BIBIANA COLLADO CABRERA
Bibiana Collado Cabrera (Burriana, Castellón 1985) es doctora en Filología Hispánica (Universitat de València), título obtenido gracias a la defensa de su tesis doctoral: “El imperio nuevo de tu palabra”: Canon, tradición y ruptura en poetas cubanas de la Revolución. Para llevar a cabo dicha tesis, ha realizado estancias de investigación en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana y en la Universidad Autónoma Metropolitana de México, financiadas a través de una Beca de Formación de Profesorado Universitario del Ministerio de Educación y Ciencia de España. Actualmente prosigue su investigación en el campo de la poesía contemporánea hispanoamericana y la escritura de mujeres.
En el ámbito de la escritura poética ha obtenido los siguientes reconocimientos: Premio Voces Nuevas de poesía, organizado por la Editorial Torremozas (2009); Finalista Premio de Poesía Joven “Pablo García Baena” (2010); Premio Universidad de Valencia de Escritura de Creación, en castellano (2009) y en valenciano (2012); y XXXIV Premio de poesía Arcipreste de Hita (2012).
Como si nunca antes. Bibiana Collado Cabrera
Editorial Pre-Textos, Valencia, 2013
XXXIV Premio de poesía Arcipreste de Hita (2012).
SÍSTOLE
La nervadura atroz de esta ciudad
se me despliega
en la piel.
Bajo los soportales,
muecas desvencijadas.
Apuntalo las venas en la sangre
para no vaciarme,
a quemarropa,
en sus esquinas.
Al caminar noto una contracción
de carne en las entrañas.
La Habana es una sístole perpetua.
Ofrenda
Te me ofrezco pequeña y clara,
cuerpo de prismas rotos.
Entre los huesos, nervios malatados.
Bajo un abrigo rojo,
desbaratada carne.
Voy en tu busca,
penas y venas
a punto.
Lo sé. Esperas.
TE VEO
Manojito de nervios
apretados y azules.
COMO SI NUNCA ANTES
Tanto tiempo después
encontrarnos así
como si nunca antes
o como si
el mundo entero
pero hace mucho
cuando no.
Tanto tiempo después
nuestra venganza es ser felices.
ALGUIEN TENDRÁ QUE LLORAR
Aquí, donde se mezclan los sentidos
a bocajarro,
no he sido capaz de recordarte.
Y, sin embargo,
en este viernes de Revolución
alguien tendrá que
llorar
Bibiana Collado Cabrera es, sin duda, una de las voces femeninas emergentes del panorama poético no sólo valenciano, sino también nacional, y lo demuestra con creces en el poemario que nos ocupa. Bibiana ya ha obtenido diversos reconocimientos a su interesante labor poética, como el Premio Voces Nuevas, organizado por la editorial Torremozas, en 2009, y los premios Universidad de Valencia de Escritura de Creación en castellano y en valenciano, en 2009 y 2012, respectivamente. Ahora con Como si nunca antes certifica esa progresión geométrica de una poesía madurada con el estudio de la poesía escrita por mujeres cubanas durante la Revolución, que le ha permitido realizar estancias de investigación en las universidades de La Habana y en la Autónoma Metropolitana de México, una poeta nómada y cosmopolita que vierte sus sentimientos y emociones en palabras dotadas de luz y de sombra, una poesía donde lo que no se cuenta también cuenta y mucho, y en ese sentido parangonable a la denominada “poesía del silencio”.
Como si nunca antes ha sido merecedor del XXXIV Edición del Premio de Poesía “Arcipreste de Hita” del Ayuntamiento de Alcalá la Real, Jaén, que publica la editorial Pre-Textos en una bella edición que hace justicia a su contenido: cincuenta poemas por lo general breves pero que hacen gala de una enorme densidad expresiva, divididos en tres partes, “Hendidura”, “Nervio y arterias” y “Hueso”, con un poema a modo de prólogo, “El cajón”, donde evoca con añoranza y nostalgia la infancia olvidada, y otro de epílogo que es el que da título a todo el conjunto.
En la parte inaugural, “Hendidura”, Bibiana Collado rinde un sentido homenaje a la isla de Cuba, con sus tormentas tropicales, y a la ciudad de La Habana, todos los poemas de esta sección destilan un aroma a la Habana Vieja: “el olor a guayaba, los viejos chevrolets”, los soportales, los almacenes “La época”, la escuela Lenin, los muebles coloniales, todo barnizado de nostalgia con un aliento lírico de amplio calado. He aquí una poesía sensitiva, capaz de transmitir al lector la fisicidad de una ciudad anclada en el período revolucionario. Así también podemos hablar de poesía contenida, precisa, que adelgaza la longitud de los versos en aras de conseguir una concentración expresiva que se dilata con la propia experiencia que el lector aporta en su lectura.
Los poemas que recoge la segunda parte, “Nervio y arterias”, aluden, en efecto, a la anatomía del ser humano, cómo ésta se imbrica con los sentimientos para urdir una trama por donde rezuma la poesía en estado puro, así hallamos todo un glosario de palabras como placenta, nuca, carne, labios, venas, sangre, piel, músculos, clavículas, rótulas, pecho, etc, que configuran una poesía más carnal y sensual por cuanto la cama (y las sábanas) aparece como objeto recurrente que simboliza el regreso a casa en “Gestación”, algo meramente decorativo en “Performance”, ese espacio compartido con el cuerpo amado o el “Presagio” de su ausencia calcificada. Además esta parte también plantea un discurso metaliterario en poemas donde esa vida paralela que proporciona la palabra escrita se filtra en la cotidianidad del yo poético, como en “Neobovarismo”: “tantos libros de poesía/ después/ decidí que te amaba./ Ahora eres discurso./ Mi amor por ti, / una actitud textual.”; o en ese intento de suicidio “libresco” en el teatro de “Final de fiesta”.
La tercera parte, “Hueso”, es la más breve y se trata de una especie de síntesis de las anteriores, pues en los ocho poemas que la componen hallamos tanto la carne, la sangre y el cuerpo protagonista de la segunda, como los escenarios americanos, en esta ocasión México, las cafeterías postcoloniales, la selva, la llanura continental, el altiplano, de la primera parte.
En definitiva, un poemario cuya lectura nos ilustra sobre una forma de ver la vida, de sentirla, de verterla en palabras capaces de transcribir un universo poético fraguado en idas y venidas, en espacios alejados, en la intimidad de la carne.
Publicado por Gregorio Muelas Bermúdez
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