Alicia Fontecilla Aravena
Nacida el 5 Febrero 1960 en Santiago de Chile.
Ha participado activamente en “Letras Kiltras”, y en la antología de poesía y cuento “Caleidoscopios Nómadas” (2011). Participó también en la antología “Fantasía Circense” (2012), que se publicó en Puerto Rico. Obtuvo el tercer lugar del concurso de cuento corto, “Cuéntate Algo”, de Biblioteca Viva, con la historia “Puesta en Escena”.
Ha publicado dos libros virtuales “Piedras contra el Muro”, de Editorial Alebrijes (2011), y “Esta Otra que me Habita” (2012), de editorial Aire Libro. Con esta misma editorial publico el microlibro de poesía, “Como un Ángel Inexacto” (2013), y con Editorial Segismundo,“Sueño con Palabras” (2013).
LA MUJER COSA
Bellísima, la mujer cosa
camina agitando las nalgas
surcando las miradas
con los veleros de sus pechos
desafiantes
suplicantes
El rostro se le diluye en el altar
en donde su dignidad se entrega
al mejor postor
entre un partido de fútbol y otro
entre las noticias y la teleserie nocturna
Nadie recuerda a la mujer cosa
es una entre miles
a nadie le importa su nombre
el color de sus ojos
el aroma de su pelo
Da lo mismo si vive o si muere
seguirán naciendo a montones
cosificadas desde la cuna
cegadas por el brillo engañoso
de la publicidad que las devora
y luego escupe las sobras
en el olvido.
PORQUE RESUCITAR ES INEVITABLE
Pienso en la palabra y su sangre
en el estertor de lo posible
pienso en un rostro
batallando tras las sombras
y la distancia
roto mil veces
como el espejo en que ahogabas
algunos atardeceres de infamia
Vuelvo a pensar en la palabra
en la tuya, en la mía
en la que nace irremediable
abriéndose paso por los labios apretados
por entre los dedos empuñando
un vaso de vino, una cruz
un corazón recalcitrante
Pienso que ya está bueno
ya es tiempo , llegó la hora
-presta atención-
no lo voy a volver a repetir.
PROMESAS
Deja que te hable con ternura
hombre-oso, gigante de las cavernas
bestia primigenia
Hunde tu cabeza en mi pecho
arráncame el corazón a dentelladas
te acunaré entre mis brazos
como si nacieras en este instante
sólo para mí
Olvidaremos las tormentas ancestrales
los repetidos errores del destino
los susurros febriles del pasado
seremos felices, lo prometo
mientras dure este intenso
traqueteo de los huesos
lo seremos.
EL SILENCIO DE LOS AMANTES
Otra vez el silencio
el delgado y pálido silencio
cayendo como un manto translúcido
sobre los labios de los amantes
¿Cómo? -me pregunto- ¿encontrarán nuevamente
el camino a casa?
¿qué será de sus pieles?
¿qué será de sus besos?
¿Qué será del infinito recorrido de sus ojos
por las calles desiertas?
Cavan las palabras sus pequeñas tumbas
mueren en ellas los amantes
la nostalgia les cierra los ojos.
