miércoles, 12 de marzo de 2014

ARTURO FRUTTERO [11.208]


Arturo Fruttero

Nació en Tortugas el 26 de octubre de 1909, Argentina, hijo de una familia de inmigrantes turineses.
Estudió en Rosario y Córdoba donde terminó sus estudios de Farmacia.
Traductor de poesía, se destaca su versión de Las flores del mal de Charles Baudelaire.
Erudito en varias lenguas, ensayista riguroso, publicó en 1944 su único libro de poemas: Hallazgo de la roca
Frecuentaba las reuniones de intelectuales, en la casa del arquitecto Angel Guido y las mesas del bar del Savoy.
Vivió dos años en campo Veira, Misiones ,donde escribió el poema que compartimos.
Murió en Colonia Belgrano el 10 de agosto de 1963






Fruttero se va al campo

Respondióle el marinero
tal respuesta le fue a dar:
-Yo no digo mi canción
Sino a quién conmigo va

Romance del infante Arnaldos


Fruttero se va al campo.
Se va con Sastre, Platón y la teoría de la relatividad, con las
investigaciones de Sommerfeld sobre los rayos espectrales
y los estudios de Sir Jadadish Chandra Bose
sobre el mecanismo nervioso de las plantas.

Se va con Whitman, se va con Hegel, se va con Montaigne.
Le acompañan el libro tibetano de los muertos, más conocido
por el Bardo Thodol, como asimismo el libro egipciano
de los muertos, junto con una gramática egipciana.

A un lado van Espina, Salinas, Cernuda, Diego, Guillen y 
                                                                              /Aleixandre.
En su corazón lleva a Negrita y en centro del pecho a Camarasa
                                                                           
Se va acordándose de Martíni, de Romero y de otros amigos que lo amaron.
                                                                        
Santa Teresa le vela, Santa Catalina le ilumina, San Juan de
la Cruz le canta.

Atrás quedan la génesis de los organismos de Hertroig y las
teorías culturales de Frobenius.
Lleva a ese loco lindo de Marx, precedido por Feuerbach, y
Seguido por Engels, Lenin y Stalin, y un paso más atrás el
réprobo de León.

Va de “La Recherche du Temps Perdu”, para no olvidar el clima
de invernadero de Marcelo,
y trascurrida la odisea de “Ulysses” proseguirá con el
paseo del desatado de Finnengan.

Como ilustraciones lleva al Gineceo Rouveyre, a Spilimbergo,
                                                                   
a Van Gogh, siempre buen amigo, y a Fra Angélico;
también lleva al viejo Brueghel y a van der Delft;
a Carpaccio y a Meng.

No olvidará a Girondo; ni a Neruda, el más grande poeta
chileno, ni a Huidobro, el más grande poeta chileno; ni a
Gabriela, el más grande poeta chileno.

En sus soliloquios se acompañará con las teorías del agua
pesada y la hipótesis tripartita acerca de la expansión del
universo.

Lleva una fotografía del Museo Juan B. Castagnino, pues no
podría llevarse al Museo consigo,
Y como no puede robarla, tratará de conseguir la plaqueta
de la Donación Castagnino.

En un termo lleva agua del Paraná a fin de saborear la
temperatura exacta de su río
y en una caja un trozo de asfalto para auscultar el perfume
exacto de su ciudad.

Se va al campo con el bizantismo de Husserl, siempre edificante,
Y los melodramas de Heidegger, siempre regocijantes.

Una edición de Manava-Dharna-Sastra y un ejemplar
del Corán irán colocados a su lado.
Adelante irán la Biblia y los Discursos de Buda,
Principe de Kapilavastu, Siddartha Gautama.

Dejará un lugar para un arabista insigne, Miguel Asín Palacios,
Y otro lugar para fray Bernardino de Sahagún, con quien
desea estrechar amistad a propósito de sus memorias sobre el
Antiguo México.

Llevará la Endocrinología de Pende para las disfunciones humorales,
y algún diccionario vitamínico para las alternativas de la dieta.

