martes, 18 de octubre de 2016

ANNIE LECLERC [19.308]


ANNIE LECLERC

Annie Leclerc, nacida el 21 de julio de 1940 en Saint-Sulpice-Laurière (Haute-Vienne), murió el 13 de de octubre de de 2006 en París, profesora, filósofa y activista feminista.

Era la esposa del teórico marxista Nicos Poulantzas.

Annie Leclerc se ha convertido en una importante figura del feminismo después de mayo del 68. Asistió a la secundaria en Marie-Curie  en Sceaux y estudió filosofía en la Universidad de la Sorbona (Licenciada en Filosofía, 1963). Entre 1963 y 1975, Annie Leclerc es profesora de filosofía, pero ella pone su carrera en suspenso durante cuatro años para dedicarse a la escritura. Escribe para varias revistas, incluyendo Les Temps modernes. Enseña de nuevo en 1979, las técnicas de expresión oral en el IUT de Sceaux.

Hace campaña para la libertad de las mujeres. Bajo la influencia de Michel Foucault,  también participa en ofrecer dignidad a los presos sin importar la causa directa que ocasionó la pérdida de su libertad. Annie Leclerc señala como Michel Foucault, la ineficacia del sistema penitenciario. 

Su éxito viene con Parole de femme, libro en el que, a través de un discurso arraigado en la subjetividad de los múltiples placeres del cuerpo y sobre todo las mujeres, muestra la forma en que desafían los estereotipos masculinos (valor, fuerza, firmeza ...) que frenan la capacidad de disfrutar y devaluar a los "débiles": el niño, la edad, las mujeres.

Se hizo conocida también por el manifiesto del 343 publicado en Le Nouvel Observateur en 1971, que había firmado, de acuerdo con las mujeres que reportaron haber tenido un aborto y fue activista por el derecho al aborto.

OBRA:

Le Pont du nord , roman, Ed. Gallimard, coll. « Blanche », ( 1967 ), 224 p.
Parole de femme , Ed. Grasset, ( 1974 ), 200 p. Réédité aux Ed. Actes Sud, coll. « Babel », ( 2001 ), 208 p.
Epousailles , Ed. Grasset, ( 1976 ), 200 p.
Au feu du jour , Ed. Grasset, ( 1979 ), 192 p.
Hommes et femmes , Ed. Grasset, ( 1985 ), 224 p.
Le Mal de mère , Ed. Grasset, ( 1986 ), 168 p.
Origines , Ed. Grasset, ( 1988 ), 280 p.
Clé , Ed. Grasset, ( 1989 ), 80 p.
Exercices de mémoire , Ed. Grasset, ( 1992 ), 256 p.
Toi, Pénélope , Ed. Actes Sud, ( 2001 ), 240 p. ( ISBN 978-2742730834 )
Eloge de la nage , Ed. Actes Sud, ( 2002 ), 96 p. ( ISBN 978-2742738052 )
L'enfant, le prisonnier , Ed. Actes Sud, ( 2003 ), 224 p. ( ISBN 978-2742742561 )

PÓSTUMA:

L'Amour selon madame de Rênal , Ed. Actes Sud, préface de Nancy Huston , ( 2007 ), 80 p. ( ISBN 978-2742770342 )
Paedophilia ou L'amour des enfants , Ed. Actes Sud, préface de Nancy Huston , ( 2010 ), 144 p. ( ISBN 978-2742788354 )



LA RISA

Yo le decía a mi hermana, 
o ella me decía, 
ven, ¿jugamos a reír? 
Nos acostábamos una junto a la otra en la cama 
y empezábamos. 
Para hacer como que hacíamos, por supuesto. 

Risas forzadas. 
Risas ridículas. 
Risas tan ridículas que nos hacían reír. 
Entonces venía, sí, la verdadera risa, 
la risa entera a arrastrarnos en su rompiente inmensa. 
Risas estalladas, proseguidas, atropelladas, desencadenadas, 
risas magníficas, suntuosas y locas... 
y reíamos al infinito de la risa de nuestras risas... 
Oh risa, risa del goce, goce de la risa; 

reír es vivir tan profundamente.



Riso? C’è forse ancora qualcuno che si interessa al riso?

