Viriato Gaspar e Wilson Pereira
VIRIATO GASPAR
Viriato Santos Gaspar nació en São Luis, Maranhão, Brasil el 7 de marzo de 1952, hijo del ferroviario Clóvis Roxo Gaspar. Único hijo de familia proletaria, cuenta él, sólo descubrió la poesía a los 16 años, cuando, escolar aún, tuvo el primer alumbramiento poético leyendo el episodio del Viejo del Restelo, del Canto IV de Os Lusíadas, Los Lusitanos de Camões. Después, vinieron los grandes románticos brasileños, especialmente Gonçalves Dias, y bajo su influencia se consolidó su pasión por la poesía.
En 1970, con el primer libro, obtuvo mención honrosa en concurso de la Academia Maranhense de Letras. Con el segundo y el tercero, en aquel mismo año y en 1971, ganó el premio Ciudad de São Luis, considerado el más importante del Estado. No obstante, esos libros, así como los dos siguientes, prefirió dejarlos inéditos, por considerarlos “sin rigor formal suficiente”. De ahí en adelante los premios se sucedieron, coronando no sólo al poeta, sino también el letrista de música y el cuentista.
Su obra publicada comprende Mañana Portátil (1984), Omnipresencia (1986), La lámina del grito (1984) y Sáfara Safra (1994) y viene recogiendo comentarios elogiosos de autores del alto nivel de Assis Brasil, Manuel Caetano Bandeira de Mello, João Mohana, Cassiano Nunes, José Chagas, Odylo Costa filho, Lago Burnett, Moacyr Félix, Heitor Martins, Wilson Pereira, Osvaldino Marques y Clovis Ramos, entre otros. Tiene listos para prelo nada menos que ocho volúmenes de poesía y prosa.
Viriato Gaspar es poeta de riquísimo cultivo y de profundo humanismo, sabiendo a la perfección “qué poner en el poema y que de él retirar”, como canta en una de sus más notables composiciones.
Tradução de Elga Pérez-Laborde
AM(O/UE)RTE
Soy la mitad de mi, si estás distante.
Menos aún. Mitad de la mitad.
Menos todavía, porque, en verdad,
ni siquiera soy, si tú no me eres antes.
Tu presencia en mi es una segunda
naturaleza pegada a mi piel.
Es la fuerza interior que me compele
y el mundo exterior que me circunda.
Sin ti soy un absurdo tan concreto
que aún estando en mi, me hago falta.
Y yo vivo por sentir que tú me faltas
porque sólo así me sé completo
(de Manhã Portátil)
EL LEGADO
Aquel poema
que no conseguí,
mas que a duras penas
cargué en mi.
Aquella pequeña
cosa indefinida,
que no fue poema
ni llenó la vida.
El sol escondido
que no se encendió.
Este no haber sido
que en mi soy yo.
(de Sáfara Safra)
ÍNDICE
(A Ferreira Gullar)
El hombre es la materia de mi canto,
cualquiera sea el color de lo que él siente.
Y no importa el motivo de su llanto,
es un hombre, mi hermano, y estoy sufriente
de su dolor, y es mío su espanto
del mundo y de esta hora incongruentes.
En la trinchera del Verbo me levanto
contra lo que contra el hombre se intente.
El hombre es el objeto y objetivo
de cuanto sé cantar, y el canto es todo
lo que me puede explicar por qué estoy vivo.
A veces soy ateo, en otras soy creyente,
en otras soy rebelde, en algunas mudo:
—soy hombre, y canto el hombre en el presente.
(de Mañana Portátil)
PREFACIO
Para que el mundo no pesase tanto
ni me doliese tan profundamente,
era preciso que no hubiese llanto
o que mi corazón fuese durmiente.
Para que la vida me fuese tranquila
(no este pantanal que la vida medra
y donde la propia existencia se aniquila),
era preciso que yo fuese piedra.
Mas, como yo noy soy ciego, sordo o mudo,
y todo, la hora y el hombre, la vida y el mundo,
me pesa con su costra de agonía,
yergo mi canto como una trinchera,
sabiéndolo parco, mas sintiendo entera
la pena de cada uno, que la mia expía.
POEMAR
¿Qué poner en el poema
y qué de él retirar?
¿Hablar de bomba, de cine,
o de flor, de lluvia, o de mar?
Como Fernando Pessoa,
¿ver sólo lo que se ve?
¿Mentir que la vida es broma
si está ruin como qué?
¿Denunciar, sublevado,
lo que cualquier ciego ve?
¿Rogar al proletariado
que nunca me va a leer?
