Sherman Alexie
Sherman Alexie Joseph, Jr. (nacido el 07 de octubre 1966) es un poeta, escritor, cineasta y ocasional comediante. Gran parte de su obra se basa en sus experiencias como un nativo americano que creció en la reserva india de Spokane. Actualmente vive en Seattle, Washington.
La obra de Sherman Alexie:
Dangerous Astronomy, poesía 2005
Ten Little Indians, cuentos 2003
The Business of Fancydancing, guión 2003
One Stick Song, poesía 2000
The Toughest Indian in the World, cuentos 2000
Smoke Signals, guión 1998
The Man Who Loves Salmon, poesía 1998
The Summer of Black Widows,poesía 1996
Indian Killer, novela 1996
Water Flowing Home, poesía 1996
Reservation Blues, novela 1995
Seven Mourning Songs For the Cedar Flute I Have Yet to Learn to Play, poesía 1993
The Lone Ranger and Tonto Fistfight in Heaven, cuentos 1993
First Indian on the Moon, poesía 1993
Old Shirts & New Skins, poesía 1993
I Would Steal Horses, poesía 1993
The Business of Fancydancing, poesía, 1991
Influencias
Esperamos en el auto
afuera del bar
mis hermanas y yo,
"apenas un par de tragos"
como lo oímos
tantas veces antes
como dijo Ramona
como todos los niños Indios
lo han oído
antes
de sus padres, desaparecidos entre el humo y las risas de cualquier taberna de Reservación, apareciendo cada media hora con Pepsi, papas fritas, y más promesas. Y, como todos los Indios terminan aprendiendo, nunca confiamos en esas promesas. Recién creemos en algo cuando ya sucedió, aprendimos a confiar enla fuente de un río y nunca en su boca. Pero esto no viene a cuento de la tristeza. Esto es sobre las historias
que imaginé
en bolsas de dormir
entre puestas en marcha del auto
para encender la calefacción
porque mis padres me dejaban
las llaves.
Esto es sobre las historias
que conté a mis hermanas
para llenar esas horas largas, esperando afuera del bar, esperando a mi madre, mi padre golpeando la ventanilla, preguntando ¿Tienen frío? ¿Se están portando bien? Ya salimos, okay? A veces, nos negábamos a abrir las puertas cuando al fin llegaban, los dejábamos gesticular desaforadamente y nos moríamos de risa porque no había otra cosa que hacer. Pero esto no viene a cuento de la tristeza. Esto es sobre las historias que
yo inventé
como construí
los paisajes imaginarios que nos salvaron.
Una vez soñé con una mujer pelirroja,
que me dio pesos y señales
y contó a mis hermanas
que ella nos rescataría
de nuestro propio amor
por estos padres que siempre salen tambaleando del bar cinco minutos antes de cerrar, siempre diciéndoos"por lo menos nos fuimos antes de la última llamada". Pero los amamos igual, nos aferramos apretados a sus brazos y pescuezos alcohólicos camino a casa, les robamos el paquete de cervezas que compraron para el camino y lo tiramos fuera por la ventanilla, mientras contábamos los mojones y coyotes que aparecían al borde del camino. Pero esto no viene a cuento de la tristeza. Esto es sobre las historias, esas descripciones ásperas
que fulminaron las paredes
de la casa prefabricada de la Reserva
donde mis hermanas y yo permanecíamos despiertos
luego de que por fin llegábamos a casa
y escuchábamos
a nuestros padres dormir
respirando pesadamente
en sus sueños, roncando
como una llamada de tambores pero
en la oscuridad de la Reserva
eso significaba que todos estábamos vivos
y era suficiente
Alcohólicos Poemas de Amor
1.
El alcohol es un tambor
que me llama. El Alcohol
me llama. A veces
es tan difícil
no oír
ese tambor. A veces
es tan difícil
no bailar.
2.
