martes, 14 de abril de 2015

WILLNI DÁVALOS [15.603] Poeta de Perú


Willni Dávalos 

(Cusco, Perú  1988)
Psicólogo y Poeta. Ganador del “Premio Raguza de Ideas Jóvenes en 2006”. Ganador del “Premio Regional de Cultura” en la categoría de Poesía en Español en 2007 organizado por el ex INC (Macro región Sur) hoy Ministerio de Cultura. 

Ha publicado Ceros y Cruces (2008) junto a Pardiez editores (disponible en internet). Antología Poética en Español 2007(INC-2007) con el poemario Porca Porno Pop. También Astro degenerado en lumbre (2011) en el país de Guatemala con la editorial Catafixia. En las revista “Sieteculebras” (Cusco), entre otras. En los webzines “Pterodáctilo” (Texas) y “Síncope en línea” (México) entre distintos fanzines de su localidad. 

Ha participado en el encuentro de poetas iberoamericanos “El Vértigo de los Aires” realizado en Ciudad de México, 2009. En el congreso “Poesía e Interculturalidad” en Santiago de Chile en 2011 y el festival de poesía “Ariquepay” en la ciudad de Arequipa en 2013. Ha organizado el festival de poesía “Enero en la palabra” realizado en la ciudad del Cusco en 2011. Tiene inéditos los libros El Egófago, Posturas Comunes y La niña inkari y la exhumación del ahmor. Mantiene un blog en internet llamado P&P poetasyputas.blogspot.com.




MONITOR

Qué hay en la ventana trasera de un auto
que no refleje el tráfico interno

¿ves los instrumentos humanos?
máquinas trasportadoras de hombres

cada rostro es una explosión ideológica

sólo tienes que apretar el botón
nada más que mover un dedo
y contar.

—Ceros y cruces (Perú: Pardiez Editores, 2008)




Edipo is dead

Voy a despedazar a mi Madre,
a introducirla delicadamente en mi vientre;
para estar nueve meses sin ella
y, sin embargo, llevarla conmigo a todas partes
hasta depositarla dolorosamente en el plano

Y depravar el círculo:
La madre ahora es hija
y el hijo ahora es madre.



*


El viejo sonido de los Mirlos

Santiago del Cusco:
Cumbia tristeza y un borracho llorando frente al cementerio.
¿Puedes creerlo? Comer vale menos que matar al gusano.

Sí, tengo un gusano bailando aquí dentro.
Dios lo llama dolor;
Dolor es el premio de consuelo.
Lo he perdido todo
menos el dolor de dientes que no me deja pensar.
¿Pensar en qué? ¿En quién?
¿Acaso no ven al buitre?

Lleva siguiéndome cuatro días
mañana caigo mañana
caigo entre vendedores ambulantes, ropa usada,
pandilleros peleando por una hembra.
Marianita tiene un culo demiúrgico,
santo cielo cultivado en la tierra.
Nalguitas listas para rebanar,
cuerpito poema revolucionario cuerpito de selva
lastima que estoy tan borracho como para reconocerte en el baratillo,
y golpear a los pirañas que te manoseen mientras pasas
ayudando a tu padre que busca un martillo
para clavarte a su casa
para prohibirte salir a mi sexo, bailar aquí dentro
junto al gusano que me ahorca,
cumbia gusano
buitre gusano
cuatro días gusanos
mañana caigo mañana
caigo en manos de tu padre por hacerte el amor en el baño del colegio,
por meterte el dedo todas las noches
mientras esperamos que la Metalera nos llame para chuparnos unas cañas
frente al hospital de los pobres (dónde me sacaran la muela) o
frente al cementerio de los vivos (dónde me extirparán por fin al gusano).

Ahora lloro porque estoy solo y el buitre me ha sacado los ojos.
Ahora lloro porque veo todo como realmente es:

negro negro negro negro negro

negro negro negro negro negro

negro negro negro negro negro

negro negro negro negro negro

Nadie me habló de esto. Nadie me advirtió que podía ser gusano
en el estómago del mundo,
si sólo hallara esa tumba, esa paz de la que hablan los suicidas
no tendría que escapar más y más, cada vez más lejos,
con mi cumbia, mi tristeza, mi buitre
en el espejo interno un gusano agoniza
he quedado solo, al fin solo, llorando frente al cementerio.