Voglio dire il riso vero, che non ha niente a che fare con lo scherzo, con la beffa e col ridicolo. Riso, godimento immenso e delizioso, godimento totale…

Dicevo a mia sorella, o lei diceva a me, dai, giochiamo a ridere? Ci si stendeva una accanto all’altra, su un letto e si cominciava. All’inizio naturalmente era per finta. Un riso forzato. Un riso ridicolo. Un riso così ridicolo che ci veniva da ridere.

Poi veniva il riso vero, un riso pieno, e ci portava a una immensa liberazione. Un riso prorompente, rinnovato, ondeggiante, splosioni di risa, magnifiche, superbe e pazze… Ridevamo all’infinito del riso del nostro riso…

Oh riso! Riso del godimento, godimento del riso; ridere significa vivere così profondamente…

*Da: PAROLE DE FEMME – Annie Leclerc





Annie Leclerc y su Palabra de Mujer
Por: Gloria Comesaña Santalices*

Annie Leclerc, filósofa, escritora y feminista francesa, se hizo famosa en los años 70 del siglo pasado con su obra Palabra de Mujer (1974). Formó parte del feminismo francés de la diferencia, destacándose por proponer una “escritura del cuerpo”, surgida de la revalorización de los aspectos de lo femenino considerados como  innombrables, por “sucios” o “indecorosos” o simplemente por pertenecer a lo cotidiano. En su postura se enfrentaba al feminismo de la igualdad de Simone de Beauvoir, con la cual en principio coincidió en muchas actividades y expresiones de lucha del movimiento feminista, como la firma del Manifiesto de las 343 en apoyo a la solicitud de la legalización del aborto en Francia.

Comprometida en las luchas sociales de su tiempo, Annie Leclerc Annie L(1940-2006) condujo durante muchos años y hasta su muerte,  un taller de escritura en la prisión de la Santé, de la que da testimonio una de sus últimas obras: L’enfant, le prisonnier (El niño, el prisionero). De entre sus obras destacan: Le Pont du Nord, (El Puente del Norte) Étoile-Nation, (Estrella-Nación), Temps Modernes (Tiempos Modernos) Épousailles, (Esponsales), La venue à l’écriture (La llegada a la escritura),(con Hélène Cixous  y Madeleine Gagnon),  Autrement dit  (Dicho de otra manera) (con Marie Cardinal) , Au feu du jour, (A la luz del día) , Hommes et Femmes (Hombres y Mujeres), Le Mal de Mère, (El dolor de Madre), Origines, (Orígenes), Clé (Llave), Exercices de mémoire (Ejercicios de memoria), Toi, Penélope (Tú, Penélope), Éloge de la nage  (Elogio de la natación).

Una escritura jubilosa

He leído varias de esas obras en el momento de su publicación, sobre todo las de los años 70 y 80. Palabra de Mujer (Parole de femme) además, fue llevada al teatro, y tuve ocasión de verla en 1977. Desde la primera lectura esta obra atrapa a quien la lee, pues una corriente vital, y una gran fuerza de revalorización de lo femenino discurre a lo largo de ella.carátula

Resulta muy grato leer a una filósofa que escribe con seriedad, pero también con naturalidad, llamando a las cosas por su nombre y dando una visión muy positiva de la menstruación, el embarazo, el parto, el amamantamiento, y tantos otros aspectos de las vivencias que las mujeres tienen de su cuerpo, vivencias que la perspectiva masculina universal les ha enseñado a rechazar, desvalorizar, negar, ocultar, o a sentirse avergonzadas de ellas, como si fuesen algo indigno, que no debe ser mostrado. La manera no sólo positiva, sino jubilosa, que tiene Annie Leclerc de referirse a estos temas, contribuyó, y debería seguir contribuyendo a que las mujeres no sólo hablen con naturalidad de su cuerpo y sus funciones, sino a que las vivan con orgullo, en positivo, como algo especial que merece ser vivido y apreciado.

Cuando leí Palabra de Mujer por primera vez, me desconcertó esa escritura que fluía como un río desbordado. Pero pronto me conquistó, y compré edición en portuguestodos los libros de Annie Leclerc que conseguí, y los que fueron apareciendo después. En todos ellos encontré algo que todas las teóricas de la igualdad a cuyas ideas me he afiliado siempre, no me proporcionaban.

