JULIÁN POLANÍA PÉREZ
Julián Polanía Pérez, poeta colombiano, cofundador de Los Papelípolas.
Julián Polanía Pérez, es un poeta colombiano cofundador de Los Papelípolas, grupo literario que lleva el marbete de movimiento, surgido en el Departamento del Huila, en 1958. Según la libreta de apuntes de su padre, nació en Palermo, Huila, a las 6 p.m., del 28 de agosto de 1933 (yo nací sobre ti, donde la Patria camina por la sangre, donde la tierra es un abrazo entre los árboles para la piel agraria de los hombres se encuentra escrito en letras de bronce en la galería de Palermo, Huila, texto procedente de un poema suyo). El hijo menor de Aquileo Polanía y Encarnación Pérez (entre sus hermanos mayores se cuentan Ignacio e Ildefonso, ingeniero). Su madre murió poco después del parto, quedando al igual que su contemporáneo papelípola, Luis Ernesto Luna Suárez, huérfano, al cuidado de una abuela fanática y de carácter difícil. Su padre se casó dos años después con su prima Judith Polanía, unión de la que se siguieron otros hermanos (Antonio, que rescata sus memorias para la obra Los Papelípolas, Ensayo Sobre una Generación Poética, de Delimiro Moreno, Guillermo y Fernando Polanía Polanía).
Estudios
En 1944, por el deseo de su abuela de tener un descendiente fraile, estudió en el Colegio Seráfico de los Franciscanos de Cali; en 1946 estudió en el colegio San Medardo Salesiano de Neiva (de ambos expulsado por mala conducta); en 1947 ingresó a primer año en el colegio Santa Librada de Neiva; en 1950, medio año en el colegio San Agustín; para terminar tercero en el colegio Santa Librada; en 4° se retira de los estudios formales. Muy joven, era llamado para hacer propaganda política por los dirigentes del Partido Conservador de Neiva.
Comienzos Poéticos
Hacia 1950 o 1951, organizó un periódico literario e informativo, que leía por los altoparlantes de Palermo, su pueblo, puestos a su disposición por un café central, alrededor del cual se reunían los mayores a las 7:30 de la noche. Para un 28 de diciembre, día de los Inocentes en Colombia, los letreros del pueblo aparecieron cambiados de lugar (se burlaron con alusiones normativas, o símbolos comerciales, de los defectos de los vecinos).
Soldado
En 1952 se presentó al cuartel de Villavicencio o Apiay. Al salir del ejército (1953 aproximadamente), empezó como oficial o escribiente de la alcaldía de Saladoblanco (recién elevado a municipio), donde fue ascendido.
Funcionario Civil en el Ejercito
Decidió mudarse a Bogotá (1953 aproximadamente) por sus inquietudes literarias, con su hermano Ildefonso, con el que concurrió a la tertulia del célebre Café Automático, tomando contacto con el Grupo de Barranquilla, entre otros, trabajó como funcionario civil de reclutamiento desempeñando sus labores en ciudades como Cúcuta, Bucaramanga y Neiva.
Político
Retornó a Neiva (aproximadamente en 1962), y retomó contacto con los dirigentes del Partido Conservador en Neiva, donde se convirtió rápidamente con ayuda de estos, en diputado de la Asamblea Departamental. En un receso fue nombrado personero de Neiva, diseñando un plan para solucionar el problema de los cinturones de miseria, construyendo el barrio Santa Isabel. Más tarde fue nombrado gerente de las Empresas Públicas de Neiva, donde generó una polémica por cobrar el agua con el que llenaban las piscinas los estratos más altos.
Poeta
En 1957 participó en la edición del Índice Poético del Huila de David Rivera Moya, donde aparecieron sus versos; en 1958 publicó su primer libro de poemas Noción de Pesadumbre en el N° 1 de los Cuadernos Huilenses publicados por Intercol, bajo la dirección de Gustavo Andrade, fundando junto a otro grupo de poetas, Los Papelípolas. Para esta época, colaboran en la creación del Centro Literario del Huila, más tarde renombrado por vez segunda, Academia Huilense de Historia (fundada antes por Joaquín García Borrero, Julián Motta Salas, Julio Borrero, Alejandro y Federico Villoria, entre otros). En 1963, publicó casi a la par de su contemporáneo papelípola Ángel Sierra Basto, la Narración de los Rostros Vivientes (en Hojas de Cultura Huilense, Imprenta Departamental del Huila). En 1964, se leen otros de sus versos en la Revista Ecos del bachillerato nocturno José María Rojas Garrido.
