches, the leaves taking/ Voluptuously the south wind's caresses/ Year after dying year.// And yet the declension of each following season, each day's /Defection, splits open our hope only and not our courage, safe and sound/ In the deep shelter of our awareness; the bushes and tall trees/ Flourish and go down unconsciously in defeat/While full-grown man, whose pride the angels weep,/ Watches love itself gutter out some dull evening, nobody around, /Winter moving in, no fuel left, the lights not working, the lease/ Unrenewable, summer a seldom-remembered scat-phrase.
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