Alejandra Lerma
Alejandra Lerma, Cali, Colombia 1991. Estudiante de comunicación social y periodismo en la Universidad del Valle. Le gustan las montañas y el helado de macadamia. Su poeta más querida es Wislawa Szymborska. 23 años en el planeta y 11 años en el universo poético. De signo leo y sangre de tinta.
Ha participado en diferentes espacios de lectura de poesía tanto en la ciudad de Cali como en otros municipios de Colombia (Caicedonia, Jamundí, Manizales, Popayán, Roldanillo, Riosucio , Quindio y Palmira); a nivel internacional fue invitada al Encuentro de mujeres poetas en Oaxaca, México; a lecturas de poesía en Ecuador, y al encuentro la poesía se eleva en Tacabamba, Perú.
Finalista en varios certámenes y concursos de este género. Sus poemas han sido publicados en una Antología individual El Lenguaje de Mi Alma (2008) y en obras colectivas como la Revista Fundación Plenilunio, la revista Clave, la Antología Poética Amores Urbanos (2011) y la Antología Trébol de cuatro hojas (2014).
En el II Concurso Municipal de Poesía “Luis Alfonso Castrillón”, en Restrepo (Valle, 2005) ocupó el segundo puesto, al igual que en los concursos: III Concurso Departamental de Poesía “Casa de La Cultura” (Jamundí, 2008); XVIII Concurso de Poesía Edición Embalaje del Museo Rayo (Roldanillo, 2008); Concurso de Poesía Red de Bibliotecas Comunitarias de Cali, 2009, y en el II Concurso de poesía Ciudad de Palmira, ocupo el primer puesto (2014).
Ganadora de la Beca de Estímulos 2015 del Fondo mixto de cultura y la Secretaría de Cali, para publicar su libro Oscuridad en Luz Alta.
HANNA
No sé quién la sostuvo, no estuve para alzarla.
No sé quién calmó su llanto ni su sangre
mis manos dormían lejos.
No sé qué ráfaga paso por su memoria mientras entraba el puñal.
No sé a cuál oración se aferró cuando desgarraban su vagina.
Mi cuerpo estaba ileso y abrigado.
No sé cuántas cicatrices se cerraron sobre su alma y dejaron
adentro los atisbos del amor.
Sólo puedo oír su silencio
hondo
como un mar antiguo,
un oleaje de sal y de gritos.
No sé cuál fue la luz que le cubrió la cara cuando la encontraron.
No sé cómo se veían sus pies después de un siglo de oscuridad.
No sé cuál fue su primera palabra después de la vergüenza.
No sé cómo pedirle perdón por la hermosa vida que he tenido
lejos de ella y de su espanto.
No sé cómo hilas las palabras para que sepa que comprendo todo
aunque no haya vivido nada.
No sé cómo invitarla a mi casa
no conozco su nombre
ni el color de su país
sólo quiero acunarla y cubrir con mi boca cada herida latente
que sepa que soy su madre, su hermana, su amante, su hija, su amiga
que sepa que de este lado no hay bando enemigo
que nadie va a saquearla
que nadie pasará por encima de su belleza
que nadie quemará su cuerpo ni sus ojos
que sepa que puedo envolver todo el amor que me contiene y
entregárselo tibio para su pecho hueco.
No sé cómo decirle que no está sola.
TU NOMBRE
Tejí tu nombre
Tomé cada letra lentamente
colocándola al lado de la otra
con todo el cuidado
que el amor reprocha
Tejí tu nombre y no llovía,
necesité lágrimas
para darle de beber
a la curva de la U
Y seguí enhebrando
con música en los dedos
y agujas blancas que arrojó la mañana
Pero en la hora oscura
se terminó la madeja,
sólo quedaron
las vocales rotas en el suelo
Y un eco infinito que aun retumba
en los espejos de mi memoria
DESPUÉS
Después de llorarlo todo
de la tierra en el rostro
de abandonar el café y el insomnio
de olvidar los epitafios,
los subterfugios en cápsulas
Después de nombrarte sin rabia
ni anhelo, ni maravilla,
de nombrarte con nada, con las letras huecas
de tu nombre
Después del tacto sin reptiles
del abandono en mis brazos
de la desnudez blanca de tus manos
Después de renunciar a tu cuerpo
y claro al mío
Después… queda esta calma gris:
la aceptación de la próxima muerte
ROSTRO DE AGUA
Me gusta mi rostro después del llanto
No miente
Son mis ojos, mi boca, mis mejillas
Todo, bajo la desnudez del agua
La lluvia se lleva las máscaras con que lo cubro, las rompe, se las traga como el mar
Mi cara es una ciudad luego de una tempestad profunda, sin sobrevivientes, ni sangre
Nunca es tan sincero mi rostro como después del llanto
Cuando me río, oculto
Cuando me callo, oculto
Cuando grito, oculto
Tiene que venir el diluvio, los truenos, las olas furiosas, los reptiles siniestros que duermen bajo la arena… Tiene que pasar el mundo, el cielo y el suelo entre mis pestañas….