Sus publicaciones pueden leerse en varias antologías:
LOSADA, Félix Ramiro, Literatura Huilense, Ediciones Centenario, Col., 2005.
ECHAVARRÍA, Rogelio, Antología de la Poesía Colombiana, Bogotá, Col., El Áncora Editores, 1997.
LICONA, Pedro, Crónica Poética del Huila, Instituto de Cultura Popular de Neiva, Col., 1996.
LIS, Óliver, Los Papelípolas, Antología Poética e su Quincuagésimo Aniversario, 2007.
MORENO, Delimiro, Los Papelípolas, Ensayo Sobre Una Generación Poética, Vargas Editores, Bogotá, Col., 1995.
GUEBELLY, Jorge, Soledad y Orfandad del Hombre Moderno en la Poesía Huilense, Universidad Surcolombiana, Col., 1987.
COMPILACIÓN DE VARIOS AUTORES (Jonathan de la Sierra, Armando Cerón, Carlos Gutiérrez y Luis Ernesto Luna), Una vez desaparecido el tren la estación parte riendo en busca del viajero, Colección el Búho y la Serpiente, 2, Fondo de Autores Huilenses, Col., 1988.
Deceso
El 7 de junio murió en el Hospital Militar de Bogotá, tras un accidente automovilístico, acaecido el domingo 6, llegando a Neiva de su municipio natal, en 1965. Su contemporáneo Darío Silva Silva, asegura que su muerte parecía estar anunciada en su poema Un Domingo Como Sombra, que puede leerse en su primera obra literaria, Noción de Pesadumbre (1958).
Y Julián Polanía, de activo ritmo físico
que le imprime ademanes de antípoda de tísico
romántico. Este frater, modernista total,
que odia los anquilosos mentales a lo antiguo
Dibujo por la plumilla de Rubén Morales, Cuadernos Huilenses
Apuntes sobre la obra poética de Julián Polanía Pérez
Este texto forma parte de "Cinco voces masculinas en la poesía huilense del siglo XX", elaborado para el libro Cien años no es nada, volumen II, coordinado por Luis Ernesto Lasso Alarcón.
Algunos elementos rupturales en la poesía de Julián Polanía Pérez
Por: Martha Cecilia Cedeño Pérez
Dra. Antropología social y cultural
Universitat de Barcelona
Elogio de la Fantasía
Este libro. Este austero pedazo de germen!
Este girar en redor de tu cuerpo, y mi cuerpo
-hermano de carne y de sangre,
espíritu y fuerza y avance-
Este Libro amalgama placeres del alma,
rebeldes girones de espuma,
resortes de encaje liviano,
procesión de estrellas y de almas!
Escrito con plumas de gansos heridos,
con alma de gérmenes natos…!
Nació en la esquina del arado
y al vuelo de la Fantasía…
Llevarónlo al aire las garzas
y lo abandonaron, quiero, en la lejanía…
Tomarónlo republicanos
henchido de melancolía
y me lo ofrendaron. Te lo obsequio, hermano,
como un regalo de la Fantasía…!
Los primeros versos de Julián Polanía, Noción de pesadumbre, fueron publicados en el año 1958 y Narración de los rostros vivientes en 1963. Enraizados en una cierta concepción simbólica en ellos encontramos la constatación de un ejercicio de libertad en el acto escritural, lo que hace que rompa de manera notable con la tradición decimonónica en la que prevalecían requerimientos específicos de ritmo y métrica. Y no podría ser de otra manera si volvemos la mirada también a su perfil vital en el que se percibe un aroma de inconformismo, una plausible ansiedad por devorar el mundo lejos de los marcos de la región que casi siempre aprietan y anulan. En esa postura de Polanía se advierte, quizá, una condición particular del poeta que no sólo quiere comunicar sus vivencias interiores sino que necesita alterar el orden establecido por el lenguaje para aproximarse a un mundo que es hostil a sus intuiciones y que transgrede los sedimentados usos que propicia el lenguaje. Eso es lo que se refleja en alguno de sus versos en los que a primera vista parece existir una suerte de disrupción en su conformación rítmica y temática pero que no son más que instrumentos de los que se sirve el autor para construir su mundo poético: Volveré, mañana, a sufrir la gloria de haber/ vivido,/ y sentado en la hierba/llamaré a mis invitados a la orilla del camino/ y beberemos el mejor vino, después del esfuerzo/sin copas ni manteles. La imagen del poeta nos insinúa la posibilidad de un nuevo orden, de unas relaciones donde cada elemento gramatical posee unas cualidades distintas a las adquiridas en este sistema lingüístico común que comprendemos y que ha sido restringido a los usos utilitaristas de la vida cotidiana.
