Alejandra Guglielmone
Nació en Salto, Uruguay en 1976.
Homenaje a
Vicente Huidobro
El día, brisa que me despeina
se volvió huracán y te alejo de mí.
El día, más frío que la ausencia
donde las miradas se congelaron.
Es un torbellino que se lleva todo
y en la lejanía reposan los besos olvidados.
Sobre sus remolinos, y entre mis ojos,
tu recuerdo se aleja en una ráfaga apurada.
Esperando en esta esquina, estaré observando.
La primavera hizo florecer el membrillo.
Y mis manos ya no te esperan.
Elevarme como la bruma
y desaparecer.
Deseo
Quiero ser libre y volar
confundirme con las hojas del otoño
y entreverar sus escrituras en prosa.
Conversar en otros idiomas
y decir lo que nunca
deshojar las margaritas
y despertar los silencios.
Irme sin rumbo
(y sin avisar)
sin valijas , ni sentimientos.
Pensar como no se debe
maldecir al amor
y a tus ojos.
Mañana
Más allá de mis ojos
corre la mañana sin detenerse.
En la radio
una canción que se confunde
con el murmullo de la conversaciones.
Por la ventana se observa todo gris.
El té caliente quemó las palabras
que tenía para decirte
por lo tanto hoy
no te diré lo mucho que te quiero.
Sentada estoy frente a la nada.
La mañana se ha cansado.
Ya son las doce.
Tú
Desde el canto de los pájaros
en do mayor
y el viento
haciendo de los pensamientos remolinos.
Desde mis ojos miopes
esperando la primavera,
y la claridad lejana
de ver florecer las rosas.
Desde el café de las mañanas
negro y amargo
y la distancia
alejando nuestros abrazos….
Tú.
La Tarde
Fue la tarde
más larga y silenciosa.
Ya no estaban
los gorriones en la tropera
mientras la lluvia
les inundaba el nido.
El viento se coló entre mis sábanas
y alrededor se volvió invierno.
Guarde las horas interminables,
y el eco de las conversaciones
en la mesa de luz.
Y luego…
Pensé en ti.
Complicidad
No le digas a nadie
que este amor empezó de la nada…
y que no se termina
con los amaneceres.
Que las calles olvidadas
tienen grabados nuestros pasos
y que los pájaros
son cómplices de mis miradas.
No le cuentes
del sufrimiento de los días
y de la impotencia de saber
que el reloj no para.
Que se marchitan las calas
y que tu ausencia
empaña los espejos,
haciendo que se borre mi sonrisa
y se pierdan mis abrazos.
No le cuentes a nadie…
no lo podrán entender.
Inventario
Tengo
varios libros en blanco de tanto leerlos
unos ojos miopes llenos de letras
y vacíos de miradas.
Una tarde de lluvia con regalo
y un abrazo.
Una hoja de otoño, una rosa y una fresia.
Una habitación en ruinas
con un silencio que me esquiva
y una soledad que me busca.
Una brújula vieja que solo marca el este
y el camino para encontrarte.
Un espejo que no me reconoce
y algunas arrugas nuevas en el corazón
tengo.
Es toda mi herencia, te la dejo.
Pero me llevo la brújula.
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