Laura Casasa Núñez
Nació en San José, Costa Rica el 3 de agosto de 1976.
Escritora, filóloga, lingüista. Profesora de Comunicación en el Instituto Tecnológico de Costa Rica. Ha desarrollado su carrera en el ámbito académico, en los temas de lenguaje y literatura. Cuenta con la publicación de varias obras especializadas en estos ámbitos. En la difusión del conocimiento lingüístico, colabora como articulista para el Suplemento Áncora del Periódico La Nación. En cuanto a la escritura literaria, desarrolla los géneros poético, narrativo y ensayístico. Obtuvo el primer lugar en el certamen de ensayo sobre temas mexicanos Premio Olmeca, en 1996. Luego de una etapa de silencio, regresa al entorno literario costarricense con las obras Posibles futuros, cuentos de costarricenses de ciencia ficción (EUNED 2009, en colaboración con otros autores), Los niños muertos (Ditsö, de Uruk Editores, 2010) y Parque de diversiones (Premio UNA Palabra 2009, EUNA 2010). Además, publicó el ensayo crítico sobre literatura costarricense El disecador de abuelitas (EUNED, 2010). Actualmente prepara la publicación de su primer poemario y su primera novela.
OLVIDO DE SABINA
...¿dónde quedaste, en qué vagón?
Malpaís
Siempre estuve volviendo de tus manos,
del pañuelo abierto de tu lengua y tu cuerpo por la noche.
Iniciaste entonces el silencio,
recogiste el amor que habías tendido
como un mantel ansioso al mediodía.
Yo fui un vagón confuso y triste viendo
tu sombra, tu cigarro, tu mano de cisne con cuchillos.
Sostenés el cigarro atardecido:
extensión de cuerpo blanco,
hoguera maniatada al borde de tu cuerpo
desfile amoroso de tu mano de humo.
Me olvido de Sabina.
Decido una vez más que debo deshacerme
del fajo de mi culpa y mi tragedia.
La muerte es tu cigarro ardiendo
y mis ojos que corren líquidos
fuera del borde de tu vida entregada.
CREMACIÓN
Ver mi cuerpo abrazado por las llamas
el calor que en un momento hubiera despertado
el más recóndito dolor, el más profundo grito,
la piel ampollada, estirada y fruncida en el abrazo
mientras la falta de luz se convierte en certeza.
Huele en ese tiempo a órganos quemados,
al pelo invisible que pusimos en la luz de la candela,
huele a piel que se llena de silencio y negrura
se desprende de esa piel todo lo viejo, los cansancios,
los deseos de amar, las insatisfacciones,
mientras sube un hilo fino de humo,
que no puedo ver porque ya estoy muerta,
que no puedo sentir, no puedo oler,
sin cansancios, sin deseos de amar, sin insatisfacciones,
la muerte para siempre y mis cenizas.
NOMBRES
Me han puesto varios nombres.
Algunos en secreto y otros murmurando,
Otros cuando llega al celular una llamada de número privado.
Creo que estos nombres son dados por mujeres,
Iguales que yo, pero tal vez un poquito menos putas.
Porque si soy puta y otra mujer me lo dice,
Me lo ponen en la cara como un limpión usado,
Debe ser porque algunas mujeres no son como yo,
Porque tal vez algunas mujeres son felices
En sus cuatro paredes, en su sofá design
o en su hombre celado con correa,
al que de vez en cuando dejan dar un paseo por el barrio.
Yo solo vuelo a otros sitios, sorda y anónima.
12+1 poetas nacidos en Costa Rica
después de 1970
Heidi 1
Desde las celosías: la montaña y los techos.
Es de madrugada.
Mi cabeza, mi pequeña televisión portátil,
me devuelve a Heidi caminando,
la mariposa,
mientras la baña un confeti de colores.
Está la Heidi verde,
la Heidi serpiente,
sus siete manos de diosa hindú
y Seal cerca de ella.
Y luego su maldad de hada enfurecida
en este último juicio, Project Runway,
siendo mala, muy mala,
o mostrando la indulgencia
por la que yo suplico,
yo que soy esa muchacha juzgada,
la que llora en las cámaras por el destierro,
esa advenediza,
esa que tendrá que refugiarse afuera en una calle,
debajo de un techo que gotea,
siendo olida por los perros.
Esa que soy yo,
que he tenido que levantarme,
vestirme, vestir, cocinarme y cocinar,
coger todos mis chunches en carrera para ser,
para obtener mi título de humana funcional.
Esa que soy yo,
que fuera del paraíso
tendré que llorar reír gritar consolar
hacer ejercicio leer escribir publicar pensar
seguir ahogarme hundirme subir
flotar sacar la cabeza mover las manos en el agua.
Esa que soy yo,
frente a todos ustedes, los de ojos,
todos los ojos que somos
y que vemos al mismo tiempo
lo mismo cada día
en todos los lugares las mismas cosas:
a Heidi con su indulgencia magnánima
perdonándome a mí,
dejándome a mí que siga
en este concurso de mi vida.
La reina de la fiesta 1
Mírala, mírala, mírala
cómo se agita, cómo pide más.
Alejandra Guzmán
Se agita vestida de rojo
y alcanza con las manos el techo de su noche
y gira y brinca y levanta las piernas
y los demás le cantan y le tiran al frente,
como rosas de concierto,
su necesitada oscuridad de calma.
Yo la veo desde abajo
donde parezco una más
de todos los que le gritan reina.
Quiero romperla porque no soy ella.
Quiero estriparla, tirarla de su púlpito,
revolcarme con ella por el suelo
como si fuéramos
dos-mu-je-res-de-la-ca-lle
y cuando le haya arrancado parte de su oreja
la dejaré desnuda en el piso
y luego traeré una correa para domeñarla.
Reaction Zone
son cientos de cuerpos regados por el piso
puestos sobre las ventanas como calcomanías casuales
creciendo sobre los árboles
sobre los techos de las casas
soy yo desnuda y en la casa
soy yo desnuda sin mi cuerpo
que se ha ido de mí
salió de viaje
yo no soy esta voz
que desprendo de mí con meditaciones pretenciosas
dicen que tengo más vidas en mi cuerpo
más muchachas diciendo cosas a mi oído desde adentro
llevo lamias y medusas
en mi triste clóset-cuerpo
todas despiertas en prisión
pasando jarros de metal por los barrotes
exigiendo salir, la libertad
ayer me levanté, fui a hacer compras
bañé mi cuerpo
le di algo que no me dio mi amante
el día de antes
se lo di yo solita
me muerde desde adentro
como un perro con hambre que busca en basureros
soy una de las mujeres desnudas de las fotos
no me hace falta estar en el mar muerto
es que estoy colgando
de un gancho industrial pesado y viejo
como uno de esos pobres animales
desollada
Penélope
Penélope está frente a mí
mirándome sexy
desde la pared de lata del bus de Vargas Araya.
Yo detrás de Lumaca,
el humo negro me hace cerrar las ventanas del carro
antes de que sea demasiado tarde.
Pienso en Pe que está acostada en algún lugar
mirándome con deseo,
invitándome a que la siga,
que la toque
que también me acueste con ella
y la mire como ella a mí,
con sus ojos café de gitana,
Puedo acostarme junto a ella y mirarla,
y ser fotografiada con ella para la campaña de MNG
y desearla con el chile picante en la boca
y pensar que dormirá conmigo
mientras el humo negro de la mufla
nos aleja, a ella y a mí,
que sólo soy un retrato frente al anuncio.
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