Sara Otero del Amo
Sara Otero del Amo nació en León en 1982 en cuya Facultad se licenció en Derecho.
En la actualidad vive en Logroño donde realiza su actividad profesional.
Ha publicado los libros de poemas Abecedario de ausencias (Premio Letras Jóvenes de Castilla y León, 2002), En el lugar de la lluvia (I Premio Internacional de Poesía Manuela López ) y La gramática de las cigarras (I Premio Internacional de poesía Palabra sobre Palabra). Además, ha sido incluida en la Antología Poesía para Vencejos, editado por el Instituto Castellano y leonés de la lengua.
Finalista del Premio Adonáis de Poesía en los años 2004 y 2012. Galardonada con el 2º Premio Nacional de Poesía Marqués de Santillana de Poesía Juvenil (Agosto 2001) y en el 2004 le fue otorgado el II Premio de Poesía Rafael Alberti de Valencia de Don Juan. Ganadora en 2013 del Premio de Poesía “Con esencia de Mujer” Astorga 2013 y la Unión Nacional de Escritores le concedió el I Premio de Poesía Maria Eloísa García Lorca en 2013. Finalista en el año 2013 del XVI Certamen de poesía “Manuel Barbadillo” convocado por el Ateneo de Sanlúcar de Barrameda.
CUMPLEAÑOS
Yo,
que he heredado la sal y las preguntas,
que no cambiaría mi sexo por el sueño rojo de las amapolas,
que tengo en la garganta
la sed y las tormentas victoriosas
acabo de cumplir treinta años.
Pocas cosas se esconden en este cuerpo
sobre las que el tiempo no haya vertido ya
su luz y su sombra;
los pies domesticados en la costumbre del impulso
y la intemperie,
este pecho que se bate y alegra por capricho
del azar
y conoce la calma
absorta del refugio.
Tengo a mi favor
la alegría de encontrarme en el intento
de conquistar la avidez de esta sangre
que empuja
tanto como ya ha perdido,
saber que existo
lo mismo que existen las huellas en la arena,
llena de un préstamo ingrávido
de aire y forma
que algún día
tendré que devolver.
PUMA
Veintevecesno necesito tocarte los bigotes,
de tambor nocturno.
Alquitrán. Puma de limo, voltereta asfixiada.
Me dueles. Veintevecesno voy a arrancarte los diptongos
del afilado eclipse de las orejas,
huracanearte hasta volverte el corazón de lagartija,
tu volumen de gota,
el lento galope sobre la hierba.
Ahora estás donde llaman casa
a un disparo de nieve en las pupilas
y tu descanso es la sombra de un cerezo;
donde no es primavera en abril
ni nunca germinarán tus uñas en el follaje muerto.
Mi dolor es un vaso de luz
donde dormitan salamandras.
Quiero hundir la nariz en tu espalda pequeña,
soplarte el vientre de arcilla
besar los erizos helados que te trepan
por la garganta.
RAZA DE MUJERES
Las mujeres como yo andamos descalzas sobre libros de poemas,
devoramos puntillas,
somos
un manantial de alas rotas ante los nidos vacíos.
Las mujeres como yo nacemos sabiendo todos los recuerdos hermosos,
entusiasmadas como templos,
la traición nos degrada de color
del rojo al violeta y al revés. Lo olvidamos todo
pues la tristeza
es un gas ligero que nos sube por los pulmones
y estalla en los tímpanos
como un globo de helio.
Lo sé
porque mi vientre lechoso se inflama con la lluvia,
porque tengo el carácter impregnado de lágrimas fáciles
y silbo enloquecida el estribillo de los timbres
de las bicicletas….
De: La gramática de las cigarras.
Las mujeres como yo
andamos descalzas sobre libros de poemas,
devoramos puntillas,
somos
un manantial de alas rotas
ante los nidos vacíos.
V
Sé que las montañas te quieren,
porque las libélulas se atreven a surcar la niebla
y la lluvia va al río
como los pájaros a las alambradas.
Sé que te quiere la luz;
abro las ventanas y los coches entran
con sus cristales menguados
y la orquesta en clavicordio.
La calle afuera se llena de actores secundarios:
mujeres engastadas, palomas que beben en los charcos.
estudiantes que navegan en bicicleta.
Te quiere la rutina hilvanada
de licuar la sangre,
el sonido de las piernas ascendiendo
la urgencia de los dedos empujándose contra un poema.
El amor que te tienen mis cosas
es confuso y no ansía la fidelidad,
permite que hayas dejado
un artrópodo de mirada diminuta sobre los libros
la euforia de tus gafas relucientes en el escritorio
los grifos abiertos batiéndose contra las tazas.
Sé que te quiero
por esta absurda e infantil urgencia
con la que no sé esperarte quieta.
OTOÑO
En el otoño
siempre hay una melodía de piano
y una ecuación planetaria igualando
la luz a la mano aterida.
En el otoño
la tierra siente
una atracción verdeoscura
por lágrimas y zapatos
y la montaña
tiene un motivo para poner su olvido en fuga.
No hay tiempo.
No hay tiempo sino para hacerse lluvia
en los ojos y crujir de roble
y ausencia.
PROPOSICIÓN
Porque los sueños tienen
la costumbre de no cumplirse
acumulo
sólo
el valor de no medir
el cuerpo
que te entrego
-
Muchas gracias, Fernando por la complicidad!
ResponderEliminarabrazos, Sara y a tu disposición la página siempre, para que me mandes lo que desees exponer
ResponderEliminarSara, siempre es un placer leerte, pero más un lujo, oírte, un gran abrazo
ResponderEliminar