Abelardo "Lalo" Delgado
(EE.UU, poeta chicano, 1930-2004), cronista por excelencia de la lucha del Movimiento Chicano por los derechos civiles, tarea a la cual le dedicó 14 poemarios a lo largo de tres décadas.
EL RÍO GRANDE
jorobado, arrugado, seco, como viejo mal cuidado
va mi río grande ya menos apurado
con el soquete del tiempo manchado,
por dos países maltratado y decorado.
si en vez de crujir tus aguas platicaran
qué de hazañas no nos contaran
y si tus granos de arena miraran
cuanta mentira con su mirar nos desataran.
has visto sufrir al mejicano
cambiar su sudor por tus aguas mano a mano,
tú le has dado a la lechuga el chile como hermano
y al tomate le cambiaste en algo humano.
en ancas de una mula cuando niño te crucé,
miras tú el contrabando que el de la aduana no ve,
sirves de espejo a la esperanza que se fue
y vives esperando la lluvia que una nube negra de.
río grande, polvo de tejas, ramas, de nuevo méjico
las ramas,
duermes bajo la luz de las luciérnagas y la música
de ranas,
para los enamorados tus orillas son mil camas
y de un amarillento carrizo son tus canas.
tu fama nacional es como una noche oscura
y tus aguas tiñen de una sangre insegura,
eres tú la puerta más cruel y la más dura
separas al hombre y haces de su ambición basura.
leí que se ahogó un mejicano que te quiso cruzar
venía a los estados unidos y su muerte fue a encontrar,
un día tus fuerzas como las fronteras se van a acabar…
háblame pronto río grande que el tiempo te va a matar.
El Río Grande (de Abelardo Delgado)
Por Justo S. Alarcón
Este poema consta de tres partes y de un colofón. Las tres partes se distinguen solamente teniendo en cuenta la posición del poeta, o sea, los planos que escoge el yo-narrador. En la primera parte, la voz se aleja, se hace omnisciente, ocupa lo que llamaríamos un lugar neutro. Bajo la imagen personificadora nos describe al Río como a un «viejo jorobado, arrugado y mal cuidado / [...] / por dos países maltratado...» (264). Del plano visual se cambia inmediatamente al auditivo: «si en vez de gruñir, tus aguas platicaran / qué de hazañas nos contaran» (264). A partir de la tercera estrofa, el yo-narrador cambia otra vez de plano, introduciendo así la segunda parte. Ahora se dirige al Río y le cuenta, por si acaso no lo supiera: «has visto sufrir al mexicano / [...] / tú le has dado lechuga al chile como hermano / y al tomate lo cambiaste en algo humano» (265). El poeta, en el proceso de acercamiento, baja un plano más y se mete de lleno en el centro de la actividad: «[yo] en ancas de una mula, cuando niño, te crucé» (265). En otros términos, le dice al Río: te conozco y sé de qué estoy hablando.
Después de haberse metido en las entrañas mismas del Río, el poeta comienza a alejarse y sube un peldaño en el plano narrativo. «Miras tú el contrabando que el aduanero no ve» (264). La noche se echa encima y, mientras el Río duerme «bajo la luz de las luciérnagas y la música de las ranas / para los enamorados [que no duermen] tus orillas son mil camas» (264). Los jóvenes procrean mientras que el color «amarillento de carrizo» asoma en las canas del Río («viejo arrugado»). Y sigue el poeta en tono acusador: «eres tú la puerta más cruel y más dura / separas al hombre y haces de su ambición basura» (265). Interesante imagen. Como veremos más tarde al hablar de El diablo en Texas, el Río, además de ser una puerta dura y cruel, es un puente al que el diablo le echará candado a medianoche, «separando» así, en ambos textos, a los seres humanos.
Interesante también es la última estrofa. El yo-narrador se distancia a otro plano narrativo, haciéndose libresco. Le dice al Río: «leí [bastante después] que se ahogó un mexicano que te quiso cruzar / venía a Estados Unidos y su muerte vino a encontrar» (265). Además de lo libresco y del plano narrativo ulterior, estos dos versos son la proyección estructural de la única estrofa, la más personal del poema, en la que aparece el poeta como personaje de escena. Es decir, el «yo en ancas de una mula cuando niño te crucé» (265) se convierte mucho después en el tiempo en que «leí que se ahogó un mexicano que te quiso cruzar» (265). O sea, el yo-niño que «te crucé», se convierte ahora, en el texto, en el yo-adulto que «se ahogó». El poeta es, pues, la encarnación panhumanística de la tragedia histórica de un pueblo de Río, un pueblo de agua, como se verá más en detalle al hablar de El diablo en Texas.