Para quedar ilesa
TENGO UNA CICATRIZ
Me la han hecho con un hacha sobre la espalda y el recuerdo
Miento, es cicatriz de bala, encontrada por mi cuerpo
¿Alguien la habrá perdido?
No sé a quién regresarla
Pero no es de bala mi cicatriz, es de vidrio
Un ebrio me ha cortado las entrañas
Parece de colmillos mi marca
Como si un lobo furioso hubiera mordido un pensamiento
Sigo mintiendo, la cicatriz es de boca,
de amante desesperado y fugitivo
Pero no, esta señal es de ausencia,
la huella de no ser tocada
Tengo una marca de vientre oscuro
De llanto, de ternura, de placenta dormida…
Todo es una mentira
No tengo cicatrices,
sigo siendo herida abierta…
Volar en rojo
Me visten los reflejos de vitrinas cristalinas con luces de quirófano y de fiesta
Me aplauden las sonrisas hambrientas, las manos pesadas de mentira
Arden las calles bajo los pasos incendiados de mi vanidad
Me bautizan los cuerpos con seda y presunción
Soy una adicta a las ilusiones en capsulas, a la noche-vértigo, a la abundancia putrefacta del banquete del mundo
Abro mis poros a la piel plateada y sucia de la ciudad
Recorro los límites del asfalto, cuidando de mis tacones.[correr descalza es un privilegio olvidado]
Suelto mi cabello y recojo mis pensamientos, los anudo fuerte para que una ventisca no los estruje contra el rostro de algún muerto [aunque nadie resucite]
Camino erguida y sonrío [a pesar de mis colmillos de loba] finjo la ebriedad de risas y satisfacción [en un orgasmo solitario]
Pero quiero abrirme como una mariposa al sol, dejar caer el maquillaje de los días, las alhajas nocturnas, sentirme extraña y hermosa como una giraluna, romper los espejos, reacomodar mis huesos, alimentar mi carne, saciarme, morder, aullar, mojarme en lodo, regresar al útero, nacerme.
Reencarnar en esa que me habla entre paréntesis, que me patea las entrañas cuando no quiero escucharla, esa que está libre, salvaje, como una niña de estrellas, con las rodillas raspadas de infancia, esa que detesta los zapatos altos y me calienta la sangre. Quiero vestirme de ella y quedar desnuda de todo suicidio, de toda cadena.
Invocar mi carcajada, mi trueno, mi brebaje de vida, vomitar los maleficios que yo misma he preparado y vivirme sobre mi propio cuerpo, no ser más maniquí, lanzarme al abismo de lo inesperado con las alas rojas de fuego para pintar el cielo con el incendio de mi nombre.
Cuento con palabras
A veces camino por la calle y voy recogiendo palabras que la gente tira,
Palabras sucias y hambrientas que dejan abandonas en las esquinas,
Palabras solas y tristes que lloran en los asientos dañados de los buses,
Palabras que nadie escucha, que no fueron dichas o se olvidaron,
Palabras que se iban de fiesta y se les perdió el vestido,
Palabras niñas, palabras noche, palabras de cemento, palabras turbias, palabras agónicas.
Cuando llego a casa las limpio despacito para no lastimarlas, voy sacándolas una a una de la bolsa tornasol en que las recojo, les cambio los colores, las abrazo, les doy un poco de vino o de té [según la edad de las palabras], les presto mi hombro para que lloren y me cuente su historia monosílaba, luego cuando se cansan de pronunciarse, las meto en un libro abrigadito, donde descansan un par de horas.
