martes, 12 de mayo de 2015

FRANCISCO SÁNCHEZ BAUTISTA [15.924]


Francisco Sánchez Bautista 

Nació el 11 de junio de 1925 en la pedanía murciana de Llano de Brujas. Su celosa dedicación a la poesía hubo de ser compatibilizada con su trabajo como funcionario de Correos. De hecho, se le conoció amablemente entre sus convecinos, como el poeta cartero.
     
Al poco de obtener su plaza de funcionario fue trasladado. Durante un año, de 1951 a 1952, permaneció destinado en Barcelona. En la ciudad catalana se hizo eco de las últimas tendencias de la literatura, visitando los cafés tertulias, las librerías y los teatros.
     
Posteriormente al ser trasladado a Fortuna, en la provincia de Murcia, regresó a su querido Levante, que inspiraría gran parte de la obra del poeta. En este municipio residió casi trece años. En el verano del 1964, lo trasladarían nuevamente, esta vez hasta su jubilación en 1990, a la ciudad de Murcia, donde reside en la actualidad.
     Se deduce que su vida ha sido tranquila, dedicada por completo a la poesía, a su lectura y creación. Como ocurre con otros muchos poetas (por ejemplo Kavafis y Pessoa), su obra trasciende a su biografía. El carácter amable, aunque introvertido, de Francisco Sánchez Bautista, su sencillo modo de ver la vida y su inmensa cultura se destilan en la obra del poeta.
Un poeta laureado
     
Su palmarés es extenso y variado. Su poesía gusta dentro y fuera de la región que le vio nacer. Es Premio de la Asociación de Libreros de la Región de Murcia; Premio Laurel de Murcia; Premio Marina; Premio Polo de Medina; Premio Poeta Antonio Oliver; entre otros. Existe un Premio de Poesía y una Asociación Cultural con el nombre de "Poeta Francisco Sánchez Bautista". El libro de poemas Elegía y Treno fue premiado como Libro Murciano del año 2000.
     
El 11 de mayo de 1982, entra a formar parte de la Real Academia Alfonso X el Sabio como académico numerario. Esta asociación, que promueve el arte y la literatura murciana, tiene como académicos a las mentes más importantes de la Región. Como herramienta para la difusión, la academia publica una revista llamada Murgetana, de la cual Sánchez Bautista forma parte del Consejo de Redacción.
     En el número 62 de esta revista aparece publicado un relato suyo de 78 páginas llamado "Una Arcadia perdida (La huerta de Murcia)" que contenía, entre otros relatos, su discurso de ingreso como académico. Podemos leer en sus páginas: Un mundo de labores, Al calor de las leyendas, Un río moribundo, Costumbres y tradiciones, 'Tuvo esta Arcadia su cultura', Vocabulario. Constituye su único relato en prosa y hace una semblanza del paisaje y las costumbres regionales.
     
También dirige y fue co-fundador de la revista de poesía Tránsito. Además se pueden encontrar publicaciones suyas en las más importantes revistas de poesía españolas e hispanoamericanas.

Francisco Sánchez y la crítica
     
En muchas ocasiones su figura ha sido comparada con la de Miguel Hernández. Ambos poetas poseen un nexo geográfico, pues Orihuela, cuna de Miguel Hernández, está muy próxima a Murcia. Pero además la temática y el objeto de sus versos se desarrolla en varios medios comunes: el campo y la huerta, la dureza que sobrelleva su población, la adaptación de los ritmos vitales a las estaciones, etc. Ambos han sido definidos como poetas sociales del medio rural.
     
La poesía de Sánchez Bautista ha sido comentada por críticos como Leopoldo de Luis, Gonzalo Sobejano, Juan Cano Ballesta, Francisco Javier Díez de Revenga, Ramón Massoliver, Antonio Gómez Alfaro, Fernando Allué y Morer, Carlos Clementson, Miguel Espinosa, Luis Jiménez Martos, Enrique Marini-Palmieri, José Antonio Postigo, Jacinto López Gorgé, José López Martínez y otros muchos.



"Por mi sangre han crecido árboles altos
y vitales acequias, densos soles,
y si muerdo la fruta me estremece
su sustancia ancestral, su dulce origen,
y me crujen los dientes y me aflora
un hilo de saliva estimulante.
No he pisado otra cosa que esta tierra
de la que Tú me hiciste, y me subyuga
su cósmica atracción irresistible.
Quiéreme un poco así, si tal me has hecho.
No desdeñes el barro que formaste
y al que infundiste aliento y le encendiste
una cálida brasa entre cenizas
que desde siempre le llamamos alma
por su eterna inquietud, ardiente, insólita."



     
Se pueden encontrar múltiples reseñas a su obra dentro de las revistas especializadas y los Suplementos Literarios.
     
Además ha sido objeto de varias tesis doctorales como Naturaleza y Paisaje en la Poesía de Sánchez Bautista, de Ana Cárceles Alemán, y Francisco Sánchez Bautista: el Poeta y su Obra, de María Luisa Díaz Martínez.
     
En 1998 apareció el libro En el Grato Caudal de lo Vivido. (Estudios sobre Francisco Sánchez Bautista). Que editaba Díez de Revenga, para compilar una serie de artículos sobre la figura de este insigne poeta murciano.
     
El 16 de abril de 2008, el Rector de la Universidad de Murcia, José Antonio Cobacho Gómez, le impuso la Insignia de Oro de la Facultad de Letras, tras la presentación del DVD-Libro Francisco Sánchez Bautista, memorias desde La Arcadia, realizado por Primitivo Pérez y José Antonio Postigo.




