jueves, 13 de octubre de 2016

JOSÉ M. PRIETO [19.272]


JOSÉ M. PRIETO

(Madrid, España, 1949)
Catedrático de Psicología Diferencial y del Trabajo en la Universidad Complutense de Madrid lleva una doble vida de publicaciones desde hace más de tres décadas. En inglés sus trabajos de investigación y de revisión temática en editoriales internacionales académicas. Ha sido secretario general de la Asociación Internacional de Psicología Aplicada, ONG de ONU y UNESCO. En sus viajes la poesía han sido, por placer, su acompañante y a partir de un congreso International de Psicología Aplicada en Kioto en 1990 empezó a apreciar la poesía japonesa primero, china después y coreana más tarde. El nexo era el Budismo Zen y el Taoísmo. Secuela ha sido impartir desde el 2000 varios seminarios de doctorado sobre el vínculo entre la Meditación Budista y el Bienestar Psicológico o Espiritual. De ahí tres trilogías: una de raigambre poética asiática: Haiku a la hora en punto (2007), Tanka a trancas y barrancas (2009) y No están ciegos los poetas: el sijo coreano, en Ediciones Vitruvio. La segunda aborda temas budistas: Penetrante compasión: cincuenta koan contemporáneos (2007), El sutra de la eternidad dorada: budismo y catolicismo en Jack Kerouac (2011) y  Poesía Mistica Zen de Eihei Dogen (2013), en Miraguano Ediciones. Son sus hallazgos en San Francisco y Kioto. La tercera alude a querencias polémicas: Jesús nunca fue cristiano (2010), Nuestra señora es un caballero (2013), Los cuernos de la cigüeña (2014). A partir de una crisis de salud y de un año sabático decidió vestir de largo a las libretas y a ciertos momentos de lucidez e intimidad. “Fino sentido del humor”, “fuerte ironía y sarcasmo”, “lirismo”, “no deja indiferente el aire fresco de su sierra interior”, “desconcierta un poco”, “estrena un nuevo fondo en la historiografía poética” son los comentarios de poetas y críticos explícitos. Practica una poesía sonriente.


Los cuernos de la cigüeña, (2014).
José M. Prieto




TEMPVS FVGIT,
José María Merino, de la Real Academia Española. 

