(Malta, 1978) es uno de los autores más comprometidos e internacionales de la isla meditérranea de Malta. Tras cuatro años en la Franja de Gaza, hoy tiene su base en Jordania, donde ejerce como representante de prensa para el Norwegian Refugee Council. Sus frecuentes viajes a tierras y campos de refugiados de Iraq, Siria y Yemen continúan a alimentar su escritura. Su novela más conocida, Il-manifest tal-killer (2006), fue serializada para la radio Campus FM, sin llegar a emitirse tras una orden de censura de la Universidad de Malta. Un año después fue llevada al teatro, adaptada por Lemonhead Productions. Es autor de dos colecciones de poesía, ambas del 2013: Passju Taħt ix-Xita (Rayuela bajo la lluvia, Horizons), y Remember the Future (Writing Knights Press, EEUU). Ha leído sus poemas en festivales en Malta, Lodève (Francia), Dublín, Ubud (Indonesia) y Byron Bay (Australia). En febrero, Schembri fue uno de los poetas invitados al XIII Festival International de Poesía de Granada, Nicaragua.
http://circulodepoesia.com/2017/03/poesia-de-malta-karl-schembri/
Esta es mi isla
Esta es mi isla
follando entre hojas secas
y tiestos de alfarería.
Mi corazón se acostumbró
a las sequías del verano
y a las heridas de las chumberas.
Aborrece la vetusta humedad
de las granjas desgranadas,
los altares, los que quedan
tallados en la caliza
con la sangre de mártires olvidados,
los templos de felicidad antigua
llevados por el boca a boca
de vecinos que desaparecieron.
Mi isla, extraviada, retozando
entre Leli de Ħaż Żgħir, Fredu Gambin y los nietos de Venut
que este verano se fueron de compras a Dubái
y el año que viene irán a ver al AC Milan.
Mi pobre isla
que se enamora de gente sin corazón
y bestias sin víscera,
intimidando a enanos
y a veces cabreando a gigantes.
Tañe las campanas para santos de cartón piedra
mientras su amado le pone los cuernos
en medio de la plaza
eyaculando cerveza.
Allí va ella, confundiendo siempre
la valentía con la ignorancia,
la ola con la riada,
timidez vacía con drama insular,
puritanismo heredado de su último conquistador –
no sabe si ha de seguir venerándolo y dejarlo
penetrarla por el ano
o si echarlo ya de una vez
y decapitarlo
como hicieron con el asqueroso Barbazul.
Amo a mi isla
con la distancia del astronauta
que nunca sabe
si volverá a casa
vivo.
Nota: Leli de Ħaż Żgħir, Fredu Gambin y los nietos de Venut son personajes inventados por tres autores principales de la narrativa maltesa. En Leli ta’ Ħaż Żgħir (Manolo de Pueblo Pequeño), novela psicológica escrita por Gużè Ellul Mercer, Leli es un ilustrado considerado loco; en Il-Gaġġa (La jaula) de Frans Sammut, el antihéroe Fredu Gambin lucha contra la mentalidad insular; y Ulied in-Nanna Venut fl-Amerka (Los nietos de la abuela Bienvenida en América), de Juann Mamo, es una sátira de un grupo de malteses emigrados a Nueva York.
Billete abierto
Soy ciudadano con valija
mi país es color del sol
mi lengua va lamiendo los dialectos
mis piernas bailan con el viento
mis ojos conocen las mujeres de la calle.
Billete abierto, diario en blanco,
restos de la memoria
un pasaporte con el rostro de los pueblos que amé
la dulce sonrisa de ayer
y un folleto del museo de las historias
llevo conmigo.
Mi isla navega con las corrientes
se echa polvetes en los aeropuertos
se tumba a descansar en los alféizares
de las ventanas abiertas del tren.
El mapa de mi tierra
se dibuja cada mañana
un mosaico de iglesias vacías
y de plazas abarrotadas
cantaores en los callejones
niños comiendo helado
esquinas oscuras
muros iluminados
lugares de pecado
para los pícaros
en esta tierra mía infinita
el tiempo se ha detenido
el yihadista
se emborracha con el Papa
y llama a los feligreses,
los feligreses toman al almuecín
por arlequín
y lo mandan a la mierda
en este sueño de mi pueblo
sin despertador
el tiempo se ha detenido.
*
Los espíritus asedian la noche de palabras
hilando rimas gemelas en profusión
parpadean en los cruces las linternas
con su litanía de creación.
Canto en mi lengua el salmo de la hermosura
mi lengua que ha lamido los sudores de todos los tiempos
voy versando en proverbios las fábulas de los ancestros
y las verdades del yo entono en cuentos.
Escuchad el campanario que se mofa de nosotros
al recordarnos la hora en este día infinito
mientras el incienso nos acaricia las narices
con gotas de reposo aún prometido.
En los escalones de la iglesia reniego
las biblias que me dieron de comer sin gana
los tabernáculos dorados en los altares
cerrados con llave por mano humana.
Porque yo creo en los rumores de los tontos
en versos grabados con rabia en el muro:
‘te amo’, ‘no a la globalización’, ‘te quiero a mi lado’,
‘jódete’, ‘no’, ‘a tomar por culo’.
Caminé y caminé hasta descubrir todo esto
caminé y caminé sin nada encontrar
me tumbé en una cama de hotel
que según la recepción era matrimonial.
Conozco un sol que brilla sólo a fin de tarde
conozco un mar oculto bajo el desierto
conozco una chica que vive de la tierra
conozco un árbol negro en un ocaso incierto.
Conozco a un chico brasileño
que mira un avión en pleno vuelo
y se pregunta cómo hace la gente
para subir allá arriba y atravesar el cielo.
Conozco a un preso tunecino
clandestino.
Conozco a un japonés
al que le robaron la bici.
Conozco a un libio sin pasaporte
que trabaja en una cantera.
Conozco a una chica del Kósovo
que toca un piano destripado.
Conozco a un palestino
que visita la tumba de su hijo todos los días
conozco a su madre que no quiere hablar
y a su amigo que estaba con él aquel día.
Conozco a un bailarín catalán
tan ágil que su sombra se queda atrás
va trazando círculos en la arena
fíjate en la luna que baila al compás.
Esta es mi tierra
este es mi pueblo
esta es la hora
en que me llevo el viento.
Esta es mi tierra
mi pequeño universo
esta es la historia
que en la valija llevo.
A la seguridad del aeropuerto Ben Gurion
¡Es un cuaderno!
En él escribo poemas
bueno, versos desarticulados
palabras agudas
una metáfora para detonar dinamita
aliteraciones liminares aniquiladoras
al borde del onanismo.
Granadas catapultadas con poesía.
¿Le parece peligroso?
¿Está prohibido en su aerolínea nacional?
¿Será porque mis garabatos en árabe
tallados con navaja
llevan trazas semíticas de semtex
y alambre en cursiva?
Y mis versos de amor febril en francés
los despojos de la obsesión
mis garrulerías en italiano
demasiado de izquierdas para su gusto
y todos mis escritos en maltés,
ah, mis escritos en maltés
– de Malta, ¿es un país? –
haciéndote dudar
si mi pasaporte
no será de un falso país
una entidad inventada
que no resulta bastante enemiga
para su lista negra
y sin embargo lo bastante sospechosa
para hacerme pasar dos veces
por su máquina cobarde de rayos X.
No sabe tratar conmigo
sino desde detrás de una pantalla.
Cabrón.
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