jueves, 4 de diciembre de 2014

CARMEN ALICIA PÉREZ [14.177] Poeta de Colombia



CARMEN ALICIA PÉREZ

Carmen Alicia Pérez Gómez. Nació en Cereté, Colombia, el 31 de octubre 1992. Es licenciada en lengua castellana de la Universidad de Córdoba. Ha realizado estudios en realización audiovisual y artes escénicas, y es miembro activo del taller literario Raúl Gómez Jattin desde el 2010. Textos de su autoría, han sido publicados en la revista Erratas del grupo cultural cinco pesos, en la revista Juntaletras, en la antología de cuentos Con el perdón de los árboles del taller literario Raúl Gómez Jattin y en la página web de la editorial Zenú.

Ha participado en el encuentro nacional e internacional de mujeres poetas que se realiza en Cereté, en varios recitales poéticos en Montería, Lorica, Medellín  y Cereté.




PRECIPITACIÓN

Me precipito hacia el vacío 
con la velocidad de una estrella que cae
Me precipito como una avalancha
de agua y de flores. Y de todo
lo que en mí habita. 
La tierra atrae lo que le pertenece 
y los cabellos que no me alcanzan 
se quedan en otro abismo
que también los adsorbe
Y así se divide la vida y la tierra 
y las fuerzas que nos halan 
a lo desconocido  
Pero la poesía cae
como una gota de agua
y nos devuelve los sueños. 




LOS CIEGOS

“Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos” 
Julio Cortázar.

Los ciegos deambulan por el mundo
atraídos por una fragancia indescifrable
Caminan tratando de no tropezarse 
pero los hilos que los halan se entrecruzan
y los ciegos caen
perdiéndose en una maraña de hilos invisibles.
La luz se agota 
como las ganas de llegar, al otro extremo de la fina cuerda
y la ceguera cada vez se hace más profunda y sorda.
Desde otro extremo 
el vacío arroja ecos de voces que los invocan 
y los que aún dormían 
empiezan a despertar y a caminar sin rumbo 
con la certeza de llegar a casa
a unos brazos y 
a un olvido de todo lo ancestral.




LA PUERTA

Hay una puerta entreabierta 
por donde se cuela una luz incandescente 
He tratado de cerrarla muchas veces y no he podido 
He tratado de obviar lo que se esconde detrás
La luz provoca llagas cuando penetra la piel
y así como la puerta se rehúsa a cerrarse 
hay heridas que perforan los huesos
y transforman la osamenta 
Las lágrimas se revientan contra el piso 
cada vez que el viento se impone
Hay una puerta que no se cierra
Hay un anciano que se ata de pies y manos
y se venda los ojos todos los días
Hay otra puerta que también teme abrir
Cuando una puerta se cierra, es mejor no tocarla





LA HISTORIA OLVIDADA 

Se deshoja la piel
como las ramas secas
que han perdido a sus aves.
Se deshoja la niña 
Se deshoja la vida
pensando que la historia es lineal 
pensando que no se repetirá en el espejo
y que este no se quebrará de nuevo.
Se va la ola con sus peces
Se va el sol y la luna 
El sueño y la noche
y todo vuelve a repetirse 
La sonrisa que antes fue mía
volverá a reflejarse en un rostro desconocido 
y los hombres que lloraron las mujeres
sepultados con mordazas 
para que ni el silencio agriete la tierra, 
volverán a ser olvidados




TIERRA SECA

En tierra seca buscas agua 
para humedecer lo que está a punto de morir 
-El agua es inalcanzable pero la muerte no-
La carga cada vez se hace más pesada
Las preguntas se reproducen como el olvido
La tierra seca te sepulta entre las grietas
Te borra toda expresión sonora.
Cuando tu carne invoca las aves negras 
y los huesos expuestos están
empieza  la lluvia y después la primavera.





EL CAMINO NO ES UNA CALLE,
Es una brújula.
Una rueda que se tiene miedo de rodar.
Los dormidos, no entienden las respuestas,
ni la gran batalla.
Los dormidos solo duermen,
mientras los que caminan,
sudan y se agotan en el trabajo de andar
y despertar en cada era.
No es fácil permanecer despierto
en la mitad de un desierto o una selva,
mientras todos duermen.
No es fácil ser el lazarillo de los que no ven,
pero el camino no es una calle,
si te quitas la venda, podrás ver.






PARTIR

Partir, dejando el funeral de siempre atrás, 
la sonrisa fingida de los huérfanos 
y la tierra donde solo crecen espinos.
Partir con la única certeza de no estar aquí
Sin despedidas, solo cruzar la calle,
Sin mirar atrás.
No repetir la historia de los salobres de Sodoma.
Solo dejaré limpiar mis ojos con el rocío de adentro 
Con la impotencia de no llevarse 
a los que uno ama a todas partes.
El partir siempre tiene un precio:
Volar con ilusión y 
el miedo a chocar con el infierno pasado.
Hay un camino que cruzaré vendada, 
Si me pierdo y me ahogo con todo encima, 
solo una voz ancestral,
me despertará de aquella pesadilla.





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