Infinidad de siglos antes de que existiese Martin Heidegger, los seres humanos hicimos de la conciencia del tiempo, con su implacable pasar y su extinción en la muerte, una de nuestras obsesiones permanentes. Al fin y al cabo, el tiempo es la sustancia de la literatura: la novela y el teatro tienen la pretensión de reconstruir fragmentos de tiempo, materializados en conductas que se manifiestan en determinados ámbitos y tramas, como la poesía expresa también, desde distintas perspectivas estéticas y sentimentales, la irremediable temporalidad de lo humano.
En el campo poético, autores clásicos, antiguos y modernos, han hecho del tiempo un tema central de su obra: Omar Khayyam, Jorge Manrique, Jorge Luis Borges, Antonio Machado... acaso porque la sensación física del tiempo y de su huida constante estimula de forma especial la percepción de pérdida que toda la gran poesía ha sabido expresar.
En Los cuernos de la cigüeña, José M. Prieto utiliza el tiempo humano, su eclosión, su devenir, su acabamiento, como materia medular del poemario. Un libro extenso, constituido por 73 poemas, cada uno de ellos encabezado por la breve cita de un verso de distintos poetas, como si la referencia continua al transcurso temporal quisiese acompasarse al fluir de esos múltiples atisbos poéticos, donde muchos poetas contemporáneos son recordados junto a otros como Quevedo, Rubén Darío, García Lorca, Leopoldo Panero o Julio Cortázar...
Dentro de la natural libertad asistemática que suele caracterizar la expresión poética, este libro de José M. Prieto matiza, sin embargo, el tema central, a través de sucesivos y diferentes énfasis, presentándose en cuatro partes que lo matizan con diferentes miradas.
La parte primera, "Es tiempo en movimiento una cigüeña", compone una presentación u obertura en la que, desde la imagen de la barrita de incienso que se consume en el primer poema (andando el tiempo), el poeta se mueve en el mundo de los relojes (algo más que anacrónicos los relojes; déjame una hora) las relaciones amorosas y familiares (el arte de dar las buenas noches a tiempo; profeta a tiempo) referencias a la memoria (tiempo invisible), al secreto (¿cómo te llamas?) o breves estampas de contenido predominantemente lírico (tiempo pascual; qué mañanita; un beso a tiempo). Como se trata de una obertura, no es extraño que se apunten ya aspectos que se desarrollarán con mayor extensión en otras partes del libro, como nos toman el pulso cada día o ajuste de cuentas, en que la calderilla sirve de apropiada metáfora... 
La segunda parte, "Es tiempo en volandas un picotazo", la más extensa, tiene que ver con lo que pudiéramos llamar la descendencia en el tiempo: desde el origen (tiempo maternal), pasando por las relaciones carnales y amorosas (hora de vaciarse; tiempo de pasión), la conciencia del paso del tiempo (cumpleaños; longevos ambos; momentos borrosos), la incomunicación y comunicación familiares (pasan el tiempo juntos; oír al tiempo; sin querer, las buenas noches), el tiempo extraviado (husos horarios), la memoria y la desmemoria ( tic tac terminante; momentos borrosos), entre muchos otros poemas que muestran una especial mirada de lo humano y sus avatares y soledades (movida a tiempo; ensalmos con claxon; el tren no espera; un examen es cosa de familia; el arte de hacer manitas delante de unos cuernos)...
La tercera parte, "Es tiempo enmarañándose una cornamenta", enfoca decididamente la vejez, la enfermedad y la muerte: se alude en el primero a la decadencia física (para el arrastre) y a partir de ahí unos poemas nos hablarán de la muerte como una especie de "cese de apuestas" (apostó), confrontarán abuelo y bebé (una momia en la cuna), o tratarán los recuerdos como fósiles coleccionados a lo largo de la vida (vestigios familiares). La conciencia de la pérdida del tiempo (perdedor nato), la ancianidad inerme ( asistido a tiempo; sin horario), la cercanía de la muerte (matamos el tiempo), dan paso a poemas que ya entran decididamente en el acabamiento: no se pone, metáfora de los que ya no están; punto de encuentro, con el cadáver, en el tanatorio; juntos y a punto, los zapatos a los pies del ataúd; los amigos están para algo, pues llevan amapolas al féretro; las vio negras, a ciertas hormigas voraces. Y más adelante, llegaremos al espacio de osarios y crematorios: una encerrona a tiempo; ya no está aquí; esqueletos para el recuerdo...
Por último, la cuarta parte, "Es tiempo en paro forzoso un tocón", construye una especie de diálogo sincopado, en el que tiempo y poder se van turnando dramáticamente.
En el libro se alternan los poemas de larga extensión con otros muy breves, alguno de ellos acaso con espíritu de haiku, y no faltan los que presentan aire de minicuento.

Tomar como motivo inspirador el tiempo y su paso destructivo está en la tradición poética de todas las épocas, como antes señalé. Pero lo que singulariza el libro de Prieto es el uso del lenguaje y de las imágenes. Un lenguaje cotidiano, que no tiene reparo en utilizar ciertos vulgarismos para potenciar la expresión en determinados momentos (movida, chavalote, jodienda, sinhueso, manitas...) pero rico en imágenes y metáforas sorprendentes: "de un picotazo atrapó la mañana/ el gallo" (qué mañanita); "el universo consciente tiene forma de pezón" (tiempo maternal); "en la almohada picotean/las llamadas perdidas" (tiempos heroicos); "están en pie de guerra/ los niños de este mundo" (tiempo de sirenas); "nadie las hizo caso esta noche/ solo las manoseó la aurora" dice de las rosas (esto es lo que pasa si amanece en rosa); "trasnochan en la cocina/las sombras, las sobras/ aguardan en la nevera/ una segunda oportunidad" (las sobras de nochevieja); "encadenado llevaba el tiempo en el chaleco/ su padre" (tic tac terminante); "la noche se ha quedado/toda su calderilla"-el dinero del día- ( sin blanca) "una sobredosis/de cumpleaños vencidos" (punto de encuentro), "todo lo que sobresale cabe/ en una urna con cenizas" (una monada); "en el osario/ el tiempo vivido/ se hace astillas" (esqueletos para el recuerdo)...
La ironía, un humor pocas veces melancólico, el decidido sarcasmo, impregnan todo el poemario, continuamente animado por una vibración de estirpe surrealista, en el que a veces hay un tratamiento de la palabra que me atrevo a calificar de "ramoniano", sin que falten los homenajes, como el que se hace a Allan Poe en no quieren que salga solo, y sin que nunca se pierda la peculiar naturaleza lírica del conjunto.
El paso insoslayable y aniquilador del tiempo no abruma al poeta, sino que lo incita a enfrentarse a él, a decirle verdades, a asumir con entereza su propia condición de tiempo vivo. El tiempo huye, y nosotros con él, hechos de tiempo como estamos, recuerda el poeta: esa es nuestra servidumbre, pero también nuestra grandeza.


