Yuan Mei
Yuan Mei (袁枚, 1716 - 1797) fue un conocido escritor, artista y gastrónomo chino de la dinastía Qing. Dejó su carrera de funcionario para habilitarse un jardín donde llevó una vida hedonista escribiendo poemas y cuentos.
Yuan Mei nació en Qiantang (錢塘, en Hangzhou moderno), provincial de Zhejiang, en una familia con cultura. Consiguió su título de jinshi en 1739, a la joven edad de 23 años, fue inscripto inmediatamente en la academia Hanlin (翰林院). Desde ese momento, de 1742 a 1748, Yuan Mei sirvió como magistrado en cuatro diferentes provincias en Jiangsu. Sin embargo, en 1748, poco después de ser asignado a la parte administrativa de Nanjing, renunció a su puesto y volvió a su pueblo natal a buscar su interés literario.
Yuan Mei opinaba que "la verdadera edad de uno es la fecha de los libros que uno lee" y dejaba instrucciones al viajar: "Si llueve demasiado, presta atención a que los gusanos no arruinen mis libros". Este poeta consultaba el I Ching , quería creer que su jardín era el que aparece descripto en la extraordinaria novela china El cuento de la piedra de Cao Xueqin y consignaba cuentos de fantasmas sobre su propia familia: "Parece haber más historias de fantasmas en China que en ninguna otra parte del mundo, lo que no suena descabellado, ya que más gente ha vivido y muerto en China durante más siglos que en cualquier otro lado". Coleccionista de espejos, Yuan Mei decía diferenciarse de Po Chü-i en que no bebía mucho. Aconsejaba desoír los reparos de las esposas y desaconsejaba persignarse ante monjes y monjas. Sobre la destrucción por incendio de un antiquísimo y celebrado gingko, Yuan Mei escribió: "No hay casas en la colina monótona; la luz proviene de un árbol./ Se elevan las raíces desgarradas y se dispersan en nubes de amarillo dorado./ Cae ceniza de los Nueve Cielos; y el humo espeso asciende en espirales."
http://www.lanacion.com.ar/1014129-a-china-en-bicicleta
La poesía es producto de una naturaleza personal, por eso hay que sacarla de la propia
personalidad. Si sus palabras conmueven al corazón, si su color maravilla a la mirada, si su sabor complace al sentido del gusto y si su sonoridad deleita al oído, no hay duda de que se trata de buena poesía.
[...]
La poesía expresa en palabras el estado de ánimo. La entonación de las palabras dan lugar al canto. Las notas musicales siguen al canto. Las flautas entonadas armonizan con las notas.
[...]
La poesía es movimiento del corazón. Mientras permanece en el corazón es sólo un intento.
Al ser articulada en palabras, se convierte en poema.
Yuan Mei (1716-1798)
Traducción: José Vicente Anaya
Camino a T’ien-t’ai
Rodeado por mil montañas
solo y sin lugar a dónde ir…
Una vez que llegas sabes que no hay camino para llegar.
Una vez que llegas sabes que no hay modo de irse.
Versión de Alí Calderón
Auto-burla
Encerrado en casa,
paso revista a lo que he vivido
como un pobre poeta.
A la edad que tengo,
me creo un nuevo miembro
de las filas de ancianos.
Fascinado por las montañas
y las nubes que las rodean,
me olvido de mi propia tierra
y me hago vecino de monos y aves.
Abandonado mi cargo oficial,
me dedico a disfrutar de la vida.
Con el pretexto de no tener hijo,
me caso una y otra vez.
Burlándome del gran talento
de dirigir y gobernar
que suponía yo tener,
me conformo con ser poeta,
designado por mi destino.
en Poesía clásica china, 2001
FRASES PARA LA REFLEXIÓN GASTRONÓMICA: YUAN MEI
Yuan Mei fue un poeta y pensador chino que vivió en el S.XVIII, en tiempo de la dinastía Qing. Además de escritos poéticos dejó muchos otros dedicados a temas como la jardinería, el budismo o, cómo no, la gastronomía. El siguiente texto sobre los preceptos básicos de la cocina china clásica sería un buen material para un trabajo de gastronomía comparada y, desde luego, deja en evidencia lo relativo que es casi todo lo que consideramos casi como inamovible:
Los platos salados deben servirse primero, los más suaves a continuación
Los sabores fuertes deben preceder a los sutiles
Los platos secos deben ir antes que los caldosos
Hay cinco sabores bajo el cielo, así que no debes atender únicamente al salado
Si sospechas que tus invitados han comido ya hasta saciarse y sus bazos están ya fatigados, debes devolverlos a la acción con especias y picante.
