Mauro Lo Coco
Nació en Villa Santa Rita (Buenos Aires, Argentina) en 1973. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y docente en las Universidades de Buenos Aires, Lomas de Zamora y Quilmes. Desde 1997 dirige la revista Pesca Fácil. Publicó Ricardo Gravitando (mediante un subsidio otorgado por la Fundación Antorchas; Ed. Del Dock, 2003), niño cacharro (zindo&gafuri 2010), La justicia del suelo (Determinado Rumor, 2012) y 18 éxitos para el Verano (zindo&gafuri, 2012). También es autor de diversos libros y artículos sobre didáctica de la escritura. Obtuvo distinciones como la beca-taller 2000 y el Subsidio a la creación artística 2003 (ambos otorgados por Fundación Antorchas) y fue publicado en diversas antologías del género.
Meseta
Huella adentro, me gusta andar la meseta, dos días ya y
lo sólido se amiga, dejando el paso a cargo de algo más grande
la corriente sanguínea descarga, uno pensar lo que tiene abajo
ni lo mira, y te tiene agarrado todo el día
digo, las corrientes, relámpagos, la savia, tuberías hay tanto
por conocer en el suelo, todas las actividades que permite
el paso de palo polvoriento, el ruido del calzado
apagado como el bombo chacarero, las razones de los cantores
por el piso, el latido supremo del vacuno, huella adentro,
la implosión del mugido en cada pulso, golpeando el intestino grueso
suena peludo el bombo legüero.
Espero que el Beto salga al camino, estoy quieto
nada más, de a ratos, piso de nuevo
y me confirmo que lo espero, en un tronco
los zapatos llenos de polvo marrón
y ese tero viniendo hacia mí.
Lo endulzo a silbido, seco, repito, gano confianza
si pudiera, susurrar la melodía interrogante
que el animal revele la asunción sabia del pasto,
caminando cuando camina, al intruso que lo llama a silbido;
para él no hay biografía, solo la acción sin memoria ni instinto
yaún así la atención del bicho cuando lo llamo:
dale tero,
tero dale.
Adentro, la experiencia es ley, para el tero;
supongo, está contento, a salto lento viene sin miedo,
andando el rato.
Nada tenemos que decir, el barro, las bombas de láser, no
el tero vive sin representación, es muy joven quizás
y tal vez nunca pueda actualizar la vivencia:
la atención por el color o la forma,
cómo nos ven ellos
en el conjunto del suelo, abajo
adentro del paisaje, relieve o relleno es un misterio
la vida del tero, lo que pueda pensar de mí
que no lo imito, le silbo.
Recién entonces la revelación, cuando el bicho me semblanteó, y
sacudiéndose
todo el polvo dijo:
Al tercer día, estás tranquilo en la cueva.
Me lo dijo el tero. Yo pensaba en el territorio,
limpiando de nuevo los utensilios del arroz, pisando el piso
dejando el cuchillo lustroso para encontrarme con Beto;
pensaba, creo, en que las cosas te devuelvan
armo mi carpa azul por ejemplo,
regalo del trabajo, se me nota,
debe haber sido el año ochenta, ochenta y dos.
Toda la destreza preparando la zanja
como nunca el campamento y el tero se acercó, quizás por eso, por el color
o la prolijidad.
El bípedo no dijo nada más, ni se fue tampoco, me miró y se acercó de pronto
con dos saltos: el pecho amarillo alzado, el casco entrecano,
voló haca mi mano y picoteó
una semilla de sésamo que había quedado del pancho.
No dijo nada más, y se puso a esperar conmigo.
Nada más la espera, nada, yo pensaba
en tener una señal, algo ostensible
pero la angustiosa sensación de transitar un entre
me dio la certeza de la mezcla, de las dimensiones,
lo que sucede con nosotros, el tero y yo, por ejemplo,
también con Beto
y cuando lo decía, parecía acoplarse la voz tercera de la destinación
veo caer el sol, detrás de un palo seco y lo comprendo:
la luz solar en el mundo está también integrada
por otra, suprafísica;
lo peor del ánimo viene siempre con la noche.
Entonces juegan y se solazan esos seres espiritualmente pobres,
pero gordos de voluntad.
Supe entonces que había camino de experimentación todavía, una ciencia
que querría destruir como todo, lo digo, y, ahora que lo pienso,
dale tero, tero dale, y lo sigo, lo convoco, todavía: Sofrología.
La aprendí del tero. De la triste canción que pió poco antes que durmiéramos, y el sol se doblara en las trutrucas.
El trance de la invasión, el advenimento, sin conciencia ni voluntad,
el tero fluía el sentimiento empático del ocaso, suspendido.
Dije entonces, que sea yo su canto,
y el piar entristecido me sumió en la revelación.
