lunes, 18 de mayo de 2015

INAXIO GOLDARACENA [16.002]


Inaxio Goldaracena

Pamplona (Navarra)
Antologado por Bartleby Ediciones (En legítima defensa, 2014) y Ediciones Liliputienses (Diva de mierda, 2014). Modera el grupo de lectura de poesía La casa Roja en Katakrak (Pamplona). Ha colaborado con La Galla Ciencia, Piedra del Molino, Fábula y Río Arga. Tiene dos poemarios inéditos: Piel sin fronteras (Premio Naji Naaman, Beirut, 2010) y Laberinto de sueños (Premio Elvira Castañon, 2009). Administra el blog sobre lecturas de poesía : http://halcondelanoche.wordpress.com


Sin prisa 

Camina sin prisa
entre las líneas góticas de un escribano
y los surcos que siembra el invierno
resbalando por el mundo
sin prisa
por el reguero de tiempo
que deja un caracol
en su huida.




INVIERNO 

Veinticinco de enero y tú te has ido.
Las sábanas se han transformado en un nudo
que cuelga oscilante de mi memoria.
La habitación empequeñece y falta el oxígeno.
Ni rastro de tu asomo.
La cama se ha llenado de vacío.
El gélido cristal de la mañana
deshace un corazón noctámbulamente expuesto.
Sólo queda de ti el humo de los candelabros.
Un riel de despedidas siembra el suelo de huellas.
No has dejado una nota,
un hasta luego,
ni siquiera desprecio.

Has cerrado la puerta por fuera
con el adiós certero de un abandono.




SEX & POETRY 

Entras en la librería
vistiendo tus ropas de memo.
Enseñas tus poemarios
pero no compras ninguno.
Te gusta ser un hortera,
el más macarra del barrio.
Muy poeta.
Sonríes,
haces muecas,
te pavoneas con esmero
como si fueras el dueño del mundo.
Fardas de sexo y de poesía,
de lo mucho que follas,
de lo bien que a la a oreja recitas.
Después, sí que compras
en una mercería,
sostenes y gallumbos de marca,
y varias bragas de seda.

300 euros
en ropa interior
no cubren tus vergüenzas.

(Diva de mierda).




APUESTA

¡Apuesten!, damas y caballeros.

Expresen con exactitud su poética,
afinen el verso y arrójenlo sobre el tapete.
Antes que nada, tengan a bien
dejar relojes y adornos en el guardarropa.
Sean honestos, su ego libra batallas a diario.
Ateos o rebeldes, en este casino
son libres de no acatar las normas.
A nadie se le niega la entrada,
de poco sirven las referencias:
no hay promesas, discriminación tampoco.
Ajusten su letra a la música
y, sobre todo, entiendan que,
de ninguna manera esto es un juego.

Vamos, ¡apuesten por la Poesía!

Sobre la mesa están dispuestos los útiles:
un puñado de verbos, nubes, alcohol y ese adjetivo
que aloja su vértigo en los márgenes del reglamento.
Tracen caligráficamente sus interrogantes,
infrinjan, pincelen, incorporen sus reflexiones
o alcancen el punto álgido de la belleza.
Que cada verso oculte una incógnita,
que la suma resuelva la ecuación.
Piensen que el público merece respeto,
si tratan de engañarles
lo perderán todo.

¡Hagan juego!

Junto a las fichas negras coloquen su pasado,
corazonadas e imposibles sobre el color rojo.
Realicen la clásica apuesta o, si lo prefieren, innoven.
No quieran tener prisa;
estén seguros de que el tiempo los dejará en bancarrota.
Estudien el método de sus camaradas: háganles caso,
la inspiración no llega sin antes ser alumno.
Jáctense de su trabajo, desoigan a los dioses,
crean en ustedes para no necesitar afiliados.

¡Apuesten!,
arriesguen sus mejores versos.

Si se fían del azar encontrarán un verdugo.
La imitación les hará sentir vergüenza.
No hurten; la banca es el enemigo.
Escriban y escriban,
aunque este local no pague sus deudas.

¡No va más!, la suerte está echada;
ya la poesía fluye por la ruleta.

(Diva de mierda).




HORIZONTE

Hay un desahucio
en un edificio cercano,
en otro, un cartel de se vende;
más allá
un esqueleto de ladrillo
que alguien erigió por codicia.
El hambre llena los comedores,
abrasa el frío los huesos
mientras extiende sus raíces
la lista del paro.
Suben el gas y los cereales,
los impuestos
y el consumo de pastillas
contra las nieves del mañana.
En el vértigo de la noche
también crece la impotencia
por una vida de prestado.
La gente,
al huir hacia la ignorancia,
desacelera su vida
y aparca el deseo.

A pesar de la tormenta
y como cada atardecer,
bajo el gris de mi ventana
los padres columpian a sus hijos
con una cadencia inquietante.

(En legítima defensa)



HORIZONTE II 

EN LA CHIMENEA un fuego que no arde,
un paisaje de nieve en la ventana
y el cadáver del invierno
tendido en el asfalto.

Las sombras adquieren perspectiva.
Crean personajes.
Toman prestado su vestuario
de las noticias de un periódico.

Sobre el óleo
aumenta el tenebrismo.
Se ven candados y fantasmas,
se atisba la estatua del miedo.
Hienas y roedores aquí cerca.
Allá enfrente
la puerta cerrada de un laberinto.

Todo depende
del punto de vista
pero en este instante,

surgen cuervos de tus manos.

(Poema publicado en el núm. 1 de La Galla Ciencia)




Síndrome post-vacacional 

De vuelta a la ciudad del ruido
a las venas en cuadrícula y ancho estrabismo
a la veleta fija en el mismo músculo
allí donde llueve en parábola sobre mojado
donde la niebla es una goma de borrar
que todo lo aniquila
y la rutina un gran charco que entierra la libertad

De vuelta a la ciudad del humo
a las miradas en boomerang sobre el uso y la costumbre
a los ojos penetrantes sobre la ropa
allí donde reina la amnesia
y todos vestimos un pensar de uniforme

de vuelta a la ciudad de las cenizas
donde el asfalto mutila las alas con su puñal
y el arcoiris es de un tono gris desesperanza
allí donde el cemento cicatriza las heridas
y los relojes hacen tac sobre los párpados

De vuelta a la ciudad del ayer
sin mar que ofrezca un punto de fuga
sin cielo al que engañar en su vértigo
para caer sobre la jaula del calendario
y ser los mismos
que soñaban
ser diferentes.


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