Cuando ya el lector se cree que el poeta le ha dado la espalda al Río, súbitamente se torna hacia él y le incita al diálogo: «háblame pronto, Río Grande, que el tiempo te va a matar» (265). Tres cosas se ponen de manifiesto: que todo lo que nos dice, el Río lo sabe por propia experiencia, de cuando lo cruzó «siendo aún niño»; que el Río encierra, como la historia, muchos secretos recónditos y trágicos; y que, al final, llegará su día de pago/cobro, a través de la venganza. El tiempo en su historia lo vengará. No cabe duda que, aunque el poeta no lo dice explícitamente, el Río «cruel» que ahogó al mexicano, representa al sistema anglosajón encarnado en la patrulla, pero que, como a todos los sistemas sociales y a todos los imperios, el tiempo en su historia se encargará de vengarlos, en este caso, por medio de la vejez y decadencia.
EL INMIGRANTE
golondrinas cortando betabel,
Americanos de papel,
este México-Americano
o nomás mejicano
que migra con toy familia
a los campos de colorao,
illinois, califa,15 y michigan
se me hace que no es más que puro gitano.
salmones en el desaije
con un ojo a las colonias
a las cuales muy pronto volverán,
no les voy
a decir porque lo hacen
porque la verdad ni ellos saben,
quizá el cariño a la tierra
mamado de una chichi prieta,
quizá el corazón libre
que dicta la jornada,
aunque el carro esté muy viejo
y la gasolina cara.
turistas sin un centavo
de vacación en nebraska,
aun alabama
es un descanso de tejas.
bumerangas que la mano de dios
por este mundo tiró,
gente buena,
gente honesta,
gente víctima de su necesidad de migrar,
la lechuga o la justicia es lo que van a sembrar.
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15 California
Abelardo Delgado -Poesía, lucha y dignidad-
En 1848 con el Tratado de Guadalupe-Hidalgo, México cede a los Estados Unidos más de la mitad de su territorio, aproximadamente 2 millones de kilómetros cuadrados que incluyen los actuales estados de California, Nevada, Utah, Colorado y Nuevo México. Entre los notables aspectos del tratado, se encuentran los siguientes: se estableció al Río Bravo del Norte o Río Grande como la línea divisoria entre Texas y México; se estipuló la protección de los derechos civiles y de propiedad de los mexicanos que permanecieron en el nuevo territorio estadounidense. Además, Estados Unidos aceptó patrullar su lado de la frontera y los dos países aceptaron dirimir futuras disputas bajo arbitraje obligatorio. Los 75,000 mexicanos que no se movieron de sus territorios pasaron a conformar una "minoría étnica". Con el tiempo esa minoría fue creciendo hasta llegar a los treinta millones de personas de "origen mexicano" que viven hoy en en todo el territorio "americano" es de destacar que cuando el senado estadounidense ratificó el tratado, eliminó el Artículo 10, el cual garantizaba la protección de las concesiones de tierras dadas a los mexicanos por los gobiernos de España y de México. también debilitó el Artículo 9, el cual garantizaba los derechos de ciudadanía de los mismos dejando a los chicanos en una situación de indefensión y de marginalidad.
Es probable que la palabra "chicano" venga como apócope de "mexicano": y es de suponer que fuera en principio una palabra denigrante (dada la mala pronunciación de la x transformándola en ch) pero los chicanos con una solida literatura de resistencia y de lucha, con intelectuales surgidos en su mayoría de la clase trabajadora que valientemente denunciaron entre deportaciones y vueltas la discriminación a la que eran sometidos sus compatriotas, con su intenso activismo político transformaron el termino hasta convertirlo en materia de orgullo.
