CARLOS WERTHEMAN
(LIMA, Perú 1974) Estudió Literatura en la Universidad Mayor de San Marcos. Poemas suyos han aparecido en diferentes revistas durante casí una década, City, fue su primer poemario, el mismo fue publicado a finales del año 2005. Parque, el segundo poemario, se editó en el año 2007.
Fragmentos de City, Tranvías Editores, 2005
City no puede leerse como cualquier otro libro, debe leerse como un mapa. Es un mapa extraño, porque en él no se describen lugares, sino sensaciones. Y aunque muchas de ellas son reconocibles, en la versión de Wertheman, todas parecen lugares extraños, a los que había que descubrir por primera vez; son diez poemas distintos, imbricados por una voz constante, que parece propicia a las evocaciones, a la descripción de sucesos que nadie más conoció…
ESTACIÓN
La distorsión del vídeo bajo el reflejo de tu rostro,
el inacabable sonido, la omnipresente estática
apenas distinguible, la voz de Bowie entre las líneas del patrón de prueba,
una batalla en el fondo de la habitación que no puedes resolver con un grito.
Un monitor que no devuelve nada salvo el incremento de unas dioptrías.
Y no puedes llenar la página
con nada que se pueda leer un minuto después;
nada, salvo la tentación de la tecla delete.
Los muslos que ambicionas, exhibidos detrás de un mostrador,
la muerte a mordiscos sobre un plato que no tocarás,
tus arterias endureciendo lo que te queda de estómago,
un dolor mitigado a pastillas y la obligación de sonreír al personal,
una hostia se hace polvo en tus dedos
pero no hay absolución posible
en los gestos de quien se sacude la humanidad cada mañana
al descender al infierno.
Aprendes un nuevo lenguaje, en los gestos, las numerosas maneras de negar
enarboladas las banderas de la exclusión,
del yo no es lo mismo.
Un racimo de noches desmigajadas en los labios de ella
y la incapacidad de leer.
Una calle travestida de árboles en tus pupilas
nada más cercano a tu mano
una notebook, un radioteléfono ensalzan tu modernidad
y renuncias a tu nombre y a tu sombra.
El cadáver de un poeta revolotea como una polilla entre las calles de Miraflores
cuando la palidez de la noche se asienta sobre el parque Kennedy
y los fletes esperan que el dinero gotee sobre sus espaldas,
las muchachas sonríen, sus ojos entrecerrados y olor a orégano
mientras te engulles algo esperando no resbalar en una acera
nada que incomode tu torre.
premonición
El ruido y la furia serán sólo palabras que recordarás
la mañana siguiente a la partida de los animales
cuando el último cardo arrancado del parque esté seco
y preguntes si el Apocalipsis ha llegado
y no tengas respuesta
y te resulte difícil arrancar de tu memoria las tardes morosas
y la calidez de la fruta
El concreto se hará cal entre tus pies.
No habrá brisa salina, ni canto de sirenas
cuando el mar se haya secado
y el último pez haya muerto lejos de tus manos
y de tus dientes
y no habrá fruta jugosa con que manchar tu barbilla
ni quién que te espere, ni muslos que besar
la mañana siguiente a la fuga de todos los animales
La Luna no se habrá vaciado de luz todavía
y no se habrá acercado aún
cuando te hayas decidido a coger tus bártulos
para evadir el juicio
y el viento aún silbe entre tus cabellos
y te retiras a quién sabe dónde.
mudez
El sonido se disipará entre las nubes
y no será el trueno que canta
ni las últimas aves llorando
sabes que no nacerán más horas entre las ramas
ni las palabras se acabarán entre tus ojos
(entrecerrados como las mañanas)
y los pasos
que tuvimos que dar cuesta arriba cada mañana
pero que ahora sólo van de a uno
como la garúa de la tarde, casi sin sentir
pero también casi sin llegar.
No habrán flautas,
no cantos
no fugas
no arias
no habrán ruido ni música
sólo certezas
con ella vendrá el silencio
y después tus huellas.
Sucede que a veces incluso el ruido renuncia a su esencia.
tú
Tu voz en el teléfono no es ya todo lo cálida
que debiera
no aprendiste a saludar nunca
y tu sonrisa cuando me dices que no soy
el monstruo que pintan.
Ya no muestra más
que unos dientes filudos reunidos en comité
tu ausencia se equipara al vapor de mis mañanas
y al sol que enfría mi café las tardes de agosto.
