Neftalí Eugenia Castillo
República Dominicana
1979
Jesuita, poeta y narrador dominicano. Poemas suyos están incluidos en la antología poética Ríos paralelos:
7 poetas latinoamericanos contemporáneos y la antología El rayo que no cesa (2013). Actualmente termina su libro de poemas Aunque se nublen tus ojos. Cofundador de la Tertulia Literaria “Una poesía para Dios” en su país. Invitado a diversos festivales internacionales de poesía. Reside actualmente en Colombia.
Ernesto
Mi padre fue un progenitor exitoso
Acogió sin mesura el mandato divino:
"creced y multiplicaos"
No tuvo fortuna alguna
ni carro,
ni finca
ni ganado.
No codició los bienes de nadie
y pese a su vocación de Don Juan
nunca conquistó la mujer del prójimo
(aunque tal vez la deseó)
Mi padre sólo tuvo una gran descendencia
una prole que rodaba por toda la geografía
de un pedazo de isla.
Yo tengo tantos hermanos
Que no los puedo contar
Sonaba esa canción en la radio
como un fragmento de mi autobiografía.
Tengo tantos hermanos que no conozco
hijos de mi padre
hermanos de mis hermanos
pero yo no los conozco.
Mi padre sólo tuvo una gran descendencia
y una inmensa nada que siempre le embargó.
Cantaba borracho por las calles
con los ojos húmedos como un caballo
y me llamaba
y me llamaba
y me llamaba
y mi nombre repetido en el rotundo silencio de la madrugada
sonaba a música sin pentagrama.
Yo tenía ocho años y dormía con mi madre
abandonaba la cama de un salto y salía a su encuentro
porque en su estado dionisiaco
yo siempre era su hijo predilecto.
A su partida
Me dejó el Eugenia de mi abuela
“no te dejo más que mi apellido”
decía
y tampoco era su apellido
sino el de mi abuela.
Nada de nada me dejó mi padre
porque un bohemio no tiene nada
y sin embargo llevo su rostro
su sangre en mi sangre
y el rastro de sus andanzas
como un aguijón en mis zapatos.
Variaciones
Si la luna es ciega y la lluvia fría
si el mundo es chueco y la muerte insiste
si el mar es turbio y en la tierra hay hambre
si los pájaros mueren en la boca del nido
si el amor es necio y el desamor tormenta
si el perfume es agua y la flor se asfixia.
Entonces…
¿Dónde se esconde el semen de la belleza?
¿Cómo es posible que germine la vida
como una garza de luz en un pantano?
¿Por qué miran tus ojos
con ese mirar de perenne cielo?
Y esos labios incandescente
por el meridiano sol de los deseos
Y tus manos que parecen pan pardo
hecho por los dioses en el horno de nadie
Y esa libertad que deja el estar contigo
y esa nostalgia que dejas cuando te escapas
y ese cautiverio de ser sin ti.
Y ver como se derrama la vida en tus cabellos
y atrapar el beso que nace de tu cuello largo
como un lirio.
He aquí la condición de quien espera
en el místico silencio del recuerdo
el mismo cuerpo feroz y desnudo
paseándose como Eva
para volver a realizar la osadía bendita
del pecado.
Vosotros juzgáis con criterios de este mundo,
yo no juzgo a nadie.
Juan 8,1
Magdalena
Olía a jazmín,
pero no siempre
olió a jazmín.
Sabe Dios
qué la obligó
a untarse el perfume
de las prostitutas
Él la miró
la miró con ternura
como si ella fuese
una paloma blanca
y la llamó por su nombre
¡María!
cuando todos la llamaban
la puta de Magdala
Por primera vez
sintió que alguien la amaba
y por sus mejillas llenas de colores
corrió el llanto agradecido.
¡Aquella mirada
cambió su historia!
