DAYLÍNS RUFÍN PARDO
Poeta y teóloga cubana.
Mundos de Astoret. Poesía (2014). Primer poemario publicado por Hebel Ediciones de la escritora Daylíns Rufín Pardo, teóloga cubana. Parte de la Colección Humus / Poesía.
El ángel de la nada
Cuidado, ciudad, cuidado.
He salido a enamorarme
Teresita Burgos
En el rumor furtivo de mis pasos
no se pasman las sombras…
Sobre adoquines vueltos al silencio,
lentamente,
los vitrales reviven, los balcones…
cuántos murmullos y esperanzas
que fluyen de lo antiguo
cual revuelo de alas pálidas.
Un manto de silencio se esparce,
gris e inerte,
como el polvo de las hadas,
y surgen anhelantes soles
que sin formas me rodean con su danza.
Entre los puentes húmedos,
los parques y azoteas,
tienden sus redes de plata y cristal
y las sacuden
prontas a llenarme la soledad
de algas y música.
Se desnudan de disfraces,
me regalan,
tan tímidas,
sus máscaras.
Se vuelven doncellas, escribas,
me entregan en sus manos
tantas lágrimas.
Muere una estrella…
Una sombra menos se esfuma aprisa
en la aridez de las ruinas.
Su luz desvanece la transparencia
como el Ángel de la nada.
Solo el rumor de mis pasos
entre las sombras que no pasan.
Amanece...
Septiembre, 1994
Transparencias
I
He aquí el mundo de sueños,
nuestro mundo.
¡Cuánto de verde se abre
ante mis ojos!
¡Cuánto de mágico
me invita a recorrerlo!
Cuánta nostalgia acude a mi garganta
al descubrirte en esto.
II
Quiero soñar aquí
donde las hojas se convierten en rumores.
Quiero soñar aquí que vuelo
y escapo en este verdor mágico.
Descubro unicornios y serpientes
entre las ramas
la vida muestra sus pequeñísimos milagros.
Quiero soñar que ando
y me susurran
los trinos de los pájaros.
Quiero soñar la soledad
que ansío tanto.
III
Se ha vuelto el día gris.
Ante mis ojos ha surgido un lago.
Voy sola.
Descubro las ruinas de una casa
donde alguien ya no está.
El silencio me envuelve
en su lenguaje
de leyendas.
Sueño que juego con lianas
cual si fueran las barbas de un Dios.
Se han perdido los seres humanos en las ciudades y el ruido
y de esta selva se olvidan.
Nadie me busca.
No importa.
Soy un náufrago
Sueño que entonces me entristezco,
me entristezco,
y te hallo.
Octubre, 1994
El triste de las nevadas
La noche ha comenzado su orgullosa pelea
con los seres del viento que amenazan estremecer
hasta las ultimas estrellas de su manto.
Deslizo mi quietud sobre los adoquines
deshojando recuerdos
ya distantes.
El rumor del silencio deshace asombros,
realidades,
mis tenues esperanzas.
y me arropo con lluvias y nostalgias
en el rincĂłn del parque.
Quizás resurja entre los grises destellos
la brizna verde de aquellos días,
mas solo me responde con su mudez oceánica.
Se necesitan llamas
para salvarse
del triste de las nevadas.
Selva azul
Amo la selva azul que hay en tu pecho
con su suerte de lianas enmudecidas,
con su aura triste,
añil.
Amo lo que murmuran sus abetos,
y esas tiernas enredaderas
que resurgen cuando el niño del viento las esparce
del ensueño a la luz.
Amo sus ídolos ancestrales y su humedad de piedra,
los gemidos que exhalan
las presencias que destilan
calidez.
Quiero andar por tu espesura
sin más traje que la hojarasca.
Quiero andarte,
llegar
hasta tu centro.
Apocalipsis
Y un día ardió el mar hasta quemar el cielo
y lo dejó manchado con su humo,
y llovieron ardientes gotas del mundo y de mis ojos,
y temblaron montañas en los valles,
y doblaron su tronco los abetos
y los pájaros tristes, alocados,
cayeron en el suelo inertes.
