viernes, 22 de enero de 2016

FELIPE J. PIÑEIRO [17.985]


Felipe José Piñeiro García

Felipe José Piñeiro García (Ferrol, 1973) es un poeta, ensayista, colaborador y coordinador cultural en eventos literarios. Aunque nacido en El Ferrol, ha vivido en León desde los siete años, en la actualidad reside en León. Más que de un lugar en concreto se considera así mismo como ciudadano del mundo. Actualmente colabora con otros escritores o fanzines, en recitales, homenajes y presentaciones. También suele ser coordinador o colaborador cultural.

Sus obras suelen ser poesía, aunque también tiene en su haber un cuento y ensayo.

Cuenta con diversas obras poéticas inéditas, otras muchas registradas y dos publicadas, la más reciente El ladrón de sentimentos -2014-, en estos momentos se espera su próxima publicación en el otoño del 2015 su poemario "Crisálida de luna"

Bibliografía

Poesía

Pensamiento en la Oscuridad del Ser-TRILOGíA. (Edicones El carro del Sol, 1998) ISBN 978-84-95185-10-5
Ahogado en los sentidos. (2004)
La calidez perdida. (2005)
Cielos e infiernos. (2010)
A la sombra del ocaso. (2011)
Antología de los años (recopilación poética personal de los años 1994 al 2012). (2012)
A fuego vivo. (2012)
A partir de aquí y punto. (2013)
El ladrón de sentimientos. (2014) ISBN 978-84-15603-65-8
Sin tregua. (2014)
El latir de una vida. (2015)
Crisálida de luna. (2015)

Narrativa

Magosto, noche eterna (2006))

Ensayo

Desde la agorafobia (2010)

Antologías

Antologías en las que figura

Ágora de la Poesía. LapizCero Ediciones dentro de la colección La Voz de Calíope-, (2014) ISBN 978-84-942738-1-0
Vinalia Trippers: Duelo al sol. (Producciones Vinalia Trippers, 2014)
La encrucijada: Nombrando el porvenir. (Edita, museo de Arte contemporáneo de Castilla y León (MUSAC),Colabora: Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 2015) ISBN 978-84-92572-41-0



El ladrón de sentimientos. (2014)


(Cuando las víctimas susurran)

Y qué lejos quedó todo aquel tiempo
interminable de espacios sin misterios
ante los golpes silenciosos de conciencia
en el que la sumisión hacía presencia.

Los ecos cayeron entumecidos
y las convicciones ya no sabían de cadencias
así se sumó el desatino que presagia
que el camino ha de borrarse
pero no así las huellas que lo desgastan.

Así la verdad de tantos duerme ahora
y las cunetas siguen en los mismos lugares
el paso del tiempo sigue sin justo pasar
y los cuerpos del pasado,
todos ellos en sus susurros
ansían justicia y libertad.


(Uno sólo)

A Vicente Muñoz Álvarez

Y a cada verso 
una rasgadura en mi piel

hasta llegar a la carne
y después

al hueso,

y en el vicio del más 
continué arañando,

sin sangre

el verso se hizo cuerpo,

la herida sentimiento
y el poema,

yo.





“Crisálida de luna”, Piediciones, Col. Poesía, Guadalajara 2015. Prólogo de Rafael Saravia. Epílogo de Azarías de Leyre.


Los poetas ya no lloran lágrimas
lloran letras de aceptación
mientras caminan en grupos como manadas
que han de defender un territorio
lleno de trampas y traiciones.
Pasean sus versos acicalados
al gusto del lector
olvidando sus raíces,
su estilo y personalidad,
no, no a estos poetas sucedáneos
y ávidos de reconocimiento,
quiero la sensibilidad de aquellas lágrimas
limpias, claras y sinceras,
quiero la verdad de su tinta
empapando la vida de las hojas
que me mecerán como una nana,
poeta, te quiero a ti
                              no lo que otros esperan de ti.



*



Entre los iluminados.
Descendieron los falsos profetas
a través de brumas con éter de mil demonios
donde las malas lenguas iban a morir…
Decían ya no hay forenses de deidades
ni de engaños ni de infiernos,
pues es allí el lugar que viste al sufrimiento
y se entierran las heridas ya sin llantos;
ellos tan solo acompañados
cada uno con su don y su apócrifo vaticinio
su ángel y diablo.



*



Entre los iluminados.
Descendieron los falsos profetas
a través de brumas con éter de mil demonios
donde las malas lenguas iban a morir…
Decían ya no hay forenses de deidades
ni de engaños ni de infiernos,
pues es allí el lugar que viste al sufrimiento
y se entierran las heridas ya sin llantos;
ellos tan solo acompañados
cada uno con su don y su apócrifo vaticinio
su ángel y diablo.





XXII

Suenan mis huesos como casa vieja 
y quito importancia a esas canas 
como pintura caída,
quito razones a las arrugas 
al igual que ignoro 
las grietas de las paredes,
el frío atenaza mi piel que mira 
una hoguera apagada
la misma en la que hace años 
quemé tus silencios
aun sin faltarme palabras pues los gestos
también hablan,
es esta casa vieja la que me sostiene
entre sus centenarias vigas y venas,
son esas ventanas 
las que me resguardan de vosotros
es la distancia la que obtiene mis días
es este desaliñado tejado el que peina mi cabello,
mientras observo un jardín 
al que también le suenan los huesos.








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1 comentario:

  1. Muchas gracias Fernando, es un honor estar en tu blog, salud y vida, un gran abrazo

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