Es dentro de esta tradición de resistencia y lucha que se inscribe la poesía de Abelardo Delgado nacido en una humilde familia en Chihuahua, México, en 1930 con la que se traslado a El Paso donde pasó su niñez en un bloque súper hacinado con veintitrés familias y sólo tres baños a pesar de la pobreza y de jugar con todo en contra Abelardo se graduó de Bowie High School en 1950. En ese momento, la universidad, para un inmigrante mexicano era prácticamente imposible así que por muchos años trabajó en la construcción y en restaurantes.
En 1955, Lalo comenzó a trabajar con los jóvenes pobres en un centro comunitario en El Paso, ayudando a encontrar puestos de trabajo y oportunidades educativas. Ocho años después de terminar la escuela secundaria, Lalo logró encontrar su camino a la universidad y obtuvo una licenciatura en español de la Universidad de Texas en El Paso en 1962. A comienzos de los años 60, trabajó con César Chávez en el movimiento campesino, y más tarde se convirtió en el Director Ejecutivo del Consejo de Migrantes de Colorado. Durante este tiempo, también empezó a escribir poesía,. En 1969, publicó "Chicano: 25 piezas de un Chicano Mind", que incluía "Estupid America", su más conocido poema. Su poesía refleja las luchas, las esperanzas, sentimientos, deseos y sueños de los mexicano-americanos.
Además de su legado como artista y activista, Lalo fue un maestro ayudó a desarrollar muchos programas de Estudios Chicanos en universidades de todo el Oeste de los Estados Unidos, incluida la Universidad de Colorado, enseñó durante 17 años en el Metropolitan State College de Denver
Estúpida América
Estúpida América, mira a ese chicano
el gran cuchillo que tiene entre sus manos
no quiere asesinarte,
quiere sentarse en un banco
y tallar cristos,
pero tú no lo dejas.
Estúpida América, oye a ese chicano
que grita maldiciones en tu calle
es un poeta sin lápiz ni papel
y como no puede escribir estallará.
Estúpida América, recuerda a aquel chicano
que triunfó en matemáticas y en inglés
él es el Picasso de tus estados del oeste
aunque muera con mil obras maestras
colgando sólo en su cerebro.
Un día viene
Un día se acerca
en que la miseria terminará.
un día se acerca
en el que la pobreza
abrirá cuentas bancarias
en todas las naciones.
Un día se acerca
lo oigo venir
en el que los paisanos
reunirán a sus hijos una verde primavera
y se iran de vacaciones.
Creo que casi lo veo
un día se acerca
en el que los soldados
serán condecorados por tender los brazos
en lugar de matar a sus pobres hermanos.
Un día se acerca
en el que los amantes
se servirán en grandes tazones
un amor cálido y fiel
Un día se acerca
en el que el Cristo que regresa
será el Cristo, que nunca se fue.
Un día se acerca
en que los que los padres pedirán a sus hijos
una amistad duradera
en lugar de respeto.
Un día se acerca
en el cual los estudiantes
y los pobres obrero
serán mitad y mitad
de algo más fuerte.
Un día se acerca
en que los presos
saldrán a campo abierto
gritando libertad.
Un día viene,
Yo lo veo venir.
El Barrio
Yo soy ese pedazo de tierra
que siempre está esperando recibir la mano,
el único,
el que esta ciudad está tratando de ocultar.
Soy la casa de la gente a la que el sueño americano
mintió descaradamente.
Desde mi esquina quieta
veo las jóvenes morenas sin futuro
en su Lunes repetido de lavadanderos
veo como cuentan sus fábulas desgarradas
como un chisme de secado al sol
y como algunas comadres van de boca en boca.
Soy este desorden de calles con basura,
y el peso innumerable de la necesidad.
Mi naturaleza se llama emergencia
y nadie escucha.
Yo soy el alma mater de las almas y los cuerpos perdidos.
Soy la promesa incumplida del laboratorio
de un estúpido trabajador social.
Yo eructo como un volcán disgustado en sus entrañas
escupo al enfermo igual que al delincuente.
Soy el colchón podrido de una puta anciana
el lugar donde se entierran las ambiciones.
Yo soy el barrio, la favela, el gueto,
Donde el progreso se llama dolor en el pulgar
y se respira en el espíritu común
que termina siempre en explosiones
Yo Fabrico derrota de una plausible calidad,
conservadora, cómoda, alienada,
soy una casa para todos
los que sufren, la sed y el hambre.
