Yolanda Segura
(Querétaro, México 1989). Estudió la maestría en Letras Latinoamericanas en la Universidad Nacional Autónoma de México y realizó una estancia de investigación en la Universidad de Buenos Aires. Es miembro del consejo editorial de la Revista Órfico. Su trabajo ha sido publicado en la antología Poetas Parricidas (Cuadrivio, 2014) y en diversos medios electrónicos e impresos, como contratiempo.mx, la-critica.org, Flint! y El Horizontal; participa en foros de poesía oral y colabora en el Periódico de Poesía de la UNAM; actualmente se desempeña como docente en la Universidad Autónoma de Querétaro y mantiene el blog elreversodelaspiedras.blogspot.mx
EL CIELO SOBRE BERLÍN
A Marta Favila
La felicidad cuando nos falta es un murmullo laxo
en el que no participamos,
un muro sobre el que colocamos imágenes sonrientes
para disfrazar la altura.
Tú siempre fuiste muchos, Damiel, legión para la nada:
quien ha sido ángel padece un problema de dibujo
porque no conoce la infancia
y sin preguntas no se puede ser un niño.
No sé si sabes que ser hombre
es apenas dar vueltas en círculos,
mirarse en el espejo
es reclamar el derecho al miedo
y tú no tienes:
sin espejo, sin circo y sin ella todo es falso
aunque Dios te diga lo contrario.
En su cuerpo hay una fiesta a la que no te invitan
(mirar nunca es existir
no es para ti la alegría de la piel frotada
porque sólo los que tocan tienen derecho a la nostalgia).
Decir alas es una mentira cruel:
el deseo no vuela, es tierra firme.
ANGÉLICA
La encontraron en un baño
como plantada en un jardín
aunque ya muerta.
Pasó ocho horas
lustrando pisos
para que las señoras de copete
pudieran mirarse los calzones
mientras compraban
sus regalitos de navidad.
Pero los últimos minutos
son un misterio:
maquillaron los golpes
perfumaron, acomodaron
y pusieron santacloses
sobre su memoria.
Se llamaba Angélica,
tuvo la indecencia
de ser asesinada
en la plaza comercial.
Tonta, quién se cree
ahora sus compañeras
tendrán que juntar los restos
limpiar sus zapatos
acomodarse el pelo
y aguardar el turno:
dentro de poco
entrarán los primeros clientes
a cagar aquí.
SI UNA VEZ DIJE QUE SAUCE DE CRISTAL
si una vez dije que sauce de cristal
hoy me arrepiento
si una vez dije que chopo de agua
no sé lo que pensé
estaba loco
si una vez dije que alto surtidor
y que por ti el viento arquea
si una vez dije que
no lo vuelvo a hacer
también era escritura
también
alguien me cantaba
allá adentro
selena
[gallo galante]
[un árbol
bien plantado
mas danzante]
tu cuerpo se constela
de signos verdes
porque somos
de distintas sociedades.
no dejes
de tambalear
voy por tu cuerpo
como por el mundo
no me queda más:
la sangre (tu sangre y una bala)
oficia sus misterios paralelos:
entre irse y quedarse
tu nombre selena tu nombre
prosigue sin cuerpo
busca a tientas
entre irse y quedarse como la flor
enamorado de su transparencia
como la flor.
*Mashupeado en un tiempo cercano al 31 de marzo de 2015, fecha del vigésimo aniversario luctuoso de Selena y el ciento un aniversario de nacimiento de Octavio Paz.
UNA FOTOGRAFÍA:
Dos hombres se colocan
tras el único muro en pie
de su casa derruida.
Beben café
miran por la ventana
[principio
básico
de límite,
marco
para el
horizonte
del miedo]
la calle, los sitios
que ya no quedan
por las bombas.
Juegan a sonreír a los vecinos,
levantan la taza vacía
en señal de saludo,
beben recuerdos de café
y aterrizan en el día.
Es una fotografía:
¿la veo o la invento?
Otra fotografía:
Salen de ti los ojos
decenas de ojos
tras la ventana
salen de ti
no hay [ventanas]
no hay [nuestra casa
brazo amputado que
duele].
Bajo los escombros
las dos en otro día
que no puede contarse.
Somos la guerra:
nos mueve nos aplasta
nos deja aquí muy vivas
sin preguntas.
No llores.
me toca hablar
buscar nombre para
este color del año
exceso de sangre
en tan poco cuerpo.
un nombre
para tu sonrisa inerte.
Cómo arrullarte si te saqué del polvo
si tienes los ojos abiertos
pero no
sólo para mí
gime
un pequeño dios
enfermo.
.
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