Creciente
Montaña arriba
me interrogas desde la luz que cae sobre los ojos
el cabello al viento
el borde de tus labios me atrae hasta el vórtice
no sé si saldré viva
de este deslizarme a dos voces por tu cuello tibio
en caída libre
en laderas blancas y cerros vas fijando lentamente
mi piel en tu piel
de tu garganta emergen melodías distintas, algo nace,
algo en el aire
Díscolo (Singing in the Rain)
A lo lejos rueda un corazón encabritado
bajo la música súbita de la lluvia en el páramo
noche fría que invita a las caricias de una moza
las palabras son risas, puentes y promesas
y el futuro, un lienzo en blanco, letra ignota
de melodía interpretada a cuatro manos
Paso a paso
En mí encuentras la suma de todos los espejos
la mano ciega que tantea la oscuridad
el zorzal perdido que golpea la ventana de tu noche
no hay agujeros negros ni muertes violentas
sólo estar y ser entre fuegos multicolores
y unos pies menudos dejando huellas en tu cama
Plenilunio
En ti
A solas muerdo los cristales del silencio
y el agua tibia de tu presencia me inunda
en ríos desbordados me deslizo hacia el futuro
me empuja la brisa ligera de la primavera
a nadie doy explicaciones, me elijo en ti
Retrato hablado
tan cerca
tan grande
tan certero
tan poema
tan palabra
tan espejo
tan mano
tan beso
tan noche derramada en mi cuello
tan caricia atravesada en tu garganta
tan deseo acumulado en la sangre
tan mío, tan tuyo, tan lejos
Entretiempo
Apúntame un poema a la sien
dame de beber la cicuta de esa estrofa
mátame a verso lento, a rima suave
declama cada uno de tus portentosos dedos
sacándome a metáforas la ropa
Deliberada
Juegas a torcer la cadena dura del destino
las curvas rotas de tu historia
acentuando delicadas fintas en rebeldía
el rictus decidido de la boca
la mirada ávida que enroscas a mi cintura
los latidos de tu apremio
Me detengo y acaricio cada pensamiento tuyo
la línea grafito del mentón
Vuelve a mí la palabra, el sabor ignoto de tu boca
In Situ
Persisto en la ruta de tus labios,
tozudamente, con la perseverancia
de los ahogados de tierra firme,
muerta hace tres meses en tus ojos de agua clara,
con la sonrisa que me abandona en
este invierno dormido de tus manos,
perdido de las mías, siguiendo la huella de tu piel,
vibrando esquiva en las figuritas del destino,
esas que me llevan, una y otra vez, hacia ti
esperándome en el sol de injusticia de este
mediodía que ya llega, vida mía.
Menguante
La continuidad de la luna
abro las manos empuñadas y desde mis dedos escapa un nombre
se aleja dejando leves rastros de tinta en negritas y cursivas
una única lágrima se arrastra rodando penosamente tras las letras
a lo lejos la luna brillante y redonda me observa indiferente
otros rostros le sonríen con bobalicona y ciega admiración
nada saben de las paredes cerradas en los extremos del mundo
ni de las voces secas susurrando adioses en cada puesta de sol
El vacío de tu nombre
Discurro por estos caminos y me encuentro con puertas cerradas,
es mi mente la que me empuja por extravíos incongruentes,
sueños que atraviesan periplos de realidades, es como si no despertara
nunca del todo, como si mis palabras recorrieran tubos y alambradas,
como si encontrara partes de tu cuerpo diseminado en rocas puntiagudas,
y el olor del océano lo invadiera todo, incluso la forma como empujo las mejillas
cuando le doy espacio a la lengua, el aire entremedio, y esa sensación dulzona
que me deja el vacío de tu nombre en las sílabas que pierdo en el día a día
En el azul de tus tiempos
Tiempos de esperas y palabras que se enredan en imágenes
concentradas y líquidas deslizándose por tu espalda, con el recuerdo
de momentos grabados a fuego en el añil de tu sonrisa abierta, en las
manos que te abrigan y te susurran invitaciones sutiles, palomas bajando
en picada a recoger las migas de mi corazón cortado en trozos, una y otra
vez, por la cuchilla afilada de tu pupila, afirmándose como náufraga de otros
mares en el borde de mi respiración agitada, en la energía infatigable que
te empuja en vaivenes, y te espera, vida mía, mientras cuento los latidos
que me acercan a tus cielos dulces e iluminados de caricias que te buscan
y no te encuentran en estos días azules y grises que me separan de ti
A la deriva
Existe en la fría ternura de la cerveza
en la neblina leve de su espuma
lágrimas doradas, dolores perdidos
Manos que se aferran a un vaso
mientras el alma se agita náufraga
entre los restos de tanto desengaño,
navíos rotos de penas y abandonos
amores ahogados en adioses tristes
Anocheceres
Luna plateada / luz detenida en la caricia /
verbo pronunciado en la ausencia /
ilusión de soles perdidos /
Enroscado en sí mismo el calor no llega / no alcanza /
no fluye de los labios apretados /
las manos cerradas /
El alma aterida empuja los bordes del cardios /
interroga pulmones / se asoma a los ojos /
se asfixia en la sangre /
Luna negra
Letanía furtiva
Permita que me lamente, así, triste
a lo lejos, tropezando en las distancias
en ese ojo que cae un poco torcido,
interrogando otros labios enraizados en los míos
Permita que le llore mucho, a raudales
a ríos caudalosos, a juegos de manos
a tríos y cuartetos
a sonatas y conciertos
Y en el olvido en que me sumerge
permita que le susurre,
que mi aliento a mandarinas lo despierte por la noche
tiritando de frío, de miedos, de caricias fúnebres
preguntándose, una y otra vez, por qué carajos
me dejó partir.