Avenida
es de tarde
y solo deseo recordar el color
de tus piernas exhibidas en vitrina
ofrecidas por unos soles
abrigadas bajo el dulce y espeso humo
que emana tu boca
el sabor de tu piel
adherido a mi lengua
oculto bajo juegos de lenguaje
que no terminas de articular
y muerdes la tela de mi camisa
mientras descargas tu ansia sobre las sábanas
Sonríes un trademark,
El sol sangra sobre la acera
la javier prado se convierte
en una serpiente de concreto negro
aferrándose
lujuriosa a tus palabras
cuando cierras la puerta sobre mi espalda
todas las luces se apagan.
office
bajo las persianas
el sol se convierte en corteza seca
y desecho de borrador
bajo tus dedos.
Una cinta enredada en el rodillo del walkman
tus oídos enllagados por el auricular
te señalan el camino
autoimpuesto
del aislamiento
del silencio
(como diogenes en su tonel)
te encierras en tu oficina
la cinta reemplaza al candil
tu monitor al pergamino
tu odisea no implica ya
el hallazgo de un hombre
pero sí recordar haberlo sido
alguna vez
en algún lugar.
pero sin embargo
estás condenado
a la inamovilidad
en el vacío de la avenida
espejada por la garúa de agosto
no haces más que esperar al sol deshojándose sobre tus hombres
y callas las pocas certezas que te quedan.
descenso
cada descenso tenía tu nombre grabado en el aire
el infierno
estaba envuelto en tantas ansias
como la certeza de tu ausencia
a tu lado de la vereda
se acumulan cenizas, latas, boletos
el cerbero te pide para su pasaje,
mientras te mira con legañas, con sueño
y el vapor de su aliento te envuelve
narcótico
una moneda en su boca como salvoconducto
nada está a salvo de la muerte, ni esa sola moneda
ni tu nombre en mi boca.
Parque, Tranvías Editores, 2007
Hace unas semanas (un mes quizás) recibí Parque, el segundo poemario que acaba de editar el poeta peruano Carlos Wertheman (Lima, 1974) se trata de un proyecto tanto como objeto -el libro- que como desarrollo -la poesía- mucho más ambicioso y logrado que City, su primer texto editado.
(…)sus palabras son temores, pasados, sueños
los titubeos de la gran historia que no escribió
todos los nombres que articuló y hoy se pierden
(durante años te he conocido,
te he perdido y te he buscado
escribí cada uno de tus temores
creé un espacio para ti
que juzgaste pequeño) (…)
Parque en realidad es la poetización de la historia de Mauro y Sonia, o podría leerse en todo caso como el fragmentado recuerdo de una relación amorosa fracturada y que descansa en el recuerdo y la añoranza de la ausencia.
(..) Mauro construye laberintos en el aire
su hogar no es excesivamente común
(pero en otros sitios lo buscarían más)
huye de lo que desconoce y está presente
su lenguaje comprende unos monosílabos
(cuando quiere) (…)
Los versos estan llenos de referencias al mundo interno del Yo-Poético, que algunos podrían confundir con la turbadora biografía del autor. Es un libro de busquedas, de una en especial, encontrar el rumbo hacia la época del amor común, por eso el anclaje de la historia que recorre los poemas es el recuerdo de pareja, en un espacio común a esta (el parque al que alude el título)
(…) pero la luz, aunque igual
no permite escondrijos
estar oculto a la vista
ese si es un mérito (…)
Podría criticarsele al poeta, le exceso de alusiones personalísimas con las que dota al personaje de Mauro, en ocasiones estas confunden al lector, o quizás podriamos pensar que el poeta no ha querido hacer concesiones, que su intención inicial fue que lo ficcional cobrara suficiente entidad para parecer tan intenso como real.
(…) si hoy caminara a tu casa
ignoro las posibilidades
siempre creí en no remover el pasado
la infancia no se toca
pero nuestra disolución comenzó con tanta extrañeza
que aun mantengo el calor de tus pechos en mis dedos (…)
http://solitarioyfinal.wordpress.com/tag/carlos-wertheman/
DESCANSA EN UN CLARO
I
mis alas rotas
mis perdidas facultades
mi historia cambiante
mi sol particular
II
el cuero y la lata
la fluorescencia perdida
el sabor de tu sombra
(un recuerdo polivalente)
mis pies húmedos
(y el frío que se cuela)
el agua que corre bajo
amor perdido, hogar perdido
reseco pétalo de clavel
III
cierro los ojos
tantas ganar de dormir
mis planes de vuelo cancelados
/tan definitivo como eso
cierro los ojos
a veces todo es tan tibio
PINTORA
ella
tan alta, tan joven
reclina su rostro
(el sudor, el sol)
frente a los eucaliptos
todas las mañanas
13 DE FEBRERO
Hoy trajiste mis dedos en una bandeja
Tan fría
Besé tus ojos
La poca sombra que arrojabas era tan lívida
Fetiches:
Una pestaña
Una cinta de terciopelo robada a tu saco
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