jueves, 15 de noviembre de 2012

ANA PORRÚA [8388]



Ana Porrúa


ANA PORRÚA
Ana Porrúa (Comodoro Rivadavia, ARGENTINA 1962) es ensayista y escribe poesía. Ha publicado Con trapos en la boca (1992), Hormigas y samuráis (2001), El chenque (2005), dos antologías de poesía latinoamericana (Traficando palabras y ‘Alicia en el país de las pesadillas’ y otros poemas) y un libro de crítica sobre Leónidas Lamborghini, Variaciones vanguardistas. Vive en Mar del Plata.




POEMAS DEL LIBRO "EL CHENQUE"



(3)

la combinatoria exacta del eco:
el sonido cae como lanza o piedra en el agua.
desde el chenque hacia el mar, traza una línea de plenos y medios tonos. cortes: hendiduras lábiles o muescas por abandono del territorio propio. fuera del corral y la manada, será otra la modulación de la voz. nunca hace fondo, sólo va sumando cualidades de aquello que toca o la toca. así, cierta tensión del aire cerrado, compacto; cierto tenor grave del viento que le lima los agudos. en segundos, vuelve y es otra.


(4)

oído absoluto: el viento es la nota que afina una topografía cierta. del chenque al chenque como una enorme sábana pesada y seca, que se agita de manera asimétrica, fuera de compás por los lados. así, un sonido.


(5)

acá no hay aguas profundas sino extensas. kilómetros de agua. millonésimas de litros a lo largo. del otro lado, decíamos, china, los chinos, el sonido metálico de un habla, el suave golpe de los palillos contra el cuenco a la hora del almuerzo, los grillos rozando las patas en jaulas livianas de madera balsa. de este lado, el viento que eriza el lomo del agua cuando lame o clava la lengua, nosotros, sentados en la playa, en la jaula del chenque, con los ojos calando la distancia.


(6)

el chenque: precisa caja de resonancia.


(10)

materia insuficiente la infancia cuando avanza a contrapelo del viento. será necesario abrir una hendidura, oponer una fuerza móvil a esa fuerza pareja. el viento pide simetrías, se sabe, esfuerzo de algunos cuerpos.



(14)

acá no hay garzas. acá no hay línea rosada (salvo en la tarde como incrustación del cielo). acá
no hay flamencos. acá no hay, ni hubo, ni habrá dragones. acá hay martinetas (negro y blanco, una pluma y otra pluma en contraste camuflado). acá hay maras, distorsión de la liebre que a su vez es desencanto del conejo. acá hay piches, corazas. acá hay viento. acá hubo tehuelches. éramos nosotros.


(17)

existen los alacranes (inscripción luminosa del peligro en el pozo de arcilla). existen los ñandúes y sus enormes huevos blanquecinos, porosos. se cala un extremo. un agujero con forma de hexágono imperfecto. se diseca para guardar el precioso tesoro (adentro, un charito muerto, de plumas empapadas).

(19)

acá hay uñas de gato y dientes de león. se chupan el agua. se la quedan, como los camellos y los dromedarios. hacen hojas carnosas tubulares y con ángulos. las flores tienen rayos finísimos, pétalos que parecieran elegir una lógica inadecuada. esto hay: y la mancha rosa viejo de la mata que se extiende en la arena de la costa. pero acá hubo una retama, resguardada por la placa de hormigón. pocos, muy pocos colores rompen el continuo. se necesita una mirada educada en lo liso. se necesita un ojo que pueda descansar sin arabesco, que no pida lo que no hay. que no pretenda.


(23)

el desierto: sin medias tintas.






POEMAS DEL LIBRO HORMIGAS Y SAMURÁIS

hormigas

(1)


I.

una vida alrededor
del alimento.

II.

eligen los muertos
en un campo de batalla ajeno.
la caparazón dura y brillante
del insecto medieval:
diminutos mosaicos luctuosos
bajo la presión de sus pinzas.

III.

el fragmento del ala de una libélula:
imposible tocado de novia
(tul imaginario)
sobre la cabeza
de la obrera.



VI.

"En un hormiguero nadie se preocupa por las águilas"
Henri Michaux

hay universos que nunca se juntan
las hormigas son ciegas a la altura:
su única mística es la del trabajo.

(2)



I.

la hormiga sobre la guarda de papel
no ve el diseño art nouveau de las hojas
(amarillo contra fondo ocre)
sino una vasta superficie lisa
y monocromática.



III.

¿dónde guardan
la memoria
las hormigas?


IV.

en esa milimétrica
porción de cereal
en ese cristal azucarado
-o quizás en la forma de engancharlo
y tirar hacia arriba-
está toda la historia
de su especie.

VIII.

la presión de mi mirada
sobre el diminuto lomo
como materia húmeda
que no se disuelve.


samuráis
(a B.S.)



samurai clásico


I.

soy una hormiga guerrera
pensó el samurai
la primera vez que su madre
cubrió sus hombros
con prenda de seda.

III.

el samurai
se soñó sin su espada:
un animal
pequeño
que no sabe
las pausas
internas
del horror.

IV.

vio el mar por vez primera
recordó cuentos de infancia
(una voz baja contra su oído):
‘no hay espada que hiera
a este dragón de agua’.


V.

el arco tenso
enseña a ver
lo mínimo
en un círculo.

VI.

sobre la estera
sentado
contempla la luna.
conoce
como ella
su propio brillo,
pero sabe
esconderlo tras las nubes.

IX.

la seda del kimono
es el junco
que recubre
un cuerpo más duro.

X.

el deseo
de poder quebrarse
como una caña
alejada del río.

XII.

el samurai y la hormiga
frente a frente
(sólo el aire denso los separa)
quietos:
ambos vestidos de púrpura.

el camino del samurai (ghost dog) 




II (ritos)


1.

en medio del despojo
el samurai lee
mandatos medievales:
‘el camino del samurai es la muerte.
uno debe meditar a diario sobre la muerte
inevitable.
cuando el cuerpo y la mente están en paz
uno debería considerar que es desgarrado por lanzas y flechas
por rifles y espadas, que es arrastrado por olas tremendas,
que es arrojado a un gran fuego,
que se le cae un rayo encima,
que muere en un terremoto,
que cae en un acantilado de miles de metros
que muere por una enfermedad
o comete seppuku por la muerte de su maestro
y todos los días sin falta
uno debe considerarse muerto.
esta es la esencia del camino del samurai.’



2.

la belleza de la guerra:
un cuerpo dibuja formas/
avanza sobre un enemigo ausente/
reconoce lo lleno y lo vacío.

4.

el movimiento oriental
en los puños del oso.
un cuerpo enorme
y negro
que ensaya una danza.


(calles)


1.

la escena inaugural
del samurai moderno:
un pasado en la calle/
un negro a punto de morir/
un mafioso que lo salva/
y lo entrega a otro tiempo
-aún más lejano-
inscripto en los ideogramas
de su camiseta ensangrentada.

3.

pocos pueden ver
al samurai/
al perro fantasma.

4.

de la calle:
un perro.
de la muerte
(o la conciencia de la muerte):
un fantasma.


5.

como las hormigas
que defienden
a su reina/
el samurai
elige
una zona de la muerte:
la vida de su amo.

6.

‘si la cabeza del samurai
fuese cortada
él aún
podría llevar a cabo
una acción más con precisión’:
entregar sus preciados tesoros
a una niña y a un haitiano/
‘respirar siete veces’
-como aconsejan los ancianos-
y partir hacia la muerte.




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