viernes, 10 de abril de 2015

AVEMPACE IBN YAHYA [15.534]


Avempace
Abu Bakr Muhammad ibn Yahya ibn Bayya 

(España, 1080-1138)
Filósofo, matemático, compositor, poeta y científico hispanoárabe. Abu Bakr Muhammad ibn Yahya ibn Bayya, tal era su verdadero nombre, nació en Zaragoza cuando en esta ciudad reinaba la dinastía Banu Hud. Se dedicó a la política desde los 20 años de edad y fue visir en dos ocasiones durante el dominio de los almorávides, después de que éstos arrebataran el reino taifa zaragozano a los Banu Hud en 1110. Fue encarcelado en dos ocasiones, la primera acusado de traición y la segunda de herejía. Después de trasladarse a Sevilla y Granada, vivió en exilio permanente una vez que Zaragoza fue reconquistada por los cristianos en 1118. Murió en 1139 en Fez. 

Avempace fue el primer gran filósofo de al-Andalus. Tanto Ibn Jaldún como Maimónides lo compararon con Averroes, Alfarabí y Avicena. Sus tres principales obras fueron Carta de adiós, Tratado de la unión del intelecto con el hombre y Régimen del solitario. Todas ellas plantean la idea de que el mayor propósito y felicidad del hombre radican en el 'contacto' (es decir, la unión) del alma con el intelecto activo. 

Como emanación de la inteligencia primera en vez de la del mismo Dios, el intelecto activo es lo divino más elevado que el ser humano pueda llegar a ser capaz de comprender, aunque sólo unos pocos (los filósofos) podrán lograrlo. El contacto divino sólo se alcanza al final de un desarrollo intelectual que, alejándose gradualmente del mundo material, permite acceder a lo puro inteligible. 

Aunque este sistema debe mucho al neoplatonismo, está mucho más cerca de la filosofía pura y la lógica que de las inquietudes religiosas. Salvo con el sufismo, su noción de contacto divino muestra notables diferencias con respecto a la mayoría de las creencias musulmanas de su tiempo, que consideraban la unión divina como un estado inalcanzable durante la vida de un hombre. El Régimen del solitario también plantea, después de Alfarabí y Platón, las condiciones que le son esenciales al hombre virtuoso (o al verdadero filósofo) para realizar su potencial pleno, y señala los pasos necesarios cuando no hay ninguna ciudad ideal para vivir o para emigrar, que incluyen una retirada hacia una vida de soledad y reflexión. Además de sus contribuciones filosóficas, Avempace compuso canciones y versos y fue un profundo estudioso de las matemáticas, de la astronomía y de la botánica. 




Sharh (fragmento)

" La superficie del fuego, en cuanto superficie del fuego, como el agua se moverá hacia la superficie de la tierra, [pero] no en cuanto está abajo, igual que el hierro se mueve hacia la superficie del imán, dondequiera que esté. El hierro no se mueve hacia arriba más que cuando el imán está arriba accidentalmente. Cuando el imán se mueve hacia abajo, no atrae lo que se mueve hacia abajo en cuanto está abajo sino en la medida que el imán está abajo accidentalmente. Si se moviera hacia abajo en cuanto está abajo, su movimiento no sería de atracción, sino natural. De todo esto se sigue que el agua se mueve hacia la superficie de la tierra, no importe donde esté el agua. Uno puede dudar de esto [último] y decir: El agua se movena hacia un cacho de tierra, cuando éste se pone encima del agua, pero la fuerza de toda la tierra la domina y la frena, igual que lo mayor domina a lo menor. Ahora bien, comprobamos que el hierro se mueve hacia abajo, cuando se mueve hacia la superficie de la tierra en cuanto superficie de la tierra, pero que el imán puede dominarlo, a pesar de ser mucho más pequeño que la tierra. Si se afirma que la tierra es mayor que el imán en cuanto a tamaño, pero menor en cuanto a fuerza, entonces establezcamos algo que comprobamos con los sentidos: [si] un pedazo de imán no atrae un pedazo de hierro, entonces esta fuerza en el cuerpo es menor que la fuerza de la tierra, y si tomamos una piedra [de imán] que si la atrae, entonces esta piedra es mayor que la tierra en cuanto a fuerza. Tomemos entonces un pedazo de hierro mayor: esta segunda piedra [de imán] no lo atrae y cae al suelo, de modo que la tierra es mayor que esta en cuanto a fuerza. "



Poema de ibn Baÿÿa, la letra de una núba grabada hace una década por Omar Metioui y Eduardo Paniagua, cuya música recuerda sospechosamente al himno nacional de España o marcha granadera, de autor desconocido. 


Acaso la perfección de la belleza
no te dejó ver el cansancio de mi mente.
Aquel que te envió me respondió
con la somnolencia de mis párpados.
Seguí con las hermosas y vivo esclavo de mis deseos.
¡Si pudiera ver con mis propios ojos a mi Señor!,
¡ay! Si pudiera verlo.

Contemplar tu belleza vivifica mi corazón,
compadécete, tú que das la vida al desfallecido,
tu amor me agotó.

Tu belleza hermosa, por su hermosura es bella,
guía y seductora, locura para el que agoniza de amor.
Aquello que era guía se convirtió en un sueño,
y antes de caer en el amor, él me dominó,
me venció y gozó con su dominio,
penetrando en mi cuerpo.

Quise ser sumiso y no atendió mi deseo.
Si me hubiera escuchado, o hubiera estado cerca de mí,
con su ayuda me habría rescatado.
Contemplar tú belleza vivifica mi corazón,
compadécete, tu que das vida al desfallecido,
tú amor me agotó.




