MARCOS KONDER REIS
(1922-2001)
Marcos José Konder Reis nació en Itajaí, Santa Catarina, Brasil el 15 de diciembre de 1922, se trasladó a Río de Janeiro en 1938. En 1944 publicó su primer libro Tempo e Milagre. Le siguieron: David, 1946; Apocalipse, 1946; Menino -de Luto, 1947; O Templo da Estrêla, 1948; Praia Brava, 1950; A Herança, 1952; Muro Amarelo, 1966; Armadura de Amor, 1966 e O Caminho das Pandorgas, 1972. Os últimos livros que publicou foram O Vagabundo Iluminado, em 1986, Brasil Quando José, 1988 e Três Partituras, 1988.
Las crónicas del libro "O Caminho das Pandorgas" le valió el Premio de literatura Golden Dolphin.
Perteneció a la Generación del 45, al lado de Paulo Mendes Campos, Ledo Ivo y João Cabral de Melo Neto. Murió en Río de Janeiro, el 11 de septiembre de 2001, día del ataque a las torres gemelas del World Trade Center en Nueva York.
Traducciones de Margarito Cuéllar y Ángel Alonso
Mapa
Al norte, la torre clara, la plaza, el eterno encuentro,
La confidencia muda con tu rostro hasta siempre.
Al este, el mar, el verde, la ola, la espuma,
Ese fantasma lejano, barco y bruma,
Los muelles para la partida definitiva
A una distancia recorrida en sueños:
Perfume de lejanía, ciudad santa.
Al oeste, la casa grande, el pasillo, la cama:
Ese cariño intenso del baño y el silencio.
La tierra al oeste, esa ternura de pianos y ventanas abiertas
A la calle que cruzabas, el abanico de balcones: la montaña,
el cementerio, las glicinas.
Al sur, el amor, toda la esperanza, el circo, la cometa, las nubes:
esse tendal del viento.
En el sur iluminado el pensamiento en el sueño en que te sueño.
En el sur, la playa, el aliento, ese atalaya hacia tu país
Mapa azul de la infancia:
El jardín de rosas y misterio: el espejo.
El nunca más allá del muro, el nunca más allá del sueño
Y las avenidas que recorro aclamado y feliz.
Antes el sol en su rayo más nuevo,
El despertar cotidiano para el ensayo del cielo,
Blanco y negro y girando: golondrina y terral.
Después la noche de cristal y fría,
La noche de las estrellas y de los súbitos acordeones lejanos,
Vértigo de esperanzas: esa mezcla de besos y de danzas por la calle
En una eterna llegada al condado del Amor.
Parámetro
Una tarde amarilla noroeste
modo nuestro de amar recordando el camino,
que pasa siempre al este
de una tarde asombrada,
de una tarde amarilla soterrada
en una caja de duraznos, madura,
una ventana madura de banderas abiertas
hacia el mar, y frías;
encarcelada por lo verdoso de los duraznos
y el azúcar cristalizado sobre la pulpa
de los verdes cosechados en la granja. Septiembre.
Ah, septiembre, septiembre
esa muchacha y tus jardines sobre la cabeza
castaña y rizada, en una tarde amarilla
de barcos entrando en la barra, de campanas
tañendo, que reconozco de otra época,
del asombro de otras torres, de otra tarde asombrada,
que atabas en el invierno aunque fuera de octubre:
ese muchacho que atraviesa el bosque de duraznos
de una tarde amarilla,
como si clavase la fantasía de una lanza
en el rostro de la palabra genial
y su ramo de rosas, su neblina.
ANTOLOGÍA DE POESÍA BRASILEÑA. Preparación, traducción y prólogo de Gabriel Rodríguez. Caracas: Fundación Editorial Popular de la Cultura; Fundción Editorial El Perro y la la Rana, 2008. 437 p. Col. Poesía del Mundo. Série Antologías. Col. A.M.
MI SEPULTURA
Deseo que me reserves, en el suelo del cementerio
de Itajaí, ciudad
Que queda en la desembocadura del río del mismo
nombre,
En el Estado de Santa Catalina,
Un pedazo de tierra silencioso, pero que tengas
la certeza
De que la brisa soplará en él como en aquel
tiempo,
Como en aquellas tardes. Planta,
En medio del reposo de los que me conocieron
En la época de mi primer amor, en los días fervorosos
de mil novecientos treinta y dos,
Un rosal que se entrelace en una cruz de
hierro, y pon una cerca
A mi reposo con una reja, también de
hierro,
Y pintada de negro.
No te olvides del epitafio que hice,
ni cubras mi cuerpo con ninguna losa.
Deja que de la tierra broten las flores espontáneas
Y que de mi carne crezca
Un privilegio de pájaros.