andando el tiempo

sólo me interesa el testimonio
del momento que pasa
José Emilio Pacheco

El tiempo se mide
con una barrita de incienso 
incandescente, evanescente,

el paraíso fiscal de los aromas es
la nariz, su domicilio habitual

línea vertical menguante combustible
apuros pasa cuando es llama,

cuando es fugitiva
y consigue ser ceniza 
es calorífuga,

se deja acariciar
grisáceas, urañas, las uñas la amasan,
porosa reposa.

Es blanda como la almohada,
y si se descuidan 
cautivas encanecen
las huellas dactilares
y si logran arrimarse
van oliendo bien
al dar la mano.

                                                                

oír al tiempo

y al mirar hacia tí
sé que te doy terror.
José María Valverde

Música celestial escuchan
al aire libre
por el bosque
seres extravagantes
con el rostro cableado hasta las orejas.

No son extraterrestres son
los nietos de esos abuelos
que les contemplan desde el banco
con los pies en tierra firme
y el oído afinado a la naturaleza.

                          
                                        
movida a tiempo

acepto como un modo de cultura
cambiar los autobuses por los taxis
Esther Giménez

Para el transporte de animales vivos

de presa
el coche,

los domesticados en autobús,

mirándonos por la ventanilla,
en vehículo oficial,
con guardaespaldas,

las especies protegidas
en vías de extinción
¡qué más quisiera!

                                                                    


tiempo de biblioteca

conmigo no gastaste muchas balas,
que yo caí desde el primer disparo.
Edgar Neville

El templo de la inteligencia y el saber,
la biblioteca,
abiertas tiene las puertas a los libros,

salen porque tienen manos 
los estudiantes y están de paso 
a cata y cala los mangantes,

haberlos haylos
vienen a lo que vienen
nos acompañan

son creyentes asiduos los lectores,

y el tiempo discurre flemático leyendo,
y el tiempo destella excitante hay exámenes
y el tiempo deslumbra flipando hay parejas

ahí se citan
ahí se cazan
ahí no se casan

Todo es posible en la biblioteca,
el intercambio de libros,
el intercambio de parejas,
lo he leído, lo tengo visto, demasiado visto,
marcado ¿me lo prestas?



tiempo cortante

una morgue en el cielo de la boca
David Morello


¡Que manía tienen de cortar las flores
cada vez que crecen,
las hacen asomar,
en una solapa,
en un jarrón!

Corten, no sigan, déjenlas tranquilas,
están muy bien donde están como quieren
a la intemperie.

¿Puedo partirle la cara y exhibírsela
recién cortada
está estupenda
a la entrada de la boca
a la entrada del salón
con una aspirina disuelta
no le duele?



déjame una hora

casi nadie
tiene tiempo para nada,
antes se perdía
Manuel Padorno


Nunca me has dicho
que la hora que tienes en la muñeca
es incierta, me la cuentas tú
y a las venas que palpitan no se la dices.