Bueno es que lleve a Pareto para estudiar la sociología 
del agro,
Y a Simmel para la sociología más íntima de la persona.

Como antídoto de soledades lleva los poemas de Fausto
Y puesto a la defensa contra la angustia, la lírica honda de Sabat.

Una escultura de Paino le hablará sobre la elocuencia del volumen,
Y una muñeca de chala, regalo de Leticia, bailará a lo largo
de su viaje, en vilo de la gracia alada que la animó a la vida.

Cuadros de amigos no lleva, pero sí algunos libros dedicados.
Muchos amigos sí deja, empero él se aleja alegrado.

Se va con Fulano, Zutano y Mengano.
Se va con todos, con etcétera, etcétera.

Ha adivinado un secreto
Y con su secreto
Se va

Acciones 




Ars poética


1.

Anhelo un verso que pueda ser leído entre el estrépito.
Un verso con el que se pueda ir de la mano por la calle,
un verso que resista, sí, la prueba de la calle.
Un verso que no se incomode por el ruido de carros y tranvías,
y que tampoco se sobresalte si a su vera precipita estentóreo un cajón de sifones.
Un verso que sonría en el encuentro de las mujeres que admiramos,
y que no se escandalice por cualquier dicterio acaecido entre dos veredas.
Un verso al que no afecte el rigor de la canícula
ni amedrente la sombra en la calígine.
Un verso que no trepide porque el cielo se abrume en la tormenta y desate su ira en el estruendo.
Deseo un verso alto y abierto, para que quepan en su arco
todos los sonidos, todos los meteoros y todos los lamentos.



2.

Aspiro a un verso avezado en el deporte, con el que se pueda practicar el crawl en las piletas
y zumbar en el vórtice del automóvil desenfrenado.
Elástico para que rebote si en un descuido escapa a la memoria,
y veloz para salvar sobre su proa el agua antigua de nuestro río inmenso y ocre.
Un verso que pueda alinearse decúbito a lo largo de todo el horizonte,
o ascender vertical los meridianos has dar con la vuelta de la tierra.
Verso libérrimo que no agoste su libertad entre el rosario de las sílabas,
y que ordene su música multánime sobre el rumor en fa de mi planeta.



3.

Ansío un verso probado en las contingencias y eventos que distraen al hombre y su conciencia, dispersados.
Que madure en su entraña las contradicciones de la euforia y la muerte de un pariente querido;
la agonía infinita de un enfermo irresoluto y la voluptuosidad para gustar un cuadro alucinado de Dalí.
Un verso que conserve su calma ante los recursos convincentes del crédito hipotecario.
Un verso ersatz para los calambres del hambre,
y que disimule con decoro las miserias del vestuario.
Que permanezca impávido si una dolencia solapada nos atenaza el cerebro y la garganta,
y proque desde una muela clama la viva raíz del nervio, no pierda su eficacia reveladora de la vida y del ser.



4.

Quiero un verso total y universal, surto en la raigambre de la sinrazón y en el asombro de lo inverosímil.
Dúctil frente a la incertidumbre de la subsistencia
y maleable entre las dificultades de la convivencia.
Un verso permeable a la comprensión de que si el capital
produce intereses, también florece el almendro en primavera.
Un verso cuya substancia sea solícita a la brújula del amor y la amistad,
y presta para arder su fibra generosa en las llamas de un júbilo entusiasta.
Verso gimnasta con el que se pueda orar a Dios en las actitudes de todas las religiones,
y que, sensible a la alegría de la fuerza, sea idóneo en la fuerza de la alegría.



5.

Para cuando la marea del silencio revierta su pleamar sobre la calle y sobre el alma,
y nada turbe ni conturbe a las cuerdas sin cuento del corazón,
y el espíritu cuele en su aire diáfano la transparencia lúcida del éxtasis,
mi verso luzca con luces multiplicadas de diamante manifiesto,
mi verso vuele sobre el viento que le anima,
mi verso alcance la realización de su destino en su delicia fugitiva
o en su victoria definitiva,
o en la justa muerte de lo inane y lo inconsútil.






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