domingo, 20 de marzo de 2016

LUIS QUIÑONES DE BENAVENTE [18.267]


Luis Quiñones de Benavente

Luis Quiñones de Benavente o de Benavente y Quiñones según las fuentes, (Toledo, 1581 - Madrid, 1651) fue un reconocido entremesista del Siglo de Oro español.

Nació y vivió en Toledo prácticamente hasta 1617. Se hizo clérigo muy joven, en 1598, y se ordenó de mayores en 1612 para gozar beneficios eclesiásticos que algunos familiares habían instituido en su nombre. Fue amigo de Lope de Vega, pero no participó excesivamente en la vida cultural del entorno, aunque intervino en la Academia de Fuensalida en 1602 ó 1603, y en un certamen poético dedicado a San Ignacio de Loyola en 1609. Trasladado a la Corte en 1617, participó en academias, como la del Buen Retiro en 1637 y 1638, años en los que alcanzó el apogeo de su celebridad como entremesista, o en las del contador real Agustín de Galarza, o en la de la parroquia madrileña de Santa María Magdalena, para cuya cofradía del Santísimo Sacramento compuso gran número de versos jocosos. 

Fue capellán de Diego Contreras en 1640, fecha en la que se retiró del teatro. Por lo visto, durante el reinado de Felipe III fue un alegre compositor de bailes y seguidillas, por lo cual fue caricaturizado por Francisco de Quevedo en su Infierno enmendado (1628), donde aparece como "Poeta de los pícaros" y es acusado de llenar las bocas de las lavanderas y ganapanes con todo tipo de sones y canciones que nada significan. Otorgó testamento en 1651 y ese mismo año murió. Fue alabado por Lope de Vega en su Laurel de Apolo, por Juan Pérez de Montalbán en su Para todos y por Tirso de Molina en sus Cigarrales de Toledo.

Obra

Destacó sobre todo en el género conocido como entremés, en el cual fue tenido en su tiempo como máximo modelo. Recibió las órdenes sagradas y fue amigo de Félix Lope de Vega. Poseía un gran genio satírico y dotes de fino observador que hacen de él un predecesor del costumbrismo decimonónico; también posee una notable vis cómica.

Fue el primero en escribir entremeses en verso con partes cantadas, costumbre que luego se generalizó. Sin embargo, sus personajes no pasan de ser tipos sociales, frente a la aguda caracterización de que hacen gala los creados por Cervantes. En 1645 vio la luz la primera colección de sus obras, agrupadas bajo el título Jocoseria. Burlas, veras o reprensión moral y festiva de los desórdenes públicos, aprobada por Vélez de Guevara y donde recoge 48 piezas. Sin embargo se calcula que llegó a componer hasta novecientas piezas dramáticas breves, incluyendo también loas y jácaras; de ellas Emilio Cotarelo y Mori llegó a reunir 142; se supone que las demás se han perdido o corren sin nombre seguro de autor.

Quiñones fue uno de los autores más copiados e imitados del siglo XVII. La vista de la cárcel es el patrón de El alcalde Ardite, atribuido a Francisco de Rojas Zorrilla; El borracho fue imitado por don José Julián de Castro en El gato. Los muertos vivos sirvieron de argumento a Francisco Bernardo de Quirós para su entremés del mismo título; El remediador sirvió a Ramón de la Cruz para su sainete El hambriento; Los mariones son el precedente de Los maricones burlados de Gil López Armesto y Castro; La hechicera es semejante a Los putos, de Jerónimo de Cáncer y Velasco.


Soneto 3

De la piedra Iesús, piedra preciosa
y piedra de virtud y fortaleza,
haze el cimiento Ignacio a la grandeza
de su fábrica illustre y religiosa.

En tal cimiento (¡oh mano poderosa!)
funda su alcácar, crece en tanta alteza
que pasa de los astros la belleza
y en el impýreo celestial reposa.