AVEMPACE
Por JOAQUÍN LOMBA
Catedrático Emérito de la Universidad de Zaragoza 

(Extractos)


Sin embargo, esta fama de buen cantor y músico le trajo, además de las alabanzas, muchos sinsabores, como es el caso de Ibn Jāqān que dice de él que: "se pasó la vida cantando y tocando. Su corazón rebosaba de vanidad y soberbia. Hizo de la música un comercio y su entusiasmo por ese arte era tal que se iba tras cualquier gañán a quien oyera cantar llevando
las bestias al abrevadero. Gastaba el tiempo en oír aires musicales sin dedicar a otras ocupaciones momento alguno: esta fama es la que le ha dado publicidad y renombre".
Así mismo, destacó como poeta. Al-Maqqarī dice de él: "Sus poemas entusiasmaban y conmovían los corazones. Las nacaradas perlas de los mares habrían deseado ser ensartadas en sus versos. Como los más rasgados ojos gustan hermosearse con el antimonio, los asuntos más poéticos pedían ser embellecidos con las galas de sus cantos. Sus poesías, en fin, tenían la virtud de disipar la tristeza y el dolor de los corazones de los hombres" 52. Incluso se conservan algunos poemas y anécdotas, en que mezclaba su ingenio, conocimientos científicos y dotes poéticas. Basen como muestra tres ejemplos de versos, de entre los varios que se conservan de él:



"Jueves era, sí, jueves, y por la noche
cuando nos despedimos más fundiéndonos.
-Partió llevando el alma mía-.
Cada vez que exclamo rogándola retornar,
mi alma replica: “¿regreso a dónde?
¿acaso a un esqueleto sin carne ni sangre?”.
Ya no eres más que huesos que se quiebran derrumbándose;
ojos ciegos por derramar tantas lágrimas vanamente,
y oídos que, por rebelarse contra los censores,
optaron por quedarse sordos para siempre". 



El segundo ejemplo de poema de Avempace es la siguiente muwaššaha (composición estrófica en árabe clásico) que comienza con un tema amoroso y termina con un canto de alabanza o panegírico al Emir almorávide Abū Bakr ibn Ibrāhim ibn Tašufīn. Por cierto que Avempace con esta ocasión mostró una de tantas veces su ingenio, pues el Emir, al oír estos versos y alabanzas, se emocionó tanto que le prometió alfombrar de oro el camino hasta su casa. Avempace, Por su parte, temiendo que no lo pudiera cumplir su promesa se puso unas plantillas de oro en los zapatos cuando se fué:




“¡Arrastra los flecos de tu vestido, al pasar,
y une a la embriaguez, el amar!
Enciende tu fuego con llama
de plata, a la que el oro rodea,
y de perlado aljófar, trama,
que dientes de hurí saborea;
la copa de vino al tomar
como sólida agua y fluyente hogar,
ya brilla la luz de la aurora
ya el céfiro del jardín alienta. 
¡No apagues la lámpara ahora,
déjala, y el vino tienta!,
que la lluvia no cesa de llorar
y el jardín sonríe con el azahar.
El reino se adorna con tal sultán
como las perlas en un collar.
Dios no creó otro con tal afán;
luna y almizcle de perfumar.
Como la lluvia, como el alba y como el mar,
como Alí en las batallas y como Umar.
¡Qué león, qué valiente!
¡Qué lanza, qué batallador!
¡Qué espada, qué temple!
¡Qué ataque, siempre vencedor!
La espada se enjoya de rojo al cortar;
la lanza se trenza al degollar.
Siempre aparece velado,
como niebla que rodea la luna;
árabes y cristianos dicen a una:
¡Haga Dios siempre ganar
al alto emir Abū Bakr!" 




Por fin una anécdota significativa de sus dotes poéticas, a la vez que de sus conocimientos astronómicos y de su especial personalidad y carácter. Recuerda al-Maqqarī lo siguiente:

"Cuéntase que se le murió a Avempace un íntimo amigo a quien entrañablemente amaba, y quiso pasar la noche velando su sepulcro en compañía de otros amigos suyos. Como era muy versado en la ciencia astronómica, sabía con exactitud la hora precisa en que había de ocurrir aquella misma noche un eclipse de luna. Púsose pues en silencio a componer dos estrofas dirigidas a la luna y en recuerdo de su amigo, empleando todo el tiempo que faltaba en pulirlas y ponerlas en música. Así que calculó faltaba ya poco para el eclipse, rompió Avempace el silencio de la noche con aquella su voz conmovedora, entonando los siguientes versos con una música apasionada y triste:



"Tu hermano gemelo
Descansa en la tumba
Y ¿te atreves, estando ya muerto, 
A salir luminosa y brillante
Por los cielos azules ¡Oh luna!?
¿Por qué no te eclipsas? ¿por qué no te ocultas,
Y tu eclipse será como el luto
Que diga a las gentes
El dolor que su muerte te causa,
Tu tristeza, tu pena profunda?”
Y en aquel mismo instante se eclipsó el astro de la noche"



Finalmente, a propósito de la música y poesía de Avempace hay que aludir a la tesis de García Gómez, según la cual Avempace hizo el descubrimiento de unir la música de estilo cristiano con la árabe. El resultado de esta mezcla fue, según el mismo García Gómez, la forma de muwašša«a llamada zéjel, el cual, al estar compuesto en árabe dialectal (no en árabe clásico) -carente, por tanto, de vocales largas y breves-, facilitaba la adaptación a la música cristiana.







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