miércoles, 30 de julio de 2014

PAOLA ANDRADE CANTERO [12.589]


Paola Andrade Cantero 

(Chile)
Profesora, comunicadora y estudiante de magíster en Literatura Latinoamericana.
Publicaciones: EXPLORACIONES DE LA ÚLTIMA ILUMINADA. 2010 , QUE LAS FLORES TENGAN LABIOS. 1997. Participa con crónica en ELOGIO DEL BAR. Editado por Gonzalo Contreras. 2014 Ha sido participado en diversas antologías. Actualmente trabaja textos de narrativa y poesía.






EN MI CUMPLEAÑOS SIEMPRE HUBO GANSO ASADO

He visto a la gente feliz
se suben a los autos
un niño los alumbra con su juguete
el laser 
buscan la luz 
sonríen
las casas expelen olor a hogar 
lo busqué durante años
tocaba la puerta de mi propia casa como una testigo de Jehová
llevaba un mensaje vendedora de periódicos
me disfrazaba de abuela y vendía verduras
bordaba
buscaba el bálsamo caliente buscaba la cicatriz
al estar cercano lo vi
no pude olerlo
como el olor del ganso sacrificado en cada uno de mis cumpleaños
la sangre
salía a la calle compraba chicle Dos en Uno 
me tapaba los oídos vi a don Rupe

sentado muriendo en el almacén de quesos y morcilla blanca
fui al gimnasio Fiscal
comí manzanas verdes con sal
al volver el ser asado asomaba su no humanidad en el horno de la gran cocina a leña de mi 
abuela
y alado se encontraba con mi nuevo año
mi abuela se enfrentaba con los huesos mi hermana con la ensalada
mis tíos con el vino
añoraban el asado al palo de antaño bebiendo
huían peleaban en silencio con los fantasmas
de la casa patronal 
yo no me encontraba con nada
de forma esperable desaparecieron los comensales
mi abuela siguió inventando los gansos de febrero
la feria antigua las nanas muertas que ya no la visitan
tal vez nunca existieron más que en la fábula familiar
con sus germanías inauditas sus presencias volátiles y necesarias
sus manos callosas su olor a barro
y
el 5 de febrero
se convirtió en un mito.






LA INFILTRADA

El amor que si
que sí que si yo soy el único importante
esa es la lógica esa es la verdad
yo no te dije que te vengas Santiago con sus calles vacías 
con sus locas ofendiendo a las mujeres que pasan a su lado
las locas poéticas
las calles con sus calles llenas de estudiantes marchando como zombies
y sus banderas multicolores y sus micros verdes como tomates podridos
con olor a axila olor a pan con hamburguesa de soya
con sus gritos con su distancia 
con sus saltos fuera de este mundo al metro
y sus viejos enojados nariz contra vidrio
y llenas las calles de perros vestidos como cristianos
con capas de curas gays
perros solos perras viejas
en las esquinas vendiendo pinches
vendiendo los huevos vendiendo paraguas
sopaipillas pasadas
en aceite negro
como sus calles de negros bailantes
y negras aquí no hay niños
ni hay lluvia
hay helicópteros rondando día y noche 
sus luces no dejan dormir cuando alumbran
entran por la ventana
despierto
me bebo un trago abro el frízer el vapor llena el dpto
la bruma se expande
adentro y afuera el conserje duerme
bebo hierba de San Juan
para no gritar para no caer una y otra vez
bebo el vino el pisco el té con limón huelo el luche
lloro
y nadie me escucha el helicóptero pasa nuevamente
me escondo como si fuera una infiltrada me agacho

enciendo el computador
leo “Howl” guardo silencio como las calles
salgo
el conserje afónico me mira con tristeza camino rápido
salgo a las luces de Lastarria
los gringos me sonríen me hablan en portugués les respondo
eu gusto da????
eu moro da Rahue
eu
camino paso frente a las pizzerías las calles 
guardan silencio profundo 
hombres y mujeres los hipster caminan rígidos en su pasarela
los poetas tristes de otras épocas duermen debiendo la renta en cada esquina
borrachos embebidos
miro mi reflejo en los vidrios
donde beben
serios
es una cosa seria aparentar
los ciber gays se llenan compro cigarros
busco
me siento junto a la señora de los dulces afuera “del Bella”
las calles vacías se ven vacías ante mí
ante la traslucida silueta mía 
lloro
la señora habla más fuerte habla vende cigarros
me voy ¡ay! 