(en Ricardo Gravitando / Ed. Del Dock, 2003)
el ruido de la heladera, ese verano
se paraba todas las noches a las tres
y a las tres y diez empezaba de nuevo
nos tenía a todos tarados, alberto
decía que roxana se levantaba dormida y la apagaba
y cuando volvía a la cama se despertaba de verdad
y volvía a la cocina y la prendía de nuevo;
a mí nunca me pareció lo mismo
estaba seguro que era parte de algún mecanismo
interno que descansaba para funcionar
diez minutos por ahí, algo así
que necesitaba girar y cuando llegaba a la pata
que faltaba
giraba en falso, o más lento, no sé
yo nunca entendí de máquinas
y te digo que así estuvimos varios días los cuatro
que al desayuno otra cosa no comentábamos
y siempre todos menos roxana
la habíamos oído sonar y dejar de sonar
hasta que vino ese muchacho
un pibe joven que era amigo del novio de maría
la amiga de roxana, rodrigo
creo que se llamaba
o ramiro
ramiro;
venían los tres de la playa a tomar mate
era técnico de algo no sé, compac disc, dvd
y nos dice que es normal
que todas las heladeras lo hacen
el ruido a la noche y parar,
y que tal vez sea la costumbre de dormir o de oír
y que también se paran de día pero
que uno no está ahí para escuchar
se entiende
si te lo explica alguien que sabe
(en 18 éxitos para el verano / Zindo&Gafuri, 2012)
1983, un terreno enorme en nazca y Neuquén
se puede ver
en las matas de pasto rebelde
un momento en que nazca se redime
o
remiso a al milagro
observar
su persistir como el signo
de un mandato inefable:
que no habrá distingos
entre comercios o talleres,
hogares, historias familiares
que
todo lo que se rompe
al final
encuentra su abrigo en el pasto
mal, ilegal
una mata desmedida y
muy verde corona
la punta de un cascote
silvestre que exhibe la suntuosa
jactancia de la baldosa reina
obra y efecto del cemento
adicta al suelo que supo regir
arrojada ahora
por quién sabe qué revuelta
de los yuyos y las piedras
cenizas de una fiesta que insiste
insiste y se rebela
contra los días
contra las muertes familiares
(Mi sabiduría es arruinarla / inédito)
estás en tu casa paso tomo unos mates me voy
si la vida fuera absurda
la pasaríamos mejor, pero no
no sé cómo será
yo sé que de última tengo
nada más que diez años más pero
teponés a pensar
al final son dos tandas de cinco
y cinco son dos rachitas de dos años
nada
la bolsa de bizcochos
que compramos recién
duró 15 minutos
¿teacordás que decíamos si
no era mucho un cuarto?
bueno
haciendo boludeces
ya quedan dos, como nosotros
que en cualquier momento
nos tapan con diario
entiendo que a vos no
te interese
ya vas a tener la sospecha
ojalá que haya alguna iglesia cerca
porque tampoco podés pretender
que te atienda Dios en persona
acordáte lo que te digo sabés
cómo te van a gustar los bizcochos
todo
vas a querer
cuando tengas mi edad
(en 18 éxitos para el verano / zindo&gafuri, 2012)
oración matinal
arriba el sol su busto
el general el general
me conoce y vela por mí
reverencia
gracias por este día
que no me chupan
los colchones
(en niño cacharro / zindo&gafuri, 2010)
la misma
a la vera del devenir, la historia te localiza diciendo “yo soy León”
y así comienzan los días
entonces tu inocencia se reencuentra en lo estable
Aída
en cada visita tuya se anuncia
tras el jarrón, quizás
tras la cortina
tal vez vacilar sea
su consistencia verdadera
que nunca la has visto, y
la confianza de su gracia
sutura la vida con la idea –no hay mujer, tal vez
sólo cualidad–
ella
y su génesis caprichosa es razón, León
de la duplicación y la alegría cuando la intuías presente
y aparecía en cada forma, ella
geografía de un cuerpo desconocido
que no existe y así se gesta
no puede existir
(en Selva Mu, 2004, inédito)
un segundo
si ubico un papel
lo anoto:
comprar agenda
poner ahí un proyecto
pendiente: conseguir testigos
(en niño cacharro / zindo & gafuri 2010)
17:58
no todo es lo mismo
bajo el dominio de los ojos
los otros
son colores y bordes
si se mueven, seres familiares
podrías acostumbrarte
a este compás
menguante
y despertar
sin memoria mañana
sorprenderte con olores
tibias estridencias a tu paso
algún día no volver
ahora hay que aceptar
cualquier estado
o evento
la tarde que pasa se escapa
en una exhalación
en los ojos llanos de un ternero
se diluye una silueta que podría ser tuya
una imagen que no
termina de componerse
nuevo es variar
la organización de lo que hubo
en tu crepúsculo
ellas agrupan las partes
pero con qué
tu imagen se hace
no se puede saber
si ellas ven
huesos en las válvulas
nubes o pollos
en tu cuerpo arrojado
un animal insólito y exhausto
una cosa una entidad
ahí
(en La justicia del Suelo, 2012, Determinado Rumor)
los casolatti
estaban bien
el padre les dejó propiedades
en castelar y la fábrica de pasta
sin mucha distribución está bien
de última
si ellos no tenían ni idea
en esa época
la rifabas, vendías
parte de la sociedad, con eso
pagabas los papeles de la sucesión
al final
eso hicieron
pero mal
(en 18 éxitos para el verano / zindo & gafuri 2012)
ey
vos
no me defraudes
yo te creí todo
hablaba
te oía
estabas acá
tramitaste bien los contenidos
las clasificaciones, dabas
la impresión de saber
lo que estaba ocurriendo
y adecuarte bien a la realidad
mirá
un proyecto era ya
escuchar lo que estabas diciendo,
entender algo
una utopía
no te hagás drama
igual
yo nunca entiendo nada
pero me gustaría quizás
si me podés explicar
por qué
cuando ellos están
te callás
y cuando podrías decirlo
no sé dónde encontrarte
¡ey!