Si piensas que tus invitados han bebido demasiado, haciendo que su digestión se vuelva perezosa, debes revivirlos con sabores ácidos y dulces.
En cocina, si se tiene una visión suficientemente abierta, hay muy pocas cosas inmutables. A veces conviene volver la vista hacia el pasado para no olvidarlo.
Publicado por Jorge Guitián
http://gourmetymerlin.blogspot.com.es/2007/11/frases-para-la-reflexin-gastronmica.html
Día de verano
Estoy leyendo al calor del
Mediodía, me entra sueño, apoyo
La cabeza en los brazos y
Me quedo dormido. Olvido cerrar la
Ventana, entra el aire cálido
Y me cubre el cuerpo de pétalos.
Kenneth Rexroth El amor y el tiempo y su mudanza (Gadir.2006)
LO QUE NO DIJO EL MAESTRO
(Selección) Yuan Mei
Traducción directa del chino clásico:
Wilfredo Carrizales
Arrancar la lengua a un fantasma
El sirviente de Jiang Jingwu, A-chen, era valiente y le gustaba el licor. Le agradaba seguir a su amo cuando habitaba en Xizhimen. Allí había muchos fantasmas y la gente no se atrevía a morar. A-chen sí residía. Una noche un fantasma vino y se haló los cabellos. A-chen estaba borracho y no tenía miedo. El fantasma alargó la lengua considerablemente para asustarlo. A-chen se levantó. Agarró la lengua del fantasma y se la arrancó. Era fría y blanda como algodón. El fantasma dio un gran grito y escapó, A-chen metió la lengua bajo la estera. A la mañana siguiente quiso darle un vistazo a la lengua. La encontró convertida en una cuerda de paja. Desde ese entonces cesaron las apariciones de fantasmas.
El Tigre Aprisionado por la Cesta de Bejucos
En la aldea Chu había un joven de apellido Wang. Tomó una pequeña cesta de bejucos y fue a comprar arroz. El sol se estaba poniendo y llovía. Al llegar al puente de madera sobre el riachuelo, el joven volteó la cesta y se la ajustó a la cabeza. Cruzó el puente sosteniéndose de las barandas. Debajo del puente aguardaba un tigre. Saltó y pretendió morder la cabeza del joven, pero lo que logró fue la cesta y huyó. El joven cayó al suelo. Creyó que alguien lo había empujado y le había arrebatado la cesta. Al amanecer los habitantes de la montaña vieron al tigre enloquecido corriendo por todas partes. El tigre llevaba la cesta en la boca y no podía desprenderse de ella. Si el tigre cerraba la boca, la cesta le oprimía; cuando abría la boca, la cesta se expandía y se la obstruía. Los bejucos de la cesta eran de naturaleza flexible y los hilos se le incrustaron en las separaciones de los dientes. El tigre tenía carácter colérico y no podía soportar la situación. Corrió durante tres días hasta que cayó muerto en la montaña. Después de muerto el tigre permaneció boca arriba, con las fauces abiertas y mordiendo aún la cesta de bejucos.
Pintura en un Árbol
Lu Jingxuan, funcionario del distrito de Yongcheng, era oriundo de Xiaoshan, provincia Zhejiang. Cuando reparaba la oficina del gobierno distrital necesitó cortar un árbol para obtener madera. En la oficina distrital existía un sauce desde hacía tiempo. Al serrarlo para transformarlo en tablas apareció en su interior una pintura natural como trazada con tinta pálida. En el lado izquierdo de la pintura había una escarpada montaña; en el derecho, piedras colgantes. Sobre las piedras colgantes había un pino y un árbol de montaña. Sus ramas y hojas pendían. Encima del pino estaban enrollados y amontonados unos bejucos. En medio de la pintura había un anciano quien sostenía un bastón con la mano y estaba parado. Llevaba puesto un alto gorro y un vestido de largas mangas. Su barba y cejas parecían vivas. Su mano izquierda permanecía oculta dentro de una manga y estaba ubicada frente a su pecho. El pie derecho avanzaba hacia delante y mostraba el calzado; el pie izquierdo se mantenía oculto bajo el vestido. El anciano, con la cabeza girada, parecía escuchar el sonido de una fuente. Al funcionario del distrito le gustó mucho la preciosa pintura y se la llevó a su casa. Este asunto sucedió el trigésimo día del décimo mes del año xinyou*, durante el gobierno del emperador Qian Long.