¿Por qué te llevas puesta
con grilletes de cuarzo sobre el túnel carpiano?
¿Desconfías o te fías del reloj?
¡Déjame prestada una hora de las tuyas si puedes!



husos horarios

hay viajes que se suman al antiguo color
de las pupilas
Aurora Luque

Horas,
lo que se llaman horas extras,
se recuperan
se extravían
en la maleta
sin nada que declarar
al pasar por la aduana.

Poco o nada sabe
el tiempo pasajero
el aduanero en su garita,

estático desconfía

desconfía el pasajero al ver
al reloj de pared,
le ha dado la bienvenida
y gratis le da
algo ¡qué raro!
la hora local,

el suyo está en otro mundo,
en otro continente está su muñeca,
antes o después tendrá que cambiar
de parecer, decir la verdad,
decir qué hora es
y dejar de bostezar

con la boca abierta
le espía el aduanero y le pide
un pasaporte legal,
que sea legal si se adentra.




Nuestra señora es un caballero 
José M. Prieto, 
Madrid, Ediciones Vitruvio, 2013

El título no es una provocación, es una constatación: las señoras se comportan a menudo como caballeros y haberlos haylos caballeros que se comportan como señoras. No es lo mismo sexo que género. Le diferenciación macho y hembra, hombre o mujer es psicobiológica. Masculino y femenino es psicología social, como lo es señora y caballero. En China y en Japón la representación de un personaje divino puede cambiar de sexo y de genero a gusto del fundador o de los feligreses del templo. Son figuras míticas a la hora del culto. Yoshua en hebreo, Jesús en griego (y en español) es un nombre de hombre, pero Cristo es un concepto, y puede ser masculino o femenino.  El meollo de este poemario está ahí, el género como estatuto de identidad, distinto del sexo. De ahí la multitud de circunstancias que se pregonan en los poemas.  La lírica es elogio.     

Nuestra señora emparejada

El más grave error de quien olvida
es creer que el olvidado hará lo mismo.
Antonio Daganzo, Que en limpidez se encuentre

Diez años viviendo juntos amor mío
y sabes a menudo acabar mis frases,
días y días consumiendo cervezas
y sabes la que me agrada más que a ti.

Me gustan las ropas que visto a tu gusto
y todavía no sé dónde se guardan,

en alguna parte está esa camisa
que se esconde de mi, que me torea

para que tú te levantes y sonrías
y me entren muchas ganas de besarte
y mis dedos aprendan donde está
aquello que quiero antes de vestirme:

es un placer preguntarte para verte
y oírte decir que soy un despistado.



Nuestra señora de los buenos días

El caballero era una mujer cabalgando una
hembra.
Mado Martínez, El caballero afrodita.

Está embebida en el chorro de luz
a primera hora de la mañana
sin atragantarse, de puro gozo
en cada sorbo radiante de sombras
que se desvanecen si pestañea.

De repente, un sobresalto, su hijo
las contempla de tú a tú desnudas,
ella y su amante, mujer cariñosa,
ella, la madre, que tiene delante
un mirón que la seduce al besarla,
un mirón que quiere entrar en el lecho,
meterse en medio con una sonrisa
de pillo chiquillo que quiere ser
el chaval que retoce con las dos.



Nuestra señora la buscona

Viene
sola,
bebe
vodka,

         siempre
         chula
         es la
         boa,

                      mucha
                      bulla
                      mucha
                      coña

                                 tente
                                 tiesos
                                 pati
                                 tiesos

                      tienen
                      bula
                      es la
                      hostia

          caran
                  toñas
          ale
                  luyas

          esta
          bruja
es su
diosa.



Nuestra señora al volante

La brisa
mantea
campea
sin prisas

             con pases
             de lluvia
             las curvas
             mortales

borracha
conduce

             de golpe
             se hunde
             la chapa
             del coche

                            la grúa
                            la morgue
                            chivata
                         la sangre

                                       querubes
                                       campanas

                                                     casullas
                                                     tacones.




Nuestra señora de los toreros

Cada vez que alguien me habla de toros
veo una niña llorar en la plaza,

es un espectáculo para adultos
y allí estaba ella, es... española.

En la puerta de toriles, mugidos
y muchos bufidos por los tendidos,

brama el gentío al oler sangre fresca
llora la niña y sonríen sus padres.