Vientos batieron las cascadas
y los ríos
hasta dejarlos secos,
y fue el fin de mi mundo que no es nada sin ti
y contigo es,
al menos….
Diciembre, 1993
¿A dónde?
A dónde el fiel que enciende los faroles,
a dónde el unicornio refulgente,
a dónde marchó el duende.
Ya se mueren de grises las aceras,
se me hielan de nostalgia los puentes.
Ya no canta el río con sus mil campanas de cristales.
A dónde el niño de las ciertas dudas,
a dónde el diablo de sutil tridente,
a dónde marchó el héroe.
Ya no hay duelos de ninfas y fantasmas,
el rumor de los corceles se ha perdido.
No hay doncellas huidizas que dejen sus zapatos.
A dónde el sabio blanco de los templos,
a dónde el rey de los atardeceres
a dónde el cuidador de albas y faros.
Se divisa una oscura ciudadela.
La soledad es quien dicta ahora las leyes.
Que vuelvan
con sus luces y sus lanzas,
porque el mundo sin ellos
se me muere.
Verano, 1994
DOS DE PASO
P O E S Í A
H E B E L Ediciones, 2016.
I. COMIENZO
Zarpo de algún recuerdo,
-barca blanquísima sobre un lago de difusas
nieblasy
desde allí nos veo
de costados
al alba
empañando el cristal sin color
este cielo
como de nieve
lamida por los mares,
fundiéndonos en luz
con aquel beso…
II. ARRIBO
Hay días casi náufragos
en que amanece pronto el aroma de las algas
y el canto son dos sílabas del mar,
una que muere antes de hacerse aguda
en la saliva de las espumas
otra que se retracta como una lengua enorme
carraspeando
profunda
en la garganta de los azules graves.
En esos días
a esa hora del monótono ritmo,
del cielo rosa tenue,
se despierta el deseo
de humedecer mis pies junto a los tuyos
en un círculo
leve
de las aguas
y que una misma onda transparente
recorra el puente que hacen tus dedos
y los míos
como un dedo invisible que juega a señalarnos
un tesoro,
que nos dibuja una isla
un precipicio
un atajo por donde se llega
a otro lugar
definitivamente.
V. PRIMERA VIGILIA
No hubo hogueras:
se ardió con lumbre propia.
VII. BÚSQUEDAS
No sé cómo le hacen
los fragmentos
para encontrarnos.
Nos salen al encuentro entre pasos felices
con sus trazos de crayola
-ya no sabría decir si inocentes
o rudimentarios.
No sé cómo lo hacen
para colgarnos un grafitti inmenso
en la pared recién pintada con cal
de la alegría,
para dejarnos una marca de advertencia
-un corazón, una espiral, un nombresobre
la piedra pedestal que hoy escogimos
para mirar el horizonte
no sé cómo le hacen
en qué milisegundos
alfiletean la corteza de aquel árbol desnudo
donde hemos de volver
para abrazarnos.
No sé de dónde llegan
los fragmentos de antaño,
por qué se esconden
hoy
me lo pregunto…
VIII. ASTROLABIO
Lo creíamos perdido,
pero aparece
hecho mitad
está
¡ya saben dónde!
X. SEGUNDA VIGILIA
Ya no buscas la vela blanca
la has visto ondear al fondo de mis ojos.
XII. CERTEZAS
Te dije que era un mapa
y no creíste
que los caracolitos fueran capaces
de trazar destinos
de conocer las coordenadas de los sueños
ahora sólo
la noche sin luna podrá revelarte esa suerte
de líneas transparentes
sigilosas
que se cruzan
absurdamente
ante tu pies:
trazo pétreo de lo que fue mensaje tibio
y húmedo,
fósil de luz vidente
que no supiste ver.
Ahora tan sólo quedan
el desamparo del silencio que quiso
saciarse de palabras
el recuerdo del camino de luna
mi sueño
y otras líneas…
.
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