CAMILO MARROQUÍN
Camilo Marroquín. Nació en Neiva, Huila, Colombia en el año 1992. Estudiante de Filosofía de la Universidad Nacional. Ha sido ganador del concurso nacional de poesía “la poesía de los objetos” organizado por la casa de poesía Silva, 2012, finalista del concurso nacional de poesía joven “Andrés Barbosa Vivas”, en el año 2011, y finalista del XXII concurso departamental de minicuento “Rodrigo Díaz Castañeda”. Ha publicado el libro de poemas Huésped de la realidad (Trilce editores, 2012).
Maldoror y el canto perdido
Maldoror, todavía saltas de siglo en siglo
buscando al hombre,
y tu perro ladra desde el infierno
para despertar a los muertos.
Maldoror, ángel del cuchillo
y la carne abierta, grita
como el tiburón hasta romper el universo
en mil pedazos,
o canta como las águilas
para no dejar dormir al creador.
Maldoror, ya es tiempo. Sí, ya es tiempo
de lanzar una piedra al futuro
y golpear a la muerte.
La música y el tiempo
La música no está dentro del tiempo,
pues ésta tiene su propio tiempo
que es válido sólo en otro mundo.
Y el tiempo, el tiempo no conoce
los límites de la música,
no la rige, porque ésta no sabe
cuándo detenerse,
pues como un río o la sangre
la música no sabe cuándo morir.
La música en la poesía
Es de noche
y hace frío.
Escribo con las manos temblando.
El poema se parece
cada vez más a un pentagrama.
Mañana
Hay pájaros detenidos en la mañana
de la fugitiva memoria;
intentan volar, y caen en los bosques del silencio.
sus cantos permanecen en los ojos del mundo
para revelar las nuevas geografías del infinito.
La lejanía provoca vértigo.
Las piedras nombran lo invisible
y el viento arrasa las horas del rostro.
La primera impresión del abismo
anuncia las próximas muertes del vidente.
2 am.
La ventana,
como la pantalla de un televisor,
trae a cada segundo
noticias de la noche.
El poseído
Friedrich Nietzsche
no tuvo otra alternativa
que perderse en la locura.
Con furia arremetió contra todo
Lo que no tuviera música en su corazón.
Orgulloso, retador y, a veces,
como un niño, se burlaba
de las intenciones del tiempo
para ofender la vida.
De la razón hizo su enemiga;
el objetivo de sus ataques.
Y como Don Quijote con los libros,
se hizo más cuerdo escuchando mucha música.
En su piano compone tiernas odas
a un dios desconocido.
Desierto
No lluvia.
Aún, el rey, no desea abandonar su sed.
La hoguera que todos ayudamos a encender
Estamos poseídos.
No hay nada que hacer.
Ningún exorcismo nos librará del lenguaje.
Estamos condenados a crear el mundo
nombrándolo.
Iluminándolo:
El mundo ardía en oscuridad
hasta que inventamos la palabra fuego.
La exploradora de los cielos rojos
A Laura
Avanza envuelta en belleza como la noche
de regiones sin nubes y cielos estrellados;
y todo lo mejor de lo oscuro y lo brillante
se une en su rostro y sus ojos.
Lord Byron.
Siempre que sale de la luz
lo hace con una sonrisa
que insinúa inocencia
y secreto.
Conoce las palabras
pero las deja escapar
por los laberintos del miedo.
Conocí sus ojos,
planetas fuera de órbita,
debajo de un árbol
en el silencio de un día sin nombre.
Y ella sólo dijo:
Hay un ángel que te cierra
Cambios en los climas de la vida
Todo es carne, polvo y carne.
Todo es piedra y hoja, carne.
En el círculo cósmico y sexual
el fruto nace y muere,
se destruye: nace.
Y muere antes de conocer la vida.
Todo muere porque todo es muerte,
muerte que germina vida, vida
que muere en otra vida.
El cráneo pide la bala
porque la bala es la vida.
El hijo pide la leche
para beber su propia muerte.
La flor ruega lluvia,
lluvia que no es muerte ni vida,
porque las piedras nunca mueren.
Nace el río y no sabe cuándo morir,
la sangre y la música tampoco lo saben.
Muere el hombre y el hombre despierta
en el crepúsculo de su nacimiento.
Ofrecemos al lector cinco poemas extraídos de Dinastía del hombre, en los que puede rastrearse un estilo breve, prístino, de una fina sensibilidad envuelta en un halo de melancolía, y donde se acude a la expresión de la paradoja como aspecto imperante de la condición humana, esa que devela y plasma el poeta a partir de sus encuentros con el mundo, pero esencialmente, consigo mismo. Valga resaltar el bello poema en homenaje al atormentado y espiritual pintor de origen letonio Mark Rothko, usualmente asociado al expresionismo abstracto.
I
Hay que tomar distancia
así como quien se asoma a un estanque de agua
para ver a los ojos al misterio.
Verás que como una mujer
sonreirá
y tú te acercarás por un beso
dando infinitos pasos hacia atrás
sin apartar tus ojos de sus ojos.
VI
A Mark Rothko
Mark Rothko
El marrón en sus ojos
no es un color
es un amanecer que nace
muy adentro suyo.
XIII
Partió
antes de lo previsto
ninguna carta
sólo sus ojos
dijeron adiós
hombre
que se volvió
niño alado.
Oráculo
Hijo de siempre
pero que aún no nace.
Sin embargo el padre
ya es padre y no lo sabe.
Secreto revelado
antes de haber sido secreto.
Mensaje jamás pensado
dicho en el momento perfecto.
Miedo
Si abandonáramos todo lenguaje que en vano intentó purificarlo todo,
si obligáramos a nuestro espíritu a que invente nuevos gritos, si
emigráramos a algún territorio libre de significado…
¿Dónde nuestra
salvación?
.
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