*



Super Nova 


I

Yo era una pequeña estrella de rock
brillando perdida bailando perdida viviendo perdida
en subterráneos sin cielos.
Ni un miserable escenario donde poder brillar
donde poder bailar
donde el poder / sea mío.


II

Es triste y lo sé.

Hoy amanecimos todos borrachos.
Hacía meses que no veía al Sol
porque el único Sol que reconozco está en los
semáforos tiritando de frío.
Ámbar catatónico.
El Caos y el Taxi que te lanzan recto
al recto de una lluvia embarazada
Miedo la muerte es el freno
Miedo la muerte es la madre
Miedo la muerte es el rock


III

La quinceañera aún retoza sobre mi pecho
pero nunca lo hará sobre mi alma.
“Eso no existe” me dijo después de fumarse medio cacho.
“¿Qué?” respondí como si quisiera escucharla
“El alma, no existe”
¿Por qué no se va?
¿No tiene padres?
¿Qué quiere?
¿Amor?
Eso, no existe.


IV

La gente sabe tu nombre hasta que tú sabes demasiado
es cuando caes, cuando comes de tu propia farsa
y el disfraz se hace pijama
y el pijama es la desnudez que te ofrecen los espejos

¿brillaré bailaré?

Cuando una estrella muere, nadie se entera.
¡Maldita Luz!



*


A Mía no le gustan los títulos

A Mía le da asco su cuerpo.
A Mía le interesan los árboles.
Sus escuetos y largos troncos
delgados, delgados
como la muerte encapuchada
de los dibujos animados.
Amiga televisión, tardes secas en el armario.

A Mía le han dicho: “todo lo que tocas se pudre”
y “por más que te masturbes
no te enamorarás del espejo”;
Y es tan triste verla morder la almohada
deseando despertar detrás de la cortina
en el mundo libre
en el mundo sarpullido de bosques,
de erotómanos y erotómanas.
Sin embargo, el viento flamea fuerte la cortina,
tan fuerte. Se la lleva lejos.
¿Cómo llegar ahí si ya no hay cortina?

Mía entiende, pero le importa un bledo.
Mía sabe que todo lo que toca se hace oro
o se pudre
pero nada queda igual.

“Bulliciosas locuras siembran esas raras pastillas
que el doctor recetó a Mamá;
De esos doctores que se ganan algún sencillo vendiendo recetas a los pastrulos
¡y que quede claro que mamá no es ninguna pastrula!
Y que quede claro que yo pertenezco a otro cielo;
a otra física y a otra química.

Nunca es tarde para emigrar al rincón más oscuro del Multiverso”.




-El egófago-Willni Dávalos
Serie: Mutilaciones (poesía)
Fecha de publicación: Octubre, 2013




Es difícil creer que soy el mar de tu naufragio.
Mi preciosa espiral pausada,
cuando te oigo sollozar sueños arruinados,
cuando te veo morder estrellas
te hago la misma pregunta
de todas las noches:
¿Qué hay en tu mente que genera caos?
-El futuro

El futuro para mí no se llama libertad.
Tampoco está hecho de materia.
El mañana se nos burla,
solito, en su colchón, arropado.
El futuro, esa máquina de soñar tiempo, es
un sistema de apercepción progresivo
enseñando a toda larva mayor de cinco años:

niños, el futuro no es amor, es una digestión prolongada.





luzco
(retrato hablado)



Waqay Pata

Ver luces, ver rostros, ver voces, ver lo a él
Oír su interior y razonar

Qué patético este tío
con su relato histórico ficticio
de incomprensible trama

Balbuceando para mí sólo
lo que atormenta su mente:

T_i-e_n-e_n-o_m-b_r-e_d-e_m-i_e-d_o

-su paranoia gubernamental extraterrestre-
T_i-e_n-e_n-o_m-b_r-e_d-e_m-i_e-d_o

-sus ideas de contraer cáncer por no llorar-

T_i-e_n-e_n-o_m-b_r-e_d-e_m-i_e-d_o
pero da pena

Ir a la pileta, mojar ambas manos y reír
de los tritones condenados a fingir que tocan
melodías sabor agua y movimiento
constante rugir- reminiscencias de viejos lamentos
las extremidades de José Gabriel, las cabellos de su amada,
la risa marchita, la rabia gélida que se hace palabra.