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*1741
Un Perro de Madera que Podía Ladrar
El señor Ye Wenlin dijo: estando en la capital fui a la casa de cierto funcionario del Ministerio de Justicia. Apenas había tocado la puerta cuando un feroz perro pequinés salió rugiendo. Parecía que quería morder. Yo sentí mucho miedo. El dueño de casa salió en seguida y con un grito contuvo al perro. El perro se tendió y no se movió. El dueño de casa se quedó mirando a su huésped, riéndose, divertido, sin parar. Yo, el huésped, le pregunté el motivo. El dueño de casa me dijo: «¡Éste es un perro de madera! Él por fuera parece un perro pequinés; adentro tiene instalada una llave. Puede ladrar y correr». Yo, el señor Ye, no le creí. El dueño de casa sacó un gallo. Su plumaje era amarillo y roja la cresta. Estiró el cuello y anunció la alborada. Al apartarle las plumas para observarlo, también resultó que estaba hecho de madera.
Robo de una Pintura
De día un ladrón penetró a una casa para robar una pintura. Apenas la había enrollado y se disponía a salir, cuando el dueño de casa regresó. Al verse en un apuro, el ladrón asió la pintura, se arrodilló y dijo: «Éste es un retrato de un antepasado de mi humilde familia. No tengo más alternativa y deseo canjearlo por varios cubos de arroz». El dueño de casa rió a carcajadas. Insultó a ese ignaro y arrogante. Agitó las manos y le expulsó, sin haberle echado un vistazo a la pintura. Al ingresar al salón el dueño de casa descubrió que había desaparecido la pintura de Zhao Zi-ang* que estaba colgada allí.
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*Famoso pintor de la época de la dinastía Yuan (1271-1368), oriundo de la provincia de Zhejiang.
El Fantasma que Temió que Uno Arriesgara la Vida
El viceministro Jie tenía un primo lejano, intrépido, de su mismo apellido y mayor edad, a quien le fastidiaba que la gente hablara de fantasmas. Cada vez que llegaba a un lugar le gustaba escoger aquellos funestos para alojarse. Camino de Shandong se detuvo en una posada para pasar la noche. La gente le dijo que en la habitación occidental había espíritus malignos. Jie, muy alegre, abrió la puerta de la referida habitación y entró. Estaba sentado cuando sonó el segundo redoble del tambor*. Una teja cayó de la viga del techo. Jie insultó: «¿Tú eres un fantasma? Necesitas escoger una cosa que no haya en mi habitación y arrojarla. Yo entonces te temeré». Como resultado fue arrojada una piedra de amolar. Jie insultó de nuevo: «¿Tú eres un fantasma temible? Necesitas romper mi mesita para el té. Yo entonces te temeré». Cayó una enorme piedra y rompió la mitad de la mesita. Jie, muy enojado, insultó de nuevo: «¡Fantasma perro lacayo! ¡Si te atreves a romperme la cabeza, yo me someteré a ti!». Se puso de pie y arrojó el gorro al suelo. Elevó la cabeza y esperó. Desde ese momento se hizo el silencio. Los fantasmas desaparecieron para siempre.
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* En las antiguas ciudades chinas existía un tambor, instalado en una torre, que servía para marcar las vigilias nocturnas, cinco en total, de dos horas cada una.
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Yuan Mei (1716-1798) Poeta, ensayista y cuentista.
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WILFREDO CARRIZALES: Escritor y sinólogo venezolano nacido en la ciudad de Cagua, Aragua, Venezuela. Textos suyos han aparecido en diversos medios de comunicación de la región. También ha publicado los poemarios Ideogramas (Maracay, Venezuela, 1992) y Mudanzas, el hábito (Pekín, China, 2003), el libro de cuentos Calma final (Maracay, 1995), los libros de prosa poética Textos de las estaciones (Editorial Letralia, 2003) y Postales (Corporación Cultural Beijing Xingsuo, Pekín, 2004), y tres traducciones del chino al castellano. Reside en Pekín (República Popular China). Sin @ para evitar el spam
En el título, «maestro» se refiere a Confucio.
* ENLACES RELACIONADOS: Palabras de poeta (Wilfredo Carrizales) / Libro del amor (Feng Menglong - Traducción Wilfredo Carrizales)
* ILUSTRACIÓN RELATO: Fotografía del autor ©
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