jueves, 15 de enero de 2015

KARLA RODRÍGUEZ [14.499] Poeta de Chile


Karla Rodríguez 

(Antofagasta, Chile 1978) Nacida en Antofagasta y educada en Santiago en los 90’. Estudió Sociología en la Universidad Católica y participó en el Laboratorio de Escritura Erótica de Alejandra Loyola y Gabriel Larenas en la Biblioteca de Santiago. Ha publicado “Iniciática” (Cuadernos de Poesía, Biblioteca de Santiago, 2013).





La noche es llena de estrellas cada estrella tiene su ruta
en la multitud uno el sendero.

En un silencio exterior me echo trémula y frente a la llama ella crepita
el calor es como invertirse la piel y acariciarse a la inversa
alivia el reuma y afuera
del codo o el hombro

la vasija
me contiene

Con las horas del cielo
murciélago inmenso
echo mano a tu pensamiento
déjate usar las manos
déjate aplastar los nervios
yo todavía más adentro desanudo mi hebra
laboriosa me alivio

si consigo la dulzura del hombro
puedo volverme dulce
tocarte el pelo
o doblar tu ropa con placer.

Mi corazón de raíz te ignora
mi corazón migratorio se esparce.

Si miro hacia arriba
el cielo se revienta de amor





Camino poco por estos días me quedo en la cama y duermo

soy la consorte de un hombre al que llamo coleccionista
cada día parte temprano pasando el cerrojo
pienso que es lástima que siente al despedirse
al mediodía me levanto y persigo pavos para darles de comer.

Por las noches acaricio en secreto esta idea:
el sentido de vocación ha de crecer en mí como un semilla en la mitad del pecho.
Crecerá unida a mi cuerpo y al fin podré tener un lugar dónde ir
en tanto, veo como el coleccionista duerme
no me muevo y aguardo.
Van varios días y comienzo a mortificarme
puede ser que me esté equivocando
algunas noches sueño que mi lava es saliva o mar en un recipiente

el resto del tiempo escribo en una servilleta:
si quiero lo devoro, si quiero me pongo quieta, si quiero me trago mi propio corazón.



Ay

Se me fibrosa ese cuerpo. El mismo que se quejaba debajo, doloroso y
doliente, cuando lamía y gemía desde la boca. El músculo abierto es ahora
muralla piedra. No se tensa ni se rompe, se queda rígido y el dolor no sabe
en la lengua, ni en las palabras obscenas, o en la palabra amor rompiendo.

Ahora me endurezco. Las articulaciones se inflaman. Mi rodilla crece y
un espacio como un fierro atraviesa mi mente. Todo el daño termina aquí.
Pero la herida supura con sorpresa en las mañanas y el cuerpo crispado ve
pasar el alba. No monto porque no me sostengo. No estoy quieta porque
me duele. Y me inflo y me estrujo y me canso de marchita.

Quisiera más que una enmienda. Exijo una revancha. Incendiarte a ti y a
tus máquinas. Que tú casa arda y adentro tu amor cadáver. Coleccionista.

Te vi recortar pedazos de mi espalda como prueba. Si te acercas es porque
temes que te devore y te incendie. Y te devoro y te incendio si quiero. Pero
estoy débil y me mantienen alejada. Estoy desterrada para no mascullar
tus restos con mi boca ácida, gruesa de los huesos, blanda de la carne.

Deseo que este amor se vaya, se deshaga, se caiga como tu hijo se caía
de mi vientre, como el fi n del mundo, como la sangre.






Cómo construir historias si no puedo corregir los espacios
entre los párrafos

He soñado que vendía drogas. O pudieron ser armas.
De algún modo me siento culpable como un terror insustancial

sueño que me escapo evitando la secuela.

El verano se va lento pero se va
la tarde es verdor y brillante el resto melancolía
intento gastar el tiempo pegando recortes en mis esquelitas de colores
no bebo ni un líquido ni como bocado para que sea mi grano
el que adelgace
de estas lujurias estos enojos vitales
pero mi cuerpo insiste
el animal herido y dócil que es la pulpa alrededor del centro
mis ocho patas trepan
el musgo la espalda la muralla el cuello

estruendo en solitario y sinfonía de animales

luego
los cuerpos toman la posición original
el deleite de compartir la carne
no lo comparto me lo quedo
la nueva distancia no miente
el resto es metáfora que se interpone
el verano se va lento pero se va
he soñado que vendía drogas
o fusiles de asalto
a niños soldados.





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