El júbilo de reconocerme en mi cuerpo, visto no como una carga, una cosa llena de humores, fluidos y desechos por lo general despreciados (así nos enseñaban) , sino al contrario, lleno de privilegios y posibilidades de gozo: el gozo de menstruar, comunicando con el ritmo de la luna y las mareas, el privilegio de portar a otro ser en mí y de parirlo al mundo en una exacerbación del disfrute erótico que las instituciones, con la idea de ayudar, terminan convirtiendo en un acto prosaico y molesto.

En fin aprendí que nuestro cuerpo es una extraordinaria obra de arte no sólo en su aspecto sino en su funcionamiento, que no debe prevalecer para hablar de ello la palabra masculina, y que debemos gozar y disfrutar de cada uno de los aspectos de nuestro cuerpo y sus infinitas posibilidades, dejándole tomar la palabra y enorgulleciéndonos de cada etapa de nuestra vida.

Fragmentos de Palabra de Mujer

Viviente, tiendo a la afirmación de la potencialidad que atraviesa mi cuerpo. Y es así como no soy mujer tal como está dicho en la palabra del LeclercAnniehombre. Mas, el hombre mismo, ¿en dónde está? ¿En su palabra? ¿No estará también él en ese lugar de silencio que su palabra instaura? …Porque él es cuerpo también, y viviente, él tiende a la afirmación de la potencialidad que atraviesa su cuerpo.

Entonces, ¿cómo podría yo reconocerlo en Don Juan, en la exhibición de sus poderes, o en el pensamiento de la negación? Sabiendo lo que quiere el cuerpo, se que no puedo identificar al hombre con los signos del poder en cuyo interior se expresa. La palabra del hombre no es su palabra, sino una palabra fracasada.

Y así como nada me consagra necesariamente al silencio, en el cual el poder me ha encerrado, nada consagra necesariamente al hombre a la palabra que él profiere.

Debido a que la práctica del poder, el ejercicio de un pensamiento y una palabra, ganadas al valor de la negación, la conducta amorosa según el esquema conquista-posesión, se encuentran juntas del lado del hombre, yo no puedo concluir nada del hombre en general, y nada suponer de la necesidad de un lazo que lo uniría a esas prácticas.

Lo que se mantiene como determinante es que hay poder sobre un fondo de potencia fracasada, palabra sobre fondo de silencio.

Que la mujer hable desde el lugar donde ella estaba obligada a estar: el silencio, y todo se encontrará desplazado. Pero que él hable también desde ese lugar donde él es mudo, su cuerpo viviente, amoroso, gozoso, que él afirme también su potencialidad contrariada y fracasada, y nuestras dos voces juntas tratarán de desplegar la potencia que devorará al poder.

Leclerc AnnieAsí como mi cuerpo no podría gozar de un cuerpo que tendería a la anulación del mío por la posesión, mi voz no podría concordar con una voz fundada sobre el silencio de la mía.

Yo no escucharé la palabra del hombre como suya, sino cuando será solicitante de la mía, como yo lo soy de la suya, y amorosa de mi cuerpo viviente como mi palabra lo es del suyo.

El hombre, como yo tiene un cuerpo. Como yo no vive sino de la afirmación de la potencialidad; no vive sino de contraer nupcias con la tierra, de decir sí al gozo de vivir. Y no vive verdaderamente sino de lo que su cuerpo vive, a proximidad encantada del otro cuerpo que el deseo reúne y toca, del otro cuerpo mezclado con el suyo, del goce que les confunde.

Así, cuando digo qué palabra quiere mi cuerpo, digo qué palabra quiere el cuerpo, ya sea de hombre o de mujer; incluso si lo que se enuncia de un cuerpo de mujer es otro que lo que puede enunciarse del cuerpo del hombre, como es otro el cuerpo  que llamo, otro el cuerpo que él llama.

Yo quiero en mi palabra que nazca la palabra del hombre, de ese lugar de donde surge toda palabra, al cual va toda palabra, el cuerpo.


Annie Leclerc. Parole de femme. Editions Grasset/ Fasquelle, Paris, 1974. Traducción del francés al español: Gloria Comesaña Santalices





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