Hasta formar un precioso escombro.
Soy humano,
mi piel absorbe enfermedades.
A través de la médula de mis huesos
una rata de juguetona
echa las cartas a tres cucarachas
mientras los piojos bailan una festiva pieza
como un barrio preparándose para la venida de Jesús.
El camino más seguro
Queremos ir a un lugar,
sin tenernos que arrastrar,
donde
la leche
y la miel
sean ríos y lagos.
Vagos esfuerzos
en la historia
nos traen a la memoria
que no hay tal lugar.
Uvar
que no crece a araña,
que no teje telaraña,
no atrapa moscas
y pronto se muere.
El camino más seguro
es el más duro,
el de piedra,
el de asfalto,
el de lucha.
Sólo luchando
se cumple el destino.
Sólo soñando
podemos
comparar
la realidad
que corta
y nos hace sangrar.
Lograr
quisiera
vivir
tanto tiempo
para poder ver
tal lugar
donde los niños juegan,
las mujeres, a más de ser amadas,
son respetadas,
donde los hombres
no conviertan sus prójimos en bestias,
donde los humanos no sean molestias.
Nota: La salvaje y bastante libre traducción de estos versos corrió a cargo de Carlos Juric y ojalá el poeta desde donde esté ahora no me lo tome a mal.
Lalo Delgado, poeta vital de la literatura chicana
THE NEW YORK TIMES 5 AGO 2004
Lalo Delgado, un poeta cuyas obras sobre la difícil existencia de los latinoamericanos en el suroeste lo convirtieron en uno de los abuelos del renacimiento literario chicano de las décadas de 1960 y 1970, falleció el 23 de julio en Denver, a los 73 años. La causa de la muerte fue un tumor de hígado, según Esteban Flores, amigo y director ejecutivo del Centro de Política e Investigación Latino/a [Latino/a Research and Policy Center] perteneciente a la Universidad de Colorado, en Denver. Abelardo Delgado, conocido como Lalo, llegó a la escena literaria en 1969 con su libro Chicano: 25 Pieces of a Chicano Mind, una colección de poemas ampliamente leída en el movimiento chicano, que ofrece descripciones gráficas sobre las injusticias sufridas por muchos estadounidenses de origen mexicano. Aunque Delgado siempre escribía y, a menudo, garabateaba poemas en servilletas y trozos de papel, también daba clases de español en Denver, donde vivió durante buena parte de las pasadas tres décadas, y fue reconocido por sus esfuerzos para enseñar a los inmigrantes latinoamericanos a obtener la ciudadanía estadounidense.
Delgado decía que la mezcla de la literatura con el activismo social era producto de su vida. Nació en Chihuahua, México, y creció en un conventillo de El Paso antes de trasladarse a California y después a Colorado. El tiempo que pasó con César Chávez organizando a los jornaleros agrarios influyó en él, y las ideas sobre los prejuicios que impiden el progreso de los latinoamericanos en Estados Unidos estaban presentes en su obra. Su poema más famoso es Stupid america, publicado en inglés en 1969:
"Estúpida América, mira a ese chicano / con el cuchillo grande / en la mano firme / no quiere cortarte / quiere sentarse en el banco a tallar crucifijos / pero tú no le dejas./ Estúpida América, escucha a ese chicano / gritando maldiciones en la calle / es un poeta sin lápiz ni papel / y como no puede escribir / explota. / Estúpida América, recuerda a ese chicanito / que suspende matemáticas e inglés / es el picasso / de tus estados occidentales / pero morirá / con mil obras maestras / colgadas sólo en su mente".
Las obras de Delgado marcaron la pauta de buena parte de la poesía y la narrativa producidas por los escritores chicanos en los últimos 30 años, y los ecos de sus palabras se perciben en la obra de Jimmy Santiago Baca, de Nuevo México; Ana Castillo, de Illinois; Juan Felipe Herrera, de California, y otros. Otros libros de Delgado son It's Cold: 52 Cold-Thought Poems of Aberlardo (1974) y Totoncaxihuitl, a Laxative: 25 Laxatives of Abelardo, 1981.-
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