A media noche, que es el tiempo de los brujos, donde invoco la inspiración y hago el amor con las musas, se despiertan las palabras, y dejan de ser simples palabras para convertirse en mis palabras; entonces las mojo en tinta y voy tejiendo una historia que bien podría ser esta.
FUTURO IMPERFECTO
¿ Cómo será el rostro de mi padre cuando muera?
¿ Compraré azucenas o me quedaré inmóvil mirando los floreros vacíos?
¿ qué tamaño tomará mi corazón al darse cuenta?
¿ llevaré zapatos altos al entierro?
¿ En el hombro de quién recostaré mi cabeza?
¿ Discutiré con mamá la frase del obituario?
¿ Mamá estará todavía?
¿ Mi hermana llorará junto a mí o se encerrará en su rostro?
¿ Cuál frase guardará mi memoria, olvidaré su malgenio, pondré en un pedestal sus cinco virtudes?
¿ Podrá recordarme él a donde vaya, me llevará en su angustia o en su sueño?
¿ Cuantos días me vestiré de negro?
¿ Aullaré de remordimiento por lo que callé o por todo lo qué le dije?
¿ Será el silencio de la tierra o el crepitar del fuego lo último que escuche?
¿ Guardaré la sortija de su dedo anular o evitaré sus cosas, como si fueran tristes?
¿ Descubriré una noche que lo estoy olvidando?
¿ Abriré mis heridas, me obligaré a gritar, dudaré de mi amor?
La incerteza es lo cierto
Me hago estas preguntas en una mañana cualquiera
mientras papá sirve un tazón de aguapanela humeante
y me mira escribir
sin saber lo que pienso.
POEMA A MI HERMANO MUERTO
Los muertos no crecen
son memoria detenida
Tendría 16 años
si contara con relojes esta ausencia
pero aún tiene 2
sigue con las manos sucias
No recuerdo las palabras
inventadas por su lengua pequeña
Ni el olor exacto de su pelo dormido
no recuerdo
porque la infancia es neblina
Pero tengo una idea muy pulida de él
ajustada a mis propios amores
y abismos
Llevo una tumba conmigo
un ataúd diminuto atado al pecho
Agradezco su muerte
me arrojó ante la vida
me mostró el otro lado del jardín
y de la risa
Me enseñó que algo arde
que algo sangra
que algo jamás va a curarse
Aprendí que el dolor
no sólo esta en las rodillas raspadas
y en los globos que revientan en el cielo.
De Precisiones sobre la incerteza
II lugar Premio internacional de poesía Tomar Vargas Osorio, 2016
El silencio en nuestro verbo
Hemos nacido en silencio
el silencio en nuestro verbo
construimos el lenguaje por temor
y vamos tropezando tristemente
entre palabras
que hace mucho no nos dicen nada.
Mucho más que la vida
A Juan Manuel Roca, que me acompañó a pastorear demonios
Existo mucho más en mis poemas
que en mi vida
Cuando escribo pastoreo los demonios que me pueblan
dejo que se alimenten del agua de la noche
Hablo el idioma de mis fantasmas
los traduzco
para que sean amigos
Escucho con total claridad lo que dicen los muertos
y al verme sonreír abren los ojos
En mi poemas
desvanezco la angustia
construyo espejos para el alma
aprendo a ver de nuevo
Navego el llanto
naufrago en el centro de la calma
cambio lo turbio por viento
Cuando escribo detengo cualquier guerra
comprendo el odio
enaltezco lo terrible
perdono a Dios
Dejo que llueva por siglos
transformo mi sexo
ofrendo mi dolor a la luz
amo lo humano
Confieso todos los miedos
dejo que la bruma me circunde
abro mi pecho al sol
atravieso el pensamiento
hago que mi mundo sea otro
me conozco como nunca
vivo más allá de la vida.
Y si la Muerte
¿Y si la muerte no es más que ir vagando
arrastrado la imagen de este cuerpo
sintiendo las angustias
los dilemas
todo lo que en la vida nos dolió?
¿Y si la muerte no es más que sombra y rabia
un silencio feroz que nunca cesa
un estar todos juntos y distantes
sin podernos tocar sin abrazarnos?
¿Y si la muerte no es tan desconocida y se parece al rostro de mi madre cuando llora?