(…) Cuando queráis buscarme – y yo sé
que vosotros no lo haréis-
preguntad primero adonde llega
el aire de los bosques mudos;
porque allí, donde habitaba la palabra
de los naranjos, nací;
y allí creció mi voz con sus espantos
y yo tampoco sé qué ruta tuvo;
¿no creéis acaso que por hablar de pesadumbres
me hice prisionero de la luz? (…)
David Rivera en su Crónica poética del Huila ya se refería a la creación literaria de Polanía como una producción “con acento sentimental y contestatario, enfrentando ritmos y rimas tradicionales de su tiempo”. Y Delimiro Moreno en su libro Los Papelípolas, dice refiriéndose a su poema “Narración de los muertos vivientes”, que ésta es una obra en la que “exhibe una tan extraordinaria maestría y profundidad poéticas que lo hacen un auténtico ejemplo de la poesía moderna colombiana”. Si bien es cierto que la carrera poética de Polanía se presagiaba clara y aportadora me parece que es un tanto exagerado hablar de su maestría en la creación. Sus versos tienen fuerza y poderío y sin embargo, al leerlo detenidamente, percibimos también pequeñas fisuras que señalan, en efecto, que estaba en proceso de consolidar su propia manera de expresión lírica.
Si Rivera trabaja el lenguaje para domesticarlo a través de un verso que toma la forma de soneto, Polanía elige la libertad en el ritmo y la rima para expresar su forma de ver el mundo, su manera de estar en la realidad. Y esa compulsión, esa audacia se manifiesta en versos absolutamente abiertos que dibujan paisajes humanos contradictorios pero profundamente modernos que le hacen preguntar por esos rostros que aviven la vocación del viento, por esos seres que trashuman buscando la aparcería del sexo. Rostros luchando contra el mundo falaz, también en la palabra que vaga en manos inútiles que la convierten en hermosas prostitutas lanzándose al sosiego y en el terrible influjo del poder, de los políticos que especulan los acontecimientos públicos en su campaña de conquista de conciencias. Pero más allá, en las palabras del poeta también se percibe un matiz de universalidad: habla de la condición humana, de su paso por el mundo, del influjo del poder, de la luminosidad de los cuerpos y el sexo, de los dioses que le acompañan o que busca, de las soledades, de los árboles del camino, de los resquicios en los que hierve la dádiva salobre de los vientos.
V
Las corporaciones públicas
especulando los acontecimentos públicos,
y he aquí que un hombre de la barra
como un gran cóndor de la más grande altura
de los Andes
hinca el pico en la cabeza de los aburridos ediles,
y les dice:
se inventan privilegios de piedra y honores de bronce
otorgados en el hirsuto goce de la gran papelería;
y las palabras van de manos a blasones de falsa alfarería
como hermosas prostitutas lanzándose al sosiego.
El erial de los presidentes
sirve de silencio al agrio perfume
que preside en las alcobas de sus campañas
de conquista de conciencias
don su labor de brujos;
la muchedumbre les rinde soberbia
como al Dios de las cosechas en oriente
la borrachera de los vendimiadores …
pero allí sobre la plaza pública
el canto de las gentes se abulta
-Oh Zaratustra- cebado en su propia sangre.
Entre especies humanas sitiadas de sospechas
el fraile en abstracción de materias populares;
y en el estuario de las hojas palpitantes
sobre el piso apuñalado de los arados
los elementales hombres ateridos de ignorancia
abominan del poder .
