Kira Kariakin. Nació en Caracas en 1966. Es autora del blog K-minos desde el 2004. Desde 1987 se ha desempeñado en el medio editorial en diversas áreas, trabajando para editoriales como el Grupo Alfa, Planeta y Grijalbo. Tuvo una agencia literaria desde 1991 hasta 1994. Fue durante 4 años (1994-1998), gerente editora de la revista Estilo dedicada al arte venezolano contemporáneo. En 1999, se fue a Uganda por cosas de la vida y allí se quedó por 5 años para luego mudarse a Bangladesh por casi otros cinco. En ese período fuera se desarrolló trabajando en el área de las tecnologías de la información y comunicación especialmente en diseño y desarrollo de contenidos para web, y en los últimos 3 años en redes sociales. Colabora con distintas revistas digitales como Los Hermanos Chang y Analítica y es coeditora de La Casa Azulada. Participa regularmente en recitales y happenings poéticos cuando se presenta la ocasión. Se encuentra en Venezuela desde finales del 2008. Ha sido parte de varios talleres literarios de poesía y narrativa. Actualmente forma parte de los talleres de poesía de Armando Rojas Guardia.
Origen
no sé escribir otros cantos
no sé irradiar otros versos
las palabras
no son mías
me atraviesan
libres de un yugo
que no sostengo
vienen de atrás
de donde no veo
vienen del origen
y de lo oscuro
donde los deseos
nacen sin saberse
y llueven
erizados
sobre la piel dormida
El fracaso del fénix
dejé el sortilegio listo
para cuando la noche roja
presenciara los últimos fines
mis restos giraron
levantados en vuelo cósmico
amalgamando de nuevo mi sustancia
era yo
y no era yo
surgí en otra tierra
bajo un cielo inverso
ante el equívoco
quise desmoronarme
volver a ser escombro
no pude
regresé del vacío
para un absoluto sin treguas
me condena un destino
despojado de deseos
Luna en Yakarta
sé de su presencia
cuando el papel me convoca
y arrebata reposo
es un ojo ciego envuelto en muselina
subrepticio e indiferente
en el cielo espeso
el muecín despide su luz sorda
de madrugada
al clamar la presencia solar de Dios
y en ese momento
en la duermevela que me invade
justo cuando la noche
me desnuda
removiendo mis fronteras
la extraño
respiración
a Lino
escucho
recostada en tu pecho
aire que entra y sale
sin furia
y un sordo latir
sin necesidad de razones
escucho
los tenues ecos
de mi aliento acompasado
abrazo
el continente de tu vida
a resguardo
vivo asilada
bajo tu bóveda permanente
Levedad fortísima
a veces el poema
se me escapa
asalta
por unos segundos
y luego huye de mí
otras veces lucho
le retengo
los versos me envuelven
no los pierdo
pero
soy frágil
como una figurilla de porcelana
a cualquier roce
puedo fragmentarme sin reparo
y es que
el poema
puede
quebrarme
tengo un hueco en el corazón
es seco y oscuro
si introduzco un dedo
siento la aspereza
de la arena oculta
de mis sequías
y la negrura densa
que aprieta
como una boa
insomne e insatisfecha
mi corazón
es tuerto de sentimiento
el viento en él no encuentra nido
ni la luz reposo
yo vivo con un hueco ciego
en el pecho
Adentro
yo sé que la luz brilla afuera
pero cierro las cortinas
aquí en este espacio
sólo está mi penumbra
y es que evito encandilarme
con falsas iluminaciones
Dimensión correcta
paseo en el silencio blanco
en la concavidad donde se juntan
la mudez y la sordera
la asepsia de la nada aplaca
sin curvas ni giros
la noche irreparable
las grietas de mis faltas
están cubiertas
por deseos en fuga
petrificados
cansada de ser lunar
y de los abusos del día
me libero
dentro de la cáscara irrompible
en el vacío perfecto
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