Ahora florece como un árbol
que resucita después de un largo otoño
… y sonríe
Prójimo
Si no sabes quién es
abraza a todos
Mariposa
Volar, volar, volar
Quiero que mi vuelo
sea ligero,
como el de una mariposa
atravesar el valle
sin maletas
besar las flores
sin detenerme
para que nada distraiga
el vuelo de mi alma.
Homilía de primavera
Los tratados teológicos se resumen:
en un beso largo y apasionado,
en un abrazo que apague el infierno
en una noche de júbilo en la cama
¡En una historia de amor!
La más alta teología se resume:
en un brindis entre muchas copas
sin una gota de veneno.
En una sonrisa de lluvia
por donde asomen los ángeles
en la mano acompasada
al sufrimiento del prójimo.
¡En una historia de fraternidad!
En fin…
lo que de Dios se puede decir
lo dicen los pájaros
en su homilía de primavera.
Ingratitud de la memoria
No sé a quién debo mi poesía
si a la sonrisa de un ángel
o a la furia de un relámpago.
No sé de qué región extraña
proviene el poema.
Acaso nace del recuerdo
o tal vez de una esperanza muerta.
Sangra por las pupilas de alguna herida
o desfilan las palabras
entre las plumas de un ave.
Es posible que llegue
entre los dedos de la lluvia
bañado de luz y de amapola
o se desprenda feliz
de algún camino soleado.
A veces
es el viento quien susurra
los nombres de muchachas desnudas
y en ocasiones los encuentro
en una colección de amores arrugados.
La ingratitud de mi memoria
no me permite recordar,
pero creo que el poema viene
-como un regalo del cielo-
en el pico de alguna paloma mensajera.
Dios ha muerto
Tiene razón, viejo Nietzsche,
ha muerto el dios lejano
para quedarse con Nosotros.
Ha muerto el dios altísimo
para convertirse
en el Dios de los de Abajo
Ha muerto el dios innombrable
para poder ser el “Abba”
de Todos los Nombres.
Ha muerto el dios pasivo
para ser Revolución.
Ha muerto el dios
de las viejas catedrales
para habitar en las calles
Ha muerto el dios implacable
con la sexualidad
para convertirse en el Progenitor
de todos los amores.
Tiene razón, viejo Nietzsche,
ha muerto de vejez el dios
de la vieja Europa,
y con tambores y danzas,
hemos asistido a su cristiana
sepultura.
Dios ha muerto en el cielo
para resucitar en nosotros,
aquí en la tierra… donde sea
o allá en el cielo.
En el cielo como en la tierra
Las nubes
dibujan en el cielo
los sueños que olvidamos
en la tierra.
Un enjambre de arcángeles desnudos
un rayo de esperanza atravesando una nube oscura
una llovizna de paz en el sórdido caos de la ciudad.
Dragones blancos que se alimentan de margaritas
hombres que se abrazan sin color
sin razas
sin odios
sin violencia
en el desorden feliz de la humanidad en fiesta.
Un loco hurga entre las nubes
los milagros que desaparecen
de la tierra.
Hijo de la Isla
Con mucha rabia a los miembros silenciosos
del Tribunal Constitucional Dominicano
por la sentencia No. 0168/13
septiembre 2013
Vayan, bestias salvajes
y profanen la sagrada tumba
de Jacques Viau Renaud
Vayan, potros de Belcebú
y maldigan al Hombre
que cayó en combate
defendiendo la libertad.
¿Te acuerdas?
mientras los chovinistas se arrastraban
como culebras
él cargaba en sus hombros florecidos
un fusil y dos patrias.
¿Te acuerdas?
con veintitrés primaveras
en el costado
combatido y combatiente
nos enseñó
que el hombre que somos
es porque otros han sido.
Hijo de la Isla,
Jacques Viau Renaud
por aquí se prolonga el llanto
y la ruina
y la noche
y el calvario
Otra vez se derrite
la montaña humana bajo el odio
otra vez el rumor a caña negra
…y el destierro
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