Suenan clarines y rajan la tarde,
suenan clarines y excitan la fiesta.

El torero vislumbra entre los cuernos
que está a punto de cometerse un crimen,

revolotean los pañuelos blancos
y un clamor de aplausos por muerte súbita.




Nuestra señora es divina

Y es que solo la carne.
nos libera de la divinidad
Rei Berroa, Libro de los fragmentos

¿Dónde está el panteón de los dioses muertos?
Ningún sacerdote les hizo el responso,
ningún mausoleo menciona sus nombres

Las gracias dió Abassi, Ah Puch, Aidós, 
Amón, Anubis, Apis, Atón, Aunra, Baal, 
Bastet, Belona, Chac, Chiuta, Cinxia, Deng, 
Erelus, Fortuna, Himeneo, Huitzilopochtil, 
Isis, Ishtar, Itzamná, Ixtab, Kalunga, Laverna, 
Leza, Makemba, Mercurio, Mictlan, Minerva, 
Mithras, Moloch, Naenia, Neptuno, Odín, 
Osiris, Plutón, Quetzatcoatl, Robigus, Saranik, 
Tot, Vulcano, Wotan, Xochipilli, Yaso y Zeus.

Tuvieron altares, honores, cadáveres...
Sólo los echan de menos los lectores.



Nuestra señora se ha caído del guindo

¡Que caiga España
que ya la levantaremos nosotros!
Cristóbal Montoro a Ana Oramas
Parlamento Español, Mayo 2010.

De Troya es la historia que es de España,
de siempre es la gente que vende bulas,
la ilusión de ir al cielo por un atajo,
la ilusión de una deuda impagable en tu casa.

Lo sabían en el Banco de España y lo olvidaron,
el día del Juicio Final las deudas se pagan, 
el Lazarillo de Tormes en el Congreso de los Diputados,
pasó tanta hambre que quiere que otros la pasen.

Las bancarrotas de Felipe II legendarias,
el oro llegaba y salía, nada sabía de números,

el que sabe de números es el banquero,
el ministro que vendía hipotecas basura a granel.

¿Dónde estará el condenado por desconfiado?
En el Palacio de La Moncloa no está ni se le espera.




Nuestra señora del calvario

¡Quítate el pañuelo
de sembrar mentirosas!
Laura Cancho


Acabas de llorar,
es lo que sabes
hacer a gusto

y dar la nota
dando un portazo
de campanario,

con una cruz a cuestas
que te encontraste
porque te gusta

lagrimear a solas
en el calvario
de tus caprichos,

hecha un Cristo Viviente
ser tu propia Verónica.



Nuestra señora la bien aparecida

Tenemos enfermedades de viejos
aunque somos jóvenes.
José Elgarresta, El sacerdote invierno

Atolondra la noche la sirena
de la ambulancia, agita las almohadas,
agita las entrañas, las dolencias
que roncan al acecho entre las sábanas,
que arropan al enfermo en la camilla,
doliente a los pies de la celadora,
de urgencias de ronda en la ventanilla,
abierta está las veinticuatro horas.

Queda el paciente a merced de las manos
que palpan y descubren el origen
y las consecuencias de haber mamado
por amor,   y vivir como se vive
las horas seguidas sin un respiro:
futuro imperfecto e indicativo.




