Felipe Montes
Felipe Montes (Monterrey, 8 de septiembre de 1961) es un Poeta, novelista y cuentista mexicano. Sus creaciones literarias se integran en una sola obra titulada Monterrey.
Nació el 8 de septiembre de 1961 en Monterrey, México. En 1982 recibió el título de Ingeniero Agrónomo con especialidad en parasitología por parte del Tecnológico de Monterrey. Como trabajo de tesis presentó una investigación sobre los árboles endémicos del Noreste mexicano.
De 1989 a 1993, en un afán por «desentrañar algunos de los misterios que nos ofrecen la mente, el lenguaje y las personas», realizó estudios de posgrado en tres especialidades: Maestría en Educación con Especialidad en Psicología Cognoscitiva, Especialidad en Lingüística Aplicada, ambas en el Tecnológico de Monterrey, y Maestría en Desarrollo Organizacional en la Universidad de Monterrey.
De 2003 a 2007 completó su Doctorado en Estudios Humanísticos con Especialidad en Literatura y Discurso, en el Tecnológico de Monterrey. En su trabajo de tesis propuso una manera sistemática de clasificar las figuras literarias.
Desde 1988 hasta la actualidad ha fundado y coordinado más de cincuenta talleres de creación literaria, cuya orientación se fundamenta en la interacción entre los sentimientos de los participantes, sus formas de pensar, sus estilos y sus pasiones literarias.
Entre 1992 y 1993 fue becario del Centro de Escritores de Nuevo León.
Fue director general de ARTE AC.
De 2001 a 2009 promovió la institución de una ley de Mecenazgo para el estado de Nuevo León, misma que fue aceptada por el H. Congreso de dicho estado en diciembre de 2009.
Es profesor titular de la Cátedra de Creación Literaria del Tecnológico de Monterrey desde 2010.
Estilo
El estilo de Felipe Montes se considera poesía narrativa. En cada libro emplea diferentes tonos, los cuales se caracterizan por el empleo de metáforas, descripciones sensoriales, estructura narrativa cronológica, realismo crudo, escenarios reales y cambios de atmósfera.
En su obra literaria mantienen una fuerte presencia los elementos de la naturaleza, entre los que destacan los árboles y los vertebrados, además de seres fantásticos como demonios y ángeles.
Parte fundamental de la obra de Montes es la investigación. Por ejemplo, para la creación de sus novelas El Evangelio del Niño Fidencio (2008), El enrabiado (2003) y Yerbabuena (2013) el autor tuvo que estudiar a fondo los contextos socio-históricos de cada historia para intercalar con la ficción elementos extraídos de archivos, libros, testimonios orales y demás fuentes de investigación.
Muestra influencias de la obra poética de Federico García Lorca, César Vallejo, Vicente Huidobro, Bernardo Ortiz de Montellano, Xavier Villaurrutia, José Lezama Lima, Pablo Neruda y Rafael Alberti.
Obras
Desde el punto de vista del periodista Ricardo Harden Cooper, Felipe Montes «construye una sola obra general cuyo universo literario condensa los mitos y la vida cotidiana que coexisten y se entremezclan en su natal Monterrey y su región», por lo que su obra es una sola, dividida en grandes fragmentos que constituyen, por sí mismos, obras menores independientes. En conjunto, la totalidad de estos fragmentos conforman Monterrey, nombre de la obra completa de Montes.
Actualmente, las obras independientes que conforman Monterrey se agrupan en cinco grandes partes:
La Casa Natal
La Guerra Viva
El Campo del Dolor
Las calles
Las piedras
Sobre su producción literaria, él ha dicho: «Desde los 13 años me prometí hacer una gran obra sobre Monterrey. Primero pensé en hacerla fantástica, luego descubrí que sí había mucho que contar sobre el pasado y la realidad. A los 18 inicié una colección de libros y documentos acerca de la región con miras a crear un tejido de historias sobre la ciudad, un poema épico».
Los libros publicados hasta el momento son:
Casa Natal (poesía, 1996). Editorial El Reino.
Catedrales (poesía, 1998). Vestigios.
El Vigilante (novela, 2001). Plaza & Janés. ISBN 968-11-0462-5
El enrabiado (novela, 2003). Mondadori. ISBN 968-11-0608-3
Sólido azul (novela, 2003). CONARTE. ISBN 968-5724-11-3
El Evangelio del Niño Fidencio (novela, 2008). Editorial Acero. ISBN 9786070007071
Dolores (novela, 2009). Editorial Acero.
Yerbabuena (novela, 2013). 27 Editores.
El Evangelio del Niño Fidencio
Para componer El Evangelio del Niño Fidencio, afirma: «Hace aproximadamente doce años empecé a investigar, y desde hace cuatro años, desde el 2003, cuando acabé con "El enrabiado", le estoy dando muy en serio a su escritura, pero ha crecido a 1500 páginas, ha disminuido a 800, y tengo ahorita algunas otras crisis; pero para efectos de trabajo la dividí en cinco partes, en cinco volúmenes».
Originalmente, El Evangelio del Niño Fidencio se presentaría en Espinazo, Nuevo León, México, el 17 de octubre de 2008, con motivo del aniversario número 82 del nacimiento “espiritual” del curandero. Sin embargo, Ramón Ariel González López, hijo de doña Fabiola López de la Fuente, la dirigente de la Iglesia Fidencista Cristiana, impidió que el evento se llevara a cabo debido a inconformidades de la asociación religiosa con pasajes de la obra.