Curioso caso el de Polanía. Algunos textos lo describen como un hombre políticamente comprometido con el pensamiento conservador, de hecho se adentró en los vericuetos de la burocracia regional, pero esa condición no se percibe en el aspecto formal ni en la temática de su escritura, pues, como ya se ha dicho, en el primer caso opta por una forma de expresión no sujeta a los cánones tradicionales y en el segundo, bordea tópicos más libertarias y rompedores, inéditos hasta ese momento en el contexto local. Ello, se relaciona inevitablemente con su periplo vital azaroso y apasionado que le lleva a deambular por territorios tan disímiles como los de las armas –fue soldado-, los del partidismo político y los de la creación poética. No sabemos cuál de ellos fue más importante para Polanía pero, sin duda, los pocos versos que nos dejó lo apartan de la esfera corroída de la burocracia y la politiquería que aniquila las conciencias y las esperanzas. Su breve obra se encarga de desvelar una dimensión alta de un hombre que resolvió el dilema elemental entre el querer y el hacer a través de una palabra desbocada y en cierta medida, transgresora. De él podía esperarse otra cosa: quizá la escritura de versos armoniosos y perfectos en los que deambularan las palabras como náufragas, pero decide dotarlas de libertad para que asuman su función esencial: reflejar esos rebeldes girones de espuma que conforman la existencia.
NARRACIÓN DE LOS ROSTROS VIVIENTES
I
Escupid los rostros de los hombres;
-¿He de escupir mi propio rostro?-
No,escupid los rostros vivientes
para que otros más alegres os vigilen.
II
¿Dónde están los rostros que aviven la
vocación del viento?
Nuestros pasos están hechos para atisbar
los sueños de las plantas; para cancelar
el destino de los párpados rudos.
De dónde vinieron los rostros vivientes
que se alzaron como espiga ojival
sobre los tiempos del hombre; esos rostros
que aún viven fatigados, abajo muy abajo,
abajo en la máscara muda.
Viajen a la holgura del día todas las figuras
del hombre que aún vive; ¡viajen!
No hacia los dioses únicos, ¡sino a la única
Divinidad!¡Hacia el día viajen los rostros vivientes!
III
Los hombres sembrando el oro que se espiga
sobre la faz amordazada por el viento,
por la estación del aire que quiebra su ternura
con las alas del ave migratoria.
IV
Por las calles íbamos los rostros en la lluvia
buscando la aparcería del sexo.
El aliento buscaba el alcohol para la fuga
con los cuerpos deshechos, golpeados;
y asqueados nos brindábamos la furia.
Éramos los hombres con rostros apenas
Expectantes
que urdían la comedia
para evitar el huracán inevitable;
eran las figuras asesinando la ruda tempestad
de frágiles pieles y epidermis…
eran las ligeras soledades que perdieron
sus rostros luchando contra el mundo;
eran las móviles caricaturas estéticas
empujadas por el viento hasta los lechos;
eran también las sórdidas flechas
forjadas a golpes en la soledad.
Éramos todos los inconmovibles hombres
olvidando sus rostros. Buscábamos la noche
de uva y anís
Untábamos de vino las cabelleras vulgares,
y en los desnudos cuerpos destapados
volcábamos los cuerpos ebrios.
Las alcobas ocultaban nuestra búsqueda
y olvidábamos los rostros chasqueados en los
labios.
V
Las corporaciones públicas
especulando los acontecimientos públicos.
Y he aquí que un hombre de la barra
Como un gran cóndor de la más grande altura
de los Andes
hinca el pico en la cabeza de los aburridos ediles,
y les dice:
Se inventan privilegios de piedra y honores de bronce
otorgados en el hirsuto goce de la gran papelería;
y las palabras van de manos a blasones de falsa
alfarería
como hermosas prostitutas lanzándose al sosiego.
El erial de los Presidentes
sirve de silencio al agrio perfume
que preside en las alcobas de sus campañas
de conquista de conciencias
con su labor de brujos;
la muchedumbre les rinde soberbia
como al dios de las cosechas en oriente
la borrachera de los vendimiadores…
pero allí sobre la plaza pública
el canto de las gentes se abulta
-¡oh Zaratustra!- cebado con su propia sangre.
Entre especies humanas sitiadas de sospechas
el fraile en abstracción de materias populares;
y en el estuario de las hojas palpitantes
sobre el piso apuñalado de arados
los elementales hombres ateridos de ignorancia
abominan del poder.
VI
Con el sembrado del invierno han venido
los rostros con la orquídea.
Han venido olvidados.Pero todos
disfrutan su ribera de oro.
Simultáneamente con el beso
depositan la vida sobre el cuerpo de la esposa.
