CARLOS LLAZA
Carlos Eduardo Llaza Corrales, (Lima, Perú 1983). Poeta, periodista y traductor.
Llaza publicó en poesía: Brame el fuego (Buenos Aires, 2009), traducciones al inglés de poemas José Watanabe en la revista de traducción literaria Circumference (Nueva York, 2014), y traducciones al castellano de poemas de Jane Draycott y de Michael Symmons Roberts en Buenos Aires Poetry (2016). Fue finalista del Bridport Poetry Prize (Manchester, 2012)
Brame el Fuego (Editorial Vinciguerra SRL, Buenos Aires, 2009)
"Brame el fuego, es el encuentro con una delicada e intensa voz poética. Singular, en cuanto a las señales que inspiran al poeta, y la nostalgia que asoma sobre la construcción de la idea. Para quienes aún respetamos la esencia de la naturaleza y para quienes habitamos una gran ciudad de tradicionales desencuentros, acaso, es fundante reconectarse con los símbolos de la tierra. Celebremos entonces, el acontecer del poemario de Carlos Llaza, una acertada búsqueda de lo visible". (Lidia Vinciguerra)
1
Piedra
muda
esperaba sentencia.
Erguida frente al mundo interminable
esperaba inmóvil.
Estoica
postiza
veía mar cielo arena.
Sol la empapaba de luz
calor
y la secaba.
Sombra combada
sufría.
Esperaba muda sentencia.
Fulminante
apareció un niño
y la arrojó al horizonte.
La piedra rodó sobre la orilla,
resaca la arrastro al fondo.
-Gracias- rezaba en silencio.
2
La piedra estaba recostada en el fondo del mar.
Sacarla, imposible. Cuerpo azul esperaba
en silencio.
Rodeada por órbitas ondas submarinas, cuerpo
celeste:
imitación perfecta de traslación y rotación
de grandes esferas: hermanas mayores: otras
piedras.
Dormía sueño ingenuo, dormía inmensidad
mientras acariciaba el desierto marino que la
envolvía
en seducción arena tiempo.
Ironía en quietud imperturbable
soñadora de infinito: paradoja: misterio tuétano
tierra.
-Encierras el mar en sueños acorralados
por silente masa miedo.
-Rompe las olas caracola oculta. ¡Rómpelas!
3
Miré minucioso desde afuera.
Se veía tan distinta.
La pecera
había confinado su mínima expresión
de piedra
a una esquina
contaminada por uniones de silicona.
Dejó de crecer,
cráneo reducido y achatado.
Agotaba interminables
lados de su redondez.
Costra inmóvil
mueca ondulada
inmersa en soledad de acuosa
miseria.
Baba era moho,
no humectación.
Seca dentro del agua,
estiércol de perro
sobre vereda bajo el sol.
Sí:
mis maletas, atrofiadas;
yo, en una bolsa con agua
pero
de regreso a la libertad.
4
Lágrima sonora
limpia espalda
encorvada:
piedra
empapada de mutismo.
Se deliza mansa
sobre esfera
somnolienta.
Nimbo
agudo
penetra.
La piedra llora
porque la noche
muerte
enfría
sus entrañas.
Eterna durmiente
no sueltes libres
sus ansias,
derrama sangre
absorbente.
-No llores más,
hermético embrión fosilizado.
-No llores más, en silencio.
***
Cortito y al pie
1
Para olvidarme de tu cara
cierro los ojos, respiro
lentamente, imagino
tus tetas fláccidas,
tu carne rancia,
y seco un latigazo de ron.
2
Para olvidarme de tu cama
lleno la mía de cojines
y almohadas de plumas
que se turnan
para ahorcarme
cuando se van las putas.
3
Para olvidarme de tu risa
viajo por el mundo
en busca del canto más fétido,
del aire más negro,
del vino más sórdido,
del gesto más agrio.
4
Para olvidarme de ti
escribo estos huesos
y ahora estamos juntos
para siempre
en esta página,
en un oído ajeno.
Desayuno
Tan temprano que está oscuro.
El silencio reza.
El café brota.El sol espera
ansioso a la musa,
y ella está con otro pata.
Basura pura
invade mi cabeza;
afuera un hombre trota,
un gato lo vigila desde un muro,
el panadero pasa,
el triciclo salta en una vereda rota,
luego un tipo de boleto—duro—
camina sobre hielo y brasa,
piensa en una chela, un tiro y una teta.
Tomo un sorbo largo de cianuro
y, por un instante, miro la mesa:
restos de comida, tazas, platos, y una nota:
Gracias por el desayuno,
hermano,
El Duro que reza y trota.
El Panadero cabeza de gato.
Muñeco de brea
Yorch vive en Chorrillos, en una cueva
de cartón, botellas, papel y madera,
debajo del muelle, cubierto de moho,
rodeado de sal y conchas muertas.
Todas las noches, el vaho
de sus conjuros vuela,
se enrosca en los pilares oxidados,
y en las trampas de cangrejos.
Sus pócimas son de tabaco y queso,
y despiden humo gris
y amargo, espuma amarillenta
y pestilente, olor a pescuezo,
vapor estelar, azufre del infierno.
El alquimista Yorch es un residuo
de hombre: cojo, manco, tuerto,
solo; muy solo—demasiado.
Yorch tiene cinco hermanos y seis hermanas.
Un par lo visitan, otros hacen como que no existe—
¿para qué ponerse triste
por un muñeco de brea y tanas?
Retórica
¡Por qué escribes calato!
gruñó Carlota.
Compartimos tres poemas del poeta Carlos Llaza pertenecientes al trabajo inédito Un sol de pan.
Calaverita
Mi abuela guardaba un cráneo
en una caja de cartón.
Calaverita era el guardián
de su kiosco en el colegio.
Tener un cráneo, al parecer,
era común en ciertos círculos,
no obstante nunca
me dejó acercarme al niño—había sido un niño.
Sólo sé que lo encontró casi incorrupto
en un bosque de eucaliptos
junto a la tumba de un perro
cerca del río.
Hueso y pellejo
The mermaid’s husband hid
her scale-suit, folded
in the coal-shed, black on black.
Michael Symmons Roberts
I
La piel es nuestro punto
de encuentro.
Aquí venimos a morir.
En este acantilado
compartimos la lengua.
II
Ya que bajo luz de vela
de tu espalda brotan púas
en cadena como balas
y que a la hora de partir
tus alas baten palmas
y olivos, disculpa si
mis manos son estrellas
de mar en tu costado
si mis uñas son anzuelos.
III
Si yo creyese que cuerpo
y alma son cosa aparte
mi autorretrato sería
el esqueleto de mi ropa
enroscado sobre sí mismo
en un rincón de este cuarto.
Mamá soltera
robado a Connie Bensley
Dado que comparte
el cuarto con la guagua
se desviste a oscuras,
pero esta noche el satín
blanco del sostén
en un rayo corta el aire.
La chica recuerda los días aquellos;
destellos de mulas y avestruces
de luz estroboscópica importada de una estrella
de carne roja tanga brasilera
billetes viejos cigarros rubios todas las noches,
por lo que piensa en volver al ruedo
para ayudarse un poco
y siente ganas de llorar
pero bien sabe que es peor.
.
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