Y si la muerte no va a volvernos sabios
ni apacibles
ni locuaces
seguiremos cargando la misma estupidez
el odio
la amargura
Si ese paisaje hermoso
poblado de vestidos blancos
no existe más que en cuentos
¿qué haremos de la muerte, dónde la encontraremos, cómo esperar por ella?
¿Y si la muerte es lo mismo que la vida?
Retrato de mi abuela
Mi abuela vive en lo oscuro
pasa horas infinitas mirando al techo
dice que le duele el dolor
arrastra sus temblores junto a la silla de ruedas
a veces se olvida de su nombre
Sus manos se agitan al comer
recuerdo que una vez me alimentó
que me limpió la boca
y me enseñó palabras
todo lo hizo muy firme
estuvo viva para que yo viviera
No soy buena cuidándola
me asusta su tristeza
Temo envejecer con tanta angustia
mirarme en un reflejo
verme como ella
preguntarme dónde están mis hijos
y no poder llorar de la vergüenza
Marina
nunca ha visto el mar
siempre evitó los viajes y el amor
se fue quedando muda
cansada de escucharse
entre la soledad de las pastillas
La miro desde lejos
como a una extraña
se mece entre sus dedos la camándula
el olor de lo que muere la corroe
No comprendo la inclinación de la balanza
quién le ofrendó su peso
cuándo vendrán por ella
dónde guardaron
bajo llave
su alegría.
Lo único importante es elegir si me quedo
cualquier otra decisión se hace pequeña, tonta
Debo medir el peso entre las manos
quedarme con las noches de profunda luz
o cerrar las cortinas para siempre
Debo elegir
si amar
o perpetuarme en un recuerdo
vago, transitorio
como toda memoria
Quedarme y asumir la lluvia
no quejarme de los zapatos huecos
agradecer el agua
Lo único importante es elegir si me quedo
si me abrazo a mi cuerpo
y me contengo a mí misma
como un dique
Si no me dejo caer
o miro desde el suelo
como crece la hierba
y tal vez sonrío
Debo leer las cartas sin los párpados cerrados
sin los dedos tan filosos
y la lengua tan herida
Debo elegir
cuántos dolores aún me caben
cuántos necesitan desalojo
Cubrir los espejos
mirarme a oscuras
como mira la muerte
Debo elegir
pero no quiero
no me viene en gana
decidir mi destino
jugar a que soy dios y me doy vida
jugar a que soy dios y me la quito.
A propósito de Wislawa
Leo a Wislawa en una panadería sucia
el olor a pan recalentado y agrio se adhiere al mantel de plástico
intento que mi libro no se manche
que no se entere del lugar inapropiado al que lo llevo
Pienso que Cali está muy lejos de Polonia
lejos de la nieve y la guerra
Aquí también hay sangre
muerte como moscas
pero los cuerpos caen entre el verano
sin término
que padecemos
y celebramos
Polonia no existe
esta más allá de cualquier imaginación de provincia
en las escuelas públicas el profesor de historia siempre se enferma
nadie reconoce continentes
los salones se pueblan de revistas pornográficas
oídos atentos al timbre de salida
Wislawa tampoco sabe que yo existo
que transito sus letras como aferrada a un paraguas
bajo el agua estruendosa
que me llevo sus poemas a la cama
desayuno sus trenes fúnebres
meriendo su filosofía extraña
su claro pensamiento nocturno
su obsesión con la vida que se muere
No tiene por qué saber de mi existencia
tan pequeña y lejana
tan débil y luminosa
como cualquier luciérnaga
Le pido perdón en la distancia
por maltratar sus hojas
por leerlas en cualquier sitio
a cualquier hora
y no en una ceremonia celeste
como merece su tinta
Ya sabrá comprender ella y su ojo agudo
que en este pobre lugar no existe ni Polonia
ni tiempo para leer un gran poema
como es debido.
Hemos tardado mucho en construirnos
Hemos tardado mucho en construirnos
los derrumbes, por el contrario, son instantáneos
Siglos sobre eternidades para que existan las ciudades
años de resistencia para dar forma al amor
y sólo se requiere un pequeño segundo
menos
una milésima
y todo habrá acabado
No valdrán oraciones
ni llantos hondos
la esperanza es un traje raído
Quedaremos igual que en el principio
desnudos
sangrantes
desposeídos de todo
creyendo que el vacío es la carga más pesada de llevar.
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