miércoles, 19 de marzo de 2014

JESÚS MARÍA CORMÁN [11.286]


Jesús María Cormán

San Sebastián 1966.

Pintor, poeta, letrista y narrador, Jesús María Cormán, según dicen los críticos, intenta apresar en su pintura el movimiento en un instante de suspensión. Esta pintura tiene detrás, por tanto, una poética del oxímoron, de los opuestos que se identifican. El mismo recurso, y más en general los juegos de opuestos, son habituales en su poesía. Pero, sobre todo, parece que sus poemas tienen el mismo propósito que sus cuadros: atrapar el movimiento, dejarlo quieto frente al lector sin anularlo.

Jesús María Cormán es conocido como letrista de las canciones de Mikel Erentxun y como pintor (estudió Bellas Artes en la Universidad del País Vasco entre 1984 y 1986). Como poeta, es autor de una obra de juventud, Poemas de Octubre, (Premio de Poesía Villa de Pasaia, 1985) y no había vuelto a escribir un sólo verso, como él mismo confiesa, hasta el año 2000 (año más, año menos), cuando regresa a la escritura poética y empieza a presentarse a premios literarios para publicar sus libros, que son, además del ya mencionado, los siguientes:

-Dioses de cardenillo (Premio de Poesía Villa de Pasaia, 2002)
-Unidad del dolor (Premio de Poesía Iparragirre Saria 2004)
-El Caníbal (Premio León Felipe 2008), Editorial Celya, 2008
-Gabinete de Crisis (2008)
-Formas de vida y muerte (Premio Federico Muelas 2010) Ayuntamiento de Cuenca 2010
-Bajo Cero (Premio Internacional de Poesía Erótica-Amorosa Ateneo Guipuzcoana 2009) 
Huerga y Fierro Editores, 2011
-Peligro, perros sueltos, XI Premio Nacional de Poesía Ciega de Manzanares 2012
- "Hotel Danilovsky",  Bermingham editorial. 2014

Jesús María Cormán ha escrito también libros de narrativa, como Dama del abanico rosado y otras damas (Relatos, Diputación Foral de Gipuzkoa, 1986), Judas (Novela, Diputación de Gipuzkoa, 1986), La diadema líquida (Relatos, Diputación de Gipuzkoa, 1988) y Bye bye Manchester (Novela, 1994). 

Las pinturas de esta página también son del autor Jesús María Cormán.


(De "Unidad del dolor" 2003 - Editorial Bermingham)


LUGARES HÁBILES

A escuchar la lluvia bajo el cenador antes 
de que el resto de la casa se levante, 
a escuchar la reveladora, puntual, tristeza 
del jardín, la hierba recién cortada, el tándem
acodado en el nogal,
la mujer de piedra, sus ojos vendados, el matorral
separado con una cuerda del alero
a medio pintar,

a escuchar la lluvia bajo el cenador de rayas antes
que el café se despierte y toque palmas
en los dormitorios,
a escuchar el derribo, la tala
silenciosa de mayo y su fragmentación
al otro lado del muro,
antes que la radio desate a todas las bestias dormidas,
antes de los azulejos blancos,
iré

a intentar
escuchar mi voz en otras voces como tantas otras veces,
probando con el verbo fluido de las lombrices,
con la palabra del nylon,
con el grillo del neón averiado.

No quiero que me veáis así.
No quiero que me oigáis así.
No quiero que me volváis a escuchar dentro de mi voz.
Tengo esperanza de hallar un murmullo deshabitado
en el que poder acostarme.
No soy exigente: me conformo con una respiración
recién nacida o con el último bombeo de un corazón
suicida.

Sólo busco lugares hábiles donde ya nadie me busque,
yermos lugares
donde desaparecer, cuidadosamente,
para ser
por una vez
el único propietario de mi desaparición.





(De "Ejercicios de calentamiento" 2003 - Editorial Bermigham)


EN EL ÚLTIMO TRIMESTRE

el viento ha sacado un diez en Física y Química
y los puños de mi camisa un siete y medio en Historia de la
Carnicería.
Mientras esperamos ansiosos la noticia del calor
la dentadura del delfín
repasa
a un costado de la pizarra
el nombre exacto de las cosas. mientras
ese chico,
el segundo chico por la derecha, en la primera fila,
bombardea con bolitas de Matemáticas al crucifijo de madera
tal vez ignorante
de que será el primero de nosotros en morirse

en el brillo de su planeta.