Palomerías
Allá va de sombras, intensa, intensa
se mira al espejo fría, fría, fría
hielo fragmentado en el aire
quebrada el ala, el alma rota
atravesado el güergüero de amores
rojo ropaje de rosas nocturnas
risas acuchilladas a mansalva
Vuela pájara triste, triste, triste
reparte tus plumas, aléjate
muérete pronto en tus cielos grises
No persigas mis sincronías de olvido
con tu agobiante cucurruteo eterno
ya no te quiero, ya no te quiero, ya no
En el rigor
Los días a veces se arrastran parricidas por las calles
los nombres de las cosas se olvidan
(en el miedo del alzhéimer)
no se entiende este frío que sube por los brazos en primavera
nada cambia -dime tú- tanta cosa y el mismo reflejo
sostenido entre tus manos
(que tiritan de pavor al párkinson)
y en medio de todo -pienso yo- tantas ganas tengo de soltarte
de olvidarte en el aburrimiento de las tardes que no mueren
en la respiración sostenida y sibilante del corazón que late
asfixiado en el humo de la nicotina asesina
que te espera volteando una esquina cualquiera
(el enfisema que te aterra)
y tú -de nuevo tú- adormilado en una silla bajo las sombras
soñando con cuerdas enroscadas a tu cuello
Epitafio
y aquí soy, ya lo ves, de nuevo, alimentándome de palabras
las tuyas, las de otros, hinchándome de ellas, como una esponja,
un pez globo cubierto de espejos, observando una imagen que
se repite infinitamente, saltando de reflejo en reflejo, sin pausa,
sin vida, muerta en acción, o inactiva, y yo, nuevamente, estoy
cuidando el arco, elevando los brazos, tomándome el pulso a dos
manos, vertiendo el corazón sobre la arena, pensando en tanto,
tanto tiempo perdido, tantos miedos, toda la piel que se escapó
del deseo mutuo, insatisfecho ayer, hoy y siempre, porque lo que
no se vivió ya está podrido: una vez que señalo esa línea
divisoria entre el antes y el después. Y no puedo, bien lo sabes
no puedo, nunca pude, retornar a la sangre y mirar hacia atrás.
Inapelable
Renuncio en el más absoluto negro
sin una variante gris de arrepentimientos
(en una noche sin luna ni estrellas
no hay espacio para arcoíris dobles
ni para soles triples levantándose por el norte
en algún otro planeta lejano, fantasmagórico
donde el aire espeso y negro
circula por calles desnudas y negras
ahuyentando extraños insectos negros
que devoran el alma dolida y negra)
Novilunio
En movimiento
Abre el olvido una grieta en la tierra
invisible a la vista, en lo cotidiano, las risas
surgen los días, ráfagas de viento arrasando la piel
las yemas de los dedos registran el tacto
la rugosidad, el error, el susurro urgente de la sangre
ríos de aguas frías, prisioneros de tiempos idos
Una mano tiembla su recuerdo contra el pecho
se escucha el sonido entre hojas secas, avanza una estación
flores ansiosas pugnan por abrir su paleta de alegrías
la esperanza crece verde de raíces inquietas
el libro del destino brotando una página nueva
Terça y Cuarta
Estoy en el aquí y en el ahora
unos ojos secretos me hablan
¿qué palabras se asoman
en este hueco de la historia?
todo se disuelve, nada es exacto
excepto las piedras que brotan
que se repiten, que evito
Aunque no hay primera sin segunda,
ni segunda sin tercera –dicen
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