Buscar inútilmente el diálogo
con los municipales que han venido a regar
nuestro vino a granel sobre las flores
aduciendo tener autoridad sobre mis actos
y los de mi invertebrado compañero
que ha comenzado a gritar
“¡Malditos Esclavos! ¡Déjennos respirar en paz!”
y los pitos se elevan en forma de sonido
la porra ya gira en el aire

-el clásico niño agrandado que desea infligir dolor-

Ellos nos dan con fuerza en la espalda
abusando de nuestra pasividad y demencia.
El invertebrado se lanza al interior de la pileta
y arremete con agua helada a los uniformados
que de tan rabiosos sienten pavor a mojarse.
Ignorar el frío, el miedo a una muerte subacuática,
el cielo no parece el mismo sobre esta pileta verde
las mejores estrellas viven encapsuladas
estrellándose en la ciudad.




Basílica menor, La Merced

Hemos corrido hasta Espinar
haciendo alboroto en el trayecto.
Invertebrado tropezó con una gringa
y toscamente le tocó los senos
a lo que ella protestó inútilmente
puesto que antes de que diga fuck you
estábamos pasando el puesto de periódicos.
Murió la cabeza de corea del norte
y el cuerpo tambaleante de una nación poderosa
se subdivide en millones de jóvenes asiáticos
que realizan una danza fúnebre llenos de color
y patriotismo sincronizado.

Quedamos seis y media.
Son las siete y sesenta menos diez
Vimos niños domesticar con instintiva maestría
a los más salvajes padres
y llevarlos al templo de la merced
a soñar con tener los juguetes de ese niño inmóvil
quién los desaprovecha por carecer de vida
y la sorpresa es que tú estás ahí
protegiéndote del viento austral
mordí tus aretes
y te lamí la oreja,
me harté de que sonrías
y tape tu boca con la mía.
Dos estrellas invernales
protegidas de los ojos
por collares de agua renovada.
Lloverá y toda las personas
que nos miran
correrán a la alcantarilla
para proteger su mugre
de una limpia digna
pero nosotros no le tememos al agua
que nos regala
la física
que caiga de una vez
enervando tus pezones
bajo el traje violeta
y que se empapen de baba
tus hombros
y que llegues de una vez por todas de dormir
porque estoy harto de esperarte
y el invertebrado está cansado de verme
rumiar tu imagen con supremo deseo.




Echinopsis pachanoi

Quieto el Invertebrado como un espino
borracho de Sol y la tranquilidad aparente
de un jueves con forma de ave.

Hoy hemos decidido no esperarte.
Prescindir de tu belleza y partir directo
al mercado de San Pedro a preguntar por remedios
naturales a los miedos del Invertebrado

Y por qué no
a mis deseos insatisfechos.

Hijos de la urbe rocosa y fría
alucinados mocosos con cinco
soles en el bolsillo pero ciegos y
sordos amantes del ruido neural
pagamos para que vayan con machetes
a los que tienen uñas y dientes en sus
bocas pestilentes para que sellen
la muerte del agua colla andino
una serpiente igual a tu columna vertebral
siente la mano del hombre enano
siente cómo yugulan su esbelto ser
despreciando luego su carne
pulverizando su piel
para ofrecernos la llave
¡Estos Asesinos Harán Posible Tu Asenso!
¡No sé si sentir asco o gratitud¡
¡Mis manos están limpias y mi mate verde denso¡

El Invertebrado dice:
-Vamos a beberlo a la Huaca sagrada de Tetecaca.




Tetecaca

Dices, melancolía, piedra negra en el páncreas.

Dices, pánico, electricidad de ratas
y Quién te escucha se niega a sí mismo negándote
no soy tú, no soy él, vale la pena, acaso, escribir:

La punta del pájaro se llena de esperma
mientras uno corre desde la roca
para ver el milagroso chorro que procrea vida.

El vientre alado se abre sobre sí mismo
dejando ver el pequeño huevo que
palpita en un mar de sangre.
Sin sonidos que perturben la paz de este instante
la semilla sale disparada y golpea
justo en el medio del vientre alado,
haciendo del color de la sangre, un rosa caramelo.