REGRESOS DE LA TIERRA

busco el lugar donde se afilan 
las gotas de lluvia en invierno 

he trazado una línea recta
desde mis ojos a ese frío
evitando
las colinas y las aves vigilantes
rapaces
–a las que siempre llamábamos
milanos-
y que barren el cielo
de impurezas y de trampas

allí donde te dejé bien tapada
estás
perduras
aún

supongo que algún día
tú serás una de esas gotas
de lluvia
y recorrerás
un abismo entero de regreso
hasta mi cara

lo espero
lo deseo
deseo tu puntual congelación
para beberte sin sed
sin dejar
de mirar al cielo
con voluntad terapéutica
beberte y orinarte después
y ver
el dorado de tus ojos
buscando la corriente de otros ojos

ríos muertos que ponen nombre
a todos los regresos de la tierra



PALMA DE TU MANO

como una peonza acelerada hacia sí misma 
hacia un corazón de madera 
hecho de vueltas 
sustancia de giro
me lanzo
desbocado y animal
corneando la córnea de la noche
obligándome
a ser visto
a que repare ella en mí virando y planetario
alrededor del sol de tu fuente

como una peonza sobre la palma de tu mano
dando un pequeño salto
brinco
sobre la línea de la vida
un gran sobresalto
sobre la línea de la muerte
tratando de encontrar entre tanta línea inútil
la línea del amor
profunda
como un cañón mullido de musgo y helecho

como una peonza hastiada
como un astro hastiado de no poder eludir
su curso
abandono para siempre tu mano de cielo
para estrellarme contra el suelo de no encontrarte

como un pato batiendo las alas toda su vida
detrás de un madre
equivocada






De Bajo Cero (Premio Internacional de Poesía Erótica-Amorosa Ateneo Guipuzcoana 2009) 

VIENTO INMÓVIL

sólo amo el frío
porque sabe cómo proteger
la nuca de las panteras

tu coche volaba
como lo hacen los ríos
después de las tormentas
te detenías en el arcén
y buscabas maneras
de no hablar en futuro

no estabas
pero seguías tendida sobre mí
como una sábana de aliento
tus caderas
eran un viento inmóvil
levantando polvo en mi calma

sólo amo el frío
porque conserva intacta
la dentadura de la esperanza

arrancabas nuevamente
en dirección
a tu fábrica de eclipses
el río
discurría paralelo al origen
y al final de lo imposible

mirabas mis labios abiertos
donde los pájaros
construían nidos
a tumbabas
en la hamaca de mi boca
para saciarte de su vuelo

sólo amo el frío
porque nunca se cansa de esperar
el deshielo de nuestros cuerpos





Formas de Vida y Muerte
Premio Federico Muelas de Poesía
Ayuntamiento de Cuenca,  Cuenca 2010



“las palabras saben que vamos a morir”
JORGE OTEIZA



EL DÍA QUE NO TE CONOCÍ

El día que no te conocí
yo era tu arma gemela
y tú eras un alma cargada
con la indiferencia de los viejos leones.

Las paredes de aquel mundo
eran las camas tibias
donde despertaron mis ojos,
la sima a la que me asomé
intentando ver un sonido, escuchar
una luz que no era mía.

Ese día pagué mi precio a miradas
turbias que se disolvían con los pasos,
busqué tu corazón negro
sobre anaqueles fríos como el fuego.

El día que no te conocí
era marzo, y caminábamos
por las calles más oscuras
de los versos de Lowell.

Hoy las paredes
se mueven hacia dentro y hacia fuera.
Las paredes de aquel mundo.

Aún pienso en ti.
Como esa carta que nunca esperas.
Como esa carta vacía que siempre te espera.



EL AMOR DE LOS MAGOS

Me convierto en tu párpado.

Alcanzo mi plenitud
cuando deshaces
la certeza del mundo
y ocupas el canto de los búhos.

Soy posible
cuando me desprendo de tu retina
y ocupo en el vacío
ese punto preciso
que observas mientras caen los días.

Eres posible
cuando desbaratas mis planes de rutina
y habilitas nuevamente
los cuerpos deshabitados
con los que nos amamos.