¿Provocar al soldado
para él venirme a prender,
y yo, héroe devotado
aparecer en la tevé?
¿Irrumpir, activista,
en pro de la clase oprimida,
y pasar dando entrevista
el resto de mi vida?
¿Luchar contra la dictadura
el alto costo de vida,
o derrengar la censura
por mi obra escondida?
¿Citar Pound, Mallarmé,
Maiakovski, el carajete,
si el pueblo, en vez de leerme
busca conquistar su leche?
¿Donne, Lorca, Baudelaire,
Hölderlin, Villon, Rimbaud?
¿Ser un gran bricoleur
de lo que se leyó o escuchó?
¿Verlaine, Guillén, Neruda,
Corbière, Rilke, Musset?
Ah! Cuánta cosa peliaguda
un poeta debe leer.
¿Gautier, Eliot, Sand,
Laforgue, Blake, Éluard?
Antropoálgis, noi-grandes,
proceso, praxis, dadá?
¿Ser un poeta bien pobre
O nadar en vil metal?
¿Sá-Carneiro, Régio, Nobre,
Cesário Verde, Quental?
¿Cecília, Drummond, Bandeira,
Jorge de Lima, Cabral?
¿Estrenar la vida entera
en el país del carnaval?
¿Ser un poeta Vinicius,
el grande, el de Morais,
y escribir, por desperdicio,
bellos versos inmorales?
¿Ser un poeta maldito,
comprometido o concretista?
¿Una vivencia de mito
o la dura vida de artista?
¿Ser declamado en las plazas,
en los comicios, por los bares,
o desandar en cachaza,
viviendo en los lupanares?
¿Qué poner en el poema
y qué de él retirar?
¿Deteriorar el morfema
en una sintaxis de mar?
¿Y el corte epistemológico,
el sintagma estructural?
¿Surrealista, gongórico,
hermético, marginal?
¿Afondar en el diccionario
las romanzas de cordel?
¿Circuito universitario
o victrola de burdel?
Qué profesión desmedida
para un salario de hambre.
Ser funcionario de la vida
o escrivano del hombre.
Cirujano del concreto,
intérprete del universo;
dejar sangrar el alfabeto
en la carne viva del verso.
Pasando en limpio el momento,
plantando a fondo una labra
del fuego, de furia y viento,
duro terrón de la palabra.
(Viriato Santos Gaspar) – nasceu em São Luís (MA), em 7/3/1952. Radicado em Brasília desde agosto de 1978. Jornalista desde 1970. Funcionário de carreira do Superior Tribunal de Justiça. Participação em antologias poéticas no Maranhão e em Brasília. Vencedor de muitos prêmios literários, tanto em sua terra natal quanto no Distrito Federal. Bibliografia: Manhã Portátil, Gráfica SIOGE, São Luís-MA (1984); Onipresença (versão incompleta), Gráfica SIOGE, São Luís-MA (1986); A Lâmina do Grito, Gráfica SIOGE, São Luís-MA (1988), e Sáfara Safra, São Luís-MA (1996). Está concluindo um livro de Salmos em linguagem moderna, e tem dois livros de poemas e um de contos, inéditos.
Oswaldino Marques ao comentar textos de autores novos da Literatura Maranhense disse que o poeta “mais próximo da autonomia de vôo é Viriato Gaspar. Surpreende-se nele inventividade, assenhoreamento formal, linguagem plástica, límpida, a inteligência do metamorfismo da expressão que o dota dos meios de manipulação apurada da palavra.”
Lago Burnett: “...um poeta absolutamente senhor de seu instrumental.” Chagas Val, ao referir-se ao livro Manhã Portátil, declarou “... um livro forte e denso.” Moacyr Félix, “Com nitidez percebe-se, atrás do seu bem elaborado artesanato, a presença verdadeira de um poeta. Literatura e não literatice.” Wilson Pereira, “Manhã Portátil já revela a energia criadora do autor, dotado de sopro mágico e de capacidade para articular a linguagem com expressivos recursos estilísticos.”
"Só agora pude concluir a leitura do Tributo ao Poeta II. (...) Recordei e reli muita coisa conhecida, mas tive a deliciosa surpresa de descobrir o poeta Viriato Gaspar, cujos vigorosos versos me arrebataram preenchendo uma lacuna no meu elenco dos bons poetas contemporâneos." ASTRID CABRAL - Rio de Janeiro, maio de 2010
Página realizada com a colaboração de Salomão Sousa, Angélica Torres e de outras fontes.
Bilhete a Montale
Que tempo este de agora e suas redes.
O sol morre de frio e o mar, de sede.