No están ciegos los poetas: el sijo coreano (2012)
José M. Prieto

Prólogo 

Hace algún tiempo, tuve el placer de conocer al Prof. José M. Prieto en la recepción que se celebró en la residencia de la Embajada de India.
Para mí fue una agradable sorpresa conocer entonces su interés por la literatura coreana, y poco después recibir la carta en que me solicitaba que escribiese el prólogo del libro que publicará en septiembre de este año.
A pesar de lo poco conocida que es la literatura coreana en España, el Prof. Prieto ha sido capaz de escribir hermosos poemas en los que adopta la forma literaria coreana del sijo.
Los sijos, una forma poética coreana tradicional que nació a mediados de la dinastía Koryo y que alcanzó su máximo esplendor en la dinastía Chosun (1392-1910), recogen los sentimientos y emociones más profundos de la cultura coreana.
El poeta José M. Prieto nos introduce con gran maestría la poesía oriental, como ya hizo con su obra al estilo de los tankas japoneses. Esta vez, profundiza en el sijo, alcanzando de nuevo la más exquisita creatividad poética.
Mediante este libro que recoge más de doscientos poemas, los lectores se harán partícipes del sentido de la vida, y el amor a la naturaleza que están expresados en forma de sijos y supondrá una ventana por la que asomarse a la literatura coreana.
Este libro recoge el humanismo más puro de la literatura. En la poesía no hay fronteras ni obstáculos y esta obra es la esencia de ese espíritu.
Quisiera elogiar y agradecer al Prof. Prieto por esta maravillosa obra que supone la oportunidad de estrechar los lazos entre oriente y occidente, y que espero sirva, bajo el paraguas de la literatura de puente de unión entre la cultura coreana y española.
Cho Taeyul Embajador de Corea en España, Madrid, Febrero 2011

Preámbulo

A los efectos prácticos un sijo es un poema breve de 44-46 sílabas, distribuidas en tres versos de quince sílabas, que pueden subdividirse en hemistiquios. Ello conlleva disciplina intelectual y emocional que se moldea con sencillez plástica. "La brevedad formal no permite al poeta desbordarse en sus emociones y le exige escribir con rigor y contención" afirman H. Tae-jun y M.I. Filinich en la antología de la poesía clásica coreana, sijo, que publicaron en 2005 bajo los auspicios del Colegio de México y titulada Aroma del Este (p. 13-14). Prevalece el ritmo respecto a la rima, que si acaece es circunstancial. Se da rienda suelta a una estética que combina flexibilidad, concisión visual y sobriedad.



Placeres orales
Escuchaba a su madre recriminarle en la cena,
escuchaba a su esposa recriminarle a los postres,
saboreó una cereza
                            y dejó de escucharlas.


Popularidad
Sin haberle pedido permiso sale en la foto
y está ahí,
mirando de frente a quien quiera verle,
es noticia,
a lo largo del día
le pintarrajean.



Liberación femenina
Está encantada, sale con un chico engreído,
sabe lo que quiere, va como una moto al futuro,
agarrada a su cintura huye de su madre.



Exhibicionista
Es una mujer con los pechos desnudos,
de piedra,
la que siempre acompaña
al ministro de Justicia
en las ruedas de prensa
en horario infantil.



Como un señor
Familiar como el sonido de un disparo en la tele
el grito que da mi mujer al verme en la tumbona
decidido a no hacer nada de aquello que me pide.



Querida
A cada paso
las llaves en el bolsillo son
las campanillas de la suerte,

abren la puerta
en la que es bienvenida
aunque llegue muy tarde.



Currantes
Empapado de sudor el sol en las camisetas,
pegadas a la piel, resplandeciente, en su jugo,
brilla con luz propia
la carne humana trabajada,
exquisita.



En la playa
Entraba de un salto y luego salía
corriendo,
chapoteaba en la orilla y tiritaban sus músculos,
solo quería que estuviera fría
el agua embotellada.



Escamada
Cada vez que entra en la pescadería
se siente escarchada,
la miran de lado los peces
con los ojos enjoyados en cubitos de hielo.



Picadura
Insistente
la avispa se golpea con las alas en el cristal,
quiere volver a perderse en el cielo azulón,
no quiere volver a picar
a gente amargada
encerrada.