Se cuenta hasta nueve y el vientre alado
vomita lo que es una especie de calamar.
El calamar cae haciendo un ruido seco en la loza.
Luego se congela
y de él sale una mano
y de la mano sale un ojo
y del ojo sale una cabeza humana que escupe un cuerpo,
también humano,
que no es otra cosa que la punta del pájaro
en busca de otro vientre alado
pues el primero se desplumó
durante toda la metamorfosis
quedando inutilizable
y con tanto valor como una fotografía familiar en un la pared.

Él no entiende mi canto tampoco la bruma
que devora la ciudad.
Mientras yo me balanceo en la escritura
él ha comenzado a hablar solo:

…morderá el anzuelo que le he puesto…

Es extraño, su voz cobra un sentido insospechado

…vas a tocarme los dedos, buenmozo, vas a tocarme los dedos
de los pies o vas a pintarme con tu esmalte…

Prefiero ignorar, al menos por hoy, su infierno





Marcavalle,
(reemplazando vacíos)

El silencio, antes soberano,
va quebrándose desde el centro
de su obsoleta estructura.

Pesados intervalos de tiempo
distinguen nuestras miradas del Abismo.
Contemplando el aburrido desenlace;
uno sobre otro,
el Sol y yo.
(Y me veo aquí
dibujando ideas
cara a cara
con la maquina
aprovechando el WI FI del Cosmos)

Para mí sólo agua<.em>- dijo.




¿Piensas a ver la transformación
                            en mariposa de la rabia?

Claro, me muero de ganas- en plan sarcasmo, y su mirada de vizcacha
                            aterriza suave sobre mi escarapela dorada
                            en la avenida ha pasado un bus lleno de ganado
                            una oveja me ha mirado directo a los ojos
                            como suplicando.



El tráfico se prolongó en vicioso círculo toda la tarde del 15 de Enero.

                            Al terminarse todas mis monedas
                            ella miraba el tráfico
                            como se puede mirar
                            el rojo torrente
                            de una herida que no deja de manar.

Al arrojar todas mis monedas
                            supervisé su postura
                            y la encontré ofensiva
                            y mi composición de azúcar pútrido
                            me llevó a alejarme de la mesa
                            y a ser traficado por mis propios pies.

Y ella no hizo nada
                            todo lo que hizo fue mirar.




Crónica de un Delirio Crónico

Pude sentir el rumor del grupo desintegrándose
en aisladas células por toda la pequeña plaza del pueblo
Paucartambo, como un baúl de esculturas coloniales,
a 2.906 metros sobre la pequeña célula que llamamos Mar.

Mi hogar congelado a la distancia, mi cama naufragaba inerte
y mi cuerpo de mecánica ilusoria cojeaba, con la pata de botella
sobre las calles empedradas       ciego de metanol.
Vine con veinte céntimos y no me alcanza
para un cigarro, para un choclo, para un pedazo de tierra con techo.
Sin alternativa le robé cigarros en cajetilla a una vieja dormida
y vagué alocado ofreciendo fallos a extraños y extrañas
hasta que mi nombre fue pronunciado entre el furor de miles
ebrios de música y fuego. Mis amigos me tomaron entre sus brazos.
“ ¡Viniste! ¡Viniste! ¡Has venido!” y de pronto mis ojos sanaron, mi cabeza
estable de nuevo y sonreí bailando al compás de la Banda De Músicos Menos
Pretenciosos
del Mundo Entero. De los auténticos manipuladores del Clima de Alegría
y qué mierda es el frío sino unas cuantas terminaciones nerviosas sin mucho que
hacer.

La masa y yo moviéndonos pares, la masa me arroja una chica que coge mis manos
y giramos gritando por vez milésima ¡HE VISITADO PAWQARTAMPU!