Que mundo este, que encheu só de vazio.
A fome rói nas ruas seu fastio.
Goramos o luar; só resta um mantra,
e este gosto de agosto na garganta
A Caminho, de Volta
(a Odylo Costa, filho, in memoriam)
Os Anjos rasgarão nos meus cabelos
estradas para Deus, e seus atalhos.
Nas minhas mãos geladas trigo e orvalho
Deus plantará depois, para eu bebê-los.
Os Anjos brotarão dos meus joelhos
e cantarão manhãs que nunca pude.
Hão de nascer das plumas do alaúde
as rosas da manhã, clarins vermelhos.
Hei de cantar, cantar, cantar, cantar
as luzes que engasguei, por mundo ou medo,
os salmos que apaguei, por mal, por mim.
E os Anjos me erguerão na altriz do altar,
para eu sugar o Sol e arfar enfim
o sopro antigo e novo do Segredo.
A Sesta
(a Leonardo Boff)
Não quero abrir no azul um céu chinfrim,
que seja só um sol que nunca ladre.
Não quero um Deus assim, morto de mim,
cevado de senões, patrão de padres.
Eu quero O Deus em mim, total de tudo,
uma alva rede aberta em minha alma.
Um cachorro enrolado em seu veludo,
meu pai me dando adeus na tarde calma.
A Ilha
Janelas. Poeira. Mosquitos. Meu pai ventava em azul as paredes da insônia. Lamparinas. Calor. Formigas. Fome.
Os homens exercitavam vagas vidas vazias. Idéias. Ideais. Lixo. Luxo. Lisura espectral.
Uma rede sozinha. Var/ando a var anda. Var/ânsias. Átrios de igrejas. Sé. Carmo. Remédios. Pam ta leão. Garrafas. Gumes. Cuspo. Fé. Fezes.
Padre, dai-me a vossa bênção porque pe(s)quei. Ide em gás e que o terror vos arrebanhe. Mentiras. AMEN/tiras.
Os dias despejavam adrenalina. Ossos magros. Fome. Fumo. Fama. Fúria. Os homens inventavam teorias para explicar o medo. Mastigar o medo. O muco murcho da matilha amorfa. A porca era gorda demais. E a gente tinha fome.
As mulheres eram qualquer coisa secreta. Proibida. O veludo molhado da rosa incendiada na penugem. Uma dúzia de sonhos. Uma saga de dúvidas. Tesão. Teso. Ah ânsia de voar sobre as ladeiras e amanhecer assombros nos sobrados.
A vida era o desfiar morrente de uma esperança sem futuro. Ex-v(a)ida a cada dia. Como o rosário comprido de minha mãe. Deus era o pavor absoluto. O nome extremo do medo.
O sol sugava o sumo do suor do osso. Os outros, ostras incrustadas no estertor antigo. O coração ganindo a própria gana. A vida vindo em vão e vã voando. Veloz. Vaga. Vadia.
A casa era pequena, mas cabia a tosse de meu pai e a sua rede. O armador tecia na parede um gemido asmático de animal doméstico. A noite se enchia de calor e paz com o roc-roc-roc da velha rede de meu pai, insone.
O mundo era uma ilha sem horizontes. Os barcos passavam. Como os dias. O mar aberto era uma chaga alheia.
A vida era uma ilha. Afogada em seu fogo vazio.
A vida era uma
...
(a vida foi
se.)
A Vinda
Chegaste de manhã, e era dezembro.
O mar cuspia azul sobre as estrelas
e marejava um cais para bebê-las.
Teu rosto era um farol, é o que lembro.
Chegaste como a chuva; pelo avesso,
acendendo a manhã nas minhas unhas.
Agora foi depois, quando eu supunha
não mais molhar-me o sol, seu sal espesso.
Nunca disse teu nome, não cabia.
A palavra era apenas seu esgar,
um modo de morder a ventania.
Só lembro do dezembro. E então o mar.
O Náufrago
teu corpo negro iluminava tudo
com seus segredos fundos de mulher
e nele eu me enconchava em caramujo
no refluir-fruir dessa maré
de barcos emboscados no ar escuro
tarrafando sargaços de suor
teu corpo negro então ficava sujo
de claridade e desmanchava o sol
em golfadas de trêmulas espumas
teu corpo negro pluma de penumbra
a derramar manhãs no travesseiro
e eu náufrago de tudo arremetesse
as praias de teu corpo e me solvesse
nos minérios malinos de teus pêlos.
GASPAR, Viriato, Sáfara safra (poesia). São Luis, MA: SIOGE, 1994. 156 p, 14x20,5 cm.