Como la certeza de un glorioso amanecer,
Para después del sueño...
(O Muro Amarelo)
SONETO
La ciencia del amor, que no se aprende,
Pero abre dentro el alma, de repente, .
La sombra de una flor, que en el presente
Va abriéndose de amor; si amor pretende
Poseer una sombra en que se extiende
La forma enclaustrada en la simiente,
Y la consagra respirando lentamente
El aroma de ese amor que no se aprende,
Es clara cual la sed y como el hambre,
En el cuerpo donde entre y amor sangre.
Así, si amor creciendo es como planta
Y vive de una insana libertad,
En el espacio en que crece y se levanta,
La ciencia del amor es claridad.
(Armadura de Amor)
BALADA DEL TIEMPO
Si me preguntaran cómo era,
Respondo: como ha de ser;
Por lo que hice o lo que hiciera,
O incluso lo que he de hacer.
Triste ilusión, la de vivir
Pensando en lo que nos puede suceder,
Pues no hay nada de nuevo
Y no se puede decir
Que en alguna alma o algún pueblo
Sea capaz de aparecer
La melodía tan potente
Que no se la pueda olvidar,
La hierba capaz de vencer la muerte,
O que no devore en sí la suerte
De las nubes en el cielo de la tarde,
-Cuando las empuja hacia el norte
El viento sur. Pero, si eres cobarde
Y tratas de vivir la locura
De las apariencias; en el mundo,
Es lo mismo un año y otro año,
Y un tedio más u otro de menos;
Después el tiempo, como un paño
En las manos pequeñas de un alumno,
Borra de la pizarra
Las frases novias del engaño.
Después todo pasa, y el presente
En un soplo se hace pasado;
Y en el futuro, inclemente,
El portador de un recado
Se va olvidando y cansado,
No puede darlo a quien debe.
No hay memoria, oh desgraciado,
De lo que se hace o se escribe.
(Teoría do Vôo)
SONETO POR MUCHO AMAR
Yo te amo, mi amor, con amor tan puro,
Tan sin tamaño, tan mortal, tan claro,
Que aprendo de repente amor más raro
Y lo impuro en el combate torno puro.
Por ser, en este mundo, agreste muro
Que me liberta y me seduce, amparo,
Fuerza que me levanta, te comparo,
En el ardiente mapa de este amor oscuro,
Al llanto matutino sobre la fase
De las rosas de setiembre, a la luz que nace
Del sufrimiento, al soplo antecarnal
Del arcángel que despierta al condenado.
Y siento a cada hora más real
Al amante transformarse en el amado.
(Armadura de Amor)
*
MAPA
Ao norte, a torre clara, a praça, o eterno encontro,
A confidência muda com teu rosto por jamais.
A leste, o mar, o verde, a onda, a espuma,
Esse fantasma longe, barco e bruma,
O cais para a partida mais definitiva
A urna distancia percorrida em sonho:
Perfume da lonjura, a cidade santa.
O oeste, a casa grande, o corredor, a cama:
Esse carinho intenso de silêncio e banho.
A terra a oeste, essa ternura de pianos e janelas abertas
A rua em que passavas, o abano das sacadas: o morro e o
cemitério e as glicínias.
Ao sul, o amor, toda a esperança, o circo, o papagaio, a
nuvem: esse varal de vento,
No sul iluminado o pensamento no sonho em que te sonho
Ao sul, a praia, o alento, essa atalaia ao teu país
Mapa azul da infância:
O jardim de rosas e mistério: o espelho.
O nunca além do muro, além do sonho o nunca
E as avenidas que percorro aclamado e feliz.
Antes o sol no seu mais novo raio,
O acordar cotidiano para o ensaio do céu,
Preto e branco e girando: andorinha e terral.
Depois a noite de cristal e tria,
A noite das estrelas e das súbitas sanfonas afastadas,
Tontura de esperanças: essa mistura de beijos e de danças
pela estrada
Numa eterna chegada ao condado do Amor.
PARÂMETRO
Uma tarde amarela noroeste
modo nosso de amar lembrando a estrada,
que passa sempre a leste
de urna tarde espantada,
de urna tarde amarela soterrada
numa caixa de pêssegos, madura,
uma janela madura de bandeiras abortas
para o mar, e frias;
encarcerada pelo verdoenga de pêssegos
e açúcar cristalizado sobre a polpa
dos verdes apanhados na chácara. Setembro.
Ah, setembro, setembro
essa menina e teus jardins sobre a cabeça
castanha e cacheada, numa tarde amarela
de vapores entrando a barra, de sinos
batendo, que reconheço de outra época,
do espanto de outras torres, de outra tarde espantada,
que amarravas no inverno embora outubro:
esse rapaz que atravessa o corporal de pêssegos
de urna tarde amarela,
como se fincasse a cisma de uma lança
no rosto da palavra genial
e seu ramo de rosas, sua neblina.
