CARLES MARTÍN GAITE LUCENA
Nació en Barcelona, España, en 1954, pero pasó su infancia en Sevilla y vivió varios años fuera de la península por razones de familia. Se licenció en Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid. Ha dictado cátedras y conferencias en varias universidades españolas y ha sido lector de español en el Reino Unido y Alemania. Ha conducido programas literarios en radio y actualmente ejerce la docencia en Barcelona. Además de numerosos trabajos críticos sobre autores españoles e hispanoamericanos, y en especial sobre Pere Gimferrer, Manuel Caballero Bonald y Luis García Montero.
Ha escrito libros de poesía en castellano y en catalán: Textos para un curso de verano (1985); Palau d’Hivern (1992); Llum de tardor (1994); L’alt amor (1999); y Poesía 1985-2000 (2001).
En 2011 integró el jurado del Premio Internacional “Federico García Lorca” en representación de la Cátedra Libre de Cultura Andaluza de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, y en 2012 el jurado del Premio Internacional “Hespérides” de narrativa.
Es también consultor del Consejo Argentino para las Relaciones con Andalucía. Director del Instituto Iberoamericano de Estudios Andalusíes y Hermano Mayor de la Hermandad Literaria Generación del 27.
Ha dedicado sus últimos trabajos a la obra del escritor argentino "Guillermo Pilía: Guillermo Pilía en la poesía española" (2009), "Tren de la mañana a Talavera. Una visión poética del tema de los toros en la narrativa" (2010) y "Lo andaluz en la obra de Guillermo Pilía" (2012).
SENTADO EN LA CENIZA
I
el día en que nací
la noche en que mis padres me engendraron
que los dos se conviertan en tinieblas
y se borren del cómputo del año
por qué no me morí en mi nacimiento
y en cambio me acunaron y me dieron
por alimento la leche de mi madre
ahora yacería sin conciencia,
dormiría en el polvo, igual que duermen
los que no conocieron la desdicha
bajo la hierba descansa el malvado
y los presos ya no escuchan los gritos
que dan los carceleros, y el sirviente
no sufre las insolencias de su dueño
para qué ven la luz los infelices
los que ansían la tumba como un bien
ahora los gemidos son mi pan
son agua mis lamentos
II
si pudiera pesarse tu dolor
si pudiera ponerse tu desdicha
como se pone el trigo en una báscula
entonces comprobarías que son
más gravosos que la arena del mundo
llegaste hasta este día
desmenuzado como un pan,
como una sábana que el viento
arrancó de sus cordeles
las saetas de dios están clavadas
en tu carne y destilan un veneno
que corrompe tu espíritu
si al menos
de una vez te aplastase, si soltara
su mano y te partiera, si tus labios
cosiera antes de que puedan maldecirlo
III
no soy yo quien podría consolarte
mi alma está asqueada de la vida
por qué dios te recrimina, acaso ve las cosas
como las vemos los hombres, son sus años
igual que nuestros días, por qué acecha
tu culpa, por qué busca tu pecado
sus manos te moldearon y luego
cambiando de parecer te destruyen
ya no se acuerda que te hizo de arcilla
y en poco tiempo volverás al polvo
por qué no lo maldices de una vez
y te echas a morir en la ceniza
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