Jesús nunca fue cristiano 
Jose M. Prieto 
Madrid, Vitruvio, 2010

Jesús murió veinte años antes de que empezaran a hablar de Cristo y hubiera alguien que dijera ser cristiano. Falleció el viernes 7 de Abril del año 30 de la era contemporánea. Del año 48 al 53 Pablo (que era turco) empezó a predicar y a dictar las primeras cartas en las que mencionaba a Cristo, traducción de la palabra Mesias, que significa el ungido, el embalsamado. Jesús nunca oyó hablar de Pablo. No se conocieron. El Cristianismo lo puso en marcha María Magdalena, fue la primera que dijo "ha resucitado mi chico". Pedro vino después y dijo "yo lo ví primero" era chico y su testimonio valía más. Pablo apareció años después y habló lo que quisó por revelación divina propia. Era un converso, por tanto, radical. Este libro aborda lo acaecido en aquella época desde la perspectiva profesional de oficio que ejercía cada uno de los que acompañaron a Jesús en sus andanzas. Es una lectura poética, con sentido del humor, de la convivencia entre apostoles y discípulos.
Son diecinueve poemas, diecinueve personajes. Como botón de muestra el que tiene que ver con María, su madre. Este poemario recupera la tradición biográfica en poesía y logra sorprender. "Es el contrapunto inteligente y erudito a las simplezas que cuenta el catecismo". "He aprendido a descreer" son ejemplos de comentarios. Hay una breve introducción histórica. Está dedicada la obra a Casiodoro de Reyna y Cipriano Varela, se salvaron de la quema por estar fuera de España cuando quiso la Inquisición y su Majestad que ardieran. Su delito fue muy católico: traducir la Biblia y el Nuevo Testamento, directamente del hebreo y del griego al castellano. Sabían demasiado.



Pilatos, con mando en plaza

Mi cita con la historia llegó 
en el momento menos pensado,
por estar en ese sitio a esa hora,
sin caer en la cuenta de lo que estaba en juego,
afronté los hechos y pasé a los libros,
a los museos,
a las obras de teatro,
a la ópera,
a la música sacra, 
donde me nombran me representan,
como el chico malo que se lavó las manos.

No hice caso a mi esposa una pesada,
tenía pesadillas me despertó
para pedirme 
que no mandara 
a un inocente a la cruz.

Menos lobos, Caperucita, fue culpable,
pudieron elegir los judíos,
les di la opción de librarle,
solté a Barrabás,
sentencié yo con mando en plaza,
Poncio Pilatos. 

No era la primera vez,
monté un tiberio,
cuando hice entrar a las tropas,
en Jerusalén
con la imagen de Tiberio,
el divino emperador 
en los estandartes,
en la ciudad santa por excelencia
de los judíos,
unos iconoclastas.

Una ofensa una provocación dijeron,
hecha a placer, innecesaria, conveniente,
tocaba mandar y mandé Yo,
Poncio Pilatos.

Ordené construir un acueducto
que llevó el agua a la ciudad,
di un uso apropiado,
público,
benéfico,
a los diezmos del Templo.

Por mí tuvieron agua corriente en las calles,
y no me lo agradecieron,
fueron unos ingratos,
protestaron y acabé con la revuelta
rebanando cabezas mis legionarios,
fue preciso,
actué como tenía que actuar
Yo, el Prefecto de Roma en Judea,
Poncio Pilatos.

Hice lo que tenía que hacer
en nombre de Tiberio,
el Divino el Augusto,
el que me nombró para mandar,
para decidir qué estaba bien 
qué estaba mal
según los intereses romanos.

No era yo el chico de los recados,
un Procurador,
desinformados los evangelistas,
ignorantes de los asuntos del imperio,
de los cargos,
Prefecto de Judea según reza en latín
una lápida conmemorativa, 
hallada en Cesarea
Prefecto el mandamás en la plaza.

Le condené a muerte cuando me tocó lidiar
con ese revoltoso que decía ser
Jesús de Nazaret Rey de los Judíos
para más INRI,
el título con el que figuró 
para siempre en la cruz,
ese poste en el que le colgué
porque así me lo pidieron los propios judíos,
las autoridades religiosas,
quienes sabían de Yahvé,
del Templo,
del Mesías,
era un impostor dijeron, 
proclamaron,
digno de una muerte cruel por blasfemo,
por no rendir pleitesía
al divino emperador de Roma,
por creerse él mismo divino
por los siglos de los siglos amén.

Por lavarme las manos
mi nombre aparece en el credo,
lo pronuncian en voz alta
lo cantan los tenores,
los bajos,
las sopranos,
qué gusto da oír mi propio nombre
cantado a coro en las iglesias,
en las salas de concierto,
canonizado por los cristianos coptos,
por los siglos de los siglos
San Poncio Pilatos.