BENOIT
Acende no meu peito o sério lume
Aceso no teu peito porco e bento,
E sê no medo meu, no meu tormento,
O mestre predileto, o amado nume
Capaz de iluminar, sob o cardume
De estrelas, uma estrada que, por dentro,
Percorre o meu país de amor, detento
De tudo que te fez, no mundo, estrume.
Vem dar-me o braço e me levar até
Por onde andaste, noivo e peregrino,
Da Pátria que se esconde atrás da Fé.
Ensina-me a viver o Amor Divino,
E quando o meu cajado florescer,
Dá-me o teu santo modo de morrer.
(Armadura de Amor, Livros de Portugal. Rio, 1966)
QUID VIS?
xxx
Ser, como um pombo, uma flecha
para plantar nesse adeus
nossa palavra loretto;
como quem planta um domingo,
plantando, na praça, um coreto;
a estrela de uma retreta
no azul de um céu canaleto.
Para plantar, no horizonte,
como quem planta um padrão,
nossa palavra terrestre;
como quem planta uma pedra,
plantando a ressurreição;
como quem planta uma tarde,
nos muros do coração.
Ser, como um pombo, uma flecha,
para plantar, nesse corpo,
a flecha de um novo pombo;
como quem planta, no mundo,
o vôo depois de um tombo;
o sino de uma lembrança,
no ovo horizonte do anjo.
REIS, Marcos Konder. O muro amarelo. Rio de Janeiro: José Álvaro, editor, 1965. 128 p. 11,5x18 cm. Capa de Lúcio Cardoso. Col. A.M.
URNA
Grade de orvalho sobre o rosto, sombra,
De folhas sobre o rosto.
*
* *
Árvores na tarde.
Dentro de nós, um realejo.
*
* *
Ríspido lábio
Cor de cereja
Duro de enigma
CATAFALCO
Existe no jardim da intimidade,
Sobre goivos de luto, entre grinaldas,
Dura narina de jasmim, dormindo.
APARÊNCIA
Cismo, numa tarde, entre esta tarde e a mor-
te, a verdade que nasce na minha carne:
Vivemos de beleza, de silêncio e beleza.
Trilhamos uma estrada incerta e traiçoeira,
A estrada perfumada por um crime.
Que para nós toda certeza surge, frágil e efé-
mera, como o desenho de um dedo nos vi-
dros embaçados de uma janela durante o
mês inverno.
REIS, Marcos Konder. Antologia poética de Marcos Konder Reis. Seleção de Walmir Ayala. Apresentação de Antonio Hohlfeldt. Rio de Janeiro: Editouro, 1991. 118 p. (Coleção Prestígio) 12x21 cm. ISBN 85-00-82257-0 “ Marcos Konder Reis “ Ex. bibl. Antonio Miranda
Vinho Perdido
Eu cravo teu lado esquerdo
Com flecha desesperada;
Não sei se devo ou não devo,
Às vezes penso... e mais nada.
No estribo quebrando galhos
Do bonde da madrugada,
Do lado esquerdo é setembro,
No daqui a pouco, alvorada.
Teus passos batendo, noivos,
Despertam, sobre a calçada,
Um bando de pombos, goivos
Que amarro contra a enseada.
REIS, Marcos Konder. Poesia. Itajaí, SC: Oficina da Palavra de Itajaí, 2003. 44 p. 12x20,5 cm. Apresentação de Lauro Junkes. Col. A.M. (EA)
SONETO DE INVERNO
Neste apartamento do Jardim Botânico,
Descubro, de repente, que estar vivo
Não quer sempre dizer viver em pânico
Mas estar no outro lado, e que o motivo
De pensar o contrário é confundir,
Por exemplo, a comoção que senti
De ver uma ameixeira a se cobrir
De ameixas amarelas, que não vi
Tão perto assim de casa, tão por dentro
Depois daquele tempo, com, por certo,
O estrondo claro, que se fez o centro
De uma tarde amarrada noutro incerto
E triste cais de antanho: a decisão
De apanhá-las com raiva e com paixão
REIS, Marcos Konder. Um privilégio de pássaros. Seleção de textos Dennis Radivz e Antonio Carlos Floriano. Florianópolis: Nauemblu, Ciência e Arte, 2008. 192 p. 16x23 cm. Fotos de Ronaldo Silva Junior, Antonio Carlos Floriano e acervo do autor. ISBN 978-85-60716-02-9 Coleção Bibl. Salomão Sousa
http://www.antoniomiranda.com.br/
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario