miércoles, 6 de mayo de 2015

MANUEL ASTUR [15.878]


Manuel Astur

Manuel Astur González (Grado, Asturias, 1980) es un escritor, poeta, periodista y productor musical español. Fue editor de la revista cultural ARTO! de Madriz. Es profesor y coordinador de estudios en la Escuela de Letras de Gijón1 . Es autor del poemario Y encima es mi cumpleaños (2013)2 y de la novela Quince días para acabar con el mundo (2014).3 Ha publicado relatos en varias antologías, entre las que destacan Mi madre es un pez (2011) y Nómadas (2013). Editó la revista cultural ARTO! y ha colaborado con artículos, columnas y reseñas en las revistas Tiempo, Quimera y BCN Mes, en el diario asturiano El Comercio y en medios digitales como Microrevista o Revista de Letras. Es uno de los fundadores del movimiento artístico Nuevo Drama.4

Obra publicada

Novela

Quince días para acabar con el mundo (Principal de los Libros, Barcelona, 2014). ISBN 978-84-942234-2-6

Poesía

Y encima es mi cumpleaños (Esto no es Berlín, Madrid, 2013). ISBN 978-84-616-1709-8

Relatos en antologías

Mi madre es un pez (Libros del Silencio, Barcelona, 2011; edición y prólogo de Sergi Bellver y Juan Soto Ivars). ISBN 978-84-938531-7-4
Pervertidos (Traspiés, Granada, 2012; selección de José Antonio López). ISBN 978-8493950545
Nómadas (Playa de Ákaba, Barcelona, 2013; selección y prólogo de Elías Gorostiaga). ISBN 978-84-941451-4-8



1

Habíamos montado en nuestras motos
y recorríamos enloquecidos la pampa argentina.

Nos detuvimos en un templo, quizá romano, a arañarnos la cara contemplando las estrellas,
contándonos poemas y chistes guarros, o poemas guarros.

Casi no dormimos esa noche y, cuando despertamos
los que no estábamos fosilizados fuimos fusilados
por helicópteros rojos que nos seguían desde hacía tiempo.

Había estado todo el día hablando en inglés con desconocidos,
          recitando a T.S. Eliot, como si vomitara, en las esquinas.

En fin, esas cosas que hacemos los que no aceptamos haber fracasado. Anoté los nombres de las
calles, dolores, tedio y unos chicos fuertes
          que remaban en el Támesis: 100% zumo de Oxford.

En el parque los brazos velludos de los obreros excavaban la tierra y
          palomas borrachas me pedían que las matara.

De madrugada busqué pornografía en la televisión en los canales locales
          de semen y superstición, de orinal y camisón
          y la poca que encontré, setas en un tronco podrido,
                            me dio asco.

Mi pene se quedó dormido entre mis manos como el cuerpo de un niño
          prematuro, de un bebé malformado.

Las baldosas del suelo eran de turrón duro,
los canguros habían matado a sus hijos
          y cargaban en sus bolsas botellas de orujo.




Estómago

Primero.

Escribo como grito.

Después.

Los rencores se resguardan tras persianas desdentadas.
Todos los muertos buenos descansan en sus tumbas
o en lo profundo de alguna voz, o mirada, guardada a buen recaudo.

Así tiene que ser. Bien lo sé.

Una respiración entrecortada y una pierna que se mueve nerviosa.

El placer de pararse y apagar el cigarro y rascarse la barba
sin pensar en el pasado.

Después.

Ya no soy. No estoy. Paso turno en el derecho de existir.

Terco afán de termita anónima y desquiciada.

Hay una soga esperándome al final de estas palabras.

 
No es sangre lo que mancha la comisura de mis labios,
es el jugo de las moras que comí en mi niñez y que ahora vuelve.

Por último.

Inventarme un dolor que una a toda mi generación
y una pregunta por la que jugarnos la vida.

Tocar dos veces la flauta esperando el oyente adecuado.

Nunca ser un estómago que se digiere a sí mismo.






Me saco fotos a mi mismo desde todos los ángulos posibles

Me observo caminando por la casa
a altas horas de la madrugada me contemplo
borracho
con los amigos a los que ignoro
a los que llamo espejo por llamarlos de algún modo
sonriendo a mujeres hermosas sin maravillarme
de poder meterles tantas cosas
mi pene mi lengua mis dedos incluso
mis palabras

Me intento tranquilizar al mirar dentro de mi
y sentir un aleteo una presencia que se va
alguien con quien me cruzo todas las mañanas camino del trabajo

Comparo mi tórax con una jaula de pájaros que de nada sirve contra el
cáncer fulminante

Son demasiadas cosas por hacer para un ser humano
o soy dios o los sois vosotros y
yo estoy condenado al grito y el insomnio

Enfrentarse cada mañana a la tragedia
de una caja metálica de galletas sin nada dentro
al desastre de un botón tirado en el suelo

El horror de pensar mientras me afeito
que los nazis tenían siempre un bonito corte de pelo
que las judías llevan pelucas sobre su cabeza rapada
y que no me tiemble el pulso lo suficiente
para rebanarme el cuello

Algo se me olvida muy importante
una novela que leí hace tiempo
que me gustó y cuyo argumento no recuerdo algo así
como olvidarte de la mujer que amaste
y recordar para siempre su número de teléfono

O haber ido siendo muy pequeño a París
y sólo retener en al memoria una casa blanca
junto a un sauce al borde de la carretera
donde tu padre paró el coche para que vomitaras




títulos de crédito

(Leer mientras se escucha esto: Nudozurdo – Ha Sido Divertido )

Ya no ruge, ni aplaude, el bosque cuando me acerco

Mis recuerdos quiero enterrarlos junto a la tumba del niño muerto

Que no importa mi vida más que la del resto tardé demasiado en saberlo

Extasiado como estaba con mi inútil reflejo.

Qué me reclamas ahora, ansiado cuerpo

Si ya con mis peores versos quedaste satisfecho






En serio, tantas cosas que disfrutar, un mundo entero ahí fuera, y un universo aquí dentro, y mi sensibilidad de mono satisfecho negándome placeres tan enormes.

Me gustaría enviar por correo, sin remite, todos mis temores, mis complejos, mis legañas, la baba seca de mi almohada, el olor de mis sobacos y mis pedos y todo mi esperma inútil, que nunca poblará naciones, a una persona que odie, a una ex novia o a todo aquel que sea tan perfecto como para no temer el sonido del viento contra la ventana.

Pararía en plena calle a cualquiera de esos hombres que van camino de convertirse en orangutanes o a uno de esos jóvenes que de tan modernos se están haciendo transparentes y les gritaría a la cara todas mis vocales. Violaría a la primera mujer que me encontrara con tal de susurrarle al oído las melodías que nunca he compuesto un momento justo antes del orgasmo. Todo por no estar así.

Mis nervios.

Me enterraría en un parque hasta la cintura si con ello mis nervios pudieran adherirse a la hierba.

Mis nervios en el corazón de la piedra, mis nervios en el banco donde se besan los amantes, en la arena de los columpios que bebe la sangre derramada, imaginada, por los niños en sus batallas, mis nervios acariciando la barriga de una mujer embarazada y la cara de un anciano al que nadie espera en casa. Mis nervios en la pasta de papel de la libreta donde un adolescente escribe el nombre de su amada.

Mis nervios
que no sirven para nada.

Mis nervios pelados
como los cables de la luz de una casa abandonada.

(Y encima es mi cumpleaños– Papel de Fumar Ediciones – Próximamente)





Estoy en la azotea de un edificio en las afueras de Madrid. No tendría que estar ahí y ni siquiera sé por qué he subido. Está oscureciendo. Los vencejos pasan rozándome la cabeza y me susurran al oído que Dios existe. Cierro los ojos y respiro antes de saltar.

Ahora estoy en una habitación donde cincuenta ancianos lloran y se arañan la cara. Siento un dolor infinito, algo hace crack dentro de mí y grito.

Estoy borracho hablando con una chica en un bar, no la escucho, quiero morderla hasta que sangre. Me pido otra copa y el camarero se niega a servírmela. Le digo que soy poeta, que necesito visiones. Vomito en el retrete, me siento en la taza. Escribo en la puerta un haiku capaz de matarlos a todos.

Regreso a casa; mis amigos estaban esperándome.

Y encima es mi cumpleaños (Papel de Fumar Ediciones, Enero 2012)



Haikus

1

La luna llena
vomito en la calle
ya no te quiero


2

Sobre tu vientre
suave y cálido mármol
alejo el miedo


3

No sabe nada
el pájaro que canta
tonto, como Dios


4

Un pelo negro
en la página blanca
recuerdo tu rostro


5

Caer dentro de ti
en vez de caer yo solo
fue mi peor error


6

Paro de escribir
una mosca en el papel
todo es mentira


7

Rastro de vida
no recuerdo en tu sexo
tu nombre grita


8

Huelo una rosa
brisa fresca en mi cara
nadie me espera





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