Los principales desacuerdos por parte de los líderes de la Iglesia Fidencista Cristiana iban encaminadas al uso de nombres reales de los familiares de Enrique López de la Fuente, quien adoptó a Fidencio como su hijo, así como el uso de recursos literarios en la narración. Uno de los pasajes mencionados por González López, el cual consideró como una «ofensa», es el del nacimiento del Niño Fidencio, en el que se menciona que en su vientre, la madre espiritual sintió «un Pedazo De Carne, un Pez, un Gato, un Lechón».
Los representantes de la organización religiosa acordaron someter a revisión el texto de Montes para hacer las correcciones que consideraban pertinentes. Por su parte, el autor consideró mantener la edición original para todo el público y editar una versión especial para la Iglesia Fidencista. A la fecha no se ha editado la versión aprobada por el grupo religioso.
A pesar del desacuerdo entre ambas partes, El Evangelio del Niño Fidencio se presentó oficialmente durante la Feria Internacional del Libro Monterrey 2008, el domingo 19 de octubre, al cumplirse 70 años del fallecimiento del taumaturgo.
Fragmento de Yerbabuena
Aquí vienen, de la manita, Los Niños Eleazar y Magdalena, Cabellos Lacios
Pardos y Rubios Enlazados bajo la brisa de esta calle negra de lupanares
y cantinas.
Y le tienden Las Otras Dos Manitas a quienes ahí yerran.
Y acá, contra este muro, orina ese borracho de zapatos negros goteados.
Y por allí caminan Los Dos Cuatitos Solís.
Y ahí viene un borracho con el pantalón abierto, con la mano en los
genitales.
Y aquí vienen los Solís.
Y extiende Magdalena Su Mano, y el borracho la toma y se la acerca
al pene. Y se soba con Ella. Y Magdalena jala Su Mano, y el borracho
más se soba.
Y La Niña mira ese pene con Sus Dos Ojos De Flores.
Y una miel le llena a La Niña La Blanca Mano Abierta.
Y el borracho deposita una moneda sobre esa jalea de La Mano Abierta.
Y los Dos Solís Se alejan.
Arriba sangra el crepúsculo.
Magdalena Se levanta. Se come una tortilla.
¿Y tú?
Vámonos.
Y Su Madre aquí Se queda dormida, parada ante la ventana, con Los
Ojos Bien Abiertos. Mastica un bocado de relleno del colchón.
Pinches Niños Putos.
Y Le escupe a Magdalena.
Y Su Raquítico Hermano Eleazar La jala para la calle.
Aquí viene Eleazar de La Mano con Su Hermana Magdalena.
Ahí van: Dos Niñitas En La Calle, entre esos postes de madera que
Los escoltan.
Pasa arriba una lechuza; Magdalena la mira.
Lechuza.
Mire, señor: Mi Hermana.
Y moneda.
Dos nubes se acomodan allá arriba: esa flota sobre el cerro Del Pilón con
su congestión de resplandores; la otra se le arrima al costado.
Acá abajo, en La Yerbabuena, Andrés Palomares corta leña con su
burro a un lado.
Chas chas chas.
Chas chas chas.
Corta leña Andrés Palomares.
Chas chas chas.
Chas chas chas.
Y carga de leña al burro.
Y estas hijas del abuelo viento y la abuela agua se acercan.
Y viene ésta y se acerca se acerca, y choca contra la otra.
Y las dos nubes se aguantan allá arriba.
Las nubes avanzan entre blandos golpes de vapor.
Esa abraza a la otra, y chispea.
Y crece en su panza gris esa congestión.
Y en el aire se suelta la llovizna.
La otra le tuerce el vientre.
Y defeca un largo rayo sobre Andrés Palomares.
Y le cae a Andrés ese rayo; lo alcanza el fulgor de esa centella, chico
resplandor y un calorón que le tatema los pies y lo avienta.
Se hunde el trueno en su cabello y saca la vuelta a su oreja.
Y alcanza al burro.
Y aquí extiende a Andrés, magullado.
Aquí lo deja, oscurecido.
Y allá queda el burro.
Fulminado.
Y aquella señora se baña en el río Pilón. Y sale, y le viene un viento
fresco. Y camina a su casa, y le pegan unas calenturas. Y sus piernas se
quedan así: trapos.
A Ezequiel Varela lo arrastra esa mula por todo aquel potrero de La
Yerbabuena. Se detiene; él se levanta, se sacude la tierra. Y se mete a su
casa.
Allá, en Gatos Güeros, el esposo de esa señora tiene una vieja, y esa
vieja le pone, a la señora, un mal en un plato de frijoles.
Y el esposo de esa otra señora de Magueyes se le va.
Y, en su casita de La Yerbabuena, la hija de aquella señora da a luz a
su bebé, y está delicada. Y llega su señor, y ve al bebé y lo carga, y lo pone
a un lado. El hombre se acerca a su esposa, le alza la sábana y la penetra.
Ella llora. Él le mete otra vez su pedazo de carne.
Aquella señora se come esos frijoles y le salen cabellos de la boca. Y Se
le atoran en el gaznate. Y Se pone morada. Con Sus Pelos.
Y la señora abandonada y sus niñas comen chile.
Abre Andrés ambos ojos; se cala muy lastimado.
Tiene los pies dormidos.
Ahí está su burro difunto.
Chamuscado.
Andrés se incorpora, camina. Las dos nubes se marchan.
Y a Andrés se le queda ardiendo dentro ese fuego.
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