Un día me contaste que la vez que mejor hicimos el amor fue una noche de invierno, en Febrero, después que me pasara el día entero tomando. Te hice el amor borracho, inconciente, y no puedo recordar nada de eso. Después que me contaras, quise saber si no te había llamado con el nombre de otra mujer, no porque yo hubiese amado a alguna otra. Lo quise saber porque mi imaginación siempre aumentó cuando estoy borracho y no me sorprendería descubrir que había usado el nombre de alguna estrella de cine. Ninguna, me dijiste, que cuchicheé tu nombre toda la noche, aún después de haber acabado, repetía tu nombre con esta boca, agria de cerveza y de la vieja mentira de no volver a tomar.
3.
Alcoholismo genético
o condicionado? Me
pregunto mientras hago zetas
dentro de otra reservación
enredo de negociaciones
y amor no devuelto, encuentro
una botella de vodka
y una caja de quesitos fundidos
y al final, me llamo
un vencedor ordinario, otra
víctima de la ciencia
y su investigación necesaria.
Mis manos a veces se sacuden
porque te amo
y otras
porque mi cuerpo se
desintoxica
por eso te pido que no tomes
cerveza, whisky, ni vodka
antes de venir a verme. Por favor
cepillate los dientes, lavá tus manos
aunque haya sido apenas un trago
porque nunca fui lo fuerte
que quiero. El gusto a alcohol
incluso en el más suave de los besos
me haría olvidar en quien me he convertido.
5.
La diferencia entre la necesidad y el querer debe ser explicada. Abandoné la bebida hace 450 días. Abandoné la bebida 450 días antes de abandonarte a vos. Entonces, hoy yendo al centro, vi al mismo viejo indio quien debe de haberme mendigado varios miles de monedas en todos estos años. Era el decimoquinto día consecutivo de temperaturas bajo cero y el Indio viejo tenía puesto un gorro todavía con la etiqueta del precio. Se compró ese horrible gorro en lugar de mamarse y te apuesto que debe de haberle costado lo mismo que una botella de buen vino.
6.
Unos momentos después de encontrarte
me fue imprescindible
decirte "Sos exactamente
el tipo de India con la que
me encantaría emborracharme"
Pero me he mantenido sobrio
y ya hace dos años. En cambio, todo lo que dije
fue "Cuando solía tomar
eras el tipo de india con la que
me encantaba emborracharme"
¡Ay!, toda mi vida
en tiempo pasado.
La Invitación
Cuando me visites, dormiré
sobre la sofá mientras vos duermas
en mi cama. Dejaré
mi mejor manta
para vos, tomá a mis pesadillas
conmigo. A la mañana
contame lo bien que dormiste
y prepará un café
mientras me arrastro
desvelado, a mi cama
y te abandono
al silencio
de tu primer cigarrillo
de la mañana. Cuidame
mientras duermo, por favor
sacudime hasta que despierte
si ves que comienzo a dirigirme
hacia aquél rincón
transformándome de
nuevo en un hombre-lobo
demasiado horrible como para notar
que su luna ya se ha ido.
http://www.sisabianovenia.com/LoLeido/Poesia/Alexie.htm
Grief Calls Us to the Things of This World
The morning air is all awash with angels
—Richard Wilbur, “Love Calls Us to the Things of This World”
The eyes open to a blue telephone
In the bathroom of this five-star hotel.
I wonder whom I should call? A plumber,
Proctologist, urologist, or priest?
Who is blessed among us and most deserves
The first call? I choose my father because
He’s astounded by bathroom telephones.
I dial home. My mother answers. “Hey, Ma,”
I say, “Can I talk to Poppa?” She gasps,
And then I remember that my father
Has been dead for nearly a year. “Shit, Mom,”
I say. “I forgot he’s dead. I’m sorry—
How did I forget?” “It’s okay,” she says.
“I made him a cup of instant coffee
This morning and left it on the table—
Like I have for, what, twenty-seven years—
And I didn’t realize my mistake
Until this afternoon.” My mother laughs
At the angels who wait for us to pause
During the most ordinary of days
And sing our praise to forgetfulness
Before they slap our souls with their cold wings.