O BUROCRATA
uma lua explode
por dentro do terno.
manda-a ao protocolo
para carimba-la
e num memorando
baixa-a ao arquivo.
A CAIXA-PRETA
o morto
no caixão
o porto
ou a floração?
(ou só o conforto
da conformação,
o tateio torto
pela contramão?)
GASPAR, Viriato. Manhã portátil. Poesias. São Luís, MA: Plano Editorial Gonçalves Dias, SIOGE, 1984. 135 p. 15x22 cm. Capa: Joaquim Santos. Col. Bibl. Antonio Miranda
ENTRONCAMENTO
outubro já passou, novembro veio,
e a vida continua pra dezembro.
dezembro chegará, depois janeiro,
e a vida continua em fevereiro.
o calentário espichará seus dias
em meses, anos, rugas e calvície,
novos amigos, novas descobertas,
(ou a simples ilusão de descobri-las),
novas cidades, novas desventuras,
novas mulheres e velhas ternuras.
e a vida seguirá por mais um ano,
mais outro e depois outro e a vida sempre
a encompridar seu tempo e seu fastio,
seu pasto de chacinas e vivências,
seus enganos, seus medos, seus abismos;
até que um dia a morte, enfim chegando,
(num dia de dezembro ou de janeiro),
acabe com a ciranda da agonia.
e quando o trem das trevas apitar
na esquina de meus ossos doloridos,
eu quero entrar sem pressa e sem bagagem,
como alguém que, depois de muitos anos.
retorna finalmente para casa.
De
A LÂMINA DO GRITO
(poesia)
São Luis: SECMA/SOPGE, 1988
3
(para Malu)
aqui, nesta argamassa de neurônios,
de músculos e nervos, pele e ossos,
eu e a minha manada de demônios
estamos sós no ranço dos remorsos.
estamos sós no cio solitário
do pus da nossa paz, fechada em fossos,
no pó das postas do que sobra em sócios
para o repasto oposto do inventário.
aqui, neste congresso de torturas,
sentamos, face a face, na impostura
de impar e ser o avesso do que somos.
enfartados de espantos e de espasmos,
eu e a minha alcatéia de fantasmas
choramos sós à sombra dos escombros.
21
primeiro ela sonhou que estava morta;
depois, que viajara, que partira,
mas não porque ela própria o decidira,
mas porque havia o mundo além da porta.
ela era a sombra do seu próprio vulto,
a imagem em nuvem do não-revelado.
ela era tudo o que restava oculto,
mas dentro dela mesma, em si guardado.
e porque assim tivesse sido (ou era),
ou nunca fosse, houvesse acontecido,
talvez mais por alvor que só de avara,
primeiro ela sonhou que não chegara,
depois, ao ver que ver era um olvido,
evaporou-se em sua própria espera.
27
inverno, meu amor, são esses ossos
que a tarde desenterra em nossas veias,
sempre sujos do sumo dos remorsos,
lambuzados de loucas luas cheias.
esse inverso, essa viva carne carma,
o punhal, esse sabre que nos sobra,
essa bomba que nunca se desarma,
esse dobre a dobrar-nos na manobra.
inverno são as drupas desses dias,
essas tardes tardias, trastes, tantas;
essas ruas repletas e vazias,
esta gana a ganir-nos na garganta.
inverno, meu amor: ossos e dias;
e a gente a gangorrar sua agonia.
30
(a Wilson Pereira)
Qualquer coisa nascida de si mesma
como um ovo, um poema, uma ferida.
Uma pena talvez, flecha fendida
em trovões coruscando em lã/ma e lesmas.
Qualquer coisa. Excrescente, dissoluta,
fluida, fóssil, falaz, como cortiça.
Manivela ou mormaço, a mó mortiça
do seu grito de gueto, escampa escuta.
Esse inverno vital, vulva que orvalha,
galha oblívia do sestro na navalha.
Uma coisa qualquer. Sabre em saliva.
Qualquer coisa cerzida em urze ou asa,
húmus ubre de rala ruma rasa:
▬ um verso, esse universo em carne viva.
(do livro “A LÂMINA DO GRITO”, de 1988)
31
o azul pondo fagulhas no azulejo
enquanto a tarde talha e a voz resvala
no silêncio estalado em caranguejos
e o breu do grito é o gume de uma bala.
o azul tecendo lu(r)zes nos sobrados
e as ruas estuando em treva as teias.
a sombra é um búzio dúbio debruado
na renda rubra da paisagem alheia.
o azul espelha paz no pó espesso
enquanto as aves voam em vão no avesso
e o instante estanca e tranca o trinco a seco.
o azul plantando (p)lumes nos telhados
e a tarde entalha o instante ali alado
e enlaça o aço azedo enchendo os becos.