Haiku a la hora en punto 
Jose M. Prieto
Madrid, Vitruvio, 2007


Es una recopilación de algo más de mil quinientos haiku escritos por el autor durante 15 años (1990-2005) a partir de anotaciones hechas en hoteles, aviones, reuniones, congresos, templos, escuelas. No son traducciones. Prevalece el sentido festivo tipico de los haiku, que siempre han tenido un aire bromista. Hay una introducción técnica, los poemas, un prólogo escrito por Helio Carpintero de la Real Academia y un epilogo escrito por Rei Berroa de George Mason University. He aquí algunos ejemplos de haiku, cosecha propia del autor.
El haiku es un formato poético que se consolidó a partir del siglo XVII en Japón con formato 5/7/5 sílabas. Lo han pulido sobre todo varones en Japón, a menudo en Monasterios Zen, bebiendo sake, pero también callejeando. Algunas mujeres se aficionaron y poco a poco se entretuvieron y convencieron.
La mayoría de los haiku que circulan en español tienen problemas. A) Están traducidos y ya se sabe, "poesía es aquello que se pierde al traducir". B) El humor y la ironía invisible de una lengua a otra. El arte de escribir haiku lo perfeccionaron poetas reunidos al anochecer, bebiendo y comiendo lo que hubiera. Pocos versos sesudos y abstractos se crean en tales circunstancias. C) Los haiku suelen ser plásticos, concretos, aluden a momentos certeros con chispa. D) Los haiku no se explican y abundan en español libros escritos por intérpretes eruditos. Los tontos y los chalecos son cortos de manga y de miras. No tienen dientes y se alimentan de purés quienes necesitan explicaciones al leer u oir a los poetas. F) Los haiku se escriben en un estado contemplativo, y se paladean como las fresas, en silencio, una a una, color + aroma + textura. Un buen haiku es un despertador que suena y hace abrir los ojos. Un haiku no tiene título, un haiku admite una breve nota a pie de página que señale un detalle histórico o cultural poco conocido. Explicar un haiku es destriparlo. Se capta o no se capta. La rima en los haiku es irrelevante, no se pretende y si aparece es por chiripa circunstancial.


un viejo verde
el queso en pimentón
ruborizado

*

un revolcón
en la playa y arena
en los bolsillos

*

a paso lento
seguida por su perro
que aún la entiende

*

relame el gato
almejas en su jugo
que están abiertas

*

verdes de cesped
corretean las niñas
a cuatro patas

*

el rabo mueve
el perro y la coleta
mueve el ama

*

varios condones
dispersos por la playa
y unas colillas

*

yace en silencio
la plaza y sangre añeja
al sol tostándose 

*

por la vereda
preservativo intacto
haciendo guardia

*

come gusanos
el ruiseñor y canta
de maravilla

*

ninguna piedra
a mano cuando el perro
se acerca y ladra

*

una toquilla
en el arbusto observa
una corbata

*

tanto ajetreo
en la cama que al fin
duermen en paz

*

la larga cola
impide que la novia
dé un paso atrás

*

esbelta luce
en su traje de novia
días de ayuno

*

santos varones
presentan armas dóciles
ante unas bragas

*

los calzoncillos
sobradamente encubren
mucho amor propio

*

se acuestan juntos
sin hacerse el amor
y envejeciendo

*

algo más jóvenes
cada año las alumnas
en el campus

*

una pilila
esculpida en granito
tantea el viento

*

con un gusano
el pescador se lleva
la trucha a casa

*

se despellejan
a gusto las señoras
en la piscina

*

entre dos notas
el silencio se alarga
hasta romperse

*

se quedan tiesas
al dar las doce en punto
las manecillas

*

nadie le dice al reloj la hora
todos se la preguntan

*

parco en palabras
siempre envía los sobres
sin carta dentro

*

por el teléfono
su voz hasta las bragas
humedeciéndolas

*

endurecidos
los pezones anuncian
que está al teléfono

*

gimoteando
por dolerle el bolsillo
acude a urgencias

*

ciego de vino
a través de la copa
cata la luna.

*

dime la edad
de las piedras que llevas
en la sortija.






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