Y así mismo buscan sustancia nunca hallada¡
requerida por los pasos de la sangre!
VII
Volveré, mañana, a sufrir la gloria de haber vivido,
y sentado en la hierba
llamaré a mis invitados a la orilla del camino
y beberemos el mejor vino, después del esfuerzo
sin copas ni manteles.
VIII
Vino como una luz liviana
con el viento matinal,
y al día rindió tributo con el héroe:
su padre,
que había ganado un poema
caminando por los parques infantiles.
Vino sutilmente con el rostro olvidado por el odio
hasta el encuentro
de la piedra verde sobre el césped
que sirvió de altar.
Un dios dejó sobre la Tierra
la ofrenda leve
una mañana jugando por la calle.
Un día perdió los juegos y perdió los árboles,
perdió el río buscándolo en las nubes;
y se fue con el paisaje
en su caja de cristal.
El actor ilustra la comedia humana
con los gestos excitantes;
y atrapa en la quietud de las caras expectantes
la pasión del alma.
¡Los rostros de los hombres se alzan por encima
de los cuerpos!,¡miran por encima de las almas!,
¡ríen debajo de los puentes
en ríos de llanto inmesurable!;
los rostros de los hombres avanzan
al impulso de la sangre,
y el alma de los dioses se agiganta.
Los dioses piensan detrás
de los rostros de los hombres
y la figura de los mitos
surge atada en las palabras.
Los dioses hicieron nuestras caras
Para nacer allí las alegrías,
pero es del mundo
que surge la maravilla de la hierba.
Los gestos y las caras, esclavos son
de los labios y la risa;
esclavos son de los rostros y las máscaras.
X
Deberíamos envidiar la tierra
por sus ríos;
pero ¿qué hay más allá de las aguas?
Las aguas de la lluvia
he visto, huyendo de las fértiles raíces
porque temen asirse a la simiente.
Alrededor de todo están los rostros
como huellas del viento,
forjando la vida suavemente.
Y la humilde servidumbre de la brisa
con las hojas y la espuma
reciben la poción del fuego
que dejan los actos de los hombres,
porque nada nos hace más tristes
que el esplendor de la mirada.
XI
Como un pez fuera del agua, repelido por el musgo,
buscando el viento,
agarrado del amor y de la luz urdida por los poros,
un dios me sacude con las sílabas
mojadas junto de las algas;
un gran dios estremeciéndose
por encima de las aves y las plantas.
La dádiva salobre de los vientos
me encumbra con sus alas en la sangre
sobre el pliego amurallado de rostros
y serpientes
Como un pez fuera del agua
tallado de hierro en las escamas
se me rompe la piel en las vertientes.
Dibujado. Pintado apenas.
Tatuado sobre el alma de los dioses
estoy por encima de la espuma.
Y amando más a la arcilla que al musgo
me someto más a la quiebra del alma
que al sonido del mundo.
Los errores y el prodigio de las lágrimas
no tienen vecindad debajo de las aguas
sino el sabor de azufre de las playas.
La querella y la impaciencia
son la ribera de los vientos;
y la arcilla recibe en sus grabados
el erotismo de la tempestad.
Yo me quedo adherido al viejo relicario
de los senos
ardientes de doncellas,
triscando en sus labios
el agrio escándalo del oro.
Para olvidar el rito de las vírgenes
todos los insignes combatientes de las plazas
públicas
me dan la hilaridad que necesito.
Aquí fuera del agua se suscita
la aventura de Ariadna
en los bosques dispersos por el mundo;
en el lecho que se anexa a la conciencia añosa,
en las crecientes purísimas del aire;
en el descanso que despierta las promesas;
en las migraciones judías
de las grandes firmas comerciales
habitando el desacuerdo
de las grandes muchedumbres venideras
Todo este final de la prudencia
me fomenta la náusea,
me vitaliza el abismo.
Fuera del agua un pez necio al contacto
de los actos
que embalsaman, que guardan
en los cofres violentados
las fuentes futuras,
las nuevas alegrías de los dioses.
Necios los actos de los hombres
alborotados en el inevitable bullicio de las corporaciones públicas
que se premian con oro en los lechos
de alquiler.
Como todos los hombres del mundo
estoy fuera del agua, en la versión de la
mañana,
en la imagen del mundo, insinuando el tiempo,
alienado,con ardid de fuerza
por fuera de la gracia
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