Posibles somos
cuando sucumbes a las llamas
de mi llamada
y enfilo sin vacilación
el camino de regreso a tu filo.

Aparezco y desapareces
como el amor de los magos.

Como el brillo que desprende
la oscuridad en celo.




LA CALMA

El tuyo es el calor que dio origen
al frío de la piedra.
Lo sé ahora
que todo llega envuelto
en una bruma ciega
y mengua el significado incierto
de la palabra real,
ahora
que el parque detiene su latido en las estatuas
y ahoga deseos escarpados en sus fuentes,
ahora
que las patinadoras tienden pentagramas
para la música de la tarde
y las palomas buscan mensajes que desatar
en los tobillos de los sauces.
Todo eso lo sé ahora
que me ha vencido la calma.

El tuyo es el olvido que avivó
la memoria de mi vacío.
Lo sé ahora
que parpadea el sueño del océano
en su noche de arena
y mi tiempo se pierde en un bosque sin amenazas,
ahora
que las dunas me elevan a su cima difuminada
y te veo marchar
todas las veces que el viento se marcha,
ahora 
que sólo soy la parte blanca que agudiza
el trazo oscuro de tus últimas palabras,
la parte blanda que recoge
el peso de tu voz callada.

Todo eso lo sé ahora
que me ha vencido la calma,

ahora -y sólo ahora que
tu cuerpo se deshace de mi alma.




INCURABLES

Las únicas
enfermedades incurables
que tienen remedio son
las ficticias.

Dicho esto,
sólo queda no perder la receta



CUNETAS

Mi hijo me cuenta que su padre
a los seis años
iba al monte con su escopeta
a matar perros.

Mi hijo me dice que su padre
pensaba
que aquellos perros sin dueño
eran realmente lobos acechando
a los rebaños de sus padres.

Por eso era tan importante acabar con ellos,
por eso los mataba y dejaba
sus cadáveres abandonados
en la cuneta de la carretera comarcal.

Mi hijo habla con orgullo de su padre
aunque realmente nunca llegó a conocerlo.
Tampoco es cierto que su vida
y los rebaños de su vida
estuvieran amenazados por lobos hambrientos.

Mi hijo ha heredado el arma de su padre.

Hay noches que se echa al monte
y dispara a la oscuridad
buscando un cadáver que poder abandonar
en la cuneta de sus días.




ACUPUNTURA

Pruebo la acupuntura
para reponerme
de un mal que no padece
mi carne.
Lo padecen las vísceras
de mi futuro,
el sistema nervioso
de mi pasado,
las articulaciones
de mi presente.

Son necesarias agujas
muy afiladas
para protegerme
de tantos enemigos.




Poemas extraídos del poemario, Peligro, perros sueltos, Vitruvio, 2013:


                                “Y caminaba, semejante a la noche.”
                                Canto I, La Ilíada. Homero 

Ahora soy semejante a la noche 
que se alimenta de trenes vacíos.

Tú sigues engordando las perlas del olvido 
como una esquirla que alimenta 
la cadencia del tiempo 
y se hace fuerte en su propio abandono. 

Ahora soy semejante a la noche 
que se alimenta de camas vacías.

Todos somos reales para nuestro propio dolor.

Tú sigues abriendo puertas 
que siempre estuvieron abiertas, 
para cerrar lo que en tu corazón 
siempre estuvo cerrado.



HOJAS PERENNES

Vivíamos cerca.
Tú en el número ocho y yo en el dieciocho
de La Soledad Cerrada. 

Evitábamos a los poetas
para estar más cerca de la Poesía.
Perseguíamos la fuga imposible del cielo
dentro de su cárcel.
Elegíamos bosques de hoja perenne
para debilitarnos:
solías decirme
que la única forma de ver caer una hoja perenne
era talando su árbol.
En todo te creía.

Mi amor era entonces madera.
Tu amor era fuego.

Hoy soy hojarasca.
Hoy eres viento.



¿POR QUÉ IBA A SER DE OTRA MANERA?

Estoy al silencio de Celan cuando oigo 
la conversación de mis vecinos después de cenar. 
Se mueven por la cocina 
abriendo y cerrando las puertas de los armarios. 

Ella le dice a él que programe el lavavajillas 
con el horario nocturno 
para que termine antes de la una. 