porque no te vi antes
y ahora que te hablo
te escondés
vos
dale, decime
que de lugares y momentos sí
entiendo, ¡ey!
vos
no me defraudes
hablá
mi sabiduría es arruinarla; paternal days
para
que haya plantas
tienen que existir la tierra y todos
los yuyos pulgosos del universo:
yo soy uno de ellos
me explicaron cómo se daba y
fin
acepté el asunto
ya no tengo quejas
de vos espero que lo mismo así
se acaban de una vez
los rosarios
es que
me quedo por un rato
y no me quiero perder de nada
me quedo con lo que tenga
para ofrecer cada día
y
listo
a dormir y soñar con despertar
en mi vida
eso es todo un proyecto
lo que tengo claro
mi vida es vulgar, sin relieve
y podría terminar acá
que no le va
a afectar a nadie
es un logro que me reconozco
por el resto
hacés bien en no escucharme, es más
no sabés la salud que hay
en la indolencia de tu cara, mejor
estás en otra
te perdiste la escena en que estaba
a punto de dar pena, eh
nada, boludeaba
nada importante, contáme
del viaje, quién es el forro del trabajo
qué vamos a comer cualquier cosa es mejor
que hable, nada
que en la tele no hay nada
la tristeza que todos cantan
las expectativas de la fiesta son
las mismas en cualquier pibe
o piba
no te las voy a explicar
el futuro
es una secuencia de decepciones
al final
cualquier tipo de mi edad lo sabe
aunque vos se los explicás y ellos insisten
me pregunto quién
los habrá
hecho así
si la boludez del tiempo
los hace repetir
la misma mierda que hicimos
nosotros
con la misma fe
pelotuda que nos
alimentaba sabés
yo, a esa edad
ya lo sabía
el día de la primavera siempre
llueve, y si no llueve ese día
llueve el día antes, entonces
como todos los parques
amanecen mojados
o como el suelo se humedeció
en general
aparte de los temas
de la atmósfera con los agujeros negros
y la tierra que
se pone más fría
en algunos lados
claro
depende de qué lugar
de la parte del planeta que te toque
pero
siempre
por una cuestión
cósmica o natural
en primavera te cagás de frío
porque llovió o está lloviendo
ojo
eso
si no
hay un viento
que te lleva puesto el mantel
y te llena de pasto
el sánguche
no te deja almorzar en paz
igual
a los pibes
no les importa nada
con tal de salir de la casa
a boludear
no saben
la verdad
qué mierda te va a cambiar
salvo estar más caliente
cuando todavía te podés calentar
que salga el sol y crezcan
unas cuantas flores
y ojo que no todas
porque
algunas no van a crecer
nunca ni siquiera
en primavera
En el umbral
intento una canción mientras las calles
mártires de Nazca resisten
las ganas, soportan
bicicletas, scooters, abrasivas cherokee
los taxis aplastan con fatiga
una voluta que sale de la boca
de tormenta, ahí
se anuda el yuyo viejo
como un desempleado que insiste
mira fijo, acusa a lo que sigue
todavía
del lado de la vida
ay nazca, la patria mercantil no llegará
a besar jamás tu macadam
los ecos plásticos de flores
el brillo trivial que en cuenca se pasea
no contagian tu mueca agreta
maniquíes salvajes huyen de tus galerías
gasta el asfalto el zapato
de pendejos que hablan de dejar
la previa para marzo
las caídas, las raíces
las colillas, las chapitas que se aplastan
las tucas perdidas, ay
nazca cuanta erosión
de birra en la vereda y nunca
de tu parte un gesto
una gracia
un comercio próspero
canto y puedo ver
ahora, en un local
empieza otra vez el proyecto de alguien
barre, son las ruinas de todo
un patrimonio familiar que fue
mercería
locutorio, ciber, bazar
resto
que sube por la pala de Alejandro, se quema
en el baldío de la esquina
esta tarde de diciembre
cuando el sol
y el humo de este faso
empiezan a pegar
(en Mi sabiduría es arruinarla)
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