Luego un hermano mío cae boca arriba – Trompeta tarola saxo punzaron me la espalda
Mi hermano empachado de nubes – He girado a ver la palmera colosal:

Movimientos antiperistálticos agitan su cuerpo bajo la palmera él se está ahogando
con su propio vómito que comienza a salir por sus fosas nasales y se agita
hasta que es puesto en posición adecuada por fuerzas privativas de este poema
–(de quebrada prosa-de carácter veleidoso- de ritmo pesado y castrada voz ofuscada)
y deja la estampa de su felicidad sobre la botella de ron con cola , sobre sus zapatillas
y por consiguiente, sobre todo el marchito escenario donde se realiza anualmente
esta maldita fiesta que no es otra excusa para comprar, consumir y vomitar.

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Baúl de esculturas coloniales rodeado por satélites miniatura con chacras y ganado
y gente de campo sustentando en la espalda a un puñado de familias de poder
que alimentan al extraño que soy yo, a los foráneos que soy yo.
Sopa, segundo, cerveza, todo gratis, sentado rodeado de gente maciza,
de ancianos bigotudos con nietas sensuales sobre el regazo
y nietos altaneros mirándonos a los anónimos con desdén y lejanía.

Al amanecer he despertado en el templo donde se celebra la eucaristía
en quechua y se vela, también en quechua,
con fervor quechua a una pequeña estatuilla antropomorfa de rasgos castellanos
apodada por todos como Mamacha, Madre Virgen del Carmen.
Y mi estómago que piensa mejor que yo, me coge de las piernas arrastrándome
hasta el mercado, al arroz con huevo y encebollado
hasta que la voz pronuncia mi nombre;
el hombre es alto y dice conocerme. Me lleva consigo ante su grupo.
Bailarines con la Idea del Clan Privado Primitivo incrustada en sus mentes de
prestigiosos amos, de dueños de tierras y alimentos que no permiten a extraños
en sus entrañas, si no sentados a su mesa pero no en su mesa.
Me echan y otra vez, sin culpa, con alevosía
robo una botella de trago esta vez mirándoles a la cara
y susurrando para mí: “Hago todo lo que quiero, obtengo todo lo que merezco”.

Y merezco la insania. Un foco reventándome en la cara y desfigurándome para
siempre.
Consiguiendo de aire y tierra el combustible          mi telaraña vibra
y la mosca blanca respira trémula, acepta el vaso de licor envenenado
y se lo bebe. Asiéndola a mi gusto, tomo su mano y la llevo a la oscuridad.
Todos alrededor miran la nada e imaginan formas agradables y creen estar felices
pero la ilusión es traicionera y antes de sonreír ya están despertando en el futuro
pero yo no me ilusiono, yo alucino tener otra historia y llamarme Abel o Gilgamesh,
usar sombrero, poseer ganado trabajo humano y ella, simpática mosca de nalgas
suaves
y caderas marcadas por la juventud de sus 18 años, era, en mi demencia, una buscona
a la que tendía que desgraciar, y le dije, avalado por la impunidad irracional:

“Te haré un hijo antes de esfumarme. Te mancharé con carca y saliva
mientras disuelvo tu cuerpo en ácidos gástricos segregados por mi hocico
para luego engullirte l e n t a m e n t e…”

Amanece. En mi cabeza el peso de litros y litros de licor amargo
hacen que me sorprenda del Sol indetenible.
En mi brazos la flor manzana recostada y tibia. Le beso la frente y pienso en la noche
cuando no pensé. Se despierta, vemos el pueblo a lo lejos.
Estamos en el cerro granate, estamos cansados de extraviarnos entre nosotros.
La dejo en el Templo y vemos a los miles sobrios devotos y Sol
llevar en andas, nobles y serios como los asnos, a la Matrona de yeso.
No es necesario estar loco para seguir oyendo
a los demonios susurrar a nuestras espaldas
ideas de plata que nos enceguecen
con su brillo de fatídica ficción.




Pequeña célula, te dicen mar.

¿Podrías quedarte quieta?
te dibujo con la lengua
intento eso /pero no te decides
quieres acercarte, te deslizas sobre la roca granulada
y el azul del que te vistes no es azul en mi retina
luego retrocedes invadiéndote a ti misma
irreal como el color

Ni la luz se atreve en tus estómagos
aceitosa masa,
indeciso
caldo citoplasmático,
verdadero habitante de esta tierra
regresaremos a ti       cuando la calle que inventamos
caiga sometida     hecha arena       hecha polvo
en manos vivas naturales
y, por compasión, no harás nada más que devorarnos.






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