Those angels burden and unbalance us.
Those fucking angels ride us piggyback.
Those angels, forever falling, snare us
And haul us, prey and praying, into dust.
How to Write the Great American Indian Novel
All of the Indians must have tragic features: tragic noses, eyes, and arms.
Their hands and fingers must be tragic when they reach for tragic food.
The hero must be a half-breed, half white and half Indian, perferably
from a horse culture. He should often weep alone. That is mandatory.
If the hero is an Indian woman, she is beautiful. She must be slender
and in love with a white man. But if she loves an Indian man
then he must be a half-breed, perferably from a horse culture.
If the Indian woman loves a white man, then he has to be so white
that we can see the blue veins running through his skin like rivers.
When the Indian woman steps out of her dress, the white man gasps
at the endless beauty of her brown skin. She should be compared to nature:
brown hills, mountains, fertile valleys, dewy grass, wind, and clear water.
If she is compared to murky water, however, then she must have a secret.
Indians always have secrets, which are carefully and slowly revealed.
Yet Indian secrets can be disclosed suddenly, like a storm.
Indian men, of course, are storms. They should destroy the lives
of any white women who choose to love them. All white women love
Indian men. That is always the case. White women feign disgust
at the savage in blue jeans and T-shirt, but secretly lust after him.
White women dream about half-breed Indian men from horse cultures.
Indian men are horses, smelling wild and gamey. When the Indian men
unbuttons his pants, the white woman should think of topsoil.
There must be one murder, one suicide, one attempted rape.
Alcohol should be consumed. Cars must be driven at high speeds.
Indians must see visions. White people can have the same visions
if they are in love with Indians. If a white person loves an Indian
then the white person is Indian by proximity. White people must carry
an Indian deep inside themselves. Those interior Indians are half-breed
and obviously from horse cultures. If the interior Indian is male
then he must be a warrior, especially if he is inside a white man.
If the interior Indian is female, then she must be a healer, especially if she is inside
a white woman. Sometimes there are complications.
An Indian man can be hidden inside a white woman. An Indian woman
can be hidden inside a white man. In these rare instances,
everybody is a half-breed struggling to learn more about his or her horse culture.
There must be redemption, of course, and sins must be forgiven.
For this, we need children. A white child and an Indian child, gender
not important, should express deep affection in a childlike way.
In the Great American Indian novel, when it is finally written,
all of the white people will be Indians and all of the Indians will be ghosts.
The Powwow at the End of the World
I am told by many of you that I must forgive and so I shall
after an Indian woman puts her shoulder to the Grand Coulee Dam
and topples it. I am told by many of you that I must forgive
and so I shall after the floodwaters burst each successive dam
downriver from the Grand Coulee. I am told by many of you
that I must forgive and so I shall after the floodwaters find
their way to the mouth of the Columbia River as it enters the Pacific
and causes all of it to rise. I am told by many of you that I must forgive
and so I shall after the first drop of floodwater is swallowed by that salmon
waiting in the Pacific. I am told by many of you that I must forgive and so I shall
after that salmon swims upstream, through the mouth of the Columbia
and then past the flooded cities, broken dams and abandoned reactors
of Hanford. I am told by many of you that I must forgive and so I shall
after that salmon swims through the mouth of the Spokane River
as it meets the Columbia, then upstream, until it arrives
in the shallows of a secret bay on the reservation where I wait alone.
I am told by many of you that I must forgive and so I shall after
that salmon leaps into the night air above the water, throws
a lightning bolt at the brush near my feet, and starts the fire
which will lead all of the lost Indians home. I am told
by many of you that I must forgive and so I shall
after we Indians have gathered around the fire with that salmon
who has three stories it must tell before sunrise: one story will teach us
how to pray; another story will make us laugh for hours;
the third story will give us reason to dance. I am told by many
of you that I must forgive and so I shall when I am dancing
with my tribe during the powwow at the end of the world.
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