Él pregunta a qué hora acaba la lavadora. 
Ella responde que en veinte minutos. 
Él dice que en el tambor está el pantalón 
que quiere ponerse por la mañana. 
Bastará con un ciclo de media hora en la secadora. 
Después, otros cinco minutos de plancha.

Oigo el microondas en marcha. Dos minutos. 
Una cucharilla remueve el líquido de una taza. 

Oigo el televisor que se conecta y que se apaga 
al concluir los informativos. 

El grifo del lavabo que se abre y se cierra. 
La cisterna del inodoro que se vacía y se llena. 

Luego el silencio regresa con fuerza y se propaga
como un tallo creciendo en mitad de la noche.

Todo lo que empieza acaba, pienso. 
¿Por qué con el amor iba a ser de otra manera?


ANTES DE IRTE

Déjame acostado en la palabra ayer 

antes de irte. 
Déjame arropado y solo. 
Del pasado amo la certeza de que
-pese a todo intento- 
no podremos repetirlo nunca.



NÚMEROS PRIMOS

No seguiré en tu veta. 

Hoy este extraño que ha dormido tu eternidad 
necesita despertar a su propia fugacidad. 
Hoy este paria que se escuda en la muerte 
espera renacer en el cuerpo de la destrucción del mundo. 

No permaneceré en tu veta. 
Pediré a gritos el álgebra de la explosión que me libere. 
Hoy soy a un tiempo un número primo 
y todos los números primos que propaga el vacío. 

Represento la escalera 
que comunica la soledad con la soledad.



CUANDO ME HAYA IDO

Seguramente vendrá alguien cuando me haya ido
a diseccionar la desorientación que siempre me ha conducido
y a clasificarla en carpetas bajo nombres solemnes
y, no obstante, igualmente desorientados.
Que nadie le escuche.
Que nadie le dé conversación.
Porque no estará hablando ni de mí ni de lo que es mío.
He tenido mi tiempo y mi tiempo pronto os pertenecerá.
Construid con él un templo donde se venere a
un pasado que nunca ocurrió.
Con lo que os sobre,
poned mi nombre a una calle dentro de vuestra casa
para que pueda encontraros sin dificultad
si alguna vez os necesito.
Mis páginas escritas acaban a la mitad del libro.
Pero seguid leyendo, por favor.
El blanco que continúa pertenece a mis mejores poemas.
Todo lo demás eran ejercicios de calentamiento.




"Hotel Danilovsky",  Bermingham editorial. 2014

José María Cormán y la poesía de la paternidad

Yo, que viajaba en busca del frío
Para desnudarlo y abrigarme en su tacto,
Que había previsto
Completar un tratado sobre la congelación
Y fundar nuevos puntos cardinales
En nuestro orden,
Yo, que como afirmo,
Viajaba acostado en las tinieblas
Que trazan los trenes en la noche,
Abandoné
Mi viejo mundo de ausencias extremas
Para fundar el templo de tu presencia.


LIBRO. Hotel DanilovskyEl nuevo poemario de Jesús María Cormán es el resultado de un viaje. Como una expedición en busca de una cima que colme los sueños y los anhelos. Este poemario es una subida de cualquier ochomil para llegar a ser padre. Padre un niño que ya tiene seis años y se llama Aleksander.

A él está dedicado este libro que es un canto a la paternidad. Un catálogo emocional desde la incertidumbre, pasando por espacios gélidos hasta llegar a la cúspide, es decir, a su hijo de seis años.

Hace mucho frío en este poemario, pero al mismo tiempo hay esperanza y confesiones de amor intempestivas. Desde un tren, desde la habitación impersonal de un hotel.


Y ahora estoy aquí,
A tanta distancia de todo,
A punto de alcanzar el final,
Siento que sólo soy
Un simple detalle del miedo
En medio de una calle nevada.



A medida que iba leyendo el poemario más me parecía que era un álbum de fotos construidas con palabras, donde un hombre intenta explicarle al que será su hijo quién es. Qué es. Por qué está ahí. Para qué. Y hay un poema que podría haber sido un buen titulo para este poemario: Pronto seremos todo, pero el autor ha preferido Hotel Danilovsky, el lugar desde donde esperaba al TODO.

El poemario lo ha publicado la editorial Birmingham.

Goizalde Landabaso



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