el Forestal levanta sus alas verdes tratando de atraparme
me introduzco en un sótano huyo
las mazmorras me esperan
bebo bebo los oficinistas huyen 
han perdido su capacidad de verme
no alcanzan ni a sentir mi perfume
soy un fantasma por fin al fin
finalmente
me he convertido en un cadáver salgo
me pierdo entre las calles
las esquinas me impiden razonar son tantas
y son ninguna
al final como en una pesadilla
de alguna manera ilógica vuelvo a Lastarria
¿vuelvo?
el conserje ha muerto
el edificio ha sido tomado por los fantasmas del cerro Santa Lucia
era previsible
durante un tiempo tuve a uno alojado en la cocina 
y hasta que le advertí que yo también era de ellas se fue
un domingo debí levantar la voz
los domingos son para levantar la voz
donde la vida y la muerte se encuentran
ese será el día de mi partida ese es el día de decir las cosas
cuando todo termina
y todo comienza el día del cuando
¿cuándo llegará el día de aquella feliz mañana?
el día del resfrío Santiago sus calles no entienden
y sus trivialidades
sus urgencias sus correos sus FONASA sus bancos
sus Entel
los números para ser atendido en la rotisería del supermercado Unimarcs
el elogio al jamón
y sus quesos de agua y sus pepinos agrios enciendo un cigarro
y veo mi Rahue
mi redonda esfera de afectos
mi árbol
la perrita
abandonada
mi esposo que ocupa la cama y la pianista
el cielo la lluvia
el humo del cañón limpiado con el sahumerio del amanecer
la fogata olvidada Santiago su silencio
no entiende 
que hubo alguna vez un mirador que hablaba de mi “deber”
ya no le canto a la patria a salvar la bandera o sumarme a la plaza
ya no es prioridad
la primacía es respirar quizá se me han caído los dientes 
esa es la razón por la cual olvidé reír
seis días y medio ha llovido la cascada se ha secado
la pescada
la marraqueta todo tiene sabor diferente
la piel de algún hombre desconocido huele a cloaca
alguna cloaca es un hombre y comienza el hambre
el desierto
la gran mentira inicia en cada esquina 
es un carnaval es un múltiple carnaval
que a los ojos de cualquier niña provinciana es una fiesta
de besos
de manos suaves de bella dentadura
el paraíso está aquí
en su soledad
en el cemento de los gritos y las crisis las de pánico
las del terremoto las del Transantiago
las de ellos las de todos bailamos
contorneándonos hasta el delirio renunciamos al trabajo de vivir
felices arrastramos la cruz hasta el monte donde se repite noche tras noche
la ceremonia y gritamos de placer y agradecemos
al padre al padrecito al papito
enflaquecemos diez kilos o doce
las calles siguen vacías chupándonos el semen vital
será posible idolatrar de rodillas nos preguntamos?
nos preguntamos? preguntamos
no hay eco estamos viejos 
decimos somos viejas con canas
la tarjeta VIP nos roba el ADN
nosatrapa
cada día
no hay día ni hay noche
casi
nos sabemos vigilados
vemos los guanacos en la esquina
presentimos las luces de las patrullas a la salida 
junto a la venta de marraquetas
imaginamos el movimiento de la coctelera en el bar de al lado
donde el barman es la estrella 
huimos de las cámaras de TV que graban a las modelos
a los chicos bellos
huimos una vez más
Santiago sigue en silencio.







EL RÍO FANTASMA

El Mapocho cree que existe
cree que es un río
y no es más que la casa 
el manicomio de los que no 
están locos
la cama
caliente salieron
salen
los muertos los fines de semana
el rouge se ve pintado en sus caras 
de payasos dormidos
se encienden las luces de la televisión
se escucha el run run de la energía
en directo 
vía satélite
protagonista
el paraíso
la saliva dulce y la sonrisa
el saludo
el aullido 
la bienvenida
hay allí abajo un país 
un nuevo orden 
lo de arriba se seca
se calienta el mundo
he visto cosas
ruidos aterrizajes oleajes hediondos
he visto gente caminando sobre el agua cada día
multiplicación de peces
barcos fantasmas
habitantes antiguos
guerras
sacrificios señales de humo
he visto que las cosas
cuando buscan su curso encuentran su vacío
he visto espacios sin llenar 
me he visto protegida por una frazada azules pechos blancos
y es difícil salir
porque no hay batel que resista un río fantasma.







EL MIEDO EL MIEDO

El miedo tiene eufonía y la soledad 
Cuerpos durmientes 
santiaguinos
rostro y pies y power point hablan de ello en la ignorancia de jueces pequeños ataviados 
con alma callejera 
cuchillos
tortura
voces que cantan reggaeton
la literatura se enrolla en sí misma con una frazada hambre
soledad
ruido de pasos
ruido
las alarmas se convierten en alarmas
los niños los niños
las niñas
no es posible vomitar
hormigas atómicas circulan con alegría por cada arteria solazándose 
ni siquiera cabezas de vena sangran roja roja
tan roja que da asco huele a flores
el cielo se encarna
y en algunas zonas se desprende
como nieve
alguien grita pidiendo perdón
hay ruido y hay gente
movimiento
tiemblan las pocas hojas que el otoño aun retiene como reserva
no hay perdón
no hay
pequeños ojitos llenos de lágrimas intentan encaramarse en algún espacio que les da calor
pero no hay 
y la jornada de nueve horas es insuficiente para calmar
para entender 
las clases de lenguaje se llenan de duendes
muertos putrefactos
la censura es el eje de las estrategias
y el miedo de los helicópteros sobre Quilicura provoca
la espera del aterrizaje de la CNI
y quizá en la micro 315 TODOS SON SAPOS
el “Novo Mundo” es la representación de la utopía al revés y lo asume como es
un montón de maestros debaten su quehacer entre
la muerte y los alumnos fantasmas 
que asumen 
los
pedazos de su flemática existencia 
sus celulares que dicen mucho mucho mucho más
hay miedo hay miedo
hay miedo
rondando en cada rincón de la sala de clases
cada protegido rincón de Santiago de Chile
es un dictadura 
llena de libros de clases
libros a leer 
y manuales de convivencia que nos dicen
nadie puede beber una cerveza a la hora del almuerzo 
porque los aros de la lengua
lo impedirían 
impedimento reglas que chocan
mueren mueren
como el que habla solo por las calles y ríe con su propio espanto.





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