Armando Cerón Castillo
Poeta colombiano perteneciente a Los Papelípolas.
Armando Cerón Castillo, es un poeta colombiano perteneciente a Los Papelípolas, grupo literario que lleva el marbete de movimiento, surgido en el Departamento del Huila casi a la par del Nadaísmo antioqueño en 1958. También encaja dentro de la generación del 68'. Nació el 31 de enero de 1937 en Gigante, Huila. Fue seminarista. Fungió el cargo de alcalde en Pital y Tesalia, municipios del Huila; también docente y auditor del Estado colombiano. En 2008, obtuvo entre otros reconocimientos, la orden José Eustasio Rivera de la Fundación Tierra de Promisión. Primo del vate Luis Ernesto Luna Suárez y amigo de su contemporáneo Ángel Sierra Basto.
Poeta
Detrás de las Palabras (2008), y su Antología Poética (2003), son algunas de sus obras, que recopilan lo mejor de 50 años de publicaciones en revistas y periódicos del país, y en otras obras compartidas con varios autores. La segunda fue exaltada por el propio embajador de Francia en Colombia, Daniel Parfait (2003) por la cercanía con la poesía maldita francesa.
Otras publicaciones suyas pueden leerse en varias antologías:
LOSADA, Félix Ramiro, Literatura Huilense, Ediciones Centenario, Col., 2005.
ECHAVARRÍA, Rogelio, Antología de la Poesía Colombiana, Bogotá, Col., El Áncora Editores, 1997.
LICONA, Pedro, Crónica Poética del Huila, Instituto de Cultura Popular de Neiva, Col., 1996.
MORENO, Delimiro, Los Papelípolas, Ensayo Sobre Una Generación Poética, Vargas Editores, Bogotá, Col., 1995.
GUEBELLY, Jorge, Soledad y Orfandad del Hombre Moderno en la Poesía Huilense, Universidad Surcolombiana, Col., 1987.
COMPILACIÓN DE VARIOS AUTORES (Jonathan de la Sierra, Armando Cerón, Carlos Gutiérrez y Luis Ernesto Luna), Una vez desaparecido el tren la estación parte riendo en busca del viajero, Colección el Búho y la Serpiente, 2, Fondo de Autores Huilenses, Col., 1988.
Oliver Lis publicó en 2008, el trabajo Vida y Obra del Poeta Papelípola Armando Cerón Castillo, la obra más completa que se conozca sobre el aedo.
Periodista
Ha colaborado en el Diario del Huila, entre otros. También publicó en suplementos y revistas. Actualmente escribe en Facetas, órgano de difusión de la Fundación para los Oficios y las Artes Tierra de Promisión a cargo de Guillermo Plazas Alcid.
PARA ARMANDO CERÓN CASTILLO
Me voy pero te dejo las colinas
en este punto azul del Universo,
te dejo la cascada y la neblina,
la santidad del agua y el disperso
diapasón de los trinos y los versos.
Te dejo las aromas de los huertos
y la llamada de los azahares,
anclas abandonadas en los puertos
y graznido de garza en los manglares.
La nostalgia del ser y de la nada,
la angustia de existir -ser sin saber-
y la duda metódica anulada
al ulular el ser y el renacer
sobre una religión anquilosada.
-Ángel Sierra Basto
ABISMOS
En paisajes exóticos, lejanos,
divagan espirales de mis sueños
y en caudales de lucha, mis empeños,
aprisionar quisieran los Arcanos.
Sin respuestas la sombra interrogante
estrangula la flor de mis reflejos
y en círculos de múltiples espejos
la luz en depresiones, vacilante.
En soliloquios nudos de amargura
y hay surtidores locos de ternura
en este diapasón de remolinos;
y en el ir y venir de los caminos
no logro comprender si soy yo mismo,
o un abismo surgido de otro abismo.
Armando Cerón Castillo vio la primera luz en Gigante [Huila], el 31 de enero de 1937. Nació en una familia modesta, pero de cualidades notables. Hijo del hacendado don Eloy Cerón, oriundo de Gigante, educado en Lasalle, quien fungió el cargo de inspector de obras públicas en el Departamento del Huila; y de su esposa, doña Adela Castillo Suárez, dama de rancio abolengo payanés,originaria del Pital. Abuelos paternos: don Eloy Cerón y doña Isabel Ramírez de Cerón, vecinos de Gigante; y maternos: don Ramón del Castillo y doña Nieves Suárez, hija del general Eduardo Suárez.
Armando tuvo por hermanos a Héctor, Eduardo y Jaime.
FOTO: El bardo en su juventud [izquierda] junto a su hermano Héctor, 1955
EL POETA
Estoy cantando la ilusión primera
que se escapó de la estación del día
y voy para un palacio de ambrosía
sobre un piélago azul de primavera.
Estoy soñando, bajo la palmera,
en la ninfa en la fuente y la estadía
del fauno bicornudo tras la umbría vegetación,
en éxtasis de espera.
Y siento en el cristal de mi conciencia
el alma de las cosas y la esencia
se me ofrece en raudales de belleza,
Y en nubes y relámpagos de rosa,
viene Venus desnuda en su carroza
a ceñir de laureles mi cabeza.
NERVAL
El único poeta que ha bajado dos veces al infierno
colgado de los cables de alta tensión de los nervios.
Al trazar otra línea en el tenebroso Aqueronte,
fue saludado complacido y asombrado
por el macabro conductor de sombras,
navegando silencioso e impasible en su barca
inexorable.
Quiso bañarse en el Estigias, Aquiles lo impidió.
No quería otro rival y semidiós en la leyenda épica.
