miércoles, 2 de marzo de 2016

LUIS ALONSO CRUZ ÁLVAREZ [18.179]


Luis Alonso Cruz Álvarez 

(Lima, Perú  1981)
Ingeniero Industrial de la Universidad de Lima, con maestría en Gestión del Conocimiento por la Universidad de León de España. Ex miembro del Taller de Poesía de la misma Universidad de Lima entre los años 1999-2003 dirigido por Renato Sandoval. 

Ha publicado los poemarios Tetrameron, (2003, coautoral. Editorial de la Universidad de Lima), Lumen Trilogía del Espíritu (2007, Nido de Cuervo Ediciones), La Radio Futura (2008, Lustra Editores) y Osario de Criaturas Perplejas (2014, MiCielo ediciones).

Participé en los proyectos poéticos y antologías Evohé 4 y 5 (2000-2001), Versolibrismo (2013, Editorial Río Negro), Plexo Perú (2014, Editorial Quimantú y Casa Azul) y Mirando Sobre el Heno (2014, Vallejo and Company)



“all the christian soldiers behind to you”
                                                                                         (Lou Reed & La prudencia)

1501

Warsaw\Warsava\Varsovia: “que la Gestalt, muera en todo lo que un mendigo
Pueda comer en setenta y dos horas”.
Así fue el rumor de quinientos payasos que proclamaban el
derrumbe del paradigma.

Las teorías volaban de un cuarto a otro, fue todo perfectamente parametrado
para que ninguna tecla caminara por la simple voluntad de su instinto;
Hasta que luego llegó la infamia vestida de azul, desordenando
cada cuadrado hasta la profundidad, metiendo en la puertas de cada
lado el libro que contenía la mecánica de las rosas.

Los sonidos venían empaquetados en sinusoides nunca comentadas
por las ideas que al mismo tiempo venían en cápsulas de plomo,
y así un círculo vicioso se formaba para poder dar con un porqué
que contuviera el azul, negro y gris por explicación.

“Berlín, patio de la razón, que se sostenga las columnas
 en canicas de vidrio mientras el mendigo busca la forma de arrimar un pedazo
de tierra en las nubes”,
se leía en alguna pared que desde lo lejos gritaba que los municipios nunca supieron
qué hacer con ella, en tanto unos lagartos discutían las mil y una formas de cómo
las gotas caen y se forman en demiurgos.

(De El retorno del barón von Heisen
en Tetrameron. Cuatro poetas del último día)



London Boy conoce la realidad

He seguido con todas mis orbitas esa pequeña luz grisácea;
a veces se desvanecía en un espacio de negrura incomprensible,
otras reaparecía encendiendo un fuego a su alrededor.

Danzaba con seres de faunas remotas
y antidiluvianas,
ella era amable y derramaba
su anhelado destello en la boca de los minotauros.

A penetrado en la mitad de mi cerebro
y tendido un puente entre dos cortinas;
inexistentes la una para la otra.

Después de destrozar mis ilusas maquinarias,
se ha divertido creando androides en mis ojos
y sembrando árboles en mis manos.

La luz sin embargo sigue volando
con irrefutable libertad,
muchos dioses, como el gran Odin,
trataron de atraparla,
pero esta se desvanece apenas es tocada,
ella es sin duda pura entelequia.

(De Radio Futura)



Tres estudios para la crucifixión

Sigue pasando los dientes sobre el hierro,
raspa las costras y la herrumbre,
deja que caiga el último cerezo de junio,
que se claven las espinas en tus pies,
y que grites hasta que los dientes se revienten.
¿Por qué volteas y no miras ese vacío?
mira el vendaje que le hiciste
y cómo tu cuerpo se dobla en el equilibrio de la semi rueda.
Alguien recogerá las pequeñas hojas que se desprenden,
de tu arco, invencible como siempre.
 Tripartito es el dolor.



El Rodaballo

Enrejado,
son mis límites al acecho.
Mis bordes definen el cuerpo,
no se expande lo que no ves,
y el ojo unido al suelo
que hasta la palabra se vuelve estrecha

Alguien sentado en la estepa,
es una prótesis de mi cuerpo:
por él canto, por él pienso,
y su mente la tengo enterrada en el fango.

Algún día, me lanzarán un guijarro,
en su caer desgarrará la noche que conozco,
y al herir mi costado,
la herida será el vacío entre la luz del sol y este diminuto contorno,
y sabré que todo fue en vano.
Esperar y callar es lo que queda.
¿Acaso supurará la penumbra en mis vertebras?

(De Osario de criaturas perplejas)



Elsinore

2.

¿Qué le hicimos a la juventud?
nos pasamos construyendo barcos,
arrojando leños a la caldera
y cuando la madre nos esperaba con su
segundo vestido de novia,
nosotros nos hicimos a la mar
buscamos ciudades,
calles,
plazas,
lo que sea.

Nos ensuciamos como corsarios
ladrones, piratas, amantes.
nos ensuciamos con las migajas
de las leyes de Moises,
(Pequeños recordatorios de nuestras formas reptiles)
nos permitimos encallar en lechos,
repletos de voluptuosas flores,
llegamos al del fin del mundo.

Y al día siguiente:
Las constelaciones se volvieron hogares seguros
por ahí se metió la madurez,
con sus ríos de sangre tibia
   sus sonidos de huesos humillados,
la cama hecha y las banderas siempre a media asta.
La madurez trajo el sonido de la cocina
y del agua hirviendo al calor del último témpano.
La ventana del cuarto siempre abierta en la noche para ventilar los ojos:
La Osa Mayor fue un recuerdo fecundo y feliz
Un estigma viviente

(De Regreso a Elsinore, inédito)



ELECTRICIDAD

No importa si caemos bajo el influjo de un
bombardero,
no importa si el campo de la tierra se funde
tenemos una nueva arca de la alianza.
Adelante afiches de mujeres sonriendo hablan
(o hablaron alguna vez)
de este nuevo dios y su juramento.
"Creced y expandiros,
nunca se toquen las manos,
pueblen el mundo como reinos desiguales,
la gloria está al final de esa luz"
Mientras recorremos a línea férrea,
Los ojos ennegrecen...

(De Radio Futura)



LLUVIA EN TIEMPO DE VERANO

Líbranos de la segunda parte de nosotros,
y mientras la noche lleva pentagramas
en sus uñas,
el tiempo mordisquea las líneas de
la montaña,
déjanos guardar las últimas sílabas
en el puerto más profundo del océano;
en tanto caen burbujas embarazadas de fotografías
sobre ellas.
Hoy comprendemos que a Muerte y la Nostalgia
navegan en un mismo río.

(De Radio Futura)




ESCUELA DE CALOR

Una nave guarda grande oxidaciones,
y se convierte en un modelo para sellar la boca ante estatuas de agua.
¡OH, designios del mar!, ayer teníamos un gran reloj
en tu seno
y y nos devuelves este cadáver inexplicable.
¡OH Neptuno!, en que templo seremos equivalentes
mi espíritu
y este cadáver olvidado.

Y que importa si dejo una estela blanca
en los jardines reales,
si sus espinas han descarnado hasta la mismísima
muerte
mi manta, el vestido y las insignias.
Y las heridas ahora sangran por el pensamiento
y el dolor, es el dolor del mundo.
¿Cómo quieres que sangre tan bajo, tan rojo?

(De Radio Futura)







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