LÁZARO CALLA

...y se le vio cómo trataba de enderezar de nuevo
sus pasos por la vida imprecisa y vaga
Reiner María Rilke

¡OH, Lázaro, sabemos de tu muerte
y resurrección, pero no sabemos
de tu segunda muerte, de tu agonía,
tu eterna soledad entre los hombres,
qué fue de ti después de tu regreso
del reino inacabable de las sombras!
¿En qué edad de tu segunda vida
pasaste por el trance —tú, nacido
por dos veces— de tu última muerte?
¿Te volvieron a amar los tuyos? ¿Hubo
curiosos que vinieron a ti, Lázaro,
a que les explicases la experiencia
de tu vida y tu muerte? (¡Tú, el único
sorprendido por otra nueva vida,
que podías hablar de este misterio!)
¿Sonó igual tu palabra? ¿El mismo acento
persuadió a alguien? ¿Qué ser querido
volvió a tu mesa a compartir tus viandas? 

¿Te supo igual la vida? ¿Saboreaste
los ricos frutos con el mismo gusto?
¿Y tus manos, oh Lázaro, volvieron
a tactar los objetos, a temblarte
de atávica emoción en la caricia?
Hace ya dos mil años, y esta tierra
que pudriste dos veces sigue muda.
Y todos esperamos un testigo
que diga: "Yo conversé con él, tuve
su aterrante respuesta, su mirada
delatora de niebla, ante la mía".
Me abisma tu silencio y me estremece
la nada que me intuyes; y te inquiero
con la misma vehemencia que otros hombres
te instaron a que hablases, contestases
la inquietante pregunta.
                              La respuesta
¿será vana por siempre?
                              Dinos, Lázaro,
da una luz, una huella, un rastro sólo,
cómo fuiste acogido entre los hombres,
de aquello que pasó entre ti y el mundo
después de tu regreso de la Muerte. 





ELEGÍA

AHORA, padre mío,
no me llevas contigo a los frutales
de la humilde heredad, ni me señalas
el fruto arrebolado
como fuego incipiente entre las hojas
de los verdes haldares de los árboles.
Mayo llega vestido de albarillos
y moradas ciruelas. Y está el níspero,
agridulce, llenándonos la boca
de una blanda saliva estimulante.
Barroco y bien vestido está el paisaje
rumoreante de abejas y de avispas
a las puertas de junio, el deseado.
Y llega la canícula y nos dora
levemente el paisaje; pronto, octubre
acortará los días, y mis ojos
han de buscar las ácidas manzanas,
los ásperos membrillos y los dátiles,
estas tardes de otoño, cuando llega
de nuestro mar un aire húmedo y denso
con promesas de lluvias deseadas.
Con los mínimos días de noviembre
vendrán los leves pájaros del frío
buscando la tibieza de los huertos.
¿Somos sólo nosotros diferentes
por la memoria, que nos hace tristes,
y ante el tiempo que pone en nuestra sangre
una gota de muerte para siempre,
como puso en la tuya, padre mío}




VIRGILIO

Y ya las sombras más largas caen de las montañas, 
y convidan al sosiego
-Virgilio, Égloga I-

Os anuncio que ahora es un espíritu
tan leve como invicto, el que se acerca
esta tarde de otoño a visitarme
con un tierno mensaje inmarcesible
cuando el paisaje se desnuda, lento,
de su fronda caduca y enfermiza.
Noviembre es tibio como un limbo y cala
con su color de pálidos follajes
como un duelo entrañable. Lejos pían
los pájaros, y el sol último enciende
de bermellón las crestas de los montes.
Sobrecogido, indago: ¿Es que fue siempre
así de desolado este momento
en que el día agoniza acompañado
de una loca algazara pasajera?
Me abismo en inquietudes. Y mis ojos
quisieran retener la luz que huye
incendiando colinas y apagándose
más allá de los montes.
                                    Y es entonces
cuando él llega sereno y reconcilia
(maestro de dulzuras y piedades)
lo tierno, lo cordial y lo afectivo,
con la razón, origen de la duda.
Su voz de mansa selva me apacigua
y me infunde en el alma un delicado
deseo de fundirme en el misterio
cuajado de temores, cuando el véspero
de tibio resplandor mueve mis pasos
y me invita a soñar en algo hermoso,
esencial, sustancioso, indestructible,
mientras pienso en Virgilio y en sus veinte
siglos de serenísima belleza.






Se ha comparado la poesía de Sánchez Bautista con la de su antecesor Miguel Hernández. La comparación es elogiosa para Sánchez Bautista porque como se sabe Miguel Hernández alcanzó la cima máxima de la poesía enraizada en el lenguaje popular y vivo de la Huerta Murciana. Pero una nota característica de la poesía de Sánchez Bautista es el encuentrocon el paisaje agreste, y la situación del campesino ante lo rudo de su trabajo, de su abatimiento y de su pobreza humana e injusta. Así lo revelan los mismos títulos de sus obras: «Tierras de sol y de angustia», «Voz y latido», «Elegía del Sureste», «La sed y el éxodo», etc. Sus poemas nos presentan los campos murcianos habitados por campesinos que luchan para mantener su existencia en ese concreto marco.


Pardas tierras de vides, tierras secas,
de horizontes desnudos y agrias sierras,
esquilmadas tierras de sol y brega,
engendradoras de hijos y penas.
Soñaron a ser Mancha y a ser Vega,
¡ay!, y se quedaron en eso: en tierras
paridoras, dolidas, tristes, hambrientas...
¡Gredosos campos de Fortuna a Yecla,
un fantasma sediente pasa y os deja
una siembra de angustia y de miseria!
Labradores ceñudos de estas tierras,
zahoríes en lluvias y tormentas,
¡qué resignados lleváis la muerte a cuestas!

(Tierras de sol y de angustia)









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