HAMDA BINT ZIYAD AL MUADDIB
También conocida como HAMDUNA nació en Guadix (Granada).
Perteneció a una familia culta, pues su padre era profesor de literatura (muaddib). Se atribuye a Hamda, hermosura, riqueza, sabiduría y honestidad, y se hace una precisión: su amor por la literatura la lleva a mezclarse con los hombres de letra, pero con un decoro que se hizo famoso y una integridad digna de toda confianza.
De ella se conservan varios poemas. En uno de ellos describe a una joven que la acompañaba en un paseo a orillas del río que podría ser el Arenal de Guadix. Otro se considera uno de sus mejores poemas por la belleza y fuerza que transmite, en él se realiza una crítica a los intrigantes que quieren destruir su buena fama. Finalmente en unos versos nos describe la belleza de un paseo por las orillas del río de Guadix.
Se la calificó de "erótica" por sus poemas.
Poetisas almohades de Guadix.
Ana María Rey Merino.
La historia de Al-Andalus fue protagonizada por califas, guerreros y emires. Pero existe otra historia, la de las mujeres andalusíes que, tras el velo, lograron unas cotas de libertad y expresión muy superiores a sus contemporáneas en otros reinos musulmanes, y por supuesto cristianos. Desde luego, no llegaron a ser soberanas o profetas, pero sí místicas, médicas, qabilas (comadronas), profesoras y, sobre todo, poetisas.
El mayor número de escritoras andalusíes de Granada se da en el siglo XII, período que coincide con la invasión almohade, que traerá consigo un auge considerable de las letras, de la poesía, de la música y de las artes. Los almohades eran un pueblo bereber de tradición matriarcal, por lo que la participación activa de las mujeres en la transmisión de la cultura estaba garantizada. En ese tiempo las mujeres andalusíes participaban activamente en la vida cultural, y además se consideraba un signo de distinción y una virtud la declamación poética en fiestas y actos sociales.
Las mujeres de clase acomodada de al-Andalus tuvieron un fácil acceso a la cultura al recibir una educación elemental en sus domicilios, como en el caso que del que hoy nos ocupamos, las poetisas Hamda y Zaynab. Su padre, Ziyad bint Abd Allah bint Baqi al-Awfí al-Muabdid, era profesor de literatura (muaddib), y se debió ocupar de que sus hijas accedieran a la lectura, escritura, caligrafía, el Corán y la poesía, a la que se le daba especial importancia.
Se atribuye a Hamda, hermosura, riqueza, sabiduría y honestidad, y se hace una precisión: su amor por la literatura la lleva a mezclarse con los hombres de letra, pero con un decoro que se hizo famoso y una integridad digna de toda confianza. Porque la participación de las mujeres en las fiestas y veladas poéticas estaba reservada a las viudas de posición acomodada, las solteras que no tuvieran hermanos varones y las prostitutas. La profesora Amelina Correa dice que las mujeres tuvieron “un acceso mediano a estas fiestas literarias e incluso algunas escritoras asistían cubiertas por un velo o tras una celosía y siempre mantenían su decoro”
De Hamda se conservan varios poemas que reproduzco. En el primero describe a una joven que la acompañaba en un paseo a orillas del río que podría ser el Arenal de Guadix. En el segundo, que se considera uno de sus mejores poemas por la belleza y fuerza que transmite, se realiza una crítica a los intrigantes que quieren destruir su buena fama. Finalmente en el tercero nos describe la belleza de un paseo por las orillas del río de Guadix.
I
Las lágrimas revelan mis secretos
junto a este río donde la belleza
deja evidentes huellas:
arroyos que rodean los jardines
jardines que bordean los arroyos,
y hay entre las gacelas un antílope amable
que cautiva mi mente y mi alma posee,
tiene unos ojos lánguidos que cierra
para dar ordenes que el sueño me prohíbe,
y cuando suelta sus cabellos sobre el rostro
es igual que la luna
en la tiniebla de la noche,
y se diría que a la aurora
se le ha muerto un amigo y de tristeza se
ha vestido de luto.
II
Cuando los intrigantes quisieron separarnos
y no podíamos pedir venganza de ellos,
cuando al asalto se lanzaron de nuestra buena fama
y al verlo escasearon mis defensores y aliados,
contestaste a su ataque con tus ojos
y con mis lágrimas y aliento
que eran espada, torrentes y fuego.
III
Del ardor de la tierra calcinada
nos guarda un río que se nutre
con las constantes lluvias generosas.
Bajo sus árboles hicimos alto
y doblaban sus ramas protegiéndonos
igual que las nodrizas con los niños.
Para calmar la sed
nos ofrecía el río un agua fresca
más dulce que la charla del amigo.
Impedían los árboles que el sol
nos viese cara a cara, lo velaban,
y el paso de la brisa permitían.
Los guijarros del río se asustaban
de las doncellas de joyas adornadas,
y estas tocan con sus manos
sus collares de perlas bien colocadas.
La hermana de Hamda se llamaba Zaynab bint Ziyad al Muadbid y tambien nació en Guadix. Participaba, al igual que su hermana en reuniones literarias donde era admirada por su talento y su genio. Escribía poemas y los recitaba, pero no conocemos ninguno de ellos. Debió sin embargo ser una mujer relevante ya que los libros de diferentes autores dan noticias de ella.
Me las puedo imaginar participando en las veladas poéticas que se celebraban al aire libre en jardines o fincas de recreo de los alrededores de Guadix, o más ocasionalmente en las casas de los poetas o en los baños. Estos encuentros eran un homenaje a los sentidos, ya que se recitaban poemas mientras se deleitaba el paladar con dulces y té, sonaba la música a la luz de los candiles y se aspiraba el aroma de los inciensos.
http://anamariarey.blogspot.com/2010/01/poetisas-almohades-de-guadix.html
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