En el último regreso venía con la lira de Orfeo,
y por contraste de la luz y de la sombra
en el ritual del tejedor de universos abscónditos:
La venganza ululante de las Furias perseguía
enredada
en los espejos de la memoria cada uno de sus pasos:
Los cabellos de Medusa retorcidos en la metamorfosis
de sus alucinaciones y la túnica de Neso
ceñida en el viento de su locura.
Estaba perdido, perdido de todo.
Regresaba sinalma:
Poseído por visiones infernales,
por leer los secretos de los dioses inconscientes,
quedó estigmatizado y penetró en laberintos oníricos
de mil puertas de entrada, pero sin caminos de regreso
ni salvación de salida.
El que se interna en los bosques magnéticos de la verdadera
poesía vivirá iluminado, pero prisionero de los fantasmas de sus sueños.
Se sumergió en las profundidades del Caos,
resurgió en las cimas de la Armonía, y allá,
en la estrella dorada de la gloria, fue abrazado y coronado
en los pliegues del arrobamiento de Polimnia.
Alas sobre las alas de Pegaso,
dominó los espacios de la lírica.
En granadas florecidas de música
se abren luces cósmicas…
Y plasmó “Las Quimeras” en medallones de Misterio
y diamantes armoniosos cincelados en plenitud de belleza.
En cada palabra del silencio en las miradas lo señalaban
como extraño; y él se sentía más extraño y ausente,
en la escala de retóricas y gesticulaciones circundantes.
Un Maestro hierofante orientó las esferas del artista
por ocultos triángulos de templos y columnas,
signados por símbolos y jeroglíficos.
En sus cantos aroma la sutil rosa de la iniciación.
En columpios de vértigo navegó trashumante.
Anduvo y desanduvo territorios, tangibles, intangibles,
psíquicos, ultrametafísicos, para desatar su destino.
En otras dimensiones de visiones de búsquedas titánicas
encontró el paraíso del Edén,
redescubrió el jardín de las Hespérides,
conquistó la tierra prometida del Dorado,
se bañó en efluvios y surtidores mágicos
y quedó triplemente hechizado.
Pero mordió la fruta prohibida, perdió las llaves del secreto,
le dieron de beber nepentes, y pagó en terribles expiaciones
otras de sus audacias irrepetibles.
Era un elegido, pero expatriado de la tierra,
el cielo y el infierno.
Las deidades volubles y envidiosas de los Prometeos
castigaron su altura y negaron la victoria
al hijo perdido y sobreviviente único de la perdida Atlántida.
Las alucinaciones permanentes del sueño en la vigilia,
¡Aurelia!, la dama visible e invisible de cabellos de fuego,
el mito geométrico de la “cuadratura del círculo”,
el pensamiento en ritmo panteísta en afán de eternidad e infinito
y la zozobra de la cotidianidad en realidades verticales,
formaron el pentagrama de la pesadilla,
preámbulo y epílogo de su existencia y obra.
Una noche surgida de la amargura
colgó en la reja de un soneto misterioso,
el adiós de un sol oscuro,una bandera sin color ni viento
-el lirio huérfano y viudo de la torre abolida-
y la tragedia de su genio solitario.
¡NERVAL, otro ángel taciturno desprendido de lo absoluto!
EL ANHELANTE
En paisajes exóticos, lejanos,
divagan espirales de mis sueños y en caudales de lucha,
mis empeños,aprisionar quisieran los Arcanos.
Sin respuestas la sombra interrogante
estrangula la flor de mis reflejos
y en círculos de múltiples espejos
la luz en depresiones vacilante.
En soliloquios, nudos de amargura
y hay surtidores locos de ternura
…en este diapasón de remolinos!
y en el ir y venir de los caminos
no logro comprender si soy el mismo,
o un abismo surgido de otro abismo [!]
ME HE PERDIDO
Me he perdido
en las inmensidades oscuras y luminosas del Universo.
Pero también:
En el verde-azul del cuarzo marino,
en la albura del primer saludo mañanero,
en la pluma dorada y musical del ave,
o en la caída vacilante de la hoja,
en la complejidad de los círculos del átomo
o en el deslumbramiento del macrocosmos,
en el milagro y asombro de sentirme vivo
y en la angustia metafísica y visceral
de avizorarme muerto,
en los combates de mi ángel y demonio,
donde a veces soy cielo y otras veces infierno;
en el peregrinaje de mi búsqueda anhelante
de Dios,
en la verticalidad de mi amor
y en la ingratitud esclavizadora de tus ojos.
A veces me he perdido…
SED
Siempre en este combate encadenado,
con la fatiga a cuestas y el espino
-sembrándome a la sombra del camino-,
¡relámpago de rabia en el costado!
Siempre de paso, pero siempre atado,
a los vientos oscuros del destino,
con este corazón en desatino
y en diamante de sangre, ¡huracanado!
Hacia adentro, la sed de las alturas
y en la angustia, la flor de las ternuras
y en la fiebre la luz de los topacios…!
Y al buscar en espejos los luceros,
voy sintiendo por todos los senderos:
¡hambre de Dios, de eternidad y espacio!
VARIANTES
Monólogo, en dilema, cabizbajo.
La esperanza se viste de tristeza,
pero el arte, consuela en su belleza,
y la estrella su azul dobla en el lago.
Auscultar en la quietud del granito
y en su voz de silencio,
el movimiento,la inmensidad, en águilas del viento,
y en los pasos llevarse los caminos.
Del cielo, los mensajes cristalinos
en lluvia y su rosario de diamante
y en su tecleo rítmico, en la fuente.
El bien y el mal, anidan en la mente,
la eternidad se pulsa en el instante
y el infinito vibra en lo finito.
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