No podrán agua hinchada, ayrado viento,
deste alcácar que el sol rige y govierna
hazerle al negro olvido sacrificio.

Que si es Iesús la piedra del cimiento,
y esta piedra se sabe que es eterna,
también lo aurá de ser el edificio. 


Encontramos sus versos otra vez en la Academia burlesca celebrada en Buen Retiro en 1637. El motivo al que escribe nuestro poeta no podía venirle mejor pues surgió de unos versos suyos y de un personaje de su entremés, Juan Rana. En el entremés de Los alcaldes encontrados, sexta parte, pronuncia el alcalde Lorenzo: "Beati quin dole me moriunto", que las beatas no tienen unto". La frase debió de hacer fortuna y se convirtió en tema de composición. Así surgió uno de los asuntos del certamen: 



Redondillas de Luis  de Benavente. 

Juan Rana, ynsigne doctor,
altercando cierto punto
dixo que no tenían unto
las beatas de el Señor.

Por qué, se le preguntó,
no tienen unto las tales,
siendo gordas naturales?
Y él respondió: porque no.

Tan bien fundada razón
(que no ay otra que lo sea)
basta para que se vea
deste doctor la opinión.

Y siguiéndola diré
el parqué no tienen unto;
algo grueso es el assumpto,
mas yo le adelgacaré.

Las que dan en embeatarse
engordan de casa en casa,
comiendo amás de la tasa
y bebiendo hasta arrobarse.

Pues si crían tantas pellas
que a estar ympedidas bienen,
ellas el unto no tienen,
que el unto las tiene a ellas. 

Si dan por el abstinencia,
menas unto an de tener
porque cada una ha de ser
un congrete de Valençia.

Y destas la más perfeta
30 que querían aberiguar,
en empeçando a rrodar
rechina como carreta.

Alto responde y mohína
al que averigualla trata,
luego la dicha beata
no tiene unto, pues rechina.

Sin esto no ay entender
que den de balde un tostón,
pues las que tan secas son
¿qué unto pueden tener?

Quisiéronme sobornar
porque callara este punto,
mas como no tienen unto
no me pudieron untar.

Perdónenme las del gremio,
que a oír mis coplas se juntan,
que, pues ellas no me untan,
me quiero untar con el premio. 



También colaboró Benavente en el certamen celebrado un año después, en 1638, en el mismo sitio. Otro motivo burlesco guió sus versos ahora: 


Perdióse infiel a lo hermosso
por una fea muger
Coridón, y echó a perder
el delito más airoso.

Que gusto de hacerle feo
su diligencia barata
porque fuesen de una dacta
el delito y el empleo.

Yo no sé qué le movió
a hacer tan fea su culpa
donde aun es fría disculpa
"el diablo me tentó".

Ello muy bien pudo ser,
si lo dice Coridón,
mas para tal tentación
mucho diablo es menester.

Si hiço la ocassión la herida,
él es en tales cuidados
de los más ocassionados
hombres que e visto en mi vida.

Que si el copete promete
dicha al que asirle desea<s>
esta es ocassión tan fea
que no tiene ni aun copete.

Y en pérdida declarada
sin cevo de hermoso chico,
Coridón perdone, que hiço
mui gentil caridonada;

que aunque echó con mano franca
todo el rresto en el tablero,
si jugara un siglo entero
no aventuraba una blanca.

Mas porque esta verdad pura
no cobre fuerça bulgar
se escurece a si por dar
más realze a su blancura.

Diciendo con pecho fiel
(tanto la pasión le muebe)
que es ella la misma niebe,
siendo el mismo Carrión él.

Y por Dios que ser pudiera
quando su fiereza admiro
ella fiera del Retiro
y él rretiro de la fiera.

No le afees, déxale,
bulgo, rrepara y berás
que el puede afearte más
porque tiene más con qué.

Mira que diciendo está
al que en murmurar se emplea:
yo no e echo cosa fea
que hecha se lo estava ya.

Luis de Benavente 





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