miércoles, 8 de abril de 2015

RAMÓN CUÉLLAR MÁRQUEZ [15.468]


Ramón Cuéllar Márquez

La Paz, Baja California, México, 1966. Estudió Letras Hispánicas en la UNAM. Ha escrito en periódicos, suplementos culturales y revistas nacionales. Fue becario del INBA en poesía; de la UNAM en Lingüística Aplicada, y del CONACULTA-ISC en novela del PECyDA. Asimismo, obtuvo el Premio Estatal de Cuento CREA; el Premio Poesía Breve de la AEMAC; el Premio de Poesía Néstor Agúndez Martínez; el Premio de Novela Ciudad de La Paz, en 2007, el de Cuento en 2008, el de Poesía en 2010 y el de Ensayo en 2012; y los Juegos Florales del Carnaval La Paz “Alegría Bicentenaria”. Ha aparecido en nueve antologías de poesía. Tiene tres libros de poesía: La prohibición del santo (1990), Los cadáveres siguen allí (1991 y 2006) y Observaciones y apuntes para desnudar la materia (2010); tres novelas: Volverá el silencio (2003), Los cuerpos (2007) e Indagación a los cocodrilos (2008); uno cuentos: Los círculos (2009); uno de entrevistas, en colaboración: Doce poéticas en Baja California Sur (2010) y uno de ensayos: De varia estirpe: Entre la estética del desierto y escritores y poetas del Noroeste de México 1991-2011 (2013).



EL NOMBRE SE LIBERA DEL NOMBRE

El nombre se libera del nombre,
de todo aquello que envuelve su ritmo,
de las barras que protegen su sentido.

El nombre queda suelto como una bestia,
se sube a la rama más alta del poema
para comer manzanas y quedarse quieto.

El nombre escapa de sí mismo,
deja un vacío que no puede ser llenado
con otro nombre.

El nombre es sólo una palabra
que estuvo cubierta por el miedo,
por el pretérito de su mismo nombre.

El nombre flota en las ideas,
ha dejado tras de sí un universo
que hemos dado en llamar silencio.

Pero el silencio no es el nombre





SUCEDE QUE ME CANSO…

Sucede que me canso de tener la ventana abierta,
de que el viento entre preciso a mover las hojas, los insectos,
de que el invierno llegue y el agua se vuelva fría.

Sucede que me canso de ser madera de mi sueño,
de que los planetas habiten muy cerca de mí y me espante,
de que los colibríes ya no se posen en mi sonrisa.

Sucede que me canso de ser un hombre con la pluma en la mano,
de que el malestar viaje en la orilla de la sombra,
de que el anochecer sea la vejez del día.

Sucede que me canso de ser poeta en las tardes de tolvanera
donde los demonios persisten en sus tocamientos y en sus caricias.






HAY UN ESPACIO ENTRE LA NUBE Y TÚ

Hay un espacio entre la nube y tú,
entre la primera gota parida y la ventanilla de este avión.
Hay un lapso entre el azul y los pulmones,
entre la segunda gota y la flor que la recibe.
La tierra se abre, la vista flota,
todo allá abajo parece deslizarse, nada se ve,
no se alcanza a ver el silencio
que algunos buscan afanosamente en el nombre.
Tomados de Eco de voces. Generación poética de los sesentas.

(Ediciones Arlequín, FONCA, Sigma Servicios Editoriales, 2004).






1 comentario:

  1. Una verdadera sorpresa encontrarme con estos poemas. Gracias al creador del blog por el detalle. Soy Ramón Cuéllar Márquez. Saludos y un abrazo grande.

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