POEMAS INÉDITOS
(selecionados por Angélica Torres Lima)
A QUERELA DO BAR ZIL
As ruas estão rotas de mendigos,
de putas e ladrões mal-ajambrados.
Os que se deram bem vão bem guardados,
no além das limusines, em abrigo.
Nas praças só há pressa, e o medo empurra
o bilro em nossas burras, ‘té a monta.
Em cada esquina um rambo nos aponta
um berro, e basta a nós se só nos curra.
Nos palácios, nos templos, nas choupanas,
é um salve-se quem der a xepa ou a xana,
a vida vale um peido, um troco, um til.
Há quem ferrando enrique ou nasce a lula,
mas nas ruas é a fome, é a gana, a gula,
oh pátria amada, à puta que pariu!
O NINHO
Olha, lá fora, a trôpega manada
que marcha, amorfa, à usura do futuro.
Vê com que pressa passam na calçada,
rumo a um arrimo esconso em seu escuro.
Olha, aqui dentro, o ninho do meu vinho,
o chão deste clarão, esta tontura.
Vê com que vôo as aves da ternura
rasgam seus ramos no meu ser sozinho.
Ferve um inferno fosco no lá fora:
aqui dentro, eu Te espero.
Agora.
Aurora.
BILHETE À ROSA QUE ACENDEU O JARDIM
Tive um amor que desmanchou-se ao vento,
mal soprara a manhã nos meus cabelos.
Tentei talvez, a susto, ainda retê-lo,
mas dissolveu-se em azul no céu cinzento.
Tive um amor que encheu o mundo inteiro
de um brilho, um fogo, um gás, um chão tão claro,
que até hoje, já escuro, ao relembrá-lo,
ainda me acende o rastro do seu cheiro.
Tive um amor assim, estranha estiva,
a farfalhar seu mar em carne viva,
o mundo em riste a borbulhar nas veias.
O amor, no entanto, é um sopro que se apouca;
no instante mesmo em que nos bica a boca
já se ave em vôo, e nunca mais se apeia.
NOITURNO
A rua espicha as casas sonolentas
pela ladeira suja enevoada.
Só meus passos, no pasmo da calçada,
ressoam mundo afora, à flor do vento.
A rua se esparrama escuro adentro,
uma ruma de casas desbotadas.
Só a lua na rua amortalhada
me vê passar sem pressa, a contra vento.
De onde eu vim, para onde vou, pisando
o mundo mudo, a rua morta, e eu quando?
Só meus passos no escuro acendem o vento
e toc toc tocam no silêncio.
O JATOBÁ TOMBADO
A doença foi secando a minha mãe,
até torná-la a sombra dela mesma.
Na sua solidão de dor enferma,
um mar de arpões-ferrões nas suas manhãs.
Na mirrada figura que sumia
um pouco mais, a cada abril do dia,
havia um horizonte de sereno,
grandeza no exercício do pequeno.
Minha mãe me ensinou, com a dor e a reza,
que sempre há vôo e luz, se a vida pesa.
RÚMULOS
Por aqu
passou o Poeta:
▬ há cacos de estrelas
acendendo o escuro;
há um brilho estranho
no pavor dos muros,
e há um viço avesso
acordando o mundo.
O Poeta
passou por este dia:
fez brotar a manhã
da noite fria,
fez nascer um clarão
no breu que havia
e surgir em cada dor
como um jardim,
para depois,
um raio, um risco ou um jasmim,
encantar-se por fim
na ventania.
O LEGADO
(a Gabriel)
aquele poema
que não consegui,
mas a duras penas
carreguei em mim.
aquela pequena
coisa indefinida,
que não foi poema
nem encheu a vida.
o sol escondido
que não se acendeu.
este não ter sido
que em mim sou eu.
(de Sáfara Safra )
ÍNDICE
A Ferreira Gullar
O homem é a matéria do meu canto,
qualquer que seja a cor do que ele sente.
E não importa o motivo do seu pranto,
é um homem, meu irmão, e estou doente
de sua dor, e é meu o seu espanto
do mundo e desta hora incongruentes.
Na trincheira do Verbo me levanto
contra o que contra o homem se intente.
O homem é o objeto e o objetivo
de quanto sei cantar, e o canto é tudo
que pode me explicar porque estou vivo.
Às vezes sou ateu, noutras sou crente,
em outras sou rebelde, em algumas mudo:
— sou homem